jueves, 1 de noviembre de 2012

¡NI EN LA COMISARIA SE PODÍA DORMIR! (1961)

El 29 de agosto de 1961 resultó muy largo, demasiado largo. Levantarse muy temprano después de un exitoso mitin la noche anterior en la Plaza de Armas de Puquio, con el diputado Héctor Cornejo Chávez y el ingeniero Rafael Cubas Vinatea como oradores de fondo. Cornejo Chávez era candidato a la Presidencia para las elecciones de 1962, mientras que Cubas -ingeniero agrónomo afincado desde unos diez años atrás en Huánuco- era candidato a la segunda vicepresidencia. Después de tomar desayuno en uno de los dos o tres hoteles de Puquio, ciudad a más de 3800 metros sobre el nivel del mar, salimos rumbo a Chalhuanca donde se debía hacer un mitin a las cinco de la tarde.

En el camino por enésima vez más le dijimos de todo a Efraín Lévano, quien se había encargado de contratar los automóviles en que nos movilizábamos. Eran dos excelentes vehículos y dos experimentados pilotos, pero pertenecían a la ruta de colectivos de Lima a Tacna, es decir, habitualmente viajaban a lo largo de toda la pavimentada carretera Panamericana Sur, por lo que ambos vehículos no estaban preparados para los caminos afirmados de la sierra. Cada vez que nos encontrábamos con un trecho del camino que los pesados camiones habían hundido con sus llantas en la época de lluvias, la parte inferior de los automóviles rozaba el montículo que había quedado al centro y teníamos que bajarnos para aliviarlos de peso y caminar ese trecho. Y eso ocurrió no un par de veces sino doce o quince en el trayecto a Chalhuanca.

Al mediodía, en un solitario tambo en medio de la desolada vía, paramos para almorzar lo único que allí se servía: arroz con huevo. Si bien el hambre nos daba para devorar cualquier plato, esos huevos nos parecieron raros aunque igual los comimos. Eran más grandes y con yema menos amarilla que lo habitual, aparte que el aceite en que estaban fritos era sobreviviente de decenas de usos previos. Al mirar por la única ventana que daba hacia afuera y buscar qué gallinas los habían puesto, comprobamos que las patas, aun las semisalvajes, también ponen huevos…

Llegamos a Chalhuanca con bastante retraso, el intenso frio hizo que el mitin fuera relativamente rápido y luego de comer algo que los pocos simpatizantes nos invitaron, seguimos viaje a Abancay, capital del departamento de Apurímac, ciudad que con sus 2300 metros de altitud y el abrigo de altas montañas, nos resultó aun a cerca de la medianoche, bastante agradable.


PINTANDO PAREDES MIENTRAS SE DESOCUPABA HOTEL

Dejamos instalados a Cornejo y Cubas en el Hotel de Turistas de la ciudad y comenzamos a buscar algún tipo de alojamiento más económico para el resto: Federico Velarde, Luis Alarco, Efraín Lévano, Remigio Pérez, César Carmelino y yo. Tarea inútil. En esa época, los ómnibus que hacían la ruta del Cusco a Lima, realizaban una parada para que los pasajeros durmieran en Abancay y copaban los pocos hoteles existentes. La respuesta en los tres o cuatro hotelitos de media estrella o estrellados que encontramos fue siempre la misma: regresen a las seis y media de la mañana, luego que se desocupan las camas porque los viajeros continúan su ruta. Así un par se acomodó en los automóviles estacionados frente al hotel que parecía tener tres cuartos de estrella y en los que ya dormitaban los choferes.

La noche se presentaba larga para el resto. Para disipar el sueño, distraernos y entrar en calor, decidimos sacar algo de pintura de la maletera de un carro y ponernos a pintar paredes con los lemas partidarios. Eran ya como las dos de la mañana y quedamos en encontrarnos a las seis. Total, pensamos,  la ciudad no era tan grande y tendríamos la oportunidad de recorrerla casi toda.

Después de un par de pintas lentamente plasmadas en paredes de las calles desiertas y silenciosas, terminé en la Plaza de Armas frente a una pared blanca y grande. Como deben saberlo quienes hayan tenido experiencia en estos trajines,  una pared así resultaba irresistible. Terminaba ya con la pinta, cuando sentí que alguien estaba muy cerca. Era un guardia civil. Y creo que fue la única vez que sentí satisfacción que me hubiesen sorprendido. Ya la hice, pensé, en la comisaría tendré por lo menos dónde dormir bajo techo y no se me ocurrió ni siquiera discutir con el policía.

Cuando llegamos a la comisaria escuché voces y carcajadas muy altas y cuando miré en una oficinita de la entrada un escritorio lleno de botellas de cerveza, recién reparé que se iniciaba el 30 de agosto, día de Santa Rosa de Lima, Patrona de la Benemérita Guardia Civil del Perú. Al mismo tiempo me di cuenta que en las oficinas situadas en el interior se había comenzado a celebrar bastante antes. No había llegado en el mejor momento, ni mucho menos.

LIBRE DIEZ MINUTOS DESPUÉS DE SER DETENIDO


El guardia que me había llevado se acercó a hablar con un joven teniente y seguramente contarle que “el menor de edad de 19 años, que dice ser natural de Lima, de ocupación estudiante y sin más identificación que una partida de nacimiento, ha sido sorprendido en circunstancias que….”. 

El oficial se me acercó y se produjo el siguiente diálogo:
-        Qué estaba pintando….
-        Propaganda electoral.
-        Propaganda sediciosa querrá decir….
-        No, electoral del Partido Demócrata Cristiano.
-        Demócrata ¿qué?
-        Demócrata Cristiano.
-        Imposible, no puede ser.
-        Como que no…
-        Le digo que eso no es posible.
-        Pero si he escrito Cornejo Chávez, presidente 1962, Partido Demócrata Cristiano.
-        Le he dicho que no puede ser….
-       Oiga si quiere mande un guardia para que lea la pinta.
-        Seguro que ha escrito la palabra cristiano
-        Segurísimo
-        Oiga y si es cristiano por qué carajo ha malogrado la pared del Obispado….

Después de lo cual, dijo que debido a que era el día de la Benemérita Guardia Civil iba a pasar por alto mi falta y que podía irme incluso llevándome mi pintura, pero que no se me ocurriera meterme con las instalaciones eclesiásticas. Luego de lo cual, regresó a seguir celebrando.

Mientras yo caía en cuenta que por algo esa pared blanca me había parecido tan hermosa, también se diluía mi esperanza de pasar bajo techo las siguientes tres o cuatro horas…

1 comentario:

  1. Quienes con Alfredo, y otros personajes de la política peruana, hemos pintado paredes en cumplimientode nuestro compromiso militante nos ha ocurrido anécdotas diversas. Hoy, a la distancia, no queda mas que sonreír al recordar escenas semejantes. Un abrazo Flaco!!

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