La
celebración de las Fiestas Patrias es una buena ocasión para retroceder más de
cuarenta años y recordar las primeras ocasiones en que, dentro del ámbito de la
izquierda peruana, algunos nos dedicamos a buscar que revolución y nacionalismo
dejaran de ser percibidos como sentimientos divorciados y lentamente empezaran a
ser apreciados como complementarios. A fines de noviembre de 1976 habíamos
fundado el Partido Socialista Revolucionario, PSR, y en su manifiesto inicial se había reconocido las trascendentales reformas
estructurales realizadas desde el 3 de octubre de 1968 hasta el año anterior en el proceso conducido por la Fuerza Armada.
En las
primeras líneas de ese documento se afirmaba que buscábamos “...la construcción
del Socialismo Peruano que haga del Perú un país nacionalista e independiente
en pleno ejercicio de su soberanía y una sociedad en la que impere una
auténtica democracia, la justicia social y la libertad…” (Ver crónica “Nace un nuevo partido” del 21 de noviembre de 2014). También se señalaron
conceptos como la búsqueda de garantizar la Seguridad Nacional, incluyendo la
participación popular o menciones al no alineamiento internacional.
Destacaba mucho el lema final del manifiesto; “Por la patria con el pueblo”, cuando no era usual el término “patria” en los
documentos izquierdistas. Más aun, ese sería el único lema del PSR en los
quince años en que allí militamos y que utilizábamos al finalizar tanto
comunicados públicos, como comunicaciones con instituciones y con otras fuerzas
políticas, así como para mensajes internos.
SENTIMIENTO
NACIONALISTA
Era evidente que nuestra organización había nacido en
gran parte como producto de la identificación con las reformas importantes
producidas en la etapa en que el llamado gobierno revolucionario de la Fuerza
Armada estuvo bajo la conducción del general Juan Velasco Alvarado. Y en ese
período, justamente el país había vivido una creciente revalorización de los
sentimientos patrióticos. En numerosas ocasiones grandes concentraciones
populares se habían producido teniendo como única bandera a la peruana. Muchos
de los que fundamos y comenzamos a hacer vida partidaria en el PSR habíamos
participado de movilizaciones y actos donde la bandera peruana estaba al frente
y donde el himno nacional daba inicio a los distintos discursos, por lo que no nos
incomodó las menciones a la patria o al patriotismo en documentos partidarios.
¡Muy por el contrario!
En esa época inicial del PSR aún no podíamos
imaginar cómo podía desbordarse el sentimiento nacionalista y de identificación
con una etapa de la vida política del país. Recién tendríamos oportunidad de observar
una situación así cuando el 26 de diciembre de 1977 se produjo el entierro del general Velasco -fallecido dos días antes- que dio ocasión a la más
grande movilización producida hasta ese momento en Lima. Fueron cientos de
miles de personas que quisieron acompañar la marcha de los restos del ex
presidente hasta el cementerio (Ver crónica "Velasco en hombros” del 18 de diciembre de 2017). Es que el sentimiento nacionalista y patriótico mucho tenía que ver con
la figura de Velasco, a quien inmensos sectores de peruanos sentían nacido del
pueblo mismo e identificado con sus anhelos.
LAS BANDERAS PERUANAS
EN LAS CALLES
Pero olvidemos el contexto político de esos años y
dejemos de lado también las menciones a la patria de los primeros documentos
del PSR y vayamos a la actividad política en concreto. No existía en los
primeros meses de existencia del PSR una bandera partidaria, aunque hubo muy
pocas movilizaciones partidarias. En realidad en esa etapa lo significativo fueron
las pintas. Es decir, la mayoría de acciones de propaganda fueron clandestinas
realizada por grupos de militantes partidarios. Fueron pintas de las tres
letras iniciales del nombre del partido apresuradamente pintadas en los muros. En
las pocas ocasiones que hubo necesidad de movilizaciones, casi espontáneamente
nuestra militancia en distintas regiones del país utilizaba su bandera es decir
la bandera peruana para portarla en las distintas marchas.
