martes, 28 de enero de 2014

LANZAMIENTO DE BARRANTES PARA FORZAR LA UNIDAD (1980)

Eran los primeros días de setiembre de 1980, cuando en un comunicado tres organizaciones políticas augurábamos que las conversaciones que venían realizándose entre las distintas fuerzas de izquierda encaminadas a ir juntos en las elecciones municipales previstas para noviembre, tendrían un  resultado unitario, como lo reclamaba el pueblo peruano. Pero lo que los medios destacaron era que señalábamos a Alfonso Barrantes como la persona que mejor encarnaba el afán unitario y que por ello debía ser el candidato a la alcaldía de Lima.

Firmábamos el documento Carlos Tapia, secretario general del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, Manuel Dammert, secretario general del Partido Comunista Revolucionario y yo que no era secretario general pero tenía plena autorización del Partido Socialista Revolucionario.

ACTITUD APARENTEMENTE ANTI UNITARIA PARA APRESURAR  LA UNIDAD

Estábamos seguros que nuestro pronunciamiento generaría una inmediata reacción entre quienes venían participando en las conversaciones que culminarían en la madrugada del 12 de setiembre con la fundación de Izquierda Unida. En algunos casos porque estaban de acuerdo con Barrantes, pero querían que su candidatura fuera la etapa final de las conversaciones, pero en otros casos porque se negaban a admitir que Barrantes era la única carta posible y mientras se realizaban las conversaciones en búsqueda de la unidad, trataban de buscar algún candidato alternativo.

De hecho algunos compañeros vinculados a la UDP se apresuraron esa noche en buscar al Embajador Edgardo de Habich, que se había ganado el respeto de la izquierda por su actuación en los inicios de la crisis por el ingreso masivo al local de la embajada peruana en la Habana de disidentes del régimen. Querían que el diplomático aceptara ser candidato a la alcaldía de Lima, pero De Habich no aceptó la propuesta.

La posición que hicimos pública con Carlos Tapia y Manuel Dammert no era producto de ninguna acción anti unitaria. Por el contrario, pensábamos que ayudaría a destrabar el avance de las conversaciones que veníamos realizando desde semanas atrás si lográbamos dejar en claro que sólo un candidato –Barrantes- era posible. De hecho los avances en un programa común se retrasaban porque todos sabíamos que inmediatamente después habría que hablar de candidaturas. No podíamos olvidar que hasta poco más de tres meses antes, habían dirigentes de izquierda que no se conocían, o que conociéndose no habían cruzado palabras entre si durante años. O que había partidos con el mismo nombre y que el resto los distinguía por el nombre de la publicación que sacaban. Ni tampoco desconocer vetos explícitos contra algunos o condena total contra otros.

Había sido recién después de los desastrosos resultados en las elecciones generales del 18 de mayo de 1980, que los diversos partidos de izquierda se preguntaron ¿Cómo hicimos para echar por la borda el casi 30% obtenido en las elecciones de la Asamblea Constituyente, realizadas sólo dos años antes? Ocasión en la que el Frente Obrero Campesino Estudiantil Popular (FOCEP) obtuvo el 12.4%, el Partido Socialista Revolucionario (PSR) el 6.6%, el Partido Comunista Peruano (PCP) el 5.9% y la Unidad Democrática Popular (UDP) el 4.6%. Los intentos de formar dos frentes que aglutinaran a varios partidos fracasaron, en distinto grado pero fracasaron.

EL ESTALLIDO DE LOS FRENTES IZQUIERDISTAS

El FOCEP con su casi 13 % fue naturalmente la agrupación llamada a tomar la iniciativa en las conversaciones. Muy pronto sin embargo quedó claro que si bien Genaro Ledesma era su presidente, la sorprendente votación individual de Hugo Blanco era la que marcaba el liderazgo. Mientras que Ledesma pensaba que era el natural candidato a la presidencia por encabezar el frente con mayor presencia electoral, Blanco hacía valer sus 286 885 votos, casi cuatro veces más que los 76 377 de Ledesma y tercera votación individual en la Asamblea Constituyente. De manera que cuando se comenzó a forjar la Alianza Revolucionaria de Izquierda, ARI, con la presencia del FOCEP, de todos los partidos integrantes de la UDP y del Partido Comunista del Perú – Patria Roja, Ledesma se auto marginó pero quedaron en el proyecto los tres partidos trotskistas que lo habían acompañado.

