viernes, 29 de junio de 2018

BARRANTES, CANDIDATO A ALCALDE DE LIMA (1983)


En estas semanas la mayoría de las noticias se han referido al Mundial de Fútbol que se juega en Rusia. Se ha destacado la participación de una selección peruana después de treinta y seis años, ya que no asistía a esa competencia desde 1982 en que intervino sin lograr ningún triunfo en el Mundial realizado en España. Uno de los pocos otros temas comentados es el cierre de las inscripciones de listas para participar en las elecciones municipales que se realizarán en octubre próximo. En esta ocasión, regresaré no 36 sino 35 años para hablar de otra inscripción municipal, la de Izquierda Unida el 15 de agosto de 1983 que significó el inicio de una campaña electoral que tres meses después culminó con la elección de Alfonso Barrantes como alcalde de Lima.

Como representante alterno del Partido Socialista Revolucionario, PSR, yo asistía a las sesiones del Comité Directivo Nacional de IU. Y aunque la candidatura de Barrantes estaba “cantada” para los analistas políticos, en IU estábamos enfrascados en el tema desde casi un par de meses antes del cierre de las inscripciones y afrontando muchas tensiones aunque bastante distintas a las que existieron entre agosto y setiembre de 1980 en las interminables reuniones para analizar la participación de los partidos de izquierda en las elecciones municipales de ese año. En esa ocasión incluso la candidatura de Barrantes fue inicialmente lanzada por tres organizaciones que participábamos en reuniones destinadas a la formación de un frente que aún no estábamos seguros si llegaría a concretarse ni que se llamaría Izquierda Unida (Ver crónica "Lanzamiento de Barrantes para forzar la unidad” del 28 de enero de 2014).

ERA LA CANDIDATURA LÓGICA PERO…

Vista desde afuera por observadores políticos, aparentemente la candidatura de Barrantes para las elecciones de 1983 no estaba en discusión. De hecho se le consideró candidato seguro desde el momento mismo que sorprendió al quedar segundo con el 28% de los votos frente al candidato de Acción Popular Eduardo Orrego elegido alcalde de Lima, en las elecciones municipales del 23 de noviembre de 1980. El excelente candidato para el municipio de Lima se convirtió inmediatamente en un indiscutible líder nacional. De postulante a alcalde designado por seis organizaciones políticas, Barrantes pasó setenta y cinco días después a presidente de un frente político que expresaba la vigencia política de la izquierda en el Perú.

Y es que IU había participado en esas elecciones municipales en la mayoría de provincias del país alcanzando el 23% de la votación nacional, superado sólo por el 36% de Acción Popular, partido que había llevado a la presidencia de la república a Fernando Belaunde Terry sólo seis meses antes. En su estreno electoral, IU había superado al antiguo Partido Aprista Peruano -cuya eficiente organización era reconocida por todos- que obtuvo el 22% y al cogobernante Partido Popular Cristiano que logró el 11%. En esa ocasión, candidatos de IU fueron elegidos alcaldes de más de treinta provincias, incluyendo seis que eran capitales de departamento: Arequipa, Moquegua, Coronel Portillo, Puno, Huaraz y Huancavelica.

GENARO LEDESMA QUERÍA APARECER ROMPIENDO CONSENSO

Pero lo evidente para los observadores externos no estaba tan claro dentro del conglomerado de partidos de izquierda a inicios de julio de 1983. Por esos días, el senador Genaro Ledesma, presidente del Frente Obrero Campesino Estudiantil y Popular, FOCEP, integrante de IU, anunció la candidatura de Gustavo Mohme a la alcaldía de Lima. Mohme era secretario general de Acción Política Socialista, APS -originada 15 años antes como fracción disidente de Acción Popular- y había sido su candidato presidencial en las elecciones de mayo de 1980 aunque con pésimo resultado ya que sólo alcanzó el 0.28 % de la votación, muy por debajo incluso de los partidos de izquierda que tuvieron una debacle después de promisorios resultados en las elecciones de la Asamblea Constituyente de junio de 1978. Además Mohme era un importante empresario de la construcción y uno de los accionistas principales del diario La República, fundado a fines de 1981.

