Serían las diez de la noche del 19 de febrero de
1980, cuando Antonio Meza Cuadra, secretario general del Partido Socialista Revolucionario, PSR, estacionó
su Volkswagen en una apacible calle de la zona antigua de Miraflores. No había
mucha luz en esa calle con casas de uno o dos pisos y en muy pocas de ellas se
observaba ambientes iluminados, aunque en algunas ventanas se notaba el reflejo
de los televisores, casi todos en blanco y negro. Prácticamente no había
circulación de vehículos cuando nos dirigimos a una de las casas.
Tocamos el timbre que sonó no muy fuerte y en
menos de un minuto nos recibió la pintora Etna Velarde, quien nos saludó amablemente y nos dijo que Jorge nos
estaba esperando. Se refería a su esposo Jorge del Prado, secretario general
del Partido Comunista Peruano, PCP. Cuando ingresé a la casa quedé impresionado
por las pinturas que había en la sala, todas obras de Etna a quien años después
se le reconocería como la gran pintora de la historia del Perú.
URGENCIA EN DEFINIR MARCHA DE ALIANZA ELECTORAL
Con Del Prado nos habíamos reunido en otras ocasiones, pero siempre en
oficinas o locales partidarios. Resultaba inusual hacerlo en su casa. Pero allí
nos convocó al percatarse de la urgencia de reunirse, cuando una hora antes
recibió una llamada telefónica de Antonio señalando que necesitábamos conversar
con él. Se trataba de afrontar los problemas en el funcionamiento de Unidad de
Izquierda, frente electoral formado un mes y medio antes, el 11 de enero, por el PSR,
el PCP y el Frente Obrero Campesino Estudiantil y Popular, FOCEP, que planteó
un programa común por ”un gobierno antiimperialista, patriótico, democrático y
popular”.
Considerando que las elecciones presidenciales y
parlamentarias estaban previstas para cuatro meses después, se comenzó a
trabajar intensamente en la coordinación de las dirigencias departamentales.
Incluso una
semana después, el 18 de enero, en la plaza San Martín, se presentó la fórmula presidencial de UI para las
elecciones generales del 18 de mayo conformada por el presidente del FOCEP Genaro Ledesma como candidato a
la presidencia de la república y Del Prado y Meza Cuadra como candidatos a las
dos vicepresidencias. Pero el desarrollo de UI tuvo más problemas que los que imaginábamos,
básicamente por las dificultades con el FOCEP. Ese era el motivo principal de
la conversación solicitada a Del Prado.
Jorge del Prado nos saludó cordialmente. A seis meses de cumplir 70
años, era uno de los dirigentes políticos de izquierda con más larga
trayectoria que incluía detenciones, confinamientos y exilios desde principios
de los años treinta y había ejercido la secretaria general de su partido varias
veces, la última desde hacía más de quince años.
HABÍA PROBLEMAS EN MUCHOS LUGARES
Antonio fue directamente al grano. En el PSR hemos considerado que no
se puede seguir en las mismas condiciones debido al comportamiento del FOCEP
por lo que en la reunión de UI de mañana haremos cuestión de estado para que lo
corrija, dijo. Como estamos dispuestos a no ceder, consideramos que, aunque que
no deseamos, un rompimiento de la alianza no es improbable, añadió. Y la
urgencia en mi llamada telefónica se debe a que queríamos manifestárselo
previamente porque nos interesa mantener las mejores relaciones con el PCP,
considerando además que estamos seguros que hay coincidencia en el diagnóstico de
los problemas con el FOCEP, finalizó.
Antonio y yo habíamos participado ese día de una reunión de la
dirección nacional del PSR, en la que se habíamos decidido hacer un replanteo a
fondo del funcionamiento de Unidad de Izquierda. Considerábamos
que no era posible que se tolerara por más tiempo el comportamiento del FOCEP
que generaba problemas con las dirigencias partidarias en prácticamente todos los
departamentos del país.
