Está terminando el año 2021. Quise recordar cómo eran los fines de año décadas atrás. Retrocedo a finales de 1981. Aunque las situaciones políticas son absolutamente distintas puedo encontrar aspectos que llevan a pensar en fenómenos recurrentes en la vida política del Perú. Uno de ellos, es cómo muchos actores políticos consideran que la economía en el año siguiente no será buena para el país…
En aquellos momentos el presidente del Consejo de ministros
era el senador Manuel Ulloa Elías, quien además tenía a su cargo la cartera de
Economía y Finanzas, y había opinado por esos días que el año 1982 sería muy
difícil dado los múltiples problemas económicos existentes. De hecho, cuando a
mediados de diciembre, se aprobó el presupuesto general de la república para
1982, se hizo durante una acalorada sesión parlamentaria en la que las bancadas
del Partido Aprista Peruano y de Izquierda Unida, IU, se retiraron en protesta por
la manera de forzar el acuerdo por parte del oficialismo. Incluso hubo discrepancias
de diputados de Acción Popular, el partido del presidente Fernando Belaunde
Terry.
HOMBRE DE NEGOCIOS AL FRENTE DE GABINETE
Ulloa era un hombre de negocios con vinculaciones
con empresas trasnacionales. Había sido por cuatro meses ministro de Hacienda y
Comercio en el primer gobierno de Belaunde hasta que éste fue derrocado el 3 de
octubre de 1968 por el general Juan Velasco Alvarado. Cuando Belaunde gana las
elecciones doce años después, Ulloa fue elegido senador. En ese tiempo
encabezaba un importante sector partidario. El 28 de julio de 1980 fue llamado
por Belaunde para presidir su primer gabinete.
Es decir, cuando anunció que 1982 podría ser un
año difícil para la economía peruana, Ulloa tenía casi año y medio encabezando
el gabinete y como responsable de la política económica del gobierno.
UN LARGO ENFRENTAMIENTO A ULLOA
En el Comité Directivo Nacional de IU que yo
integraba como representante alterno del Partido Socialista Revolucionario,
PSR, se estuvo analizando la situación y se aprobó para el 16 de diciembre un
mitin de protesta contra las medidas económicas que impulsaba el gobierno, pidiendo
la renuncia de Ulloa y exigiendo el respeto a los derechos laborales que se
encontraban amenazados. Habían pasado seis meses desde que en una reunión en Palacio
de Gobierno -frente al propio presidente Belaunde- IU había exigido dicho
respeto y sobre todo, había manifestado su
discrepancia con la política económica del régimen (Ver crónica "Conversar no es pactar” del 22 de
abril de 2016).
Hubo distintas formas de discrepar por parte
IU, no sólo mítines, sino distintas movilizaciones. Durante varios meses se
manifestó oposición a la política económica por parte de parlamentarios
izquierdistas tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados. También hubo declaraciones
de dirigentes IU y de los partidos que la integraban. Fueron múltiples las
ocasiones a lo largo de 1982 en que IU exigió la renuncia de Ulloa, incluyendo
una multitudinaria marcha encabezada por Alfonso Barrantes que llegó hasta el
local del Congreso para entregar un memorial contra la política de Ulloa al
presidente de la Cámara de Diputados, Valentín Paniagua. El parlamentario
recibió a una delegación de IU en su despacho y fue especialmente cordial al
saludar a Alfonso Barrantes ya que se conocían desde que ambos eran dirigentes
estudiantiles a finales de los años cincuenta. También lo fue conmigo, recordando ambos actividades políticas
realizadas quince años antes (Ver
crónica “Jugando fulbito con futuro presidente” del 20 de enero de 2013).
ALAN GARCÍA COPÓ LAS
PRIMERAS PLANAS
He señalado anteriormente que el Partido
Aprista también discrepó de la política que llevaba adelante el gabinete Ulloa.
Si bien esto fue claro, prácticamente desde
el inicio del gobierno se acentúa en el segundo semestre de 1982 cuando los
parlamentarios apristas encabezaron el pedido de interpelación al ministro que
se realizó el 17 de setiembre de 1982. En esa ocasión el joven diputado por
Lima Alan García Pérez -que ya era uno de los parlamentarios más destacados de
su agrupación- tuvo un enfrentamiento verbal con Ulloa encarándolo
resueltamente. Aunque finalmente la interpelación concluyó con el voto de
confianza otorgado al Gabinete por la mayoría oficialista, varios de los medios
de comunicación destacaron, como síntesis de
una sesión que duró más de 20 horas, la imagen de García acercándose al primer
ministro con rostro enérgico y dedo acusador.