Superados todos los obstáculos que nos habían
puesto para participar en las elecciones para la Asamblea Constituyente (Ver crónica “Constituyente: carrera con obstáculos” del 26 de septiembre
de 2017), con la
llegada el 16 de abril de 1978 de nuestros dirigentes deportados y asilados dimos inicio a nuestra
campaña electoral sabiendo que teníamos mucha desventaja frente a los partidos
de derecha que no sólo no habían tenido obstáculos para iniciarlas sino además
contaban con muchos recursos para invertir en publicidad. No nos podíamos
imaginar que nuestra franciscana campaña sólo duraría unos 40 o 42 días ya que
otra vez el gobierno decidió perseguirnos (Ver crónica “Clandestinidad y deportación” del 24 de junio de 2016).
En las poquísimas
semanas de campaña el PSR organizó mítines y movilizaciones y como en esos
momentos banderas partidarias no existían, se hicieron algunas de colores
diversos y se recurrió naturalmente a las banderas peruanas. Sería recién poco
antes de la instalación de la Asamblea Constituyente que apareció la bandera
del PSR de color naranja con las iniciales partidarias en letra negras. Fue
ideada por José María Salcedo y durante un buen tiempo destacó frente a varias
versiones de color rojo y algunas verdes de los otros partidos de izquierda.
ENTONANDO EL HIMNO EN
MÍTINES POPULARES
Pero dejemos por un
rato la bandera y hablemos de otro signo patrio, el himno. Aunque antes de esa corta
campaña electoral, Andrés Soto uno de los cantautores más importantes de las
últimas décadas había compuesto una marcha partidaria con el título "Por
la patria, con el pueblo” lamentablemente fue muy poco utilizada y no logró
difundirse lo suficiente. Por eso, cuando se realizaban los mítines de nuestros
candidatos después de “calentar” el ambiente con arengas se veía como natural
dar inicio formal al acto con la entonación del himno nacional.
Algunos con bastante
experiencia partidaria y muchos sin ningún tipo de antecedente político, todos
los comprometidos en el nuevo partido coincidían en haber vivido en la época de
Velasco la adhesión a una serie de medidas revolucionarias que eran celebradas
en actos masivos en que se desarrollaban a plenitud comportamientos patrióticos
como los vítores por el Perú, la entonación de nuestro himno y la agitación de
banderas peruanas.
Cuando el 28 de julio
de 1978 se instaló la Asamblea Constituyente, los cuatro contingentes de
izquierda que en total tenían 28 de los 100 constituyentes, se vieron obligados
a tener un mínimo de coordinación particularmente cuando se realizaban marchas
al local del Parlamento pidiendo el apoyo a diversas luchas populares,
acompañadas muchas veces de militantes de los diversos partidos de izquierda. En
esas oportunidades ya desfilamos con nuestras banderas naranjas pero sin dejar
de levantar también banderas peruanas. Lo mismo ocurría con las movilizaciones de
nuestra militancia en distintas regiones del país, aunque en muchos casos aún
no estaba difundida la bandera naranja y se utilizaba sólo la bandera peruana
para portarla en las distintas marchas.
CAMPAÑA CON SÍMBOLOS PATRIÓTICOS
Pero terminada la
Constituyente y dejando de lado apoyos conjuntos a determinadas demandas
populares, hubo que afrontar otro tipo de actividades políticas que ya no suponían
coincidencias puntuales sino por periodos de varios meses, las alianzas
electorales frente a las elecciones generales del 18 de mayo de 1980. Para
ello, el PSR trató de integrar un frente muy amplio pero las circunstancias
políticas terminaron por reducirlo a una alianza con el Partido Comunista
Peruano, PCP, aunque también intervinieron otras tres agrupaciones menores que no
eran partidos oficialmente inscritos.
Tal alianza se denominó
Unidad de Izquierda y llevó como candidato presidencial al general Leonidas
Rodríguez, presidente del PSR. Estar en esa alianza fue una gran prueba para
nuestra militancia, ya que se trabajaba con una agrupación que como el PCP
tenía una gran organización forjada en más de cinco décadas y con muchos de sus
militantes dedicados a tiempo completo al trabajo político.
