En las reuniones del Comité Directivo Nacional de Izquierda Unida, CDN-IU, realizadas entre el 5 y 7 de enero de 1981, dirigentes de los partidos y frentes que la integrábamos, expresamos nuestra opinión para enriquecer el documento de lo que sería el pronunciamiento de IU enjuiciando las medidas económicas anunciadas pocos días antes por el presidente del Consejo de ministros, senador Manuel Ulloa Elías.
Estábamos presentes en las reuniones
representantes del Frente Obrero, Campesino, Estudiantil y Popular, FOCEP,
el Partido Comunista Peruano, PCP, el Partido Comunista Revolucionario, PCR, y
el Partido Socialista Revolucionario, PSR, así como dos frentes: Unidad
Democrático Popular, UDP, y Unión de Izquierda Revolucionaria, UNIR. Hubo por
lo menos tres reuniones debido a que se reajustaron textos que tenían términos
técnicos. Estuve solo en representación del PSR en las primeras, pero en la
última reunión acompañé al general Leonidas Rodríguez Figueroa, presidente del partido.
ACOSTUMBRÁNDOSE A BÚSQUEDA DE CONSENSOS
Los aportes para el pronunciamiento se
hacían en un ambiente de cordialidad. Desde que en setiembre del año anterior
se había logrado consolidar un gran frente de fuerzas de izquierda, resultaba
común percibir en las reuniones un ánimo unitario, aunque no era inusual escuchar
algunos “puyazos” en las intervenciones. Era difícil imaginar que las seis agrupaciones
de ese novísimo frente, menos de un año antes habían participado en la
inscripción de cuatro distintas candidaturas presidenciales (Ver crónica “Lanzamiento de Barrantes para forzar la unidad” del 28 de enero de 2014)
El pronunciamiento enjuiciando severamente la
política económica del gobierno de Fernando Belaúnde Terry fue firmado por Genaro
Ledesma (FOCEP), Jorge del Prado (PCP), Leonidas Rodríguez (PSR), Manuel Dammert
(PCR), así como Jorge Hurtado del Partido
Comunista del Perú – Patria Roja (PC del P – PR) y Eduardo Figari de Vanguardia
Revolucionaria - Proletario Comunista (VR-PC), integrantes de UNIR, así como Carlos
Tapia del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y Edmundo Murrugarra de Vanguardia
Revolucionaria (VR) ambos de la UDP. En el CDN-IU había un representante por
partido y dos por frente. Por cierto, las firmas las encabezaba Alfonso
Barrantes Lingán como presidente de IU. También resultaba en ese momento
difícil de imaginar que nueve años después para las elecciones generales de 1990,
cinco de esos nueve dirigentes -incluyendo a Barrantes como candidato presidencial-
integrarían Izquierda Socialista, sólo tres IU y otro habría dejado la política
activa.
MI FIRMA ESTUVO DESDE LOS INICIOS DE IU
En la fundación de IU estuvo mi firma en representación
del PSR y en el primer año y medio de vida de IU firmé la mayoría de los
comunicados del frente. Es que muy pocas veces lo hizo Antonio Meza Cuadra, secretario
general del partido, que habiendo sido señalado por nuestra dirigencia para
integrar el CDN-IU, asistía a muy pocas reuniones de ese cuerpo directivo. Tú
tienes paciencia para pasarte horas escuchando y tienes carácter para buscar
acercar posiciones, me decía Antonio y me remarcaba que no aguantaba esas
reuniones. Como le avisaba cada vez que había una sesión, me recordaba que tenía
autorización para firmar a nombre del PSR en calidad de representante alterno. “Y
si alguien plantea que debe estar la firma del secretario general, avísame donde
firmo”, añadía Antonio que en esa época era diputado por Lima.
Creo que, si bien el trato de Antonio con
Barrantes era respetuoso, aparecía muy seco y distante. Y me parecía que los
sentimientos por parte de Barrantes eran similares. Tenía yo la impresión que
algún incidente del pasado los había distanciado. Calculaba que a fines de los años
cincuenta, cuando Alfonso culminaba su época de dirigente estudiantil en la Universidad
de San Marcos y Antonio la iniciaba, alguna diferencia se había producido entre
ambos. Pero nunca pude averiguarlo…
En marzo de 1982, en el II congreso nacional
del PSR, el senador Enrique Bernales fue elegido secretario general en reemplazo
de Antonio. Enrique participó como titular en gran parte de las sesiones del CDN-IU
en los siguientes cuatro años y, como el partido me mantuvo como miembro
alterno de ese colectivo, yo seguí asistiendo y firmando cuando Enrique no asistía.
Cuando a fines de julio de 1986, en el III congreso nacional, fui elegido secretario
general en reemplazo de Enrique, no hubo un alterno permanente. Según los temas
a tratar me acompañaban otros dirigentes, aunque en bastantes oportunidades lo
hizo el propio Bernales.
