sábado, 30 de marzo de 2024

PAÍSES A LOS QUE LLEGUÉ Y NO PUDE CONOCER (1964-1989)

Como lo he contado en algunas otras oportunidades, entre 1964 y 1991 realicé más de treinta viajes al extranjero para participar de seminarios, reuniones o visitas de carácter político. Durante esos años conocí treinta y ocho países. Para llegar a esa cifra he restado cuatro países que actualmente no existen, pero aumentado aquellos que no existían cuando visité ciudades que hoy forman parte de sus territorios. Esto ocurrió particularmente en Europa (Ver crónica "Llegué a 20 países europeos, estuve en 23” del 24 de abril de 2015).

La República Democrática Alemana, RDA, desapareció en octubre de 1990 cuando los estados que la formaban se integraron a la República Federal Alemana, RFA. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, se desintegró en diciembre de 1991, pero yo había estado en Rusia, Moldavia, Ucrania y Georgia, que pasaron de ser integrantes de la URSS a países independientes. La República Federal Socialista de Yugoslavia se disolvió en abril de 1992 luego de cruentos enfrentamientos. Yo había estado en Belgrado en 1977, cuando era capital de Yugoslavia y hoy es la capital de Serbia. Estuve en Praga y Bratislava, capitales de República Checa y Eslovaquia, países que existen desde el primero de enero de 1993, pero conocí esas ciudades varios años antes cuando ambas eran parte de la desaparecida Checoslovaquia.

ME IMPRESIONÓ EL INICIO DEL OCÉANO ATLÁNTICO

En esta crónica no quiero referirme a países que conocí sino a aquellos a los que llegué pero no conocí, debido a que sólo estuve de tránsito por sus aeropuertos. Y mas concretamente a las sensaciones que tuve al saber que había aterrizado en un país que no sabía si tendría oportunidad de conocer en el futuro…

El 30 de agosto de 1964, en mi primer viaje al extranjero, cuando anunciaron que el avión estaba por aterrizar en Lisboa me esforcé por mirar desde la ventana. Quedé impresionado de la ciudad frente al inmenso Atlántico. Me imaginé poder tener esa visión desde algún malecón o edificio en el futuro. Y aunque aterricé en la capital portuguesa cuatro veces más, nunca puse un pie fuera del aeropuerto. Estaba tan impresionado por la vista de la ciudad, que no se me ocurrió pensar en la férrea dictadura que Portugal sufría desde hacía más de tres décadas. Algo bastante distinto me ocurriría un par de horas después, cuando estuve en tránsito en el aeropuerto de Madrid. Lo primero que tuve en mente es que estaba pisando territorio gobernado por el dictador Francisco Franco desde hacía un cuarto de siglo y cuyos crímenes y abusos yo repudiaba. Catorce o quince años después, al aterrizar en el aeropuerto de Lisboa, sí tuve muy presente el cambio radical que se había producido con la Revolución de los Claveles que había llevado al poder a un movimiento de militares progresistas, que yo asociaba al Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada, en la etapa que lo presidió el general Juan Velasco Alvarado entre 1968 y 1975.

LAS DICTADURAS CENTROAMERICANAS

Tres años después de estar de paso por Lisboa y Madrid, el 29 de mayo de 1967, tuve similar sensación de rechazo a los dictadores al estar de tránsito en los aeropuertos centroamericanos de Managua y Tegucigalpa. En Nicaragua tres meses antes había sido elegido presidente Anastasio Somoza Debayle, hijo del general Anastasio Somoza García y hermano menor de Luis Somoza Debayle que habían ejercido la presidencia en anteriores oportunidades, ya que el padre había iniciado una etapa dictatorial en 1937 y que duraría doce años más. En Honduras era presidente el general Oswaldo López Arellano que venía ejerciéndola desde cuatro años antes -inicialmente por golpe y luego por elección del congreso- y que continuaría como presidente hasta 1975, con un breve interregno de dieciocho meses, en que ejerció el cargo por elección popular Ramón Cruz hasta que lo derrocó López Arrellano.

En ambos aeropuertos se notaba fuerte resguardo militar. Similar ambiente notamos en el aeropuerto de San Salvador, lugar donde desembarcamos las delegaciones de la Juventud Demócrata Cristiana tanto del Perú como de Bolivia. Asistiríamos al tercer congreso de la Juventud Demócrata Cristiana de América Latina, JUDCA, en un país en que aparentemente la situaciones antidemocráticas estaban disminuyendo. No lo percibimos así a poco de pisar tierras salvadoreñas. Un camarada boliviano fue detenido, ya que la policía consideró que su nombre -Vladimir Marinkovic- podría corresponder a un “agente del comunismo internacional” (Ver crónica “Peruanos y bolivianos en San Salvador” del 19 de diciembre de 2014).