Pero para las movilizaciones
nuestros compañeros no tenían mayores problemas con los símbolos a usar. A los integrantes
del PCP les llamaba la atención que espontáneamente se iniciaran mítines entonando
el himno nacional, lo cual era inusual en actos masivos de izquierda, pero no
lo veían mal. ¡Y cómo podían discrepar, si el candidato presidencial de Unidad
de Izquierda era un general del Ejército Peruano! Y no les llamaba la atención
que junto a sus banderas con la hoz y el martillo estuvieran las banderas
naranjas del PSR y… banderas peruanas. Hay que considerar que el hecho que el PCP
hubiese apoyado a gran parte de las medidas del gobierno del general Velasco
significó que entendieras mejor algunos rasgos distintivos de aliados como
nosotros que -a diferencia de cualquier otro agrupamiento de izquierda-
enarbolamos con orgullo símbolos como la bandera peruana o el himno nacional.
AUNQUE DISTINTOS ÉRAMOS
PARTE
Fracasadas las distintas
candidaturas de izquierda en las elecciones generales de 1980, con presencia
significativa pero muy por debajo de las expectativas en las cámaras de
Senadores y Diputados, instalado el gobierno de Fernando Belaunde Terry el 28
de julio, a mediados de setiembre y luego de largas semanas de múltiples reuniones,
tensas negociaciones y búsqueda de propuestas unitarias, se formó la alianza
electoral Izquierda Unida para enfrentar las elecciones municipales del 23 de
noviembre llevando como candidato a la alcaldía de Lima a Alfonso Barrantes
Lingán (Ver crónica
"Lanzamiento de Barrantes para forzar la unidad” del 28 de enero de 2014).
Para los militantes
del PSR las relaciones en los comités de base de IU, no fueron tan cómodas con
en Unidad de Izquierda. No sólo porque se trataba de más organizaciones, que incluso
comprendían a dos frentes uno de los cuales era integrado por unos diez
partidos. También debido a qué -salvo el PCP- eran agrupaciones que habían
hecho muy fuerte oposición al gobierno de Velasco. Y si bien algunas habían
desarrollado buenas relaciones con nuestro partido en los meses anteriores,
otras nos toleraban pero trataban de puntualizar las diferencias que podíamos tener.
Pero la formación de IU significó también un esfuerzo de tolerancia de todos
los que la integramos, sabíamos que podíamos ser distintos pero al mismo tiempo
que todos éramos parte del frente.
Hay que considerar que
en esa etapa inicial había escepticismo frente a las posibilidades de IU de
perdurar. El resultado de los comicios hizo que todos entendieran que IU debía continuar.
A nivel nacional, Acción
Popular el partido del presidente Belaunde tuvo 36%, IU 23%, el APRA 22% y el Partido
Popular Cristiano 11%. En Lima Eduardo Orrego de Acción Popular fue elegido
alcalde Lima con más del 35 % de los votos y Barrantes quedó segundo con poco
más que el 28% y desde ese momento se convirtió en líder indiscutible de la
izquierda, incluso poco después fue designado presidente de IU por los partidos
que integraban el frente.
INTENTO DE LLAMADA DE ATENCIÓN
Debido al resultado
electoral, en las siguientes semanas hubo actos y reuniones para analizar y
celebrar el éxito de IU. En uno de ellos, me parece que en los primeros días de
diciembre y ya casi cuando terminaba, un dirigente intermedio de uno de los
partidos integrantes de IU me habló en torno a la participación del PSR en
algún mitin distrital en la reciente campaña electoral. Me dijo que hubo un
exceso “pequeño burgués” de parte de integrantes de base del PSR que habían
enarbolado varias banderas peruanas al momento del ingreso de Barrantes al acto.
Me lo señaló en buen tono, cómo tratando de evitar que en el futuro militantes nuestros
“metan la pata”, dijo que había que insistirles que era muy importante que la
izquierda afirmara su propia imagen y marcara distancia de sus rivales. Que había
que evitar confundirse con los símbolos que muchas veces enarbolaran los
partidos de derecha.
Como el ambiente
era más de celebración, le dije en igualmente con buen tono que había que analizar
también con criterio más político el que militantes o simpatizantes de IU
decidieron levantar la bandera peruana, ya que en esa etapa en que estaban muy
cerca aún los años de ferviente nacionalismo con Velasco era cuando menos debía
desecharse símbolos como la bandera que la mayoría del pueblo peruano siente como
suyo y regalarlo para que sólo lo utilicen los partidos de derecha. Como
finalizando la conversación, ya que estábamos cerca de la salida, le indiqué
que nosotros -y no sólo para esa etapa- pensábamos que la bandera, el himno,
los héroes, diversos personajes destacados debían ser patrimonio del pueblo y
no cederlos fácilmente a la derecha.
