En estos días he buscado en mi memoria algún hecho político que coincidiera con las Fiestas Patrias en el Perú, exceptuando por cierto aquellos 28 de julio en que se instalaba algún nuevo gobierno. Creo que las Fiestas Patrias de 1987 podrían ser una de las más significativas porque en esa oportunidad Alan García Pérez, presidente de la república y líder del Partido Aprista Peruano, anunció la estatización de la banca.
Sorpresivamente en el discurso dirigiéndose al
Congreso, con ocasión de culminar su segundo año de gobierno y de iniciar el
tercer año, el presidente García dijo “el sistema financiero de hoy en el
Perú es el más poderoso instrumento de concentración de fuerza económica y por
ende de poder político y el mayor obstáculo a la democratización de la
producción y la acumulación del excedente. Por eso en este instante propongo al
Congreso su nacionalización reservando la actividad crediticia, financiera y de
seguros al Estado. La primera medida como ya se ha dicho es la nacionalización
del sistema financiero para redistribuir el poder de decisión económica y
democratizar la producción y la acumulación y el crédito. Presento por ello el
proyecto de ley para la nacionalización de los bancos y todas las instituciones
financieras y de seguros, reservando esas actividades al Estado por convenir al
interés social”
E inmediatamente añadió “Y anuncio que en
tanto se debata esta ley en el congreso nacional al amparo del derecho
constitucional que permite intervenir temporalmente las actividades económicas
y de las facultades extraordinarias en materia económica y financiera mediante
un decreto supremo de fecha el gobierno ha dispuesto la intervención por el Estado
de todas las instituciones bancarias, financieras y de seguros.”
En el hemiciclo de la Cámara de Diputados,
donde se encontraban también los senadores, se produjo un gran silencio que
poco después fue interrumpido por aplausos de la bancada aprista -aunque muchos
de sus integrantes ni se movieron- y la bancada de Izquierda Unida, IU. Y antes
que culminara el discurso presidencial ya era motivo de comentarios en aquellas
radios y televisoras que trasmitían el discurso presidencial.
El 29 de julio el gobierno dispuso la
intervención por 120 días de diez empresas bancarias, seis financieras y siete
aseguradoras. También cesó a los directorios y suspendió la competencia de las
juntas de accionistas de esas entidades intervenidas.
EN CONVERSACIONES NO SE HABLÓ DE LA BANCA
En la primeras semanas de ese mes se había debatido
sobre las nuevas políticas económicas que impulsaría el gobierno, pero nadie
esperaba la nacionalización de la banca. Se había producido el primer cambio de
gabinete del gobierno aprista y el 28 de junio el senador Guillermo Larco Cox había
asumido como nuevo presidente del consejo de ministros. Luego de jurar, Larco
Cox no hizo ninguna declaración afirmando que el propio presidente García
indicaría días después el rumbo que iba a tomar el manejo del economía nacional.
Larco reemplazó al diputado Luis Alva Castro, segundo vicepresidente de la
república, quien se rumoreaba había tenido varias discusiones con García en sus
casi dos años de gestión.
Pasadas casi cuatro décadas no tiene sentido
entrar en detalles del mensaje que el 5 de julio dirigió al país el presidente García
en cadena de radio y televisión, Señaló que si bien el modelo económico seguido
no había sido óptimo, ni un milagro, ni una maravilla, pero que era mejor al
modelo liberal que había venido rigiendo en el país. Aceptó que no se habían
cumplido con lo prometido meses atrás, dijo que no se había logrado controlar
el dólar paralelo, anunció subida de sueldos y salarios para trabajadores
privados no sindicalizados y estatales, incluyendo miembros de las fuerzas
armadas y policiales, indicó también la ampliación del programa de apoyo al
ingreso temporal, PAIT. Dijo también que
no necesariamente se iba a producir subida de precios en los productos
alimenticios, medicinales y agropecuarios, aunque anunció el aumento de 25% en la
gasolina. También convocó a la Confederación de Instituciones Empresariales
Privadas, CONFIEP, y a sus gremios integrantes para que dialogaran con el
gobierno en la búsqueda de lograr una contribución extraordinaria de los
sectores empresariales en beneficio directo de los fondos especiales a favor de
los más humildes.
