La búsqueda de acuerdos mediante el diálogo fue una característica de mi actividad política partidaria que realicé durante más de tres décadas del siglo pasado. Quiero recordar en esta crónica la ocasión en que, a nombre de Izquierda Unida, IU, dije no a una propuesta de concertación.
El
22 de febrero el Partido Aprista Peruano -más conocido como Apra- celebra el Día
de la Fraternidad, en homenaje a su fundador Víctor Raúl Haya de la Torre que
nació en esa fecha. En 1988, más de treinta
y cinco años atrás, lo celebró el viernes 19 con un mitin en la avenida Alfonso
Ugarte, frente al local principal del partido. El orador central fue el
presidente de la república, Alan García Pérez, que pocos días antes había llegado
a la mitad de su mandato.
ALAN
GARCÍA PLANTEA PONERSE DE ACUERDO
García
hizo en esa ocasión una convocatoria a todos los partidos para ponerse de
acuerdo en políticas de largo plazo sobre problemas sustanciales del país. Dijo
que era importante llegar a acuerdos de carácter técnico para garantizar la
continuidad de las obras y proyectos vinculados con el desarrollo del Perú y el
futuro de las próximas generaciones. Señaló que las rondas de conversaciones
con los partidos de la oposición comenzarían con cuatro puntos fundamentales:
la política energética, la de población. la regionalización y la lucha contra
el terrorismo. Expresó que en los siguientes días el Apra convocaría a una
serie de reuniones para buscar tales acuerdos. Al terminar su discurso, García rindió un emotivo
homenaje al ex secretario general y líder aprista Ramiro Prialé que se
encontraba gravemente enfermo e internado en un hospital local y recordó que
siempre había sido un gran concertador.
Al
día siguiente, en Trujillo la ciudad donde nació Haya de la Torre, el presidente
de la república en otro mitin añadió un quinto punto a su propuesta: la
educación. Dijo además que todos los temas debían ser abordados en reuniones de
alto nivel de especialistas de las agrupaciones políticas convocadas. En ambos
mítines, García se refirió a los logros de su gobierno en materia económica,
indicando que en los cinco años del gobierno anterior la inflación había
alcanzado a 3584% mientras que en lo transcurrido del suyo alcanzaba a 400%.
La
semana siguiente estuvo marcada para el Apra por la muerte de Prialé, presidente
de la Cámara de Senadores, y los homenajes que recibió presididos por García y
los secretarios generales del Apra, senador Armando Villanueva del Campo y
diputado Luis Negreiros. Justamente estos dos últimos estaban encargados de
acercar a los partidos de oposición el documento con los cinco puntos
anunciados por el presidente García, indicando que se trataba de una primera
propuesta general.
DIRIGENTES
APRISTAS BUSCAN A OTROS PARTIDOS
El
documento fue recibido el 28 de febrero por el diputado Manuel Dammert,
secretario general del Partido Comunista Revolucionario, PCR, que era el
coordinador de turno de IU, quien indicó que el documento sería presentado al Comité
Directivo Nacional de IU y que cada partido integrante del frente lo estudiaría
para posteriormente definir la posición común. Días antes de la entrevista de
los dirigentes apristas con Dammert, la comisión de plan de gobierno de IU
había sostenido que el diálogo para una concertación estaba “indisolublemente
ligado a la voluntad de iniciar un sustancial cambio de rumbo en el manejo de
la economía peruana”, que en lo inmediato defendiera la capacidad adquisitiva
popular.
Voceros
de Acción Popular, AP, manifestaron que por decisión de su jefe, el
expresidente Fernando Belaunde Terry, su partido no participaría en la ronda de
conversaciones. El primero de marzo, una comisión del Partido Popular Cristiano,
PPC, encabezada por el ex candidato presidencial Luis Bedoya Reyes recibió la
propuesta, señalando que lo consideraban como documento preliminar y
advirtiendo que se retirarían si se pretendiera utilizarlo para intentar que se
compartieran responsabilidades gubernamentales.
Posteriormente
ambos dirigentes apristas se reunieron con el Partido de Integración Nacional,
PADÍN, el Movimiento Sociedad y Democracia, SODE, y el Frente Nacional de
Trabajadores y Campesinos, FENATRACA, partidos que tenían un senador cada uno.
