El lunes 29 de noviembre
de 1976 salió publicado en el diario “La
Prensa” el manifiesto que daba nacimiento al Partido Socialista
Revolucionario. Sesenta nombres rubricaban el documento, aunque si algo llamaba
la atención era la presencia de por lo menos tres militares que habían
participado en el gobierno militar que regía el país desde 1968. Eran el
general de división en retiro Leonidas Rodríguez Figueroa, el general de
brigada también retirado Arturo Valdés Palacio y el contralmirante retirado
Jorge Dellepiani.
Rodríguez Figueroa había sido Comandante General de la II Región Militar, con sede en Lima y antes jefe del Sistema nacional de Apoyo a la Movilización Social, SINAMOS, de gran importancia desde su creación en 1972. Valdés, abogado del Cuerpo Jurídico del Ejército había sido sub jefe del Comité de Asesores de la Presidencia, que además de asesorar a Velasco constituía una especie de mini parlamento porque en su seno se proponían las medidas legislativas que se discutían y aprobaban en el Consejo de Ministros. Por su parte, Dellepiani había sido ministro de Industria.
TODO COMENZÓ MÁS DE
UN AÑO ATRÁS
La sola presencia de
estos tres militares era todo un suceso político que sería difícil de entender
si no nos remontamos a poco más de un año antes.
Luego que el 29 de
agosto de 1975, el general Francisco Morales Bermúdez anunciara en Tacna el “relevo” del general
Juan Velasco Alvarado, habían sensaciones encontradas entre muchas de las personas
que hasta ese momento habían apoyado la mayoría de las decisiones del llamado
Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada. Todos reconocían que en los casi
siete años de gobierno varias medidas adoptadas estaban
en las plataformas de los partidos políticos desde los años 30. Pero al mismo
tiempo se señalaba que algunas de las medidas tomadas a inicios de ese mes, como
las deportaciones a ciudadanos de distintas tendencias políticas, podía
significar un “cansancio” en la conducción por parte de Velasco o el “copamiento”
que de él había hecho un grupo de generales identificado como “La Misión”.
Ese grupo era
considerado como rival del llamado sector “progresista” constituido
esencialmente por el grupo inicial que preparó con Velasco la toma del gobierno
el 3 de octubre de 1968 cuando eran coroneles. Inicialmente Jorge Fernández
Maldonado, Leonidas Rodríguez Figueroa, Enrique Gallegos Venero y Rafael Hoyos
Rubio y muy pronto complementado con Aníbal Meza Cuadra, Arturo Valdés Palacio,
Miguel Ángel de la Flor, Raúl Meneses Arata, entre otros. Con el llamado “relevo” y por lo tanto el
obligado alejamiento de Morales Bermúdez de la Comandancia General del Ejército
Morales ésta quedaba hasta enero en manos de Oscar Vargas Prieto. Pero a partir
de febrero de 1976 –considerando el cuadro jerárquico en orden de grado y
antigüedad existente- el más importante cargo sería ejercido por Fernández
Maldonado por un año, otro por Gallegos, dos años por Leonidas Rodríguez y dos
por Rafael Hoyos. Es decir por los cuatro coroneles que habían estado en el
origen de la llamada Revolución de la Fuerza Armada. En el gobierno
institucional de la Fuerza Armada el Comandante General del Ejército asumía el
cargo del Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de Guerra.
Sin embargo, cuando a
los dos meses del inicio de la llamada “segunda fase” del gobierno militar se
forzó el pase al retiro de Leonidas Rodríguez, a finales de octubre de 1975,
sonó a advertencia a quienes había entusiasmado los discursos iniciales de
Morales Bermúdez. Fue en la Confederación Nacional Agraria, nacida el 3 de
octubre del año anterior, donde esta medida se sintió con más fuerza y motivó
declaraciones manifestando rechazo, así como múltiples consultas -que
trascendieron el ámbito gremial- para organizar un acto de desagravio al
general defenestrado. Leonidas como coronel había sido uno de los artífices de
la Ley de Reforma Agraria promulgada en junio de 1969 y ya como general y jefe
del SINAMOS había impulsado la organización de las bases campesinas en todo el
país. Pero no sólo la CNA sino otras organizaciones manifestaron su extrañeza
por el pase a retiro de Rodríguez, así como editorializaron pidiendo una
explicación política del hecho los diarios El
Comercio, Expreso, Correo y Ultima Hora.
