jueves, 27 de septiembre de 2018

SETIEMBRE TENSO (1988)

Este mes de setiembre ha sido difícil y algunos observadores opinan que existe inestabilidad política en el Perú. Aunque algunos suelen decir que “todo tiempo pasado fue mejor”, si retrocedemos treinta años a  otro setiembre comprobaremos que el pasado fue peor. El 6 de setiembre de 1988 se anunció uno de los “paquetes” económicos más duros del primer gobierno de Alan García -cuando era inimaginable que tendría un segundo gobierno- con alzas que llevaron la inflación a 114 % ese mes, mientras que el terrorismo seguía golpeando al país con asesinatos, explosivos arrojados contra locales, vehículos e incluso con un “coche-bomba” que estalló a cien metros del Palacio de Gobierno.

Las críticas a las medidas económicas provinieron de todos lados. Dieciocho parlamentarios del gobernante Partido Aprista fueron pasados a disciplina por discrepar con ellas. Los más caracterizados voceros de Acción Popular, AP, el Partido Popular Cristiano, PPC, y el novísimo Movimiento Libertad, encaminados a unir sus fuerzas con la creación del Frente Democrático, FREDEMO, discreparon también de la política económica gubernamental. Otro tanto ocurrió con Izquierda Unida, IU, que lo hizo incluso con algunos parlamentarios acompañando movilizaciones populares, aunque sin dejar de lado los preparativos de su primer congreso nacional previsto para realizarse pocos meses después.

GALÓN DE GASOLINA COSTABA UN CUARTO DE MILLÓN DE SOLES

No tiene sentido en estos momentos analizar las medidas económicas anunciadas en esa ocasión por el nuevo ministro de Economía y Finanzas, Abel Salinas Izaguirre, que elevaron los precios de los artículos básicos entre 100 y 250 por ciento. Si cabe recordar que el presidente de la Comisión de Plan de Gobierno de IU, Javier Iguiñiz, señaló que “el talón de Aquiles del paquete es su éxito que consiste en provocar más miseria y desempleo en la población para ahorrar divisas…”

Para ilustrar la situación que se vivía, mencionaré algunas de las alzas: el galón de gasolina de 84 octanos -la más usada en esa época- pasó de 63 a 250 intis, el kilo de arroz subió de 25 a 60 intis, la botella de litro de aceite de 60 a 131, la bolsa de leche en polvo de 9 a 18 intis y el kilo de pollo de 180 a 350 intis. Habría que añadir que la nueva moneda tenía menos de tres años de establecida, por lo que era común que todavía se hablara de soles y así la gasolina valía 250 mil soles, el aceite 131 mil, la leche 18 mil y el arroz 350 mil. El costo de las tarifas de agua, luz y teléfonos, se elevó por encima del cien por ciento. También subieron los costos del transporte. Entre enero y agosto de ese año la inflación había alcanzado 243%, pero con ese “paquetazo” y posteriores medidas económicas entre setiembre y diciembre alcanzó 431%, es decir pasamos de vivir con una altísima inflación a tener una hiperinflación que para el año llegaría a 1722%.

Luego del “paquete”, que incluía algunas medidas para paliar su efecto en la población como el aumento al sueldo mínimo de 6020 intis a 15000, se hicieron públicas también las condenas de las principales organizaciones populares, así como se iniciaron conversaciones para convocar un paro nacional el mes siguiente. De hecho hubo varias paralizaciones de transportes en rechazo al alza de combustibles. Y en Lima como en otras ciudades del país se desarrollaron movilizaciones de protesta por las medidas económicas. Estando suspendidas las garantías constitucionales, las marchas fueron reprimidas por la policía, en algunos casos violentamente, incluso golpeando a parlamentarios de izquierda. En Arequipa y Puno se produjeron bloqueos de carretera. De algunas de las movilizaciones se aprovecharon elementos delincuenciales para promover el saqueo de mercados y tiendas comerciales, el peor de los cuales se desarrolló en el distrito puneño de Ilave que incluyó la participación de seis mil campesinos.

