miércoles, 30 de diciembre de 2020

UNA BANCA DE SUPLENTES MUY ESPECIAL (1950-2000)

¿Saben quiénes fueron Federico Bolognesi, Carlos García y Garcia o César Paredes Canto? Aunque puedan no acordarse fueron vicepresidentes de la república en la segunda mitad del siglo pasado, algunos incluso hace menos de 30 años. Es oportuno señalarlo a poco más de una semana de las inscripciones de las candidaturas presidenciales y parlamentarias para las elecciones que se deben realizar el próximo 11 de abril.

Las fórmulas presidenciales -o las planchas presidenciales como actualmente se estila denominar- incluyen candidatos para dos vicepresidencias. No intento escribir sobre todas las planchas, salvo mencionar que si los electores quieren tener una idea de quiénes son los candidatos… ¡tendrán que averiguar los datos políticos de alrededor de sesenta personas! Lo que pretendo ahora es hablar sobre los vicepresidentes, personajes que muchas veces en nuestro pasado, sólo se mencionaban al momento de inscribirlos como candidatos.

¿ALGUIEN CONOCE LOS NOMBRES DE LOS VICEPRESIDENTES?

En países vecinos, como Ecuador, Colombia, Brasil o Bolivia, solo hay un vicepresidente, mientras que en Chile el cargo no existe. En nuestro país hay dos vicepresidentes hace más de 150 años. Aunque puede parecer un exceso, hay oportunidades -como en la reciente crisis política- que se hubiese necesitado elegir tres vicepresidentes para solucionar impases creados por renuncias o vacancias, sin tener que acudir al presidente del Congreso para que ejerza la presidencia de la república.

Hablando con algunas personas que han seguido la actividad política en décadas pasadas, muchas veces he preguntado sobre los nombres de quiénes han sido vicepresidentes del Perú en los años 50, 60, 80 ó 90 y no he encontrado a nadie que recuerde a todos, incluso resulta difícil recordar a siete u ocho de los dieciséis que hemos tenido entre 1950 y el 2000. Y es que el vicepresidente no tiene ninguna función específica, es un suplente cuyo único rol es reemplazar al titular. Incluso varios son recordados porque han tenido paralelamente otras funciones, como ministros o parlamentarios. Es excepcional lo ocurrido en este último periodo en que ante la renuncia del presidente y el cierre del Congreso, los dos vicepresidentes asumieron la presidencia, Martín Vizcarra por dos años y medio y Mercedes Araoz, en una decisión controvertida, por menos de un día.

Para las campañas electorales que recuerdo, a partir de 1962, las fórmulas presidenciales trataban que los candidatos a las vicepresidencias resultaran complementarios a los candidatos presidenciales. Para que distintas regiones del país estuvieran representadas. O que expresaran las corrientes internas de los partidos y así lograr poner en movimiento a toda la maquinaria partidaria. O que reflejaran el peso de los partidos en una alianza electoral. O candidatos con muchos años y trayectoria compensaran la juventud del candidato presidencial. O políticos que pudieran representar a sectores independientes. La ausencia de mujeres en las fórmulas fue notoria, aunque la necesidad que las integraran recién ha sido clamorosamente evidente este siglo. Incluso la ley electoral dispone que a partir de las próximas elecciones de los tres integrantes de la fórmula por lo menos uno debe ser mujer… u hombre.

Veamos los vicepresidentes de la segunda mitad del siglo pasado.

LOS VICEPRESIDENTES DE LOS CINCUENTA Y LOS SESENTA

El general Manuel A. Odría, que se había adueñado del poder por un golpe de estado el 27 de octubre de 1948, decidió ser presidente constitucional para lo cual convocó a elecciones en junio de 1950. Para eso “bajó al llano” dejando por pocas semanas la presidencia de la Junta Militar de Gobierno, al ministro de Guerra, general Zenón Noriega. Previamente ordenó la prisión del candidato opositor, el también general Ernesto Montagne. Nunca estuvo en riesgo su triunfo en esas elecciones, ya que Odría era candidato único, la oposición estaba puesta fuera de la ley y era perseguida. Él y sus allegados controlaban todo. En tales condiciones las vicepresidencias resultaban casi un formalismo. Odría optó por dos empresarios para que lo acompañaran en la fórmula. Héctor Boza, quien además fue elegido senador por Lima, y Federico Bolognesi, nieto del héroe peruano Francisco Bolognesi. Boza había trabajado en la minería y el sector inmobiliario y Bolognesi estaba más bien vinculado al sector agrario. Si Boza no hubiese sido senador, e incluso presidente del Senado al inicio y en los años finales del gobierno de Odría, prácticamente no se hubiese sabido nada de él como nada se supo del segundo vicepresidente.