APOYAR A LEONIDAS
RODRÍGUEZ ERA ENFRENTAR A MORALES BERMÚDEZ
El sábado 8 de
noviembre, como resultado de las coordinaciones de la CNA se organizó un acto de
homenaje a Rodríguez Figueroa en la Cooperativa Agraria Caudevilla situada en
el valle del río Chillón, en el distrito limeño de Carabayllo, por esos años más
rural que urbano. Concurrieron delegaciones de organizaciones agrarias de los
otros dos valles limeños, los de los ríos Rímac y Lurín, así como dirigentes
campesinos de varios departamentos del país. La concentración se realizó en la
plaza central de la cooperativa a la que se llegaba por la pista afirmada de
unos quinientos metros que comenzaba en la amplia y en ese entonces
recientemente inaugurada avenida Túpac Amaru que se iniciaba en el distrito del
Rímac, a la altura de la Universidad Nacional de Ingeniería, atravesaba los
distritos de Independencia y Comas, hasta llegar a Carabayllo.
Pero no sólo fueron
campesinos los que llegaron al acto. Diversos partidarios de Velasco, varios de
los cuales trabajaban o habían trabajado en organismo públicos como SINAMOS, el
Instituto Nacional de Planificación, la Oficina de Reforma Agraria, el Sistema
Nacional para el Desarrollo de la Propiedad Social, organismos de la Reforma de
la Educación, entre otros. Pero también llegaron periodistas, incluso
directivos de los periódicos en esa época “socializados”, dirigentes de las
recientemente formadas comunidades industriales, intelectuales y estudiantes universitarios.
En su discurso de
agradecimiento, Leonidas Rodríguez rechazó las versiones que lo vinculaban a un
complot contra la Fuerza Armada y ratificó su condición de militante
revolucionario recalcando que “sólo la firme unión de los militantes
revolucionarios con o sin uniforme nos conducirá a la victoria del pueblo…”.
Aunque el jefe de la
Oficina Central de Informaciones había convocado a los directores de los
diarios para comunicarles la prohibición de publicar alguna información que
hiciera mención a Leonidas Rodríguez o al acto en su homenaje lo que sucedió
por un par de días, el día 9 El Comercio
publicó una nota sobre el acto en Caudevilla y el día 10 hizo lo propio Ultima Hora, incluyendo el discurso del
homenajeado. Luego se conoció, que cuando funcionarios de la OCI ordenaron el
retiro de ambos textos, el director del diario, Francisco Guerra García, señaló
que si no era con todos los artículos previstos el periódico no se imprimía o
se editaba con otro director.
GRUPOS FUERON
ORGANIZÁNDOSE ESPONTÁNEAMENTE
Visto casi cuarenta
años después, yo diría que por esa fecha la idea de crear un partido político
comenzó a ser vista como una posibilidad por varios de los presentes en la
concentración en Caudevilla, así como por quienes de haber tenido oportunidad
hubieran concurrido. Aunque por esa fecha varios grupos de personas que habían
apoyado abierta o críticamente al régimen del general Juan Velasco ya habían comenzado a
reunirse (Ver crónica "Intranquilidades a mediados de los setenta" del 25
de abril de 2014). Entre ellos, como he señalado en alguna otra
crónica, hubo uno en que participamos nueve periodistas o editorialistas de
origen social cristiano e incluso anterior militancia en el Partido Demócrata
Cristiano y de los cuales cinco estaríamos un año después en el nacimiento del
PSR: Rafael Roncagliolo, Manuel Benza Pflücker, José María Salcedo, José
Antonio Luna y yo. Pero en el segundo semestre de 1975 todavía no lo sabíamos…
El pase a retiro de
Leonidas aceleró los esfuerzos de algunos y propició la formación de otros
grupos. Como se pudo saber mucho después, inicialmente
fueron esfuerzos aislados de sectores que entendían la necesidad que existiera alguna
organización política, aunque no tenían claro de qué tipo. Entre estos grupos había más de uno formado
por dirigentes campesinos y asesores de la flamante CNA.
Porque además hubo
otros que se formaron con dirigentes que integraban la Confederación Nacional
de Comunidades Industriales, CONACI, así
como a la Juventud Revolucionaria del Perú, JRP y la sección de Lima de la
Central de Trabajadores de la Revolución Peruana, CTRP-Lima que había roto vínculos
con la dirigencia nacional alineada con “La Misión”. Hubo grupos conformados
por funcionarios públicos que habían estado vinculados a una serie de reformas
del Estado. También algunos integrados por periodistas o colaboradores de las
páginas editoriales de los diarios que aún no sabían que meses después serían
despedidos de esos periódicos.
En los primeros días
de marzo de 1976 Leonidas Rodríguez acepta ser asesor de la Confederación
Nacional Agraria. Si bien él había recibido constantes visitas en su domicilio
en los meses siguientes a su pase al retiro, el que fuera en un habitual concurrente
al local de la CNA lo convirtió en un referente. Quizás sin tener total
conciencia ninguno de los protagonistas, cuando comenzó a ser buscado en el
local de la CNA por delegaciones de varios lugares del país o visitado por
distintas personas, se iba formándose una red de contactos que llevarían meses
después a la centralización de los esfuerzos para formar el PSR.
