sábado, 23 de marzo de 2013

SI AUNQUE NO: LEONIDAS EN MADRID (1977)

En los últimos días de octubre de 1977 iniciamos una gira de presentación del Partido Socialista Revolucionario ante varias fuerzas políticas europeas. Viajando desde Lima me había encontrado en Suecia con los generales Leonidas Rodríguez y Arturo Valdés y con Rafael Roncagliolo, gran amigo con quien venía compartiendo aventuras y desventuras políticas desde fines de 1960 (Ver crónica “Llegué a Lund en avión, bus, barco, tren y auto” del 20 de enero de 2013). Los cuatro éramos fundadores del PSR un año antes. Ellos llegaron desde México donde se encontraban en el exilio. A inicios de diciembre, culminando la gira, aterrizamos en Madrid, donde se nos unió otro gran amigo y también fundador del PSR, José María Salcedo, quien se encontraba en España desde dos meses antes por asuntos personales.

CUANDO NO SIGNIFICA SI Y VICEVERSA (1987)

El Frente de la Patria de Bulgaria mantenía relaciones de amistad con Izquierda Unida y con uno de sus integrantes, el Partido Socialista Revolucionario. Por otro lado, el Partido Comunista Peruano mantenía relaciones de hermandad con el Partido Comunista Búlgaro, el más importante integrante de ese Frente de la Patria fundado por Jorge Dimitrov, líder comunista búlgaro que entendió la importancia de incorporar a otras fuerzas en las tareas de enfrentar al fascismo, primero, y luego al asumir las tareas de reconstrucción y gobierno. No es este el espacio y creo no tener la preparación para hablar de este tipo de opciones políticas de la post guerra en Europa al finalizar la primera mitad del siglo XX.

SON MUY JÓVENES, LES FALTA EXPERIENCIA (1967)

El 17 de enero de 1967 se cumplían 11 años de la fundación del Partido Demócrata Cristiano. Resultaba un aniversario especial, apenas a un mes de la renuncia de un contingente de importantes figuras partidarias  para formar el Partido Popular Cristiano. Era una etapa de crispación partidaria.

CINCO AÑOS QUE SE FUE EL FLACO SALINAS (1958/2008)

En la mañana del 21 de marzo de 2008, Viernes Santo,  falleció un compañero del colegio, Néstor Ezequiel Salinas Lizarzaburu, con quien habíamos compartido muchos momentos de nuestra vida escolar y cerca de 25 años de esfuerzos –más de él y otros compañeros que míos- por reunir a la promoción desde que cumplimos nuestras Bodas de Plata. Incluso en algún pasaje agitado de mi vida política nos habíamos cruzado en circunstancias que ya he narrado (Ver crónica “¡Sigue nomás que no te conozco!” del 31 de diciembre de 2012). Al enterarme de su muerte a los pocos minutos, alcance a avisar a varios compañeros, pero quise además escribir esa misma mañana algunas palabras sobre él. Porque era uno de un equipo que se nos iba, porque lo había visto no más de un mes antes, porque entre  enterarme de su enfermedad y de su muerte hubo un lapso de menos de diez días. Por alguna razón esas palabras se extendieron y las completé al regresar de su velatorio. Esa misma noche la envié a mis compañeros de promoción. A los cinco años de su muerte, reproduzco lo escrito en esa triste oportunidad.