MÁS DE 3 AÑOS EN OTRAS CARTERAS, MENOS DE 3 MESES EN ECONOMÍA

Las medidas económicas no lograron cumplir con las expectativas gubernamentales y tuvieron que ser complementadas con un segundo “paquetazo” el 22 de noviembre, la que tuvo como efecto la salida de Abel Salinas menos de una semana después. Los comentarios de la época señalaron que el ministro, sus viceministros y algunos funcionarios de confianza no pudieron sacar adelante el denominado Plan antiinflacionario debido a los cambios introducidos por el presidente García. Vale recordar que Salinas -respetado dirigente aprista- había integrado el gabinete ministerial desde el inicio del gobierno como titular del Interior por 23 meses y luego como ministro de Energía y Minas por 14 meses, pero en la cartera de Economía no llegó a cumplir tres meses.

Pero volvamos a setiembre de 1988. Circularon rumores sobre la renuncia del presidente Alan García y también sobre la posibilidad de un golpe militar. Un despacho de la agencia de noticias United Press International, recogiendo diversas versiones locales, señaló el día 12 que García “…estuvo a punto de renunciar abrumado por el costo político y social que le significó aprobar un traumático aumento en los precios de los combustibles, alimentos y medicinas”. También se daban versiones sobre intentos de golpe de estado que fueron desmentidos por el ministro de Defensa general Enrique López Albújar y el presidente del Comando Conjunto de la Fuerza Armada.

En esos mismos días, el presidente del Consejo de Ministros, senador Armando Villanueva del Campo, reveló que se estaba preparando reuniones con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, con los que el Perú se había distanciado desde que García iniciara su mandato. Villanueva reveló que hubo una reservada “reunión en la cumbre” con los líderes del FREDEMO, Fernando Belaunde Terry, Luis Bedoya Reyes y Mario Vargas Llosa, con los vicepresidentes, senador Luis Alberto Sánchez y diputado Luis Alva Castro y el propio Villanueva para intercambiar opiniones para las coordinaciones con esos organismos económicos internacionales. El manejo heterodoxo de la economía del presidente García había llegado a su fin y, con las medidas económicas se buscaba que los organismos internacionales facilitaran préstamos. Pero ese objetivo fracasó…

EL COSTO DEL TERRORISMO NO SÓLO FUE DE VIDAS HUMANAS

Con el país social y políticamente convulsionado y con gravísimos problemas económicos, se conoció en ese mes de setiembre, que el Perú había tenido más de 10 mil millones de dólares en pérdidas materiales desde 1980 hasta el 30 de junio de 1988. Así se señalaba en el informe de la Comisión Especial de Pacificación del Senado, presidida por Enrique Bernales, ex candidato a la primera vicepresidencia de la república por IU en las elecciones de 1985 y ex secretario general del Partido Socialista Revolucionario, PSR. Fue un documento muy serio trabajado buscando fuentes confiables y además de buscar tener una información objetiva, tenía como finalidad adicional que fuera remitido al Consejo de Ministros para la elaboración de una estrategia integral antisubversiva. El documento informaba que en ese mismo periodo hubo 12884 hechos subversivos y 11305 muertos entre civiles, militares, y policiales y subversivos. Incluso se señalaba que entre el 30 de junio y el 21 de setiembre se habían producido 548 muertes más, 269 de las cuales eran de civiles.

Justamente el 21 de setiembre había sido asesinado un teniente gobernador del distrito de Laredo en La Libertad a quien le dejaron un letrero con la inscripción “Así mueren los testaferros del Apra”. Y el mismo 21 en una puerta lateral del edificio del ministerio de Economía detonó una carretilla de venta ambulante con doce kilos de dinamita quedando 19 personas heridas, cinco de ellas de gravedad. Al día siguiente, a pocas cuadras del Congreso donde el senador Bernales presentó su informe y a cien metros de Palacio de Gobierno, estalló un “coche-bomba” en una playa de estacionamiento.

Así vivíamos en el Perú hace justamente treinta años. Este país sangraba todos los días ya que en los últimos tres meses tenía un promedio de cerca de siete muertos por día, producto de los atentados subversivos y también de la mucha veces indiscriminada represión. Y así hacíamos política, dando nuestra dedicación, nuestro tiempo y nuestro dinero para sacar adelante las concepciones ideológicas y políticas que juzgábamos mejores para la patria.

