En estas semanas la mayoría de las noticias se han referido al Mundial
de Fútbol que se juega en Rusia. Se ha destacado la participación de una
selección peruana después de treinta y seis años, ya que no asistía a esa
competencia desde 1982 en que intervino sin lograr ningún triunfo en el Mundial
realizado en España. Uno de los pocos otros temas comentados es el cierre de
las inscripciones de listas para participar en las elecciones municipales que
se realizarán en octubre próximo. En esta ocasión, regresaré no 36 sino 35 años
para hablar de otra inscripción municipal, la de Izquierda Unida el 15 de
agosto de 1983 que significó el inicio de una campaña electoral que tres meses
después culminó con la elección de Alfonso Barrantes como alcalde de Lima.
Como representante alterno del Partido Socialista Revolucionario, PSR,
yo asistía a las sesiones del Comité Directivo Nacional de IU. Y aunque la
candidatura de Barrantes estaba “cantada” para los analistas
políticos, en IU
estábamos enfrascados en el tema desde casi un par de meses antes del cierre de
las inscripciones y afrontando muchas tensiones aunque bastante distintas a las
que existieron entre agosto y setiembre de 1980 en las interminables reuniones
para analizar la participación de los partidos de izquierda en las elecciones
municipales de ese año. En esa ocasión incluso la candidatura de Barrantes fue inicialmente
lanzada por tres organizaciones que participábamos en reuniones destinadas a la
formación de un frente que aún no estábamos seguros si llegaría a concretarse ni
que se llamaría Izquierda Unida (Ver crónica
"Lanzamiento de Barrantes para forzar la unidad” del 28 de enero de 2014).
ERA
LA CANDIDATURA LÓGICA PERO…
Vista desde afuera
por observadores políticos, aparentemente la candidatura de Barrantes para las
elecciones de 1983 no estaba en discusión. De hecho se le consideró candidato
seguro desde el momento mismo que sorprendió al quedar segundo con el 28% de los votos frente al candidato de
Acción Popular Eduardo Orrego elegido alcalde de Lima, en las elecciones municipales del 23 de noviembre
de 1980. El
excelente candidato para el municipio de Lima se convirtió inmediatamente en un
indiscutible líder nacional. De postulante a alcalde designado por seis organizaciones políticas, Barrantes pasó setenta
y cinco días después a presidente de un frente político que expresaba la vigencia
política de la izquierda en el Perú.
Y es que IU había participado en esas elecciones municipales en la
mayoría de provincias del país alcanzando el 23% de la votación nacional, superado sólo por el
36% de Acción Popular, partido que había llevado a la presidencia de la
república a Fernando Belaunde Terry sólo seis meses antes. En su estreno
electoral, IU había superado al antiguo Partido Aprista Peruano -cuya eficiente
organización era reconocida por todos- que obtuvo el 22% y al cogobernante Partido
Popular Cristiano que logró el 11%. En esa ocasión, candidatos de IU fueron elegidos alcaldes de más de treinta
provincias, incluyendo seis que eran capitales de departamento: Arequipa,
Moquegua, Coronel Portillo, Puno, Huaraz y Huancavelica.
GENARO LEDESMA QUERÍA APARECER
ROMPIENDO CONSENSO
Pero lo evidente para los observadores externos no estaba tan
claro dentro del conglomerado de partidos de izquierda a inicios de julio de 1983. Por esos días, el senador Genaro
Ledesma, presidente del Frente
Obrero Campesino Estudiantil y Popular, FOCEP, integrante de IU, anunció la candidatura de
Gustavo Mohme a la alcaldía de Lima. Mohme era secretario general de Acción
Política Socialista, APS -originada 15 años antes como fracción disidente de
Acción Popular- y había sido su candidato presidencial en las elecciones de mayo de 1980 aunque con pésimo resultado ya
que sólo alcanzó el 0.28 % de la votación, muy por debajo incluso de los
partidos de izquierda que tuvieron una debacle después de promisorios resultados
en las elecciones de la Asamblea Constituyente de junio de 1978. Además Mohme era un importante
empresario de la construcción y uno de los accionistas principales del diario La República, fundado a fines de 1981.