En 1956 Manuel Prado Ugarteche salió elegido presidente, después de vencer al hasta poco antes favorito Hernando de Lavalle y a Fernando Belaunde Terry quien resultó un inesperado protagonista alcanzando el segundo lugar con muy pocas semanas de campaña, Prado llevó como vicepresidentes a Luis Gallo Porras y Carlos Moreyra y Paz Soldán, ambos empresarios de pensamiento conservador como el propio Prado, con quien habían colaborado durante su primer gobierno entre 1939 y 1945, como alcalde de Lima Gallo y como ministro, Moreyra. Gallo Porras fue presidente del Consejo de Ministros entre junio de 1958 y julio de 1959 y Moreyra ocupó el mismo cargo entre noviembre de 1961 y julio de 1962. Entre ambos ocupó ese cargo un inicialmente opositor a Prado: Pedro Beltrán, quien sufrió varias acciones de rechazo de la población, incluyendo una del estudiantado nacional que enfrentó con audacia Gallo Porras, cuando estaba encargado de la presidencia de la república en mayo de 1960 (Ver crónica “Estudiantes derriban dos ministros” del 28 de agosto de 2018).

Belaunde, quien había fundado Acción Popular poco después de perder frente a Prado, no ganó las siguientes elecciones realizadas en junio de 1962. Pero como fueron cuestionadas y anuladas por un golpe militar, resultó elegido exactamente un año después, como candidato de la Alianza de Acción Popular con el Partido Demócrata Cristiano (Ver crónica “Belaunde era el jefe indiscutido” del 29 de octubre de 2012), llevando como vicepresidentes a Edgardo Seoane y a Mario Polar Ugarteche. Seoane si bien no era muy conocido, era apreciado y respetado en AP y había realizado su vida profesional en el norteño departamento de Lambayeque, mientras Polar propuesto por la DC había tenido un brillante desempeño en el Senado como representante del sureño departamento de Arequipa.

ACUERDOS Y DESACUERDOS CON BELAUNDE

La nominación de Polar había sido aprobada por el Comité Ejecutivo Nacional del PDC, que había recibido ese y otros encargos relacionados con la Alianza AP - DC de la Asamblea Nacional -denominación de su congreso partidario- realizada a fines de 1962, en la que la bases para dicha alianza electoral fueron aprobadas. En mayo de 1961, otra Asamblea Nacional había aprobado la fórmula presidencial DC para las elecciones de 1962, encabezada por Héctor Cornejo Chávez, diputado por Arequipa, e integrada por Mario Alzamora Valdez diputado por Cajamarca y por Rafael Cubas Vinatea, dirigente partidario en Huánuco. Fui delegado a esa Asamblea, como a todas las siguientes hasta que renunciamos diez años después, y recuerdo que entre varios comentamos que la fórmula estaba equilibrada ya que tenían figuras partidarias del sur, norte y centro del país.

Aunque no desarrollaré el tema, debo indicar que casi desde el inicio de gobierno de la Alianza AP - DC hubo tensión entre Belaunde y Seoane, incluso cuando éste ocupó por poco más de dos meses, la presidencia del Consejo de ministros y finalmente Belaunde, en su calidad Jefe Nato de AP, destituyó a Seoane de la secretaria general del partido en setiembre de 1968, e hizo lo mismo con su directiva elegida un año y medio antes en un congreso partidario realizado en Cajamarca. En esos días era yo uno de los dirigentes DC que venían conversado con la dirigencia de AP en la búsqueda de una alianza que incluyera a la recién formada Unidad de Izquierda (Ver crónica “Nueva alianza no logró concretarse” del 24 de octubre de 2014).

VICEPRESIDENTES MILITANTES PARTIDARIOS EN LOS OCHENTA

Derrocado Belaunde el 3 de octubre, no habría vicepresidentes hasta 1980 en que se realizaron nuevamente elecciones. Fue justamente Belaunde quien salió elegido. Esta vez sus vicepresidentes fueron Fernando Schwalb López Aldana y Javier Alva Orlandini. En su momento se comentó que siendo ambos fundadores de AP, Schwalb por su formación como diplomático era más bien un hombre de Estado, mientras Alva era más hombre del “aparato partidario”. Al igual que el primer gobierno de Belaunde, el segundo vicepresidente integró el Senado y el primero fue en algún momento presidente del Consejo de ministros. Además, como para demostrar que las vicepresidencias no tienen otras funciones que esperar, en 1980 Schwalb fue nombrado embajador en los Estados Unidos, así como en 1965 Seoane lo fue en México.