“PAQUETAZO”
NO CONCERTADO
Paralelamente
a los planteamientos concertadores del Apra, se conoció la inminencia de un “paquetazo”
con una característica especial: no serían medidas decretadas en un solo
momento sino a lo largo de varios días. Por cierto, los
apristas señalaron que no se trataría de un “paquetazo” como los que se habían
producido en el gobierno anterior, pero los dirigentes de los partidos de IU indicaron
que la política económica del gobierno afectaba a los sectores populares.
Las
medidas estuvieron precedidas, el 8 de marzo, de un mensaje televisado del
presidente García señalando que ante la situación económica se trataba de
buscar un cambio profundo proyectado para los próximos 20 o 30 años. Remarcó
que los nuevos lineamientos económicos buscarían en el largo plazo reorientar
el crecimiento económico hacia la producción de alimentos, vivienda, vestido,
así como los servicios de salud y educación y que adicionalmente servirían para
promover las exportaciones peruanas. Añadió que el gobierno buscaría
incrementar los sueldos y salarios y mantener estables los precios, señalando que
las alzas que paralelamente se estaba disponiendo mantendrían los precios
estables.
Entre
lo dicho por el presidente de la república y lo que en un mensaje
complementario expuso al día siguiente el ministro de Economía y Finanzas, Gustavo
Saberbein, así como con la publicación de disposiciones gubernamentales, entre
otras muchas medidas se estableció un aumento del ingreso mínimo legal de 60%,
así como de 45% para los maestros y trabajadores del gobierno central, al igual
que para los trabajadores de empresas privadas sin negociación colectiva.
También un aumento del 40% para profesionales médicos, docentes universitarios,
magistrados y otros. Al mismo tiempo se conoció nuevos precios de los
principales productos alimenticios. Entre ellos el kilo de arroz subió cerca
del 40%, el aceite comestible 30%, el pan popular 60% y el azúcar 25. Por otra
parte, la gasolina subió un 50%. Aunque no se precisó los montos, Saberbein dijo
que las tarifas de luz, agua potable y teléfono serían reajustadas. Ese marzo
la inflación mensual alcanzó el 22.6%, la más alta en todo el periodo de García
e incluso en gobiernos anteriores.
Sería
largo enumerar todas las medidas que en opinión del gobierno deberían enderezar
la situación económica del país en los siguientes seis meses, pero lo cierto
fue que en septiembre de ese mismo año con otro ministro de economía, Abel Salinas,
el gobierno tuvo que disponer otro “paquetazo” que hizo mayor daño a la
economía popular (Ver crónica
"Setiembre tenso” del 27 de setiembre de 2018). A partir de ese momento la inflación
que ya resultaba inmanejable se disparó a cifras impensables, tanto que al
momento de culminar el gobierno aprista llegó a 2.178.482% para el periodo de sus cinco años.
DEBATES
EN IU
Como
la coordinación de turno de IU se renovaba mensualmente, me correspondió a mí
ejercerla durante el mes de marzo. Hubo mucha especulación sobre problemas
internos en IU, señalándose que algunos de los partidos integrantes de IU muy
cercanos a su ex presidente Alfonso Barrantes -como el PSR y el PCR- estaban
dispuestos aceptar el acuerdo considerando el acercamiento político de Barrantes
con el presidente García. Aunque ciertamente había una muy buena relación
personal entre ambos líderes no había ningún pacto o acuerdo político. Aunque
en esos días, esa percepción de algunos había sido acrecentada -a mi juicio
maquiavélicamente- por declaraciones que dio García elogiando la trayectoria
política de Barrantes y aceptando la posibilidad de que ganara las elecciones
en 1990, como lo indicaban varias encuestas. Las mismas personas que advertían
tal cercanía, no tomaban en cuenta que frente al llamado de concertación de
García, Barrantes había señalado que sólo la práctica concreta sería la que
demuestre si “el planteamiento es sincero o se hace por oportunismo”.