Esas conversaciones
sirvieron para ir trasmitiendo, a través del propio Leonidas las
características de lo que sería una nueva organización. En los grupos aun
desarticulados se comenzó a hablar que
tendría que ser un partido de izquierda nacional, por lo tanto no identificado
ideológicamente con el marxismo leninismo como tantas otras organizaciones
existentes. Pero también de una organización que recogiera nuevos actores
sociales nacidos a la vida pública en los últimos años.
Paralelamente, a
mediados de marzo el gobierno cambia a los directores de periódicos y suspende
por 90 días la estabilidad laboral en los diarios de circulación nacional en lo
que es interpretado como una forma de cambiar radicalmente la línea de los
diarios. A fines de ese mismo mes de marzo, Rafael Roncagliolo en su
juramentación como presidente de la Federación de Periodistas del Perú o, más
claramente, de una de las dos existentes en esos momentos, demanda el respeto a
la estabilidad laboral. Sin embargo, días después él junto con otros
periodistas de Expreso son despedidos
y a lo largo de ese mes y el siguiente se completan 42 despedidos en ese
diario, por lo menos 2 en El Comercio,
12 en Ultima Hora, 64 en La Crónica y 7 en La Prensa.
Rafo Roncagliolo
tuvo una intensa actividad política en esos meses incluso cuando a fines de
junio pasó a la clandestinidad debido a la intención gubernamental de
detenerlo. En esa etapa se convierte también en un referente para aquellos que
pensaban en una nueva organización política. Incluso en una larga entrevista
para una publicación extranjera plantea la necesidad de constituir una nueva
organización política. Paralelamente ambos nos reuníamos con algunos grupos. En
esos afanes fui detenido a inicios de agosto, en la madrugada de un día que
debíamos ensayar con Rafo un encuentro clandestino con Leonidas Rodríguez (Ver crónica "Metralletas en el techo de mi casa" del 19 de julio
de 2013).
La situación
política se había agravado el 16 de julio cuando fue pasado sorpresivamente al
retiro el Comandante General del Ejército y Presidente del Consejo de Ministros
Jorge Fernández Maldonado y sacados del gabinete ministerial junto con él, los
generales Enrique Gallegos y Miguel Ángel de la Flor, además de ser pasado al
retiro también el general Arturo Valdés quien se encontraba como jefe del Gabinete
de Asesores del Primer Ministro.
A raíz de la salida
de Fernández Maldonado, aunque en ese momento no lo supe, un grupo de mayores y
capitanes del Ejército que tenía conexión con alguno de los tantos grupos
civiles que venían reuniéndose intentó sin éxito una acción militar incluyendo
toma de cuarteles. Transcendió el hecho cuando se conoció que algunos militares
habían sido pasados al retiro.
Los desplazamientos
de Roncagliolo cada vez resultaban más limitados por las dificultades de una
clandestinidad prolongada hasta que –en consulta con varias otros- opta por
pedir asilo político en la embajada de México y aunque inicialmente se niega su
persecución finalmente se le entrega el salvoconducto y sale del país a
mediados de setiembre (Ver crónica "El asilo: la única salida" del 18 de octubre de
2013).
COMIENZA A GESTARSE
EL PARTIDO
Pocos días después José
María Salcedo y yo fuimos invitados a una reunión en el consultorio de Antonio
Meza Cuadra a quien yo conocía aunque no había tratado mucho. Había unas quince
personas y poco después de la hora en que habíamos sido convocados llegó
Leonidas Rodríguez. Señaló que le había pedido a Antonio convocar esa reunión para
intercambiar ideas sobre un nuevo movimiento político considerando que cada vez
más era una exigencia de las bases que lo visitaban. Hubo una conversación
abierta, al final de la cual al despedirse más de uno le dijo a Leonidas que podía
contar con su concurso. En el caso de Chema y yo le recordamos una larga
conversación en su casa el 24 de junio donde hablamos de lo que podría ser un
nuevo partido.
A inicios de octubre
fuimos invitados a otro consultorio, el de Ernesto Velit, donde comenzó a
formarse lo que sería la primera Dirección Nacional del PSR, aunque en esos
momentos no sabíamos aun qué nombre tendría la organización. En las semanas
siguientes quedó completa esa directiva que –hasta donde me acuerdo- integrábamos
Leonidas Rodríguez, como Presidente, Antonio Meza Cuadra, como Secretario
General, Arturo Valdés, como Coordinador de la Comisión Política, Francisco
Moncloa, Manuel Benza Pflücker, Marcial Rubio Correa, Guzmán Rivera, Exaltación
Díaz de la Cruz, Gualberto Portocarrero, Ernesto Velit, José María Salcedo y yo.