LA ÚNICA VEZ QUE FIRMÓ PRESIDENTE DEL PSR
Regreso a enero de 1981. Creo no equivocarme
al señalar que ese comunicado contra la política económica del gobierno de
Acción Popular fue la única oportunidad en que Leonidas firmó un pronunciamiento
de IU. Incluso estoy casi seguro también de que fue la única sesión de IU a la
que asistió. Por decisión partidaria, Leonidas no integraba órganos
multipartidarios, salvo los de tipo internacional como la presidencia de la Coordinación
Socialista Latinoamericana (CSL) para la que sería elegido en abril de
1986. Leonidas fue presidente del PSR desde su fundación en 1976 hasta la
renuncia que hicimos a fines de marzo de 1991 la mayoría de los fundadores, ex
dirigentes y figuras públicas del partido.
¿Qué hacía Leonidas en una sesión del CDN-IU,
cuando su propio partido no le había planteado asistir? me preguntó al día
siguiente Francisco -Paco- Moncloa, dirigente del PSR, al ver las firmas del
comunicado. Espero que no lo convencieras tú, añadió. No, fue Barrantes,
contesté…
COMPROMISO CON LIDERAZGO DE BARRANTES
Días antes, en una recepción en una embajada,
Barrantes se había acercado a Leonidas y a mí y luego de conversar sobre la
situación política dijo antes de desplazarse hacia otros grupos: General, su partido
está bien representado en IU, pero nos gustaría que además de Alfredo pudiera
estar el presidente del PSR, ya que a su secretario general parece no gustarle
participar de las reuniones.
Mientras veíamos a Barrantes acercarse a
otros invitados, Leonidas preocupado me comentó que Antonio le había dicho que
algunas veces no tenía tiempo de estar en el CDN-IU. Sin embargo, por lo escuchado a Barrantes da
la impresión de que siente que el PSR o alguno de sus dirigentes le hacen desplantes,
añadió preocupado. Voy a tener que acompañarte a alguna reunión para que quede claro
nuestro total compromiso con la gestión de Barrantes a la cabeza de IU, me dijo.
Y la primera oportunidad que hubo de
participar en una sesión del CDN-IU fue justamente en la que se terminó de
redactar el pronunciamiento contra las medidas económicas del gobierno de
Acción Popular, pronunciamiento que incluyó el apoyo a un paro nacional
convocado para el 15 de enero por la Confederación General de Trabajadores del
Perú, CGTP, y otras centrales sindicales, campesinas y populares.
Terminada la reunión de la directiva de IU, Leonidas
se despidió de todos y fue particularmente cordial con Alfonso. A algunos de
los dirigentes asistentes los había conocido cuando integraba la Asamblea
Constituyente que funcionó entre 1978 y 1979 a la que había llegado con la
cuarta votación más alta, después de Víctor Raúl Haya de la Torre, líder del Partido
Aprista Peruano, de Luis Bedoya Reyes, líder del Partido Popular Cristiano, PPC
y de Hugo Blanco en ese entonces integrante del FOCEP y desde hacía seis meses
diputado elegido por un frente trotskista.
IZQUIERDA UNIDA ERA DEMASIADO COMPLICADA
Mientras nos dirigíamos a casa de Leonidas
estuvimos comentando la reunión. Más que el texto del comunicado aprobado me
hacía preguntas sobre el comportamiento de alguno de los asistentes. Después de
hablar un buen rato, ya que continuamos conversando en su casa, convinimos en que
para participar en una reunión del comité directivo, había que saber la
historia de cada partido, las oportunidades en que cada uno tuvo crisis interna,
las veces y las razones que en el pasado los habían enfrentado con otros partidos,
en algunos casos la pertenencia de los dirigentes que asistían a las distintas
tendencias internas, las características
de las organizaciones del movimiento popular por cuyas dirigencia disputaban
con otros, así como la cercanía o distancia que tienen con experiencias
políticas de otros países.
Bueno Alfredo, creo que ya cumplimos con Barrantes,
me dijo al terminar nuestra conversación. Me interesa estar bien informado sobre
Izquierda Unida, pero no te acompaño más a reuniones, añadió. Ahora comprendo a
Antonio, me dijo sonriendo y remarcó que creía que yo era el único que podía participar
sin incomodarse en esas reuniones. Indicó que aparte de la información que
lógicamente tenía que dar a la dirigencia del partido, cada cierto tiempo conversáramos
los dos sobre los avances de IU.
Me quedó claro que su formación militar no
chocaba con la actividad de un partido que se traza determinados objetivos,
pero le costaba mucho adaptarse a la dinámica de un frente en que, además de objetivos
comunes, había posiciones distintas y una permanente disputa por tener supremacía.
En los siguientes años fueron varias veces las que Barrantes concurrió a casa de Leonidas, algunas para reunirse sólo con los dos, otras también con Bernales y algunas con la comisión política del partido. Y prácticamente tres años después de regresar de esa reunión del CDN-IU, el primero de enero de 1984 salimos con Leonidas y Enrique rumbo al municipio de Lima para la juramentación de Alfonso como alcalde de Lima (Ver crónica “Se protesta, pero se gobierna” del 31 de marzo de 2023).
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