Si bien Mohme y APS no habían participado de las conversaciones para formar IU se conocía sus coincidencias con el frente desde su inicio, que llevó incluso a que en el Primer Comité Directivo Nacional Ampliado de IU realizado los días 5 y 6 de marzo de 1983 -creo aunque no estoy seguro- se consideró a ese partido dentro del frente pero sin integrar su CDN. Cuatro meses después, cuando Ledesma hizo la propuesta, a la mayoría de los dirigentes del CDN de IU que habíamos tratado a Mohme, nos parecía muy difícil que intentara disputar la postulación. Esto se corroboró cuando el 13 ó 14 de julio Mohme se entrevistó con Barrantes para manifestarle el respaldo a su candidatura.

Según me contó algún dirigente del FOCEP, Mohme le había comentado a Ledesma que percibía cierto recelo para aceptar su incorporación plena a IU y éste le había sugerido que una eventual candidatura a la alcaldía podía interpretarse como un total compromiso con el frente. Cuando tiempo después hubo ocasión de conversarlo con Gustavo, éste me remarcó un “detalle” que los directivos del FOCEP habían obviado relatarme: estuvo dispuesto a ser candidato de IU a la alcaldía de Lima solamente en caso que Barrantes no postulara.

Más una década y media después, en los primeros meses del año 2001, conversé con Guillermo Herrera quien a lo largo de la década de los 80 fue representante alterno del Partido Comunista Peruano, PCP, al CDN de IU y con quien había desarrollado una relación amical en esa época, más allá de las diferencia políticas. Me recordó que Ledesma además había señalado en sus declaraciones que la propuesta de Mohme tenía el apoyo del PCP, lo que era totalmente falso. Recordamos ambos que muchas de las declaraciones de Ledesma en esa época buscaban protagonismo en los medios de comunicación, sin medir muchas veces las consecuencias negativas que podían tener para IU. Y en esos momentos más que proponer otro candidato por sus capacidades, estaba interesado en que fuera uno distinto a Barrantes. En esa oportunidad, Herrera me buscó -después de no frecuentarnos unos diez años- para hablar sobre un libro que estaba preparando justamente sobre Izquierda Unida desde su perspectiva de dirigente del PCP y en cuya presentación participé en julio de 2002, justo un año antes de su muerte (Ver crónica “Izquierda Unida: testimonio de parte” del 23 de agosto de 2013).

BARRANTES SABÍA QUE SU PESO ERA DETERMINANTE

Pero regresemos a la década de los 80. Si bien es cierto que al proponerse a Barrantes para ser candidato a alcalde la primera vez lo hicimos pensando en alguien que podía ser “presidenciable” ya que en esos momentos otros que podían postular acababan de ser elegidos parlamentarios o habían sido candidatos presidenciables perdedores, tres años después su figura había crecido mucho, no era ya UN “presidenciable” sino EL “presidenciable” de la izquierda. Era indudable su reconocido liderazgo -que intuíamos quienes habíamos conocido de su paso por la presidencia de la federación universitaria de San Marcos más de veinte años antes- que sobrepasó los mayores cálculos. Su identificación con los sectores populares se produjo con mucha rapidez. Y eso lo sabíamos los dirigentes de todos los partidos integrantes de IU y, por cierto, lo sabía el propio Barrantes…

No sólo lo sabía sino lo administraba bien. A la posibilidad que se le impusieran planteamientos que no estaba dispuesto a asumir respondía con la posibilidad que desistiera de ser candidato a alcalde. Y pese a que ambas posibilidades no estaban explícitas y todos estaban convencidos que Barrantes no desistiría de su candidatura a la alcaldía de Lima, nadie estaba dispuesto a probar si las veladas amenazas eran o no ciertas. Y es que además de las elecciones municipales de noviembre de 1983 todos estaban pensando en las presidenciales y parlamentarias de abril de 1985. Y, como Barrantes sostenía, nadie quería arriesgarse a volcar la locomotora que podía asegurar la llegada de muchos vagones… al parlamento.