Inmediatamente después, Larco Cox anunció que invitaría
a conversar a los dirigentes de los partidos políticos. En Izquierda Unida
discutimos sobre la conveniencia de aceptar el diálogo. Como secretario general
del Partido Socialista Revolucionario, PSR, integraba yo el Comité Directivo Nacional
de IU, CDN – IU y estuve de acuerdo en aceptar la invitación, teniendo claro que
conversar no era pactar. El propio Larco Cox expresó que se trataba de un
intercambio democrático de ideas. La reunión se produjo el 7 de julio, IU cuestionó
las medidas anunciadas por Alan García y planteó la necesidad de establecer la
cogestión de los trabajadores en las empresas estatales, afianzar la propiedad
social y cooperativa, ampliar los alcance de las comunidades laborales y
aumentar la inversión pública. El diputado Manuel Dammert, secretario general
del Partido Comunista Revolucionario, PCR, en su condición de coordinador de
turno del CDN – IU desmintió ante la prensa que se hubiese intentado concertar
programas de gobierno, sino de escuchar los planteamientos de ambas partes.
También se pidió amnistía para militantes de IU injustamente detenidos.
En la siguientes semanas el diálogo de Larco
con los distintos partidos políticos, así como con instituciones gremiales
prosiguió, mientras las declaraciones de los distintos actores políticos se
centraban en las medidas económicas que se comenzaban a implementar. Pero en
ningún momento se mencionó la posibilidad de estatizar la banca…
COMO CUY EN TÓMBOLA
Por lo que especuló desde el 28 de julio, García
no había conversado sobre este anuncio ni con su propio partido ni incluso con
su propio gabinete ministerial. Senadores, diputados, ministros y dirigentes
apristas no aceptaron haber sido sorprendidos por el anuncio de García, pero la
impresión que muchos tuvimos es que lo había conversado con muy pocas personas
de su entera confianza que guardaron absoluta reserva, hasta que en pleno
congreso Alan García hizo el anuncio que determinaría el clima político de
enfrentamiento de los siguientes meses e incluso años…
Cuando dos días después, tuvimos una reunión de
la comisión política del PSR, Fernando Sánchez Albavera excelente economista y
diputado por el Callao, informó de una visita que había realizado a Alan García
el día anterior. Nos contó que lo había encontrado solo, preocupado y con los periódicos
del día rodeándolo. La impresión de Fernando era que el presidente no había
calculado el impacto de la medida, pero tampoco preparado medidas
complementarias para sacarla adelante. Nos contó que en algún momento, García
le había dicho que se sentía como “cuy en tómbola“ haciendo referencia al juego
en que el pequeño roedor es puesto de pronto al centro de un círculo formado
por 15 o 20 cajas y por tanto sin saber a dónde meterse.
En el PSR, al igual que en los otros partidos
de IU, la posición adoptada fue apoyar el planteamiento de García, pero buscando
que fuera lo más consistente posible y que su implementación no significara un
aprovechamiento partidario del Apra.
MITINES Y MARCHAS A FAVOR Y EN CONTRA
En las semanas siguientes hubo varios mítines tanto
de apoyo como de rechazo al anunciada nacionalización de la banca. El 7 de
agosto el Partido Aprista convocó una concentración en la Plaza de Armas donde
habló García. Este anunció que cesaba la intervención temporal de las entidades
financieras, considerando que el Poder Judicial había acogido los recursos de
amparo de las instituciones afectadas. Precisó que se trataba de una medida
táctica y que la aprobación de la ley remitida al congreso era la medida estratégica.
Aunque precisó que su gobierno quería hacer una Revolución con pleno respeto de
la democracia y las normas constitucionales, un gran sector de los
manifestantes expresó su desacuerdo.