En 1985 Luis Alberto Sánchez y Luis Alva Castro fueron elegidos vicepresidentes del joven candidato presidencial del Partido Aprista Peruano, Alan García Pérez. Era claro que la juventud de García de 35 años y considerando que Alva tenía 43, requería un hombre bastante mayor para darle imagen de madurez y experiencia a la fórmula. Sánchez iba a cumplir 85 años y era militante del APRA desde 1931. El liderazgo partidario de los acompañantes de García era innegable. Sánchez fue elegido presidente del Senado al inicio del quinquenio y Alva presidente de la Cámara de Diputados en julio de 1987, un mes después de haber culminado su labor como primer presidente del Consejo de Ministros del gobierno aprista, cargo que por cierto también tuvo Sánchez entre mayo y setiembre de 1989.

EXPERIENCIA PARTIDARIA EN FÓRMULAS PRESIDENCIALES

Hago un paréntesis de la presentación de los vicepresidentes que ha tenido el Perú entre 1950 y el 2000 para hablar de mi intervención en las fórmulas presidenciales en las que participó el Partido Socialista Revolucionario, PSR, del cual fui uno de los fundadores y dirigentes en noviembre de 1976,

Para las elecciones de 1980 al frustrase el diseño inicial de la alianza electoral Unidad de Izquierda (Ver crónica “Candidato nos avisó por los diarios que se iba” del 29 de noviembre de 2019), tuvimos que seguir adelante en alianza sólo con el Partido Comunista Peruano, PCP, con la candidatura presidencial de nuestro presidente, general Leonidas Rodríguez, pero a cambio de llevar a las vicepresidencias a dos militantes del PCP, Jorge del Prado, secretario general de ese partido, e Isidoro Gamarra, presidente de la Confederación General de Trabajadores del Perú, CGTP. Visto luego de 40 años, debo decir que esa alianza -si bien dejó establecido nuestro espíritu unitario- desdibujó nuestra imagen partidaria que con poco más de tres años de existencia se opacaba frente a la solidez de un partido con más de cincuenta años de fundado.

Para las elecciones de 1985, con más de cuatro años de trabajo conjunto dentro de Izquierda Unida, IU, nuestra contribución fue muy importante para conformar la plancha presidencial que reemplazara a la que inicialmente se había decidido y que, siendo orgánicamente correcta, no cumplía con las necesidades tácticas de enfrentar una candidatura joven como la de Alan García. Se pudo conformar una fórmula que a la figura presidencial indiscutible del alcalde Lima, Alfonso Barrantes, se sumaba como candidatos vicepresidenciales a Enrique Bernales, secretario general del PSR y senador de 44 años, y a Agustín Haya de la Torre, diputado de 36 años y dirigente del sector radical que estaba en pleno proceso de fundación del Partido Unificado Mariateguista, PUM (Ver crónica “Una plancha presidencial que no duró 48 horas” del 24 de febrero de 2017).

Años después, en noviembre de 1989, producida ya la crisis y estallido de IU, bajo el nombre de Izquierda Socialista presentamos una fórmula para las elecciones de abril de 1990 integrada por Barrantes y Bernales y completada por Carlos Amat y León, excelente economista y profesor universitario y un independiente de izquierda. Semanas después cuando se aprobaron la conformación de las listas parlamentarias, con Francisco Guerra García encabezando la lista del Senado, recordamos con Federico Velarde, Fico, que sería el jefe de campaña electoral de IS, que Bernales, Amat, Guerra, él y yo unos 20 años antes integrábamos todos el Partido Demócrata Cristiano.

NADIE ADVIRTIÓ EL FENÓMENO FUJIMORI

Pero ni siquiera Fico -uno de los más agudos analistas políticos que he conocido- podía sospechar el papel que cumpliría en las elecciones de abril de 1990 un casi desconocido Alberto Fujimori, quien se había inscrito encabezando tanto la fórmula presidencial como la lista senatorial de Cambio 90, agrupación política de cuya existencia no conocíamos. Evidentemente, hubiésemos dicho, busca que la campaña presidencial lo ayude a obtener por lo menos un escaño. Y en lo que diversas versiones coinciden es que la aspiración de Fujimori era lograr ser elegido senador.