Cuando tanto en IU como en el PSR conversamos
sobre lo sucedido en la Cámara de Diputados, muchos opinaban que García había
realizado una exagerada representación teatral.
Creo que reconociendo la gran habilidad de García, fue una actuación totalmente
planeada y quizás hasta ensayada. Nadie imaginaba que antes de tres años
estaría en ese mismo recinto jurando como nuevo presidente del Perú. Menos de
un mes después de la interpelación, el Partido Aprista que había sido señalado
como a cargo de una “gerontocracia”,
lo eligió secretario general cuando tenía 33 años.
ACCIÓN POPULAR UNIDA EN RESPALDO A GABINETE
Pero volvamos a la interpelación a Ulloa. Obtuvo el respaldo unánime de
los parlamentarios de su partido -que eran más del 50% de los diputados- y de
sus aliados del Partido Popular Cristiano, PPC. Quizás lo más significativo en
los días que se presentó, sustentó y debatió la interpelación fue la cerrada
defensa de parte de Acción Popular y las amenazas no tan veladas de pasar a
disciplina a aquellos parlamentarios que no se portaran disciplinadamente.
Y es que, durante más de un año, cuando desde distintas posiciones
políticas y a lo largo de todo el país, se exigía la renuncia de Ulloa, las
fuertes críticas no sólo eran de voceros de partidos opositores al régimen,
sino incluso de un importante sector partidario liderado por el también senador
Javier Alva Orlandini. Este último en julio de 1981 había sido electo presidente
del Senado por un año y elegido secretario general de Acción Popular en un
congreso partidario realizado en junio de 1982, reemplazando a Javier Arias
Stella.
En el gabinete Ulloa, Arias Stella estaba encargado del ministerio de
Relaciones Exteriores y había sido también blanco de ataques de algunos de sus correligionarios
parlamentarios, como cuando votaron en contra de ratificar su propuesta para
embajador en Brasil (Ver crónica “Gravísima “metida de pata” del congreso”
del 28 de noviembre de 2021).
BELAUNDE ERA JEFE INDISCUTIBLE DE AP
La etapa previa al décimo congreso partidario significó un duro
enfrentamiento entre los partidarios de Alva y de su rival en la candidatura a
la secretaria general, el también senador Fernando Calmell del Solar, quien era
sindicado como cercano a Ulloa. Incluso se llegó a hablar de un posible
rompimiento partidario.
La pugna partidaria alcanzó tal dureza, que el propio Fernando Belaunde
tuvo que intervenir y armar una lista unitaria para el plenario nacional,
encabezada por Alva e integrada por alrededor de las dos terceras partes de sus
seguidores. Hizo valer su condición de jefe y fundador del partido (Ver crónica “Belaunde era el jefe indiscutido” del 29 de octubre de
2012). En sus discursos en el congreso partidario, así como
en declaraciones en esos días, Belaunde se cuidó de respaldar explícitamente la
gestión de Manuel Ulloa y manifestarse a favor de su permanencia al frente del
gabinete.
Pese a todo, en los meses siguientes el flamante secretario general de
AP en más de una ocasión manifestó su discrepancia con la política económica de
Ulloa… hasta la interpelación en que quedó muy claro que utilizarían
disciplinalmente la mayoría que tenían en el Parlamento.
EL DÓLAR CRECÍA DÍA A DÍA
Como forma de señalar la situación económica del Perú por esa época recurriré,
como se estila hacerlo incluso ahora, al precio el dólar en el país. Entre
julio y diciembre de 1980 la cotización mensual promedio subió de 291.29 soles
a 341.75, mientras que en 1981 en julio cuando se cumplió un año del gobierno
de Belaunde el dólar se cotizaba a 428.82 soles y cinco meses después -cuando
Ulloa decía que llegaría un año difícil- se cotizaba a 508.97. Cuando se realizó
el congreso de AP el precio promedio del dólar era de 675.97 soles y al finalizar ese año, en diciembre de 1982 se cotizaba
en 989.67. Es decir que en menos de dos años y medio y bajo el manejo económico
de Ulloa, el sol había perdido casi el 80 % de su valor frente al dólar.
Muy cerca de llegar a la mitad del mandato, cuando era difícil asociarlo
a las críticas recibidas durante la interpelación, a mediados de diciembre de
1982, Belaunde, anunció que había aceptado la renuncia de Ulloa y su gabinete, y
que desde el primero de enero del año siguiente su primer vicepresidente
Fernando Schwalb estaría encargado de la presidencia del Consejo de ministros.
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