La medida de su fuerza la ejercía Barrantes imponiendo su liderazgo personal, que algunos compañeros consideraban una suerte de caudillismo, para relacionarse con izquierdistas sin partido que demandaban su atención. Es que cuando se creó IU fueron muchos los izquierdistas que no tenían acceso a las decisiones para conformar listas e impulsar la campaña municipal porque las dirigencias de los comités que se formaron para las provincias o distritos eran formadas exclusivamente por representantes de los partidos y frentes que integraban el CDN. En los años siguientes no se produjo ningún cambio significativo y muchos de estos ya denominados “independientes de IU” buscaban a Barrantes pidiéndole participar en la construcción de IU. En la mayoría de los casos eran independientes que nunca estuvieron en ningún partido, aunque en algunos casos eran ex militantes que habían dejado sus partidos pero no sus posiciones.

Para inicios de 1983 no se había solucionado orgánicamente el problema aunque se había avanzado en plantear una futura “carnetización” de todos los que se sintieran integrantes de IU, independientemente que fueran o no militantes de sus organizaciones políticas. Pero estaba claro que tal forma de avanzar en la institucionalización de IU debería contar con el aporte de sus partidos integrantes y no realizarse en contra de ellos.

LAS DIFICULTADES CON UN LÍDER

Al iniciarse en marzo el ya el mencionado Primer CDN Ampliado de IU, además de los dirigentes del CDN, participaron delegaciones de numerosas bases provinciales y distritales de Lima. Poco después de iniciada la reunión, fuimos informados que un denominado comité base formado por independientes, en el asentamiento humano Villa Poeta José Gálvez del distrito limeño de Villa María del Triunfo había decidido iniciar la “carnetización” ignorando al Comité Directivo Nacional. En algún momento, uno de los delegados asistentes miembro de UNIR, Unión de Izquierda Revolucionaria, cuyo principal integrante era el Partido Comunista del Perú - Patria Roja, responsabilizó a Barrantes del hecho afirmando que generaba graves problemas orgánicos a IU. Ante tal acusación, sin mediar palabras, el presidente de Izquierda Unida abandonó la reunión…

Al retiro de Barrantes siguió un gran silencio y luego un apresurado intercambio de opiniones entre los dirigentes nacionales de los partidos. La sesión tuvo que ser suspendida momentáneamente, mientras que se buscaba una fórmula para que el presidente de IU sintiera que se le daban satisfacciones. Después múltiples consultas, en las que participé acompañando al senador Enrique Bernales, entonces secretario general del PSR, se logró una moción de confianza que señalaba que “las organizaciones integrantes de IU aprueban un voto de confianza al presidente de IU, c. Alfonso Barrantes con ocasión del desarrollo de la reunión ampliada del CDN”. Al hacérsela conocer, Alfonso la consideró insuficiente…

En el local de UNIR donde nos reuníamos, hubo nuevos corrillos de consultas y búsqueda de otras redacciones y dirigentes de la mayoría de los partidos buscaron conversar con Barrantes, quien se había retirado a su estudio de abogado situado a unas cinco cuadras. Hubo conversaciones con él de dirigentes de partidos por separado y de varios partidos en conjunto, así como consultas entre los dirigentes después de haber conversado con él, pero también con quienes consideraban que no había que coordinar con él una nueva moción. Fueron algunas horas en que esa zona del centro de Lima usualmente desierta los fines de semana se colmó de preocupados transeúntes. Finalmente Alfonso regresó a una sesión donde se leyó otra moción algo más larga en que se explicitaba que Patria Roja había expresado que no había ninguna censura y que reiteraba su confianza. La moción fue aprobada por aclamación y por cierto Alfonso era uno de los que aplaudía. De esa manera se dio fin al incidente que había interrumpido por varias horas la reunión que se reanudó presidida por Barrantes.

En un siguiente receso, Barrantes se acercó a un grupo de dirigentes de distintos partidos, sacó la moción aprobada de alguno de los bolsillos de su saco, hizo como si lo volviera a leer y al llegar a las firmas, preguntó socarronamente: ¿no eran ocho los integrantes del CDN? Este organismo, lo constituían un delegado de cada partido y dos de cada frente. Habían firmado Herrera por el PCP, Bernales por el PSR y el diputado Manuel Dammert por el Partido Comunista Revolucionario. Mientras que Alberto Moreno de Patria Roja y Eduardo Figari de VR-PC de ambos en representación de UNIR y Carlos Tapia del Movimiento de Izquierda Revolucionaria como único firmante de la Unidad Democrático Popular, UDP. Faltaban las firmas de Ledesma del FOCEP y del diputado Javier Diez Canseco, secretario general de Vanguardia Revolucionaria, integrante también de la UDP.