Blanco planteó que el frente debía ser “sin patrones ni generales”, con lo cual evitaba, por un lado, una corrida al centro para englobar a la Democracia Cristiana y al Frente Nacional de Trabajadores y Campesinos, FRENATRACA, con cuyos aportes lo obtenido en las elecciones para Asamblea Constituyente se acercaba  al 35%, así como Acción Política Socialista que lideraba Gustavo Mohme y que no había obtenido representación parlamentaria. Pero, por otro lado, vetaba la presencia del PSR que tenía como presidente a un general, Leonidas Rodríguez, que había sido la cuarta votación individual con 169 872 votos en las mencionadas elecciones.

Así las cosas, en el PSR nos encontrábamos con que cualquier esfuerzo unitario con toda la izquierda era inviable y, luego de conversaciones con el Partido Comunista Peruano, se constituyó Unidad de Izquierda, UI, frente integrado por el PSR, el PCP y el FOCEP cuya personería legal tenia Ledesma postulando a éste a la presidencia de la República. Poco después de constituirse y, cuando se estaba estableciendo cómo se integrarían las listas parlamentarias, Ledesma insistió en tener el mismo peso que sus dos principales aliados juntos, haciendo alarde de una fuerza electoral que ya no resultaba real, al mismo tiempo que sus dirigentes departamentales actuaban por su cuenta. Después de una reunión en que tanto el PCP como el PSR le plantearon una serie de modificaciones, Ledesma dijo que consultaría con su comisión política. Sin embargo, pocas horas después anunciaba a los diarios la salida del FOCEP del frente.

Después de retirarse, optó por tratar de conversar con algunos sectores de ARI que se encontraban tratando de solucionar sus diferencias, a partir de los excesos hegemónicos de Blanco y los partidos trotskistas. Dos días antes del cierre de inscripciones de candidatos para las elecciones, ARI estalló y las organizaciones que venían buscando un solo candidato presidencial terminaron postulando a tres. Por un lado, Hugo Blanco por el bloque trotskista integrado por el Partido Revolucionario de los Trabajadores, el Partido Socialista de los Trabajadores y el Partido Obrero Marxista Revolucionario. Por otro lado, Horacio Zevallos, candidato de la Unión de Izquierda Revolucionaria, UNIR, nombre electoral adoptado por Patria Roja con sus aliados Vanguardia Revolucionaria – Proletario Comunista, Frente de Liberación Nacional y uno de los varios Movimientos de Izquierda Revolucionaria, MIR, encabezada por Gonzalo Fernández Gasco, además del Partido Comunista Revolucionario, PCR, que acababa de lograr su propia inscripción electoral. Y además Carlos Malpica, por la UDP, que agrupaba a varios partidos de la llamada en esos momentos “nueva izquierda” entre los que destacaba Vanguardia Revolucionaria y dos MIR. Por su parte, fracasado su intento de sumar alguna agrupación, Ledesma fue candidato por FOCEP. Y finalmente, conservando el nombre de Unidad de Izquierda, la candidatura de Leonidas Rodríguez fue proclamada por el PSR, el PCP y agrupaciones sin registro en el Jurado Nacional de Elecciones como el Partido Vanguardia Revolucionaria liderado por Ricardo Letts, el Comité de Orientación Revolucionaria encabezado por un reconocido intelectual y dirigente que se había alejado del PCP más de 15 años antes: José Sotomayor. También había un MIR, liderado por Francisco Carpio Jordán.

Como señalé antes los resultados de las elecciones presidenciales de mayo de 1980 fueron desastrosas para la izquierda: Blanco 3.89 %, Zevallos 3.26 %, Rodríguez 2.84 %, Malpica 2.39% y Ledesma 1.48 %. El líder de FRENATRACA Róger Cáceres logró el 1.98 % y Gustavo Mohme de APS el 0.28 %.

DERROTA OBLIGA A INTENTAR LA UNIFICACIÓN

No pasaron ni diez días del desastre para que se produjeran los primeros intentos de acercamiento entre distintos sectores de la izquierda. Reunidos en el local de UNIR varios partidos que habíamos integrado el bloque del UNIR y de UI convocamos a las otras fuerzas a reunirse para considerar acciones de apoyo al movimiento popular, coordinaciones en el Parlamento e inicio de discusión de las bases de un organismo coordinador. La importancia de esta convocatoria era que estaba firmada por cuatro de las nueve organizaciones que habían logrado representación parlamentaria.