Para el día siguiente estaba prevista una reunión entre FOCEP, el PCP
y el PSR, planteada para solucionar algunos impases. Habíamos decidido que
justamente allí encararíamos a Ledesma por todas esas dificultades y dejaríamos
aclarado la forma del trabajo conjunto en adelante, incluyendo la determinación
de las candidaturas parlamentarias. Sabiendo que Del Prado podía convocar a su
comisión política antes de la reunión de Unidad de Izquierda, nuestro encuentro
con él estaba destinado a advertirle que no estábamos dispuestos a tolerar los
caprichos del FOCEP en aras de mantener una unidad que estaba convirtiéndose en
forzada.
El veterano dirigente nos señaló que en su partido había el mismo
malestar que en el nuestro, aunque no se había llegado a discutir la
posibilidad de una ruptura. Sin embargo dada la posición del PSR que le
trasmitimos, la plantearía a la dirigencia de su partido para evaluarla
Culminando la reunión que fue breve, nos expresó que en la experiencia de poco
más de un mes de formación de UI, valoraban el comportamiento del PSR como
aliado.
LA EVALUACIÓN SOBRE LOS VOTOS ERA DISTINTA
Como lo he comentado en otras ocasiones (Ver crónica
"Lanzamiento de Barrantes para forzar la unidad” del 28 de enero de 2014), después
de las elecciones para la Asamblea Constituyente realizadas en junio de 1978,
en las que los partidos de izquierda lograron un treinta por ciento de los votos, importantes sectores reclamaban la
unidad de esos partidos para afrontar las elecciones generales de mayo de 1980. Sin
embargo, en el segundo semestre de 1979, finalizada la Constituyente y pese a
coincidencias en apoyar causas populares como la del magisterio (Ver crónica “Una huelga magisterial con gran apoyo” del 20 de
septiembre de 2014),
los partidos trotskistas vetaban la participación del PSR en cualquier frente
que ellos integraran.
En las elecciones mencionadas,
el FOCEP había alcanzado 433 413
votos, pero prácticamente las dos terceras partes de sus votantes habían
marcado su preferencia por Hugo Blanco,
el principal líder trotskista, que había alcanzado los 286 885 votos, solamente
superados por el fundador y jefe del APRA, Víctor Raúl Haya de la Torre,
que logró 1 038 516 votos y el líder del Partido Popular Cristiano PPC, Luis
Bedoya que tuvo 644 131. Sin embargo, como presidente del FOCEP, Genaro Ledesma había sido considerado el
principal interlocutor de la izquierda por parte del APRA y el PPC para la
búsqueda de consensos en la Asamblea Constituyente. Incluso se decía que el
propio Haya de la Torre le había propuesto que ocupara la segunda
vicepresidencia de la Asamblea Constituyente.
Ledesma asumió que la votación
de su frente lo designaba como el candidato natural de toda la izquierda si
ésta se unía. Esta suposición tenía sin embargo, por lo menos, dos problemas. El
primero que Genaro había alcanzado más o menos la cuarta parte de la votación preferencial
obtenida por Blanco (76 377 votos). Pero además, el FOCEP no era un partido propiamente
dicho, por tanto homogéneo, donde hubiese sido secundario que uno de sus
militantes hubiese conseguido más votos que su presidente. Por otro lado, si
bien FOCEP había sido fundado por Ledesma a inicios de la década del sesenta, lo
real era que en esos momentos estaba constituido además por una serie de
movimientos y partidos que tenían sus propias posiciones, tres de ellos de
tendencia trotskista que habían incluso conseguido posteriormente sus propias inscripciones
electorales y de hecho actuaban independientemente del FOCEP, retirándose
alguno o buscando expulsar a Ledesma otros.
Las dificultades del presidente
del FOCEP las conocíamos perfectamente cuando en enero conformamos la alianza.