Si bien Mohme y APS no habían participado de las
conversaciones para formar IU se conocía sus coincidencias con el frente desde
su inicio, que llevó incluso a que en el Primer Comité Directivo Nacional
Ampliado de IU realizado los días 5 y 6 de marzo de 1983 -creo aunque no estoy
seguro- se consideró a ese partido dentro del frente pero sin integrar su CDN. Cuatro
meses después, cuando Ledesma hizo la propuesta, a la mayoría de los dirigentes
del CDN de IU que habíamos tratado a Mohme, nos
parecía muy difícil que intentara disputar la postulación. Esto se corroboró
cuando el 13 ó 14 de julio Mohme se entrevistó con Barrantes para manifestarle
el respaldo a su candidatura.
Según me contó algún dirigente del FOCEP, Mohme le había
comentado a Ledesma que percibía cierto recelo para aceptar su incorporación plena
a IU y éste le había sugerido que una eventual candidatura a la alcaldía podía interpretarse
como un total compromiso con el frente. Cuando tiempo después hubo ocasión de
conversarlo con Gustavo, éste me remarcó un “detalle” que los directivos del
FOCEP habían obviado relatarme: estuvo dispuesto a ser candidato de IU a la
alcaldía de Lima solamente en caso que Barrantes no postulara.
Más una década y media después, en los primeros meses del año
2001, conversé con Guillermo Herrera quien a lo largo de la década de los 80 fue representante alterno del
Partido Comunista Peruano, PCP, al CDN de IU y con quien había desarrollado una
relación amical en esa época, más allá de las diferencia políticas. Me recordó
que Ledesma además había señalado en sus declaraciones que la propuesta de
Mohme tenía el apoyo del PCP, lo que era totalmente falso. Recordamos ambos que
muchas de las declaraciones de Ledesma en esa época buscaban protagonismo en
los medios de comunicación, sin medir muchas veces las consecuencias negativas
que podían tener para IU. Y en esos momentos más que proponer otro candidato
por sus capacidades, estaba interesado en que fuera uno distinto a Barrantes. En
esa oportunidad, Herrera me buscó -después de no frecuentarnos unos diez años- para
hablar sobre un libro que estaba preparando justamente sobre Izquierda Unida desde
su perspectiva de dirigente del PCP y en cuya presentación participé en julio
de 2002, justo un año antes de su muerte (Ver crónica “Izquierda Unida: testimonio de parte” del 23 de agosto de
2013).
BARRANTES SABÍA QUE SU PESO ERA DETERMINANTE
Pero regresemos a la década de los 80. Si bien es cierto que al proponerse
a Barrantes para ser candidato a alcalde la primera vez lo hicimos pensando en alguien
que podía ser “presidenciable” ya que en esos momentos otros que podían
postular acababan de ser elegidos parlamentarios o habían sido candidatos
presidenciables perdedores, tres años después su figura había crecido mucho, no
era ya UN “presidenciable” sino EL “presidenciable” de la izquierda. Era
indudable su reconocido liderazgo -que intuíamos quienes habíamos conocido de
su paso por la presidencia de la federación universitaria de San Marcos más de
veinte años antes- que sobrepasó los mayores cálculos. Su identificación con
los sectores populares se produjo con mucha rapidez. Y eso lo sabíamos los
dirigentes de todos los partidos integrantes de IU y, por cierto, lo sabía el
propio Barrantes…
No sólo lo sabía sino lo administraba bien. A la posibilidad que se le
impusieran planteamientos que no estaba dispuesto a asumir respondía con la
posibilidad que desistiera de ser candidato a alcalde. Y pese a que ambas posibilidades
no estaban explícitas y todos estaban convencidos que Barrantes no desistiría
de su candidatura a la alcaldía de Lima, nadie estaba dispuesto a probar si las
veladas amenazas eran o no ciertas. Y es que además de las elecciones
municipales de noviembre de 1983 todos estaban pensando en las presidenciales y
parlamentarias de abril de 1985. Y, como Barrantes sostenía, nadie quería
arriesgarse a volcar la locomotora que podía asegurar la llegada de muchos
vagones… al parlamento.