EL
ORIGEN DE LA BANDERA COMO SÍMBOLO
Mientras tenía esa
conversación, en pocos segundos recordé que en las primera semanas de 1980
cuándo no teníamos muy claro si finalmente iba a concretarse la alianza que
veníamos trabajando con el PCP, el FOCEP y otras fuerzas no descartamos la posibilidad
de participar solos en las elecciones generales. De hecho no era nuestra mejor
opción visto lo sucedido en las elecciones de la Constituyente donde la falta
de bases organizadas y de recursos, nos mostró que a pesar de tener un
excelente mensaje las posibilidades de un buen resultado disminuían mucho.
Frente a la eventualidad
de ir solos y como -a diferencia de las elecciones anteriores en que el Jurado
Nacional de Elecciones asignó una letra a cada partido como símbolo para las cédulas
electorales- esta vez cada agrupación tenía que definir su símbolo, habíamos pensado
que el nuestro podía ser una bandera no sólo porque era fácil de recordar y de dibujar
sino también porque la bandera peruana había sido adoptada como forma de
identificación de la presencia del PSR en las movilizaciones de los últimos
meses. Quizás pensando en esto, luego de constituida la alianza Unidad de Izquierda
ante el Jurado Nacional de Elecciones por el PSR y el PCP resultará casi
natural que ante la necesidad de señalar un símbolo para la alianza
plantearemos utilizar una bandera, lo que fue aceptado sin mayores problemas
por los dirigentes del PCP.
Cuando en octubre
de 1980 hubo que señalar un símbolo de IU para la cédulas electorales
municipales, se dijo que los símbolos utilizados en las elecciones generales
pertenecían a los partidos o frentes inscritos y, cuando se estaba pensando en
alguna fórmula para definirlo, me acuerdo que Raúl Núñez del PCP sostuvo las ventajas
prácticas de utilizar una bandera como símbolo e indicó que la bandera no
estaba identificada con ninguna corriente partidaria y no pertenecía a ninguna
agrupación inscrita ya que UI había desaparecido al culminar el anterior
proceso electoral. Se aprobó sin ningún problema. En ese momento pensé -aunque me
cuidé de decirlo- que la bandera que habíamos pensado como símbolo de
peruanidad también lo era de la unidad.
A
VECES ES MEJOR CALLAR
Vuelvo a la noche
de diciembre de 1980. Nos despedimos del dirigente de otro partido de IU con un
fuerte apretón de manos y con un “ya tendremos una conversación sobre la
bandera” que por cierto no se produjo nunca más. Tuve ganas de comentarle si no sabía de dónde se originó la bandera -exitoso
símbolo que IU había presentado en esa campaña electoral- pero no lo hice…
La historia del símbolo
de IU había recorrido mi mente en pocos segundos, por lo que en esos momentos hubiera
estado muy satisfecho de contársela, pero me contuve. Me acordé de mi gran
amigo Federico Velarde, una de las personas de quien acompañándolo en múltiples
reuniones y conversando permanentemente, había recibido buena parte de mi
formación en el análisis político. Él siempre me dijo que habían datos que era
mejor no mostrar para que no los encuentre quien quisiera escribir nuestra biografía, currículo o... prontuario, sino para usarlos nosotros mismos si algún día escribíamos nuestras memorias. Por
eso, la satisfacción que no expresé con ocasión de esa pequeña desavenencia hace
39 años, la revelo ahora en estas crónicas que son ciertamente las memorias de
mi actividad política en el siglo pasado.
Hace añis, Davico Tejada Pardo pasó x Montevideo donde yo trabajaba en la Unesco y me dio su tarjeta de PSR con la imagen de Salvador Allende como logo! Tuve una enorme desazón y decepción.
ResponderBorrarDesde los primeros documentos del PSR, cuando se ponían imágenes sólo eran tres: Tupac Amaru, Mariátegui y Velasco. Nunca la imagen de Allende, la cual sí estaba en el logotipo de la Coordinación Socialista Latinoamericana que el PSR integraba
ResponderBorrarPor la patria con el pueblo...
ResponderBorrarcon el pueblo al socialismo
Ese era el grito del Partido.