FINALMENTE, BARRANTES CANDIDATO

Este era uno de los antecedentes de la relación tirante entre Ledesma y Barrantes meses antes que rompiera el consenso sobre la candidatura a la alcaldía de Lima, cuando los días 9 y 10 de julio se realizó un segundo CDN Ampliado donde se aprobó la propuesta de la candidatura de Barrantes. No hubo unanimidad porque Ledesma insistía en la candidatura de Mohme. Además, como Ledesma y los representantes de Vanguardia Revolucionaria venían planteaban que la candidatura debía ser ratificada por los comités distritales de Lima, Barrantes tomó el toro por las astas, agradeció la propuesta del ampliado pero manifestó que sólo aceptaría postular después de conocer la opinión de las bases. Como vivíamos a unas cuatro cuadras de distancia en la urbanización La Capullana en Surco, llevé a su casa a Alfonso la noche del primer día del Ampliado y lo recogí a la mañana siguiente para continuar en la reunión. Estaba hastiado por lo que denominaba “mezquindades” de algunos de los partidos de IU, muy seguro que su presencia era determinante para que IU fuera una opción sólida y muy entusiasmado por el apoyo que sentía iba a tener de las bases en la campaña electoral.

Pero uno de los temas que más preocupaba a Barrantes era el aumento en esos meses de la violencia terrorista y cómo afectaría la seguridad de nuestra militancia en la campaña electoral. Aunque ni podíamos imaginarlos, al día siguiente un grupo armado ingresó al local central del partido de gobierno, Acción Popular, situado en el Paseo Colón y disparó ráfagas de metralleta hizo detonar un atentado dinamitero y dejó un pre candidato a una alcaldía distrital muerto y más de treinta personas heridas. Habrá oportunidad de hablar del entorno de violencia terrorista en que se desarrollaron esas elecciones municipales, tal como en otra ocasión nos referimos a la violencia en las elecciones de 1985 (Ver crónica “Elecciones cercados por el terror” 22 de febrero de 2018).

El 24 de julio la candidatura de Alfonso Barrantes fue ampliamente respaldada en las bases distritales de Lima de IU. Teníamos más de tres semanas para inscribir esa lista así como las de los cuarenta distritos limeños. En la primera quincena de agosto tuvimos largas reuniones casi todos los días y en algunos casos dos veces por día tratando de solucionar impases en varias provincias y también en distritos de Lima. En esa etapa electoral, los dirigentes de los partidos que integraban IU teníamos la tarea muchas veces incomprendida de defender las legítimas aspiraciones de nuestras organizaciones, por un lado, y sostener las decisiones colectivas de IU, por el otro.

CANDIDATURA AL BORDE DE MEDIANOCHE

A 35 años de distancia no tiene sentido tratar de recordar los problemas que se solucionaron o los que fue imposible arreglar. Sí que las discusiones eran tan largas que pusieron en riesgo la inscripción de la lista provincial y las de los distritales que finalmente sólo fueron 33. Las discusiones tenían que ver con evaluaciones políticas discordantes sobre la representatividad de los posibles postulantes. Quizás en otra crónica podré referirme a las características de los candidatos que las bases distritales proponían. Recuerdo sí que el último día dos grupos de dirigentes distritales de una misma agrupación que se enfrentaron a golpes en el local de la UDP en la plaza Dos de Mayo, que en esos días era nuestro centro de reuniones, ya que le tocaba la coordinación ese mes. No recuerdo ningún caso en que a alguien se le ocurriera hacer campaña sin saber por qué agrupación postularía, ni tampoco que se buscara como candidato a quien pudiera costear su campaña…

El 15 de agosto, último día de inscripciones de listas, poco antes de la 12 de la noche, ingresaron al local de Jurado de Elecciones dirigentes de la UDP -creo que fueron Diez Canseco y Tapia- con las listas de Lima incompletas y se pusieron en la “cola” de varias organizaciones que esperaban ser atendidas. Las listas distritales que faltaban llegaron minutos después de la medianoche en que se cerraron las rejas del local y les fueron pasadas a través de los barrotes…

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