De hecho sabíamos que el compromiso del FOCEP no incluía a los sectores
trotskistas. Y por cierto, también que electoralmente hablando no significaba lo
mismo que año y medio antes, con ocasión de las elecciones para la Asamblea Constituyente.
Sin embargo, pragmáticamente decidimos aceptar la postulación presidencial de
Ledesma, considerando su manifiesto deseo por esa candidatura -diría que era lo
único irrenunciable- y que su nombre había sido reiteradamente mencionado como
presidenciable desde mediados de 1978. Valga señalar como paréntesis, que en
esos años los candidatos presidenciales también podrían ser candidatos al
Senado, lo que manifiestamente deseaba Ledesma.
UNIDAD
SÍ, PERO NO A CUALQUIER COSTO
En el PSR teníamos claro la
necesidad de buscar la unidad con otros grupos de izquierda. Desde los primeros
meses de la fundación del partido, había surgido como uno de nuestros lemas el
que “no reconocemos enemigos en la izquierda” (Ver crónica "Heterodoxias en la izquierda peruana” del 27 de junio de 2014). Pero eso no significaba que los otros pensaran
lo mismo. Y en el esfuerzo de unir agrupaciones de izquierda que significó la Alianza Revolucionaria de Izquierda, ARI, de efímera vida a
inicios de ese año, se nos excluyó a pedido de los trotskistas.
Unidad de Izquierda fue nuestra única alianza posible, en la que además de los
tres partidos que estábamos inscritos ante el Jurado Nacional de Elecciones, se
incorporaron el Partido Vanguardia Revolucionaria, PVR,
liderado por Ricardo Letts, el MIR por el Socialismo dirigido por Francisco
Carpio Jordán y el Comité de Orientación Revolucionaria presidido por José
Sotomayor quien era uno de los que lideró la escisión maoísta del PCP ocurrida
a inicios de 1964. Y también el FEDEP muy cercano a
Ledesma.
Prácticamente cuarenta años
después, es difícil recordar cada dificultad que se produjo y en qué
departamento, durante esas pocas semanas de funcionamiento de UI. Bástenos
recordar que la experiencia resultaba totalmente negativa. Los informes de
nuestros dirigentes regionales coincidían en que los dirigentes locales del
FOCEP asumían que ellos eran quienes debían dirigir UI, por pertenecer al
partido más votado para la Asamblea Constituyente. Además afirmaban que les
correspondía encabezar las listas de candidatos a diputados en cada
circunscripción. También señalaban que para garantizar esas decisiones les
correspondía tener la personería ante los jurados departamentales de
elecciones. En la práctica, sostenían que ya que tenían el candidato
presidencial por tener más votos, el PSR y el PCP tenían que subordinarse a las
decisiones de los dirigentes del FOCEP.
Aunque el mismo
comportamiento lo habíamos notado también en Lima y el Callao con dirigentes de
base del FOCEP, en las conversaciones y coordinaciones que
se venían realizando en esas semanas encontramos que un sector de la dirigencia nacional era bastante realista y asumía el
verdadero peso que tenía la organización. Como no pertenecían a ninguna de las
organizaciones que habían participado en las elecciones a la Constituyente bajo
el membrete de FOCEP, ese sector trató de identificarse -creo- como el FOCEP Independiente,
cuyos dirigentes más representativos eran Ricardo Gadea, Manuel Góngora y Roger
Mercado, todos ellos con vasta experiencia política y los más serios
interlocutores que encontramos en esa agrupación. Pero a diferencia del PSR y
el PCP que llegábamos a fijar posición después de discutirlas colectivamente,
ellos podían manifestar sus opiniones hasta que Ledesma los respaldaba o…
desautorizaba.
