En la primera quincena de este mes de agosto tuve ocasión de ver “El color del cielo”, un excelente documental de Pancho Adrianzén Merino sobre la izquierda peruana en los años 70 y 80. Es un testimonio de parte de aquellos que integramos los partidos de izquierda en esa época. O como señalan los responsables de la película son las voces de aquellos que, desde su posición de militantes de izquierda, “plenos de entrega y fe, pugnaron por cambiar a la sociedad peruana…”
A partir de unas noventa entrevistas
realizadas entre los años 2010 y 2023, el documental en alrededor de dos horas
y media profundiza sobre hechos políticos ocurridos a fines de la década del 70
y comienzos de la del 80, tocando temas como la unidad, la violencia política y
la democracia.
Pero en esta crónica quiero ocuparme de un
hecho que en el documental es tratado como un suceso traumático para gran parte
de los dirigentes izquierdistas de esa época: el estallido de la Alianza
Revolucionaria de Izquierda, ARI, a menos de mes y medio de fundada. Y particularmente
cómo la sentimos en el Partido Socialista Revolucionario, PSR, cuando medio año
después se mencionaba ese tema en las semanas previas a la fundación de
Izquierda Unida, IU.
INICIO DE CONVERSACIONES DE PARTIDOS DE
IZQUIERDA
Unos diez días después de las elecciones generales
del 18 de mayo de 1980 y hasta el mes de julio, se habían realizado varias
reuniones para tratar temas puntuales con participación de representantes de
organizaciones que habíamos sostenido hasta cinco candidaturas presidenciales
distintas. En todas ellas participé en representación del PSR, algunas veces acompañando
a Antonio Meza Cuadra -secretario general del partido- y en otras con algún
otro dirigente. Me llamó la atención que en varias oportunidades, en medio de las
intervenciones había referencia a ARI.
Yo tenía claro que había sido un frente que
agrupaba a diversos partidos políticos y que había nacido a mediados de enero y
desaparecido a fines de febrero de 1980. Buscaban encontrar un solo candidato
presidencial unitario y habían resultado inscribiendo cuatro distintos. En su
corta existencia, cuando hubo preguntas de periodistas sobre si el PSR estaba
considerado en el frente, distintos dirigentes habían manifestado que no sería
considerado por ser un partido reformista. Cuando en varias publicaciones de izquierda
se publicaron varios análisis de lo duro que resultaba el fracaso de ARI, que
denominaban como la más amplia unidad, en el PSR lo sentíamos ajeno, ya que nunca
fuimos convocados por ninguna de las agrupaciones que impulsaron esa alianza.
ARI fue un intento de frente electoral que fracasó,
como estuvo a punto de fracasar el frente electoral Unidad de Izquierda que habíamos
conformado el PSR, con el Frente Obrero Campesino Estudiantil y Popular, FOCEP,
y el Partido Comunista Peruano, PCP, y tres agrupaciones menores sin
inscripción legal, cuando el candidato presidencial Genaro Ledesma, presidente
del FOCEP, nos informó por los periódicos que se había retirado de la alianza (Ver crónica “Candidato
nos avisó por los diarios que se iba” del 29 de noviembre de
2019).
Pero fue después del 28 de julio, cuando
asumió el gobierno el presidente Fernando Belaunde Terry y cuando se supo que
las elecciones municipales se realizarían el 23 de noviembre, que las reuniones
de partidos de izquierda dejaron de referirse a temas puntuales y se enfocaron
a la búsqueda de un frente electoral que asumiera unitariamente la
representación de la izquierda para dichos comicios. Pensando entonces que
estábamos buscando un proyecto que obligaba a acuerdos orgánicos, las reuniones
tendieron a multiplicarse en número y a extenderse en duración. En esas
reuniones que participaban partidos y frentes de partidos se fue constituyendo
un grupo de unas ocho a diez personas que asistíamos asiduamente, al cual se
añadía un número de doce a quince que iban cambiando o rotando.
AFIANZANDO LAZOS DE UNIDAD
En ese grupo estable puedo recordar a Manuel Dammert
y Luis Mejía Regalado del Partido Comunista Revolucionario, PCR. A Guillermo Herrera
Montesinos y Raúl Núñez del PCP. A Carlos Tapia del Movimiento de Izquierda
Revolucionario, MIR, integrante de la Unidad Democrático Popular, UDP. A Martín
Oré, de Vanguardia Revolucionaría también integrante de UDP. A César Rojas
Huaroto, dirigente del Partido Comunista del Perú - Patria Roja, PC del P-PR integrante
de la Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria, UNIR. A Eduardo Figari Gold
de Vanguardia Revolucionaria - Proletario Comunista, VR-PC, también integrante de
UNIR. Y yo del PSR.
