“Han sido tres años intensos” fue mi respuesta cuando el general Leonidas Rodríguez Figueroa me preguntó cómo me sentía a una hora de que Alfonso Barrantes Lingán jurara como alcalde de Lima. Estábamos conversando en su casa a las diez de la mañana del primero de enero de 1984.
Leonidas, presidente del Partido Socialista Revolucionario, PSR, acababa
de recordarme que la relación con otros partidos de izquierda había sido una de
mis mayores tareas partidarias desde la fundación del PSR y muy especialmente
mi participación en las reuniones que culminaron en la fundación de Izquierda
Unida, IU, en septiembre de 1980 (Ver crónica “Izquierda: encuentros y desencuentros” del 20 de febrero de 2015).
Poco después se unió a nosotros el entonces senador Enrique Bernales, secretario general del PSR, y partimos hacia el local de la municipalidad en la Plaza de Armas, que años después retomaría su nombre original de Plaza Mayor. Mientras nos trasladábamos hasta el centro de la ciudad, comentamos sobre el enorme apagón de la medianoche, justo en el momento que todos pensaban en abrazarse por el nuevo año. Se arruinó la fiesta masiva de las bases de IU, donde Henry Pease pensaba obtener fondos para pagar deudas de la reciente campaña electoral, les dije. Una semana antes, el día de Navidad, mientras conversábamos en su casa, Henry se sentía aliviado por la idea de una fiesta en el inmenso local de la Feria del Pacífico, en la que se obtendrían los fondos (Ver crónica “Años nuevos a oscuras” del 30 de diciembre de 2022).
JURAMENTACIÓN DE
BARRANTES: HECHO HISTÓRICO
A las once de la mañana estábamos los tres
sentados en el salón principal del municipio de Lima. Miles de militantes de IU
seguían la ceremonia desde la plaza gracias a los altoparlantes allí
instalados. El alcalde saliente, Eduardo Orrego, de Acción Popular -el partido
que jefaturaba el presidente de la república, Fernando Belaunde Terry- remarcó
que la trasmisión del cargo a quien pertenecía a una agrupación política distinta
era una muestra de reafirmación democrática. Pero no era una sucesión
cualquiera. ¡Por primera vez en la historia, una agrupación de izquierda
alcanzaba un cargo de tal importancia en el Perú!
Barrantes después de jurar como alcalde, tomó juramento a los veintiún regidores de
IU y a los dieciocho de oposición pertenecientes al Partido Aprista Peruano, al
Partido Popular Cristiano y a Acción Popular. A Leonidas, a Enrique y a mi nos
dio particular satisfacción el juramento, como primer regidor o teniente alcalde,
de Henry Pease ya que estábamos seguros de que sería una garantía para la
eficiencia del equipo de regidores y técnicos de IU. También aplaudimos entusiasmados
a otro regidor, nuestro compañero Mariano Benites, integrante del PSR desde los
inicios partidarios.
LO CORTÉS NO QUITA LO
VALIENTE
Terminadas las juramentaciones, Barrantes
planteó un cuarto intermedio para que una comisión multipartidaria se dirigiera
a palacio de gobierno para invitar al presidente a la sesión de instalación del
nuevo concejo municipal. Belaunde aceptó y se dirigió caminando al local
municipal. Tanto a su llegada como a su salida tuvo que soportar algunas rechiflas,
provenientes de una parte de quienes seguían la sesión desde la plaza, aunque
las pifias trataron de ser calladas por otros sectores de los manifestantes
presentes. Cuando terminó la sesión, en una breve conferencia de prensa,
Barrantes condenó la actitud de algunos sectores en contra de Belaunde. Se
comentó que el nuevo alcalde había dicho que “lo cortés no quita lo valiente” y
que cuando se invita a la casa no se puede agraviar al invitado…
Independientemente de cualquier
consideración administrativa, el alcalde de Lima es la segunda figura política en
el Perú inmediatamente después del presidente de la república. Aunque no estaba
prevista la asistencia de Belaunde, Barrantes había hecho saber que le gustaría
que estuviera en la ceremonia. Trascendió en medios políticos, que un sector del
gobierno no quería arriesgarse a algún desaire por parte de quiénes por ser
integrantes de una fuerza opositora podían aprovechar para algún gesto contra
el presidente de la república.
Ya con el presidente en la sesión, el nuevo
alcalde de Lima manifestó su rechazo a los “apagones”, aludiendo al producido
doce horas antes, y