A la reunión realizada el 3 de junio no sólo asistieron el PSR, el PCP y otras fuerzas que habían respaldado la candidatura de Unidad de Izquierda y UNIR, el PCR y otras agrupaciones que habían acompañado la candidatura de la Unión de Izquierda Revolucionaria, sino también varias organizaciones integrantes de la Unidad Democrática Popular, entre ellas Vanguardia Revolucionaria, el MIR, Trinchera Roja, el PCP-Mayoría. La UDP también había  conseguido representación parlamentaria, al igual que FOCEP y FRENATRACA que también asistieron. Hubo también un representante de APS, pero lo que llamó la atención fue la presencia de dirigentes de dos partidos trotskistas: el Partido Revolucionario de los Trabajadores y el Partido Socialista de los Trabajadores. Como dato curioso, FRENATRACA que era considerado de centro y que en todo caso no se autocalificaba de izquierda era entre todos los partidos presentes el que mayor número de parlamentarios había obtenido: un senador y cuatro diputados. Diez días después, los partidos de izquierda acuerdan elaborar una plataforma común y plan de acción conjunta en el Parlamento y fuera de él y nombran una comisión multipartidaria para que la elabore.

Paralelamente a las reuniones con la mayoría de partidos de izquierda, principalmente junto con Antonio Meza Cuadra y Manuel Benza, por esos meses desarrollamos conversaciones bilaterales con otras fuerzas de izquierda como justamente el MIR y el PCR, así como con otros integrantes de UNIR y la UDP, como VR-PC que con su principal dirigente Eduardo Figari realizaría un importante replanteo de sus posiciones o Trinchera Roja de cuyo seno surgirían destacados dirigentes que cuestionaron inteligentemente posiciones dogmáticas de la izquierda. Nuestro interés, además de acercamiento y búsqueda de coincidencias obedecía a la necesidad de dar por concluida la etapa de Unidad de Izquierda. Guardando aprecio por el PCP por las coincidencias en el apoyo de algunas de las medidas del general Velasco Alvarado y por las coincidencias que antes y seguramente después tendríamos, no estábamos dispuestos a que se nos considerara como un aliado incondicional con un partido con el cual en el plano ideológico teníamos grandes diferencias.

FINALMENTE BARRANTES CANDIDATO

No tiene esta crónica como objetivo narrar cómo se llegó a la fundación de Izquierda Unida en la noche del 11 y madrugada del 12 de setiembre, que espero poder hacer en otra entrega. En esta oportunidad intento explicar las razones del lanzamiento de la candidatura de Barrantes por parte de Carlos Tapia, Manuel Dammert y yo, en representación del MIR, PCR y PSR.

A Carlos –un par de años mayor que yo- lo conocí bastante en Huamanga por los años 1963 y 1964 y aunque en posiciones políticas encontradas en la universidad, dirigente del Frente Estudiantil Revolucionario él, propulsor del Frente Estudiantil Social Cristiano yo, siempre nos habíamos tenido aprecio mutuo, nacido quizá por nuestra común apuesta por el diálogo para afrontar las discrepancias. Al reencontrarme con él en las conversaciones en los meses de mayo, junio y julio de 1980 resultó muy rápido darnos cuenta que, más allá de las diferencias, habían muchos puntos comunes que impulsar- A Manuel –unos 6 años menor que yo- recién lo había comenzado a tratar justamente en esos meses y a apreciar también su capacidad de búsqueda de lo que realistamente era posible en cada coyuntura. Marxista leninista Dammert, marxista revolucionario Tapia y socialista no marxista leninista yo, encontrábamos espacio para conversar en las larguísimas reuniones en búsqueda de una plataforma común para enfrentar las elecciones municipales de noviembre.

En una oportunidad hablamos de la candidatura de Barrantes y coincidimos en la necesidad de hacer su lanzamiento sólo las tres agrupaciones por varias razones. La primera para destrabar lo que veíamos venir como un empantanamiento de las reuniones programáticas. La segunda razón era marcar el final de los bloques existentes, considerando que el MIR era integrante de la UDP, el PCR había sido aliado del UNIR y el PSR había integrado UI. La tercera, evitar un enfrentamiento entre el PCP y el PC del P – Patria Roja que podía echar por la borda los avances unitarios, ya que era muy difícil contar con ambos para adelantar esta propuesta y era peor contar con sólo uno de ellos. Nos pusimos de acuerdo en un texto que consultamos rápidamente y lo lanzamos conscientes como ya he señalado que causaría resquemor entre los partidos con los que veníamos reuniéndonos. Pero la tormenta duró poco y días después estaríamos firmando todos la constitución de Izquierda Unida y el lanzamiento de la candidatura de Alfonso Barrantes a la alcaldía de Lima. Pero eso es ya otra historia.

Lo que no nos imaginábamos ninguno de los tres era que a inicios de 1989 nuestros tres nombres estarían entre quienes encabezaban el deslinde con otras fuerzas que culminó con el rompimiento de Izquierda Unida y el lanzamiento como candidato presidencial para las elecciones de 1990 de justamente Alfonso Barrantes. Esa es también otra historia.

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