AEROPUERTOS EN LOS ANDES, EL CARIBE Y EL MAR ADRIÁTICO

A inicios de la década del 70 tuve ocasión de estar en tránsito en el aeropuerto El Alto en Bolivia un par de veces. No permitieron desembarcar a los pasajeros en tránsito.  Por los parlantes anunciaron que los que tenían como destino final ese aeropuerto bajaran y caminaran muy despacio. Eran medidas de precaución considerando la altura, ya que se encuentra a 4150 metros sobre el nivel del mar. En la primera oportunidad miraba por la ventana a un grupo de turistas norteamericanos caminando felices de encontrar un hermoso cielo prácticamente sin nubes, cuando a unos 30 o 40 metros uno de ellos que ensayaba cortas carreras de cinco o seis metros cayó desmayado. Esto provocó visible nerviosismo entre sus acompañantes y por supuesto la inmediata atención del equipo médico que se encontraba muy cerca en una ambulancia. A pesar de que en el Perú había visitado varias ciudades de altura, el hecho me dejó muy preocupado. Cuando volví a estar de tránsito por ese aeropuerto dos años después, desde la ventanilla estaba a la expectativa por si se producía algún otro desmayo.

En esa época, más de medio siglo antes, El Alto era el aeropuerto de La Paz, ciudad que quedaba a una media hora de distancia y 600 metros más abajo. En los alrededores se había formado un poblado donde vivían personas vinculadas al trabajo del aeropuerto. Desde hace cerca de cuarenta años, El Alto es una ciudad independiente y ha superado incluso en número de habitantes a La Paz, capital administrativa del país. El crecimiento de la ciudad ha sido espectacular. Hace treinta años tenía poco más de 400 mil habitantes, hace veinte superaba los 650 mil, hace diez años tenía más de 850 mil y actualmente supera los dos millones seiscientos mil habitantes.

Al finalizar noviembre en 1970, mientras volaba hacia la RFA, hice escala en el aeropuerto de la capital de Jamaica, Kingston. No conocía mucho de lo que allí sucedía porque me limité a admirar el color del mar Caribe tanto al arribo como a la salida del avión. Siete años después -en 1977- cuando aterricé en los aeropuertos croatas de Zagreb y Dubrovnik, mientras volaba hacia y desde Belgrado, sí me preguntaba sobre cómo el fervor católico croata se mantenía dentro de Yugoslavia, federación en que las poblaciones de varios de sus integrantes eran predominantemente ortodoxas y musulmanas o ateas. Dos años después creí encontrar la respuesta al conocer que en Polonia, la religión católica había jugado un papel de identidad nacional (Ver crónica Confundidos en Polonia del 25 de septiembre de 2015). Y no me sorprendió la lucha de los croatas por su independencia desde finales de los 80. Entre diciembre de 1991 y enero de 1992, ya una buena cantidad de países reconocían a Croacia y Eslovenia -también de mayoría católica- como repúblicas independientes, aunque los enfrentamientos armados con serbios y aliados se prolongaron varios años más.

VUELOS SOBRE EL TRIÁNGULO DE LAS BERMUDAS

Regresando de Europa en abril de 1979, salí de Londres rumbo a Madrid para desde allí tomar un vuelo a La Habana. Después de hacer los chequeos respectivos, me enteré de que el vuelo no era directo porque había una escala en Gander. Como nunca había escuchado antes el nombre traté de averiguar dónde quedaba y me indicaron que en el extremo oriental de Canadá, en la isla de Terranova. Cuando llegamos, al momento de bajar del avión había que caminar unos 200 metros para ingresar al terminal. Todo indicaba que estaba cerca de un pequeño pueblo. No se notaba presencia de pasajeros de otros vuelos y no se veían otros aviones en tránsito. En la siguiente media hora estuve caminando por los pasillos solitarios y encontré un enorme mapa. Vi la ubicación de Gander y la de La Habana y me preocupé. Tenía una idea de dónde se ubicaba el Triángulo de las Bermudas -zona del Atlántico donde se decía que habían desaparecido barcos en la antigüedad y barcos y aviones en los últimos años- y estuve seguro de que en nuestro vuelo siguiente íbamos a pasar por el triángulo maldito. En las cuatro horas del vuelo siguiente estuve muy tenso…

Bastante más nervioso hubiese estado si hubiera sabido que en la década siguiente utilizaría ese aeropuerto cinco veces de ida y otras tantas de vuelta. En realidad cuando hice esa ruta nuevamente ya no tuve ninguna preocupación. Ni siquiera me preocupé en averiguar si efectivamente esos vuelos pasarían por el triángulo.  Pasé sí algún susto cuando a inicios de diciembre de 1987 volé de Gander a Shannon en la República de Irlanda. El viaje era de cuatro horas y media, la ruta más corta para cruzar el Atlántico. El enorme avión de Aeroflot tenía unas seis horas de autonomía de vuelo y cruzar el océano por otro lado demoraba más. Pero en esa oportunidad sufrimos una tormenta por casi una hora y yo no podía evitar recordar que en 1970 salieron 30 aviones de carga desde Moscú a Lima llevando ayuda para colaborar con los damnificados del terremoto ocurrido en el Callejón de Huaylas el 31 de mayo de 1970. Sólo llegaron 29. Uno de ellos se perdió justamente en esa ruta... (ver crónica "A 10000 metros de altura no hay nada que hacer" del 24 de mayo de 2013).