EL IMPULSO A CONGRESO DE IU EN MEDIO DE TURBULENCIAS

A fines de julio de 1986, en el III Congreso Nacional del PSR yo había sido elegido secretario general del partido en reemplazo justamente de Bernales y en esos días de setiembre estaba en actividades tan distintas como firmar un comunicado denunciando “a quienes desde la derecha macartista o desde el violentismo terrorista pretenden aprovechar la actual crisis para propiciar un golpe militar…”, avanzar con otros sectores no partidarizados de IU en la formación de la Coordinadora Nacional de la Convergencia Socialista y participar como integrante del Comité Directivo Nacional de IU en las actividades de apoyo a la Comisión Organizadora del Primer Congreso Nacional, que presidía Henry Pease, integrante también del CDN de IU como representativo de los militantes sin partido.

Habían pasado muy pocas días del súbito fallecimiento de Mary, la esposa de Henry, por lo que en las reuniones en esos días nuestra relación fue muy estrecha, ya que al compromiso compartido de sacar adelante ese evento se unía la fraterna amistad de más de 20 años, anteriores militancias partidarias compartidas y trabajar juntos más de catorce años en DESCO, buena parte bajo su dirección. Por eso desde ese mes varias reuniones del CDN se realizaron en su casa, a su pedido, y al terminar muy tarde en las noches me retenía sólo a mí con la frase “Los compañeros se van, los amigos se quedan…” Ninguno podía suponer que cuatro meses después estaríamos en posiciones encontradas al final del congreso de IU…

¿Qué pasaba en esa época al interior de IU? En algunos sectores -incluyendo manifiestamente al PSR- se estaba reflexionando a partir de análisis y encuestas que señalaban que Alfonso Barrantes, ex alcalde de Lima y ex presidente de IU, tenía grandes posibilidades de ser el siguiente presidente de la república. Nuestra preocupación estaba centrada en la coherencia que tendría un frente -convertido en gobierno- con muy distintas posiciones políticas. No creíamos en la unidad por la unidad y resultaba irresponsable llegar al gobierno con agrupaciones que no estaban dispuestas a una actuación democrática. Esto era coincidente con lo que le había escuchado casi un año antes al propio Barrantes, preocupado que en un eventual gobierno que él encabezara, el ultra izquierdismo que “tenemos en nuestras propias filas” fuera “nuestro principal enemigo” (Ver crónica “Con Barrantes en Moscú” del 20 de enero de 2017).

Desde el mencionado congreso del PSR, se venía trabajando en delinear lo que calificábamos como el “proyecto socialista” que era lograr, al interior de IU, un bloque homogéneo diferenciado ideológicamente de fuerzas marxistas leninistas. No pensábamos en rompimiento del frente pero estábamos convencidos que debía aislarse posiciones de ultraizquierda que además no hacían un deslinde claro contra el terrorismo. En ese trabajo nos habíamos acercado a un sector muy amplio de quienes se sentían militantes de IU pero no de ninguno de sus partidos, denominado No Partidarizado o NoPar -que varios señalaban como el grupo barrantista- que había comenzado a trabajar públicamente a mediados del año anterior poco después de las crisis de IU que culminó con la renuncia de Barrantes a la presidencia del frente (Ver crónica “Barrantes renuncia a Presidencia de Izquierda Unida” del 23 de abril de 2018).

Desde que algunos parlamentarios de IU, que no militaban en ninguno de los partidos que integraban el frente, se plantearon la posibilidad de organizar a esos sectores independientes, los NoPar habían pasado por algunos avances y retrocesos organizativos -que intentaremos en otra oportunidad de relatar- pero ya tenían algunos voceros que el resto reconocía. Por esa razón a mediados de agosto se había hecho público un comunicado dando nacimiento a la Coordinadora Nacional de la Convergencia Socialista que firmamos Tomás Montoya por los NoPar, Francisco Guerra García como independiente y yo por el PSR. Se señalaba como una alternativa democrática de transformación y afirmábamos dentro de IU donde no debería haber lugar para las tesis violentistas y antidemocráticas. De hecho cuando se me preguntó si la Convergencia Socialista pediría su ingreso a IU, contesté que no era necesario porque ya estaba… considerando que todos sus integrantes eran militantes del frente.