Y como dirigente en exterior estaba Rafo Roncagliolo quien no sabía –al igual
que nosotros- que antes de 90 días tendría acompañantes en el exilio.
Entre octubre y la
primera quincena de noviembre se terminó de definir el manifiesto de fundación
También se comenzó a conectar a la militancia de Lima, enhebrando los esfuerzos
organizativos que sabíamos se estaban gestando. Igualmente se planeó algunas
giras iniciales para contactarse con los que serían nuestros dirigentes
iniciales en los distintos departamentos. Juntamos dinero para algunos gastos,
principalmente la publicación de un aviso a media página en el diario La Prensa. Además se hicieron planes de
seguridad que nos permitiera trabajar tranquilamente hasta el momento de hacer
público el manifiesto, esto incluía que variáramos los lugares de reunión de la
Dirección Nacional. Incluso se definió el nombre del partido. No tiene sentido
mencionar cuántos locales utilizamos, pero me resulta imposible olvidar la más
incómoda de las reuniones: cerca del Parque de la Reserva en el local de un
Jardín de la Infancia sentados en sillitas para niños de 4 o 5 años.
FINALMENTE NACE UNA
NUEVA ORGANIZACIÓN POLÍTICA
El documento inicial
significó el anticipo del sello que las posiciones y actuaciones
caracterizarían a la agrupación en los siguientes 15 años (Ver crónica "Heterodoxias en la Izquierda Peruana" del 27 de junio
de 2014). Así desde las primeras líneas se afirma que se surge a la vida política “…para la
construcción del Socialismo Peruano que haga del Perú un país nacionalista e
independiente en pleno ejercicio de su soberanía, y una sociedad en la que impere
una auténtica democracia, la justicia social y la libertad, en la que sus
hombres y mujeres vean realizadas sus aspiraciones, ideales y realidades
concretas”.
Entre los firmantes
además de los tres militares mencionados al inicio –Rodríguez, Valdés y
Dellepiani- aparecía el Capitán de Navío en retiro Manuel Benza Chacón, Antonio
Meza Cuadra, los dirigentes sindicales Guzmán Rivera Castañeda y Vilma
Mazuelos, los periodistas Francisco Moncloa y Begoña Ibarra, los dirigentes de
comunidades industriales José Benavides y Camilo Vivanco, el pintor Gastón
Garreaud, el presidente de la Federación Agraria de Lima Luis Aliaga, María
Cavassa de Valdés, varios ex demócratas cristianos como María Luisa Pflücker de
Benza, José María Salcedo, Oscar Balbuena, Eduardo Franco y yo.
En la dirección
nacional se decidió que no aparecieran Manuel Benza Pflücker, en ese momento
funcionario público, Marcial Rubio Correa, en esa época sub director de DESCO, Exaltación
Díaz de la Cruz y Gualberto Portocarrero, dirigentes de la CNA y Ernesto Velit.
Sin embargo las firmas del padre y la madre de Manano daban seña indudable de
su compromiso. Fue el mismo caso de David Tejada Pardo, uno de los más
entusiastas integrantes del proyecto igualmente funcionario público quien no firmó
pero sí lo hicieron su abuelo David Tejada Mercado y su esposa Lourdes Galindo,
hija además de quien en ese momento era ministro de Trabajo. Como algo
anecdótico se puede decir que Tejada Mercado fue padre de David Tejada de Rivero,
ministro de Salud en el primer gobierno aprista y éste a su vez es padre de
Tejada Pardo. De manera que el actual congresista Sergio Tejada Galindo es
hijo, nieto y bisnieto de personas comprometidas políticamente…
Por estar en orden
alfabético, quien encabezó la lista de los firmantes del manifiesto fue Walter
Albán Peralta en ese tiempo estudiante a un mes de egresar de la facultad de
Derecho de la Universidad Católica y poco conocido fuera del ámbito
universitario. Nadie imaginaba que muchos años después sería decano de esa
facultad, ni que llegaría a ser embajador o ministro y mucho menos que sería
durante cinco años encargado de la Defensoría del Pueblo, institución que ni
siquiera estaba en la imaginación de nadie.
Termino como
comencé: el lunes 29 de noviembre de 1976 salió publicado el documento que daba
nacimiento al PSR. Alguno de los que militaron en la agrupación se preguntarán
¿no era el 23 de noviembre la fecha de fundación? Es cierto y está fechado así
en la publicación que se entregó al diario el día 22, junto con el pago
respectivo. Aceptaron el dinero, pero luego no quisieron publicarlo. Fue por la
terquedad e insistencia de Arturo Valdés –a quien acompañaba Chema en las varias gestiones- que se logró que el
documento fuese finalmente publicado seis días después
de lo previsto.
Esos seis días
fueron de tensa espera para todos los que en ese momento estábamos enterados de
la inminencia de su publicación…
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