AEROPUERTOS EN QUE VI MUCHO MOVIMIENTO Y AEROPUERTOS QUE NO PUDE VER

El aeropuerto de Shannon estaba también cerca de un pequeño pueblo con ese nombre, pero a diferencia del de Gander había mucha actividad. En medio del gran movimiento de personas en los pasillos y en las tiendas libres de impuestos, me impresionó un cubículo de gruesos vidrios transparentes de unos veinte metros cuadrados donde algunas personas conversaban. Letreros en varios idiomas indicaban que allí se podía respirar aire fresco. Y es que por todo lado se veía a personas fumando.  Yo que era en esos tiempos fumador, no me podía imaginar que unos diez o doce años después habría cubículos parecidos para aquellos pocos que se atrevieran a fumar en los aeropuertos.

En dos viajes que realicé a Bagdad a fines de los ochenta, no tuve ocasión de conocer los aeropuertos en las escalas que hicieron mis vuelos. Aunque estuve en aviones de la línea Iraqi Airways que aterrizaron en Atenas, Nicosia y Estambul, no puedo decir que pisé Grecia, Chipre o Turquía. Recordé que antes de mi primer viaje a la capital de Iraq, pregunté en el mostrador de informaciones del aeropuerto de Madrid si había otra línea que viajaba hacia Bagdad y una sonriente joven me contestó en tono burlón que sólo a iraquíes se les ocurría volar a su país en plena guerra (Ver crónica “Volando hacia la guerra Iraq-Irán” del 16 de febrero de 2013).

ESCALA EN QUE CREÍ HABÍA RETROCEDIDO MEDIO SIGLO

Si pisé territorio de Albania cuando a fines de noviembre de 1989 hice una escala en el aeropuerto de Tirana. Me impresionaron las vestimentas de mujeres que atendían en cafeterías y tiendas de souvenir. Daban la impresión de usar ropa antigua, de cincuenta o sesenta años antes. Pero en general todo incluyendo muebles y adornos parecía anticuado. Albania era un país cerrado al mundo exterior que había sido dirigido desde 1944 por el dictador Enver Hoxha que pretendía ser modelo de algún tipo de gobierno comunista diferente al de la URSS y al de la República Popular China. El pequeño país de alrededor de tres millones de habitantes estaba aislado de otros países con gobiernos comunistas y por cierto con los países occidentales. Hoxha fue el primer ministro desde la fundación de la República Popular de Albania en 1944 hasta 1954 que dejó el cargo a uno de sus incondicionales. Conservó la secretaría general del Partido del Trabajo de Albania que ejercía desde su fundación en 1941 y que no dejó hasta su muerte en 1985. El control político de las personas y la prensa por parte del partido gobernante era muy fuerte.

Alguna vez me comentaron que el único grifo para abastecer gasolina de la ciudad capital estaba en el edificio del ministerio del Interior, ya que así podían controlar los intentos de huir del país. Me explico, siendo un país pequeño lo normal era que los vehículos echaran dos o tres galones de gasolina. Si alguien llenaba el tanque resultaba sospechoso porque seguramente pretendía llegar hasta la frontera con Yugoslavia y escapar del régimen existente en su país. Muerto ya Hoxha, el movimiento democratizador que afectó a los partidos comunistas que gobernaban países de Europa oriental también afectó Albania, se aceptaron la existencia de otros partidos y se permitió opiniones discrepantes. En 1992 se instaló un sistema parlamentario de gobierno bajo el liderazgo del hasta ese momento opositor Partido Democrático de Albania después de vencer en las urnas al partido que había gobernado el país por más de 45 años.

Visto desde el aire el territorio albanés era impresionante por la cantidad de montañas que se observaban desde el avión. Se podía distinguir pequeños poblados dispersos y que seguramente, aunque situados relativamente cerca sus habitantes debían caminar varios kilómetros de bajada y subida para comunicarse. Pero la vista era hermosa, particularmente cuando se acercaban las montañas al mar Adriático.

EN TERRITORIO EUROPEO SIN ATRAVESAR EL OCEANO

Finalizo esta crónica sobre países en que estuve pero no conocí, salvo sus aeropuertos y algunas veces ni siquiera éstos, para comentar como curiosidad cuándo estuve en otros dos aeropuertos europeos. Unas cuatro veces en el de Curazao. isla situada en el Caribe muy cerca de Venezuela y una vez en terminal aéreo de Cayena. Curazao es parte de los Países Bajos y sus habitantes son ciudadanos neerlandeses. Cayena se encuentra en la zona de las tres Guayanas que eran tres vestigios coloniales en Sudamérica. Dos de ellas son países independientes desde las décadas del 60 y 70 del siglo pasado. La Guayana Inglesa es hoy Guyana, la Guayana Holandesa es ahora Surinam y la Guayana Francesa es un departamento de ultramar de Francia. Sus habitantes son ciudadanos franceses y su capital es Cayena.  Haber estado en los aeropuertos de Curazao y Cayena me permiten decir que estuve en territorios de países europeos antes de atravesar el Atlántico… 

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