El 14 de agosto hubo un mitin del Partido
Popular Cristiano, PPC, frente a su local central en la avenida Alfonso Ugarte en
que su líder Luis Bedoya Reyes señaló su total y frontal oposición a la
decisión gubernamental. El 20 en la plaza San Martín, pese a la poca difusión, Izquierda
Unida realizó un mitin en que me tocó ser el orador de fondo, en mi calidad de coordinador
de turno de IU, reiterando nuestro apoyo a la medida pero exigiendo la
participación de los trabajadores en los directorios de los bancos y la no “apristización”
de esas entidades. Como días antes el presidente del Banco de Crédito del Perú Dionisio
Romero había manifestado haber hecho donaciones voluntarias a las campañas
electorales del Apra, el PPC y Acción Popular, AP, en 1980 y la de García en
1985, en mi intervención condené este hecho y remarqué que “Izquierda Unida no
se vende”. Aunque hubo tres petardos que estallaron en pleno mitin, la mayoría
de los asistentes se mantuvo firme.
En la misma plaza San Martín al día siguiente
se realizó un mitin mucho más numeroso que el de IU. Había sido convocado por
el afamado escritor Mario Vargas Llosa y algunas otras personalidades independientes.
El escritor desde el anuncio de la estatización de la banca había hecho
continuas declaraciones oponiéndose a esa medida y convocando la movilización
ciudadana en defensa de la libertad. Aunque ni él mismo lo imaginaba ese 21 de
agosto de 1987 fue el inicio del Movimiento Libertad que él crearía meses
después y que en alianza con AP y el PPC crearían el Frente Democrático -FREDEMO-
que llevó como candidato a la presidencia de la república en 1990 a Vargas Llosa.
En el mitin hubo muchos independientes. pero se encontraban en calidad de
espectadores el ex presidente Fernando Belaúnde Terry, jefe de AP y Luis Bedoya
Reyes líder del PPC. También se encontraba Roger Cáceres, líder del Frente
Nacional de Trabajadores y Campesinos, FENATRACA y Javier Silva Ruete, amigo de
Vargas Llosa desde la infancia y en esos momentos senador del movimiento Solidaridad
y Democracia, SODE. No hubo discursos de
militantes de partidos sino intervinieron independientes como Luis Delgado
Aparicio que hizo de maestro de ceremonias, el renombrado economista Hernando
de Soto y el arquitecto Miguel Cruchaga. Aunque esa noche en su discurso de
poco más de una hora, Vargas Llosa aclaró que no era político, estuvo claro que
la derecha peruana ya podía tener un candidato muy distinto a los ya gastados
dirigentes que venían liderando sus partidos desde los años 60 o incluso antes.
A lo largo de todo el mes de agosto hubo
múltiples movilizaciones de empleados bancarios por las calles de la ciudad
principalmente por el centro de Lima y por Miraflores. La mayoría eran
manifestaciones en contra de las medidas. Pero también movilizaciones de apoyo
a la estatización de trabajadores organizados, estudiantes y pobladores, tanto
en el centro de la ciudad como en los distritos más populosos de los llamados
“conos” de Lima.
GUERRA DE TITULARES
El anuncio presidencial del 28 de julio no solamente
polarizó el debate político en el país, sino se convirtió prácticamente en el
único tema del que se hablaba en la prensa. Los kioscos de periódicos que
mostraban los titulares de los principales periódicos del país se convirtieron
en centro de información para trabajadores y estudiantes que no dejaban de
pararse para leerlos y muchas veces compartir opiniones con otros que también se
habían detenido unos minutos para informarse.
Prefiero a estas alturas de la crónica más que
tratar de explicar el clima que se vivía. trascribir precisamente algunos de
los titulares que alimentaban la información de los peruanos por esos días.
El 29 de julio, Expreso tituló “Estado
será el único banquero del país. También nacionalizaron las financieras y las
compañías de seguros. Cierran casas de cambio y Ocoña. Total control de divisas”.