El 8 de abril, Cambio 90 alcanzó bastante más en el Parlamento, 14 senadores y 32 diputados, mientras que la suma de IU e IS llegaba a 9 senadores y 20 diputados. Y Fujimori pasó a segunda vuelta junto a Mario Vargas Llosa, candidato del FREDEMO, al obtener 29% y 33%, respectivamente. Y el 10 de junio se impuso al laureado escritor al alcanzar 68% de la votación.

Junto con Fujimori fueron elegidos Máximo San Román y Carlos García y Garcia como vicepresidentes, con quienes había realizado intensa campaña electoral. Prácticamente después de las elecciones se desintegró ese equipo. San Román era presidente de la Asociación de Pequeños y Medianos Empresarios Industriales del Perú, APEMIPE, de la cual, muchos de sus integrantes colaboraron intensamente en la campaña electoral. García y García era un pastor bautista que llegó a ocupar la presidencia del Concilio Nacional Evangélico y se conoció que centenares de evangélicos participaron en la recolección de firmas para inscribir a Cambio 90.  Incluso a García y García no se permitió ingresar a Palacio de Gobierno el día de la inauguración del gobierno. El trato con San Román inicialmente fue algo distinto ya que era parlamentario y el primer año ocupó la presidencia del Senado. Pero cuanbdo quedaba a cargo del despacho por viaje del presidente, no se le dejaba ningún espacio como para que pudiera recibir a alguien. Para el autogolpe del 5 de abril de 1992 ninguno de los vicepresidentes fue consultado y de hecho desde esa fecha hubo un distanciamiento definitivo con ellos.

VICEPRESIDENTES PARA REELECCIÓN Y RE-REELECCIÓN

Mientras en 1990 Fujimori necesitaba candidatos a las vicepresidencias, para darle mayor fuerza a su candidatura, en 1995 tenía la fuerza necesaria para no necesitarlos para su reelección. Era un trámite que tenía que cumplir y por eso puso a dos hombres que no tenían experiencia política, el industrial Ricardo Márquez Flores y el profesor universitario César Paredes Canto, quienes no postularon a ningún cargo parlamentario. Mantuvieron ambos un perfil bajo, tanto que no se distinguió si participaron de la campaña electoral. Pragmáticamente, Fujimori escogió dos personas que no le aportaron pero tampoco lo molestaron.

Distinto fue el caso de la re-reelección del año 2000. Pasó a Ricardo Márquez Flores como candidato a la segunda vicepresidencia, pero puso para la primera a su ex canciller Francisco Tudela. Quizás pensó que así como ante su autogolpe, la comunidad internacional se movilizó, ante su re-reelección sucedería lo mismo y quería tener un interlocutor de calidad frente a hipotéticos cuestionamientos, incluso hizo participar a Tudela de la campaña electoral, quien lució totalmente fuera de lugar en mítines en que se gritaba y no se argumentaba, se bailaba y no se hablaba…

Dos meses después de iniciado el tercer periodo presidencial de Fujimori, fue revelado un video que mostraba al asesor presidencial Vladimiro Montesinos entregando dinero a un congresista elegido por un partido de oposición pero que estaba votando a favor del oficialismo. El escándalo fue tal que Fujimori se vio forzado a anunciar que dejaría el gobierno después de las elecciones anticipadas que convocó para el mes de abril de 2001. Este hecho y algunas otras medidas tomadas por el presidente motivaron la renuncia de Tudela a la vicepresidencia. Cuando en noviembre -luego de apartamientos de muchos de los parlamentarios oficialistas- la oposición logró censurar a la presidenta del Congreso y elegir en su reemplazo a Valentín Paniagua, Fujimori de regreso de un viaje oficial se quedó en Japón y desde allí envió su renuncia. Aunque formalmente le correspondía asumir la presidencia a Ricardo Márquez, éste comprendió que era políticamente inviable y renunció también facilitando la transición con un gobierno encabezado por Paniagua. Aunque Fujimori tuvo hasta cinco vicepresidentes durante sus gobiernos, ninguno de ellos lo reemplazó cuando renunció.

Esta crónica no tiene previsto abarcar a los vicepresidentes de este siglo, así que sólo indicaré que Alejandro Toledo en 2001 y Pedro Pablo Kuczynski en 2016 tuvieron en su primer gabinete a sus primeros vicepresidentes Raúl Diez Canseco Terry y Martín Vizcarra, mientras sus segundos vicepresidentes, David Waisman y Mercedes Araoz, fueron parlamentarios. Y Alan García en 2006 y Ollanta Humala en 2011 tuvieron a sus dos vicepresidentes en el Congreso, Luis Giampietri y Lourdes Mendoza del Solar, en el primer caso, y Marisol Espinoza y Omar Chehade en el segundo.


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