De lo que se estaba hablando era la constitución de un movimiento muy amplio dentro de IU que compartieran todos los sectores no marxistas leninistas, aunque para desarrollar sus propuestas políticas y electorales coordinara y mantuviera estrecha relación con partidos como el Partido Comunista Revolucionario, PCR, liderado por Manuel Dammert y otros sectores de IU. De hecho veníamos coordinando desde meses atrás con el PCR y se acaba de establecer contacto con un grupo que se había apartado del Partido Unificado Mariateguista, PUM, encabezado por el diputado Carlos Tapia. Estos disidentes formarían meses después el Movimiento Socialista Peruano.

Esa crisis avivó las críticas a las posiciones del PUM de varios de los dirigentes de los NoPar, aunque hay que señalar que algunos de ellos habían militado en Vanguardia Revolucionaria, partido que se integró con otras dos fuerzas políticas para fundar el PUM en octubre de 1984. Trascendió por esa época que continuaban problemas internos en el PUM, lo que quedó corroborado cuando tres meses después otro grupo disidente conformara la Coordinadora Nacional Mariateguista.

NO IMAGINÁBAMOS LO FUERTES QUE SERÍAN LAS DIFERENCIAS

Volvamos a setiembre de 1988. Sobrellevando su pesar, Henry Pease seguía adelante en la preparación del Primer Congreso Nacional de IU convocado para mediados de diciembre. A la comisión organizadora que presidia le imprimía su estilo personal: trabajo intenso sin pausa y pasando por encima de cualquier obstáculo cuando no se podía sortear. El trabajo se realizaba en estrecha coordinación con el CDN de IU, después de cuyas sesiones en casa de Pease -como ya conté- me quedaba conversando con él no sólo como amigo sino como dirigente de uno de los partidos de IU, por lo que fueron varias veces que hablamos del futuro Congreso.

En esas conversaciones durante ese mes habían matices que no imaginábamos que podían separar tanto nuestras posiciones. Coincidiendo en que IU no debía caer en el ultra izquierdismo, él pensaba que las bases organizadas a través del empadronamiento y los congresos distritales y provinciales el esfuerzo organizativo no caerían en el maximalismo. Mientras él estaba seguro que ganando las tesis políticas se lograba mantener a IU en una posición de izquierda moderna y responsable y, sobre todo, democrática, yo le manifestaba mis dudas basado esencialmente en que esos sectores no eran democráticos.

La posibilidad que Barrantes fuera el candidato presidencial de IU en 1990 y que ganara las elecciones, era otro tema de conversaciones. Coincidíamos en que lo mejor sería que Barrantes fuera un candidato orgánico de todo el frente, pero la dificultad era que para Alfonso el PUM no debía ser parte del frente. Allí mi óptica -y la de muchos otros también- era que la candidatura tenía que concretarse aun a costa de la unidad del frente y la óptica de Henry era preservar la unidad porque estaba seguro que los grupos minoritarios de posiciones ultraizquierdistas no tendrían ningún peso en las decisiones de IU.

Ninguno imaginaba que el candidato presidencial que inscribiría IU en noviembre de 1989 no sería Barrantes sino Pease. Tampoco que seríamos vecinos y conversaríamos mucho en la zona reservada al CDN en el congreso que se realizaría en Huampaní cuatro meses después, reunión sobre la cual espero escribir en muy poco tiempo. Es que recién estábamos en setiembre de 1988...

1 comentario:

  1. Excelente resumen de lo acontecido. Seria interesante conocer las razones de la separacion entre Hervy, Filomeno y Barrantes....cuales las diferencias?
    Es importante para ponderar las motivacions y raziones de una continua dificultad de las ezquierdas paea hacer frentrs y mucho mas para mantenerlo y mucho mas tranajar juntos. ES LA IDIOSINCRACIA NUESTRA?

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