Por su parte, La Crónica diario de propiedad del Estado, señaló “La Revolución
se profundiza. Alan García pronunció histórico discurso ante el Congreso. Gobierno
nacionaliza el sistema financiero bancario y de seguros”. La República tituló
“Alan anuncia grandes transformaciones. Habrá control de cambios. Estatizan bancos
y financieras”. Por otro lado, “Guerra entre Alan y sus apóstoles en maniobra
desesperada para salvar el proyecto aprista”, dijo en portada Cambio. Al día
siguiente, los titulares siguieron. “Intervienen bancos y cesan directorios” señaló
Expreso. “Aseguran
estabilidad a empleados de bancos, financieras y seguros. Garantizan todos los
depósitos” indicó La República. “Estatización de la banca rompería el tema
de confianza, afirma canal 5“ indicó El Comercio. El 31
de Julio continúan los titulares: “Empresarios enjuiciarán gobierno por
ilegalidad de decreto estatista” tituló Expreso. “Ley de
nacionalización de la banca al debate en Diputados, anuncia Alva Castro” señaló
La
Crónica.
El primero de agosto El Comercio tituló “Juez
dio amparo la banca privada. La intervención queda paralizada y todo debe
volver a su estado anterior hasta que se dicte sentencia definitiva”, mientras Expreso señaló “Alan:
La Revolución en el Perú es inevitable. O la hace el Apra o la hace Sendero”. “Gobierno
no estatizara la banca comercial extranjera pero tendrán que adecuarse a
medidas y restricciones que imponga la ley de nacionalización” dijo El Nacional. El 2
de agosto, mientras que El Comercio tituló “Seguirá estatización de banca dice
Alan García”, Expreso dijo “Amparados en fallo de juez, mañana
volveremos dicen banqueros” y La Voz señaló “Banqueros escogieron a su juez, el
competente era otro de turno”. Al día siguiente, 3 de agosto, Expreso tituló “¿Quién
manejará los bancos los apristas o los banqueros?”, “La mayoría rechaza apristización
de la banca según la encuesta en Lima”. Por su parte, La Crónica señaló “Intervención
segura “, “Mientras jueces pelean, Juez Guerra a favor de los banqueros, Juez
Walde rechaza recurso de amparo”, “2200 peritos ingresan a la bóveda de los
bancos”.
El 4 de agosto El Comercio señaló “Propietarios
de bancos retornan pacíficamente con muestras de júbilo de los trabajadores”. “Saberbein
dice que la intervención continúa” y Expreso titula
“Volvieron los banqueros. El gobierno insiste en ilegal intervención. Gobierno ya
está notificado, autoridades e interventores incursos en figura penal” mientras
Cambio dice “Apóstoles
retoman los bancos“. El día 5 de agosto, Expreso tituló
“Intervención estatal viola la constitución: colegio de abogados. Otra juez
ampara aseguradoras, nueva derrota del gobierno. Siguen marchas de protesta. Torres
Vallejo: no se consultó a la bancada” y La Voz señala
“Apra pide se dé fuerza de ley a decreto que dispone estatización de los bancos”.
LEY SE APROBÓ PERO NO SE APLICÓ
Podríamos continuar mostrando algunos titulares que se
publicaban en el Perú no sólo en lo que resta de agosto de 1987 sino
prácticamente en todo el resto del año. En lo que Henry Pease calificó como “huida
hacia adelante” de García, la estatización de la banca cumplió la función de aglutinar
al pueblo peruano frente a los poderosos del Perú. García lo necesitaba para
tratar de sacar adelante el país, después que los esfuerzos iniciales de
manejar la economía se habían agotado y más bien se enfrentaba una creciente
crisis económica. La ley 24723 de estatización de la banca se aprobó rápidamente
en la Cámara de Diputados, pero en el Senado demoró bastante más y se le
incluyeron algunos artículos que la hizo confusa y contradictoria. Cuando
finalmente se aprobó y promulgó, en la práctica resultó inaplicable.
El debate que polarizó al país por muy buen tiempo no generó ningún cambio significativo en el sistema financiero…
Pero no hubo forma que se frenara el deterioro del manejo económico del país, que incluso -según se rumoreó- hizo pensar a García en renunciar un año después (Ver crónica "Setiembre tenso” del 27 de setiembre de 2018).
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