La medida de su fuerza la ejercía Barrantes imponiendo su liderazgo
personal, que algunos compañeros consideraban una suerte de caudillismo, para
relacionarse con izquierdistas sin partido que demandaban su atención. Es que cuando
se creó IU fueron muchos los izquierdistas que no tenían acceso a las decisiones
para conformar listas e impulsar la campaña municipal porque las dirigencias de
los comités que se formaron para las provincias o distritos eran formadas exclusivamente
por representantes de los partidos y frentes que integraban el CDN. En los años
siguientes no se produjo ningún cambio significativo y muchos de estos ya
denominados “independientes de IU” buscaban a Barrantes pidiéndole participar
en la construcción de IU. En la mayoría de los casos eran independientes que
nunca estuvieron en ningún partido, aunque en algunos casos eran ex militantes
que habían dejado sus partidos pero no sus posiciones.
Para inicios de 1983 no se había solucionado orgánicamente el problema
aunque se había avanzado en plantear una futura “carnetización” de todos los
que se sintieran integrantes de IU, independientemente que fueran o no
militantes de sus organizaciones políticas. Pero estaba claro que tal forma de
avanzar en la institucionalización de IU debería contar con el aporte de sus
partidos integrantes y no realizarse en contra de ellos.
LAS DIFICULTADES CON UN LÍDER
Al iniciarse en marzo el ya el mencionado Primer CDN Ampliado de IU, además de
los dirigentes del CDN, participaron delegaciones de numerosas bases
provinciales y distritales de Lima. Poco después de iniciada la reunión, fuimos
informados que un denominado comité base formado por independientes, en el
asentamiento humano Villa Poeta José Gálvez del distrito limeño de Villa María
del Triunfo había decidido iniciar la “carnetización” ignorando al Comité Directivo Nacional. En algún momento, uno
de los delegados asistentes miembro de UNIR, Unión de Izquierda Revolucionaria, cuyo principal
integrante era el Partido Comunista del Perú - Patria Roja, responsabilizó a Barrantes del
hecho afirmando que generaba graves problemas orgánicos a IU. Ante tal
acusación, sin mediar palabras, el presidente de Izquierda Unida abandonó la
reunión…
Al retiro de Barrantes siguió un gran silencio y luego un
apresurado intercambio de opiniones entre los dirigentes nacionales de los
partidos. La sesión tuvo que ser suspendida momentáneamente, mientras que se
buscaba una fórmula para que el presidente de IU sintiera que se le daban
satisfacciones. Después múltiples consultas, en las que participé acompañando
al senador Enrique Bernales, entonces secretario general del PSR, se logró una moción
de confianza que señalaba que “las
organizaciones integrantes de IU aprueban un voto de confianza al presidente de
IU, c. Alfonso Barrantes con ocasión del desarrollo de la reunión ampliada del
CDN”. Al hacérsela conocer, Alfonso la consideró insuficiente…
En el local de UNIR donde nos reuníamos, hubo nuevos
corrillos de consultas y búsqueda de otras redacciones y dirigentes de la
mayoría de los partidos buscaron conversar con Barrantes, quien se había
retirado a su estudio de abogado situado a unas cinco cuadras. Hubo
conversaciones con él de dirigentes de partidos por separado y de varios
partidos en conjunto, así como consultas entre los dirigentes después de haber
conversado con él, pero también con quienes consideraban que no había que
coordinar con él una nueva moción. Fueron algunas horas en que esa zona del
centro de Lima usualmente desierta los fines de semana se colmó de preocupados
transeúntes. Finalmente Alfonso regresó a una sesión donde se leyó otra moción algo
más larga en que se explicitaba que Patria Roja había expresado que no había
ninguna censura y que reiteraba su confianza. La moción fue aprobada por
aclamación y por cierto Alfonso era uno de los que aplaudía. De esa manera se
dio fin al incidente que había interrumpido por varias horas la reunión que se
reanudó presidida por Barrantes.
En un siguiente receso, Barrantes se acercó a un grupo de
dirigentes de distintos partidos, sacó la moción aprobada de alguno de los
bolsillos de su saco, hizo como si lo volviera a leer y al llegar a las firmas,
preguntó socarronamente: ¿no eran ocho los integrantes del CDN? Este organismo,
lo constituían un delegado de cada partido y dos de cada frente. Habían firmado
Herrera por el PCP, Bernales por el PSR y el diputado Manuel Dammert por el
Partido Comunista Revolucionario. Mientras que Alberto Moreno de Patria Roja y
Eduardo Figari de VR-PC de ambos en representación de UNIR y Carlos Tapia del Movimiento de Izquierda Revolucionaria como único firmante de la Unidad Democrático Popular, UDP. Faltaban las firmas de Ledesma del
FOCEP y del diputado Javier Diez Canseco, secretario general de Vanguardia Revolucionaria,
integrante también de la UDP.
FINALMENTE, BARRANTES CANDIDATO
Este era uno de los antecedentes de la relación tirante entre Ledesma y
Barrantes meses antes que rompiera el consenso sobre la candidatura a la
alcaldía de Lima, cuando los días 9 y 10 de julio se realizó un segundo CDN
Ampliado donde se aprobó la propuesta de la candidatura de Barrantes. No hubo
unanimidad porque Ledesma insistía en la candidatura de Mohme. Además, como
Ledesma y los representantes de Vanguardia Revolucionaria venían planteaban que
la candidatura debía ser ratificada por los comités distritales de Lima,
Barrantes tomó el toro por las astas, agradeció la propuesta del ampliado pero
manifestó que sólo aceptaría postular después de conocer la opinión de las
bases. Como vivíamos a unas cuatro cuadras de distancia en la urbanización La Capullana
en Surco, llevé a su casa a Alfonso la noche del primer día del Ampliado y lo
recogí a la mañana siguiente para continuar en la reunión. Estaba hastiado por
lo que denominaba “mezquindades” de algunos de los partidos de IU, muy seguro
que su presencia era determinante para que IU fuera una opción sólida y muy
entusiasmado por el apoyo que sentía iba a tener de las bases en la campaña
electoral.
Pero uno de los temas que más preocupaba a Barrantes era el aumento en
esos meses de la violencia terrorista y cómo afectaría la seguridad de nuestra
militancia en la campaña electoral. Aunque ni podíamos imaginarlos, al día
siguiente un grupo armado ingresó al local central del partido de gobierno,
Acción Popular, situado en el Paseo Colón y disparó ráfagas de metralleta hizo
detonar un atentado dinamitero y dejó un pre candidato a una alcaldía distrital
muerto y más de treinta personas heridas. Habrá oportunidad de hablar del
entorno de violencia terrorista en que se desarrollaron esas elecciones municipales,
tal como en otra ocasión nos referimos a la violencia en las elecciones de 1985
(Ver crónica “Elecciones cercados por el terror” 22 de febrero de 2018).
El 24 de julio la
candidatura de Alfonso Barrantes fue ampliamente respaldada en las bases
distritales de Lima de IU. Teníamos más de tres semanas para inscribir esa
lista así como las de los cuarenta distritos limeños. En la primera quincena de
agosto tuvimos largas reuniones casi todos los días y en algunos casos dos
veces por día tratando de solucionar impases en varias provincias y también en
distritos de Lima. En esa etapa electoral, los dirigentes de los partidos que integraban
IU teníamos la tarea muchas veces incomprendida de defender las legítimas
aspiraciones de nuestras organizaciones, por un lado, y sostener las decisiones
colectivas de IU, por el otro.
CANDIDATURA AL BORDE DE MEDIANOCHE
A 35 años de
distancia no tiene sentido tratar de recordar los problemas que se solucionaron
o los que fue imposible arreglar. Sí que las discusiones eran tan largas que pusieron
en riesgo la inscripción de la lista provincial y las de los distritales que finalmente
sólo fueron 33. Las discusiones tenían que ver con evaluaciones políticas discordantes
sobre la representatividad de los posibles postulantes. Quizás en otra crónica
podré referirme a las características de los candidatos que las bases
distritales proponían. Recuerdo sí que el último día dos grupos de dirigentes
distritales de una misma agrupación que se enfrentaron a golpes en el local de
la UDP en la plaza Dos de Mayo, que en esos días era nuestro centro de reuniones,
ya que le tocaba la coordinación ese mes. No recuerdo ningún caso en que a
alguien se le ocurriera hacer campaña sin saber por qué agrupación postularía, ni
tampoco que se buscara como candidato a quien pudiera costear su campaña…
El 15 de agosto,
último día de inscripciones de listas, poco antes de la 12 de la noche, ingresaron al local de Jurado de Elecciones
dirigentes de la UDP -creo que fueron Diez Canseco y Tapia- con las listas de
Lima incompletas y se pusieron en la “cola” de varias organizaciones que
esperaban ser atendidas. Las listas distritales que faltaban llegaron minutos
después de la medianoche en que se cerraron las rejas del local y les fueron
pasadas a través de los barrotes…
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