Más allá de las discrepancias, en las semanas
previas a la fundación de IU, se desarrolló una buena relación personal entre
algunos de nosotros. Quizás -como lo dije al presentar un libro de Guillermo
Herrera en el año 2001- por afrontar todos las mismas dificultades por “…ser esa especie incomprendida de personas
que tenían que defender dos causas: por un lado, patrocinar los requerimientos legítimos
de sus partidos en el frente que podía chocar con los también legítimos de otras
agrupaciones y, por otro lado, salvaguardar las urgencias unitarias del conjunto” (Ver crónica “Izquierda Unida: Testimonio de parte” del 23 de agosto de 2013).
ALGO DE HUMOR Y RECUERDOS DE TRISTEZA
Desde los inicios de las conversaciones que
culminarían en la formación de IU, participaron representantes de los tres
partidos trotskistas: el Partido Revolucionario de los Trabajadores, PRT, el Partido
Socialista de los Trabajadores, PST y el Partido Obrero Marxista Revolucionario,
POMR, en más oportunidades los del PRT que de los otros, pero para la gran
mayoría de los otros partidos estaba claro que al final se retirarían, como
efectivamente sucedió. En realidad, como siempre se oponían a todo, ya casi
nadie los escuchaba. Y siempre mencionaban en sus intervenciones el eslogan: “sin
patrones ni generales” en clara alusión al PSR cuyo presidente era el general Leonidas
Rodríguez. En alguna oportunidad, un representante trotskista -unos de los
pocos que lucía corbata y el único que vestía terno con chaleco en la reunión- hizo
reiteradas alusiones despectivas al PSR, y cuando finalizó su intervención, le pedí
al director de debate me permitiera una pregunta al orador y ante el sonrojo
del aludido y risa de los asistentes, le pregunté si en el lugar donde había
comprado el elegante y fino terno que vestía también vendían a crédito.
Muchas veces cuando esperamos que hubiese quorum
o mientras se producía un receso porque alguna de la fuerza requería hacer
consultas nos dedicábamos a conversar informalmente. Durante ese tipo de
reuniones, pude escuchar opiniones sobre ARI y el rol que varios de sus
protagonistas habían jugado. Todos recordaban amargamente la noche del 26 de
febrero y la madrugada del día siguiente. Con intentos de discusiones, cuarto
intermedios, retiros y reingresos, hasta la comprobación final que ya nada
había que hacer. Me enteré de gritos de indignación que se entrecruzaron entre
los participantes, pero también del llanto de impotencia que algunos soltaron.
Recuerdo que una oportunidad alguno de los
presentes me dijo si no nos habíamos planteado integrarnos a ARI. No sabes, le
dije, que el PSR fue vetado bastante antes que se formara ARI. Ni siquiera se
planteó conversar con nosotros en los meses finales del 79 cuando se iniciaron múltiples
conversaciones de los partidos de izquierda, dije. Y Guillermo Herrera añadió que
la UDP buscaba unificar a todas las fuerzas “revolucionarias” para después
incorporar a la “izquierda reformista”, refiriéndose al PCP y al PSR, o sólo al
PCP porque el PSR estaba vetado por los trotskistas. Como el tema fue tocado en
una conversación informal, nadie tuvo interés en seguir tratándolo.
APRESURANDO ACUERDOS
Pero esa conversación prácticamente anecdótica
dio motivo para una larga conversación con Carlos Tapia y Manuel Dammert. Coincidimos
en que a VR o a PC del P-PR les sería muy difícil retirarse de las
conversaciones que se venían realizando. Dicho en mis palabras, ningún partido
que hubiese participado de la experiencia de ARI podía permitirse ser parte del
estallido de un frente de izquierda por segunda vez en medio año. Esa fue la
primera de varias conversaciones que tuvimos antes de lanzar públicamente la
candidatura de Alfonso Barrantes Lingán a la alcaldía de Lima, una semana antes
de que se fundara Izquierda Unida, IU, suponiendo que podría acelerar acuerdos,
como finalmente sucedió (Ver crónica
"Lanzamiento de Barrantes para forzar la unidad” del 28 de enero de 2014).
Qué valioso documento histórico de hechos que la mayoría ignoramos, pese a nuestro interés en la vida política. Gracias ALFREDO por ilustrarnos, ojalá publiques pronto tus artículos, que son verdaderos estudios de una realidad, es decir, historia que hemos vivido. Felicitaciones de Carmen Meza Ingar
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