EMPLAZAMIENTO
Y RENUNCIA DE NUESTRO CANDIDATO
Al día siguiente, 20 de febrero, a las once de
la mañana nos reunimos en el noveno o décimo piso del Edificio Anglo Peruano,
en la esquina del Paseo de la República con la avenida Grau. La amplia oficina
-que había proporcionado el PCP desde semanas atrás- tenía vista a la Plaza
Grau y sólo servía para realizar amplias reuniones, ya que hasta donde recuerdo,
sólo tenía una mesa grande y más de veinte sillas. A pesar que la edificación
de cerca de veinte pisos tenía menos de quince años, sus amplios pasadizos siempre
lucían medio abandonados. Pero más abandonados nos sentíamos los dirigentes del
PCP y del PSR cuando se acercaba el mediodía y no aparecía Ledesma.
Cuando estábamos a punto de dar
por concluida la reunión, apareció nuestro candidato presidencial señalando que
no tenía mucho tiempo. No recuerdo los detalles, pero tanto nuestros
secretarios generales, como Guillermo Herrera Montesinos por el PCP y yo por el
PSR presentamos los problemas existentes y señalamos la importancia de respetar
los acuerdos ya tomados y añadir nuevas reglas. Acuerdos y reglas a los que
debía someterse estrictamente el funcionamiento de la alianza electoral, ya que
en caso contrario no tenía sentido mantener UI, añadimos los del PSR. Ledesma
escuchó con mucha atención y luego tuvo una relativamente breve exposición
restándole importancia a los problemas. Me parece que sólo se inquietó cuando
en algún momento señaló -por enésima vez- que el FOCEP había sido la
organización más votada de la izquierda y se le dijo que tanto el presidente
del PSR, Leonidas Rodríguez, como el secretario general del PCP, Jorge del
Prado, habían obtenido el doble de votos preferenciales que él, 169 872 y 150
960 respectivamente.
Al finalizar su intervención, el
líder de FOCEP dijo que en principio buena parte de nuestros planteamientos le
parecían razonables, pero que debía consultar con la dirigencia del FOCEP.
Luego se retiró indicándonos que en las siguientes horas nos contestaría. No
imaginábamos la forma en que nos enteraríamos de su respuesta…
El 21 de febrero en la mayoría
de los diarios se destacaba la noticia del retiro del FOCEP de Unidad de
Izquierda, anunciada por Ledesma la noche anterior. ¡Nuestro candidato
presidencial se había desembarcado y nos lo comunicaba por periódicos!
En los días siguientes,
dirigentes del PSR y PCP mantuvimos conversaciones con Gadea, Góngora y Mercado, quienes manifestaron su desacuerdo con el
retiro de FOCEP de la alianza y estaban buscando fórmulas de entendimiento.
Recuerdo que coordinaron con algunas bases departamentales del FOCEP que
tampoco querían ese retiro. Pero el 25 de febrero nos anunciaron que ya no
podían hacer más y que por lealtad al FOCEP dejaban de coordinar con nosotros.
Al día siguiente, anunciaron públicamente que ratificaban su militancia en el
FOCEP, aunque declinando cualquier participación en las listas parlamentarias.
De hecho no tuvieron participación -o si la tuvieron no fue pública- en el
resto de la campaña electoral y cuando se constituyó Izquierda Unida medio año
después, no eran ya dirigentes del FOCEP.
LA ALIANZA ELECTORAL
FUE REDUCIDA
Aunque algunos pensaban
que Ledesma podría desistir de su alejamiento de UI, a poco del cierre de las
inscripciones para fórmulas presidenciales y candidaturas parlamentarias que
debían hacerse hasta el 28 de febrero, era imperativo tomar decisiones. En
menos de una semana se tuvo que ratificar la inscripción de Unidad de Izquierda
como alianza electoral sólo conformada por el PSR y el PCP, que resultó la
única alianza que se concretó para esas elecciones. Por cierto que tuvimos que
definir una nueva candidatura presidencial, que fue la de Leonidas Rodríguez. Pero
esa es una historia que contaremos en otra ocasión…
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