En
realidad las discrepancias entre los integrantes de IU no eran con relación al
llamado hecho por García el Día de la Fraternidad. Todos los integrantes de IU coincidíamos
en no aceptar la propuesta del partido de gobierno. La diferencia estaba más
bien en lo que pensábamos a futuro, en el caso probable de ganar las elecciones
de 1990. Como Barrantes, el PSR y el PCR pensábamos que un gobierno de IU
debería ser convocante de otras fuerzas, principalmente de centro, mientras que
otros partidos como el Partido Unificado Mariateguista, PUM, la Unión de
Izquierda Revolucionaria, UNIR, y el Frente Obrero Campesino Estudiantil y
Popular, FOCEP, pensaban que luego de las elecciones debía constituirse un
gobierno radicalmente izquierdista que incluso no tomara en cuenta algunos
preceptos constitucionales.
REUNIONES
Y CONSULTAS
En
esos días, además de asistir a las reuniones de la comisión política de mi
partido y de CDN-IU, participé por lo menos tres reuniones que ayudaron a que
la Comisión Política del PSR definiera nuestra posición dentro del frente
izquierdista.
Como
tenía la facilidad de vivir a unos trescientos metros de su casa, el 24 y el 25
de febrero tuve reuniones a primera hora de la mañana con Alfonso Barrantes
-quien había renunciado a la presidencia de IU nueve meses antes- para
conversar sobre la propuesta de García en el mitin aprista. Era muy importante tener
en cuenta sus opiniones, considerando que para el PSR era el único candidato
presidencial posible de IU para las elecciones de 1990. También conversé,
incluso varias veces al terminar coordinaciones de IU, con Dammert, uno de los
dos dirigentes de otros partidos de izquierda con quien tuve excelente relación
desde antes de la fundación de IU en septiembre de 1980 (Ver crónica "Lanzamiento de Barrantes para forzar la unidad” del 28 de enero de 2014).
En la mañana
del martes 7 tuvimos una reunión con Villanueva del Campo en casa del general Leonidas
Rodríguez Figueroa, presidente del PSR. El día anterior le había pedido al
senador del PSR Enrique Bernales tener una reunión con nuestro partido,
independientemente de la que eventualmente se realizaría con el conjunto de IU.
Considerando que Villanueva le había pedido la reunión con urgencia, Enrique
consultó a Leonidas y me pasaron la voz a mí. Hasta donde me acuerdo la premura
impidió la participación de otros dirigentes partidarios.
El veterano
líder aprista llevó los mismos planteamientos que había transmitido a Dammert
días antes. De acuerdo con lo conversado en la comisión política del PSR nuestra
posición fue que considerando que se venían medidas económicas cualquier
pronunciamiento estaba ligado a la evaluación que hiciéramos de ellas. Me quedó
muy claro que la razón de Villanueva en pedir la reunión con el PSR era
básicamente porque valoraba nuestra cercanía a Barrantes. Independientemente
del único tema de la reunión en que no hubo ningún avance, la conversación fue
muy cordial. Incluso señaló que tenía en común con Leonidas haber estado
deportado en México, aunque en el caso de Villanueva había sido el último de
varios exilios desde cinco décadas atrás. Me fue particularmente grato recordarle
una conversación con él en 1978, cuando me encontraba en la clandestinidad. En
esa oportunidad me disculpé por citarlo en una esquina y me contestó que hubiera
ido a donde le indicara dada mi condición de perseguido (Ver
crónica “Hablando con Villanueva del retiro de listas” del 20 de
enero de 2013).
IU DIJO NO
El 14 de marzo, en la tercera o cuartas reunión para examinar la invitación del Apra, el CDN-IU acordó por consenso no aceptarla, considerando que en realidad no había seriedad en la propuesta de García implementada por su partido, debido a las medidas económicas conocidas en esos días, así como por el anuncio de postergar por tres años el proceso de regionalización. Asimismo, por la firma sorpresiva de un acuerdo de bases entre Petro Perú y la transnacional Shell contra la expresa voluntad del pueblo cusqueño. Como coordinador de turno de IU me tocó informar la decisión en conferencia de prensa.
Pero aunque no
hubo discrepancias en no aceptar la propuesta de concertación aprista, las
reuniones tenidas en el CDN-IU tuvieron como telón de fondo las discrepancias
entre los distintos partidos que estábamos camino al I congreso nacional del
frente previsto para diciembre de ese mismo año. Estas diferencias se
incrementarían en los meses siguientes para culminar con el rompimiento de IU en
enero de 1989 (Ver crónica “Cuando la unidad no fue posible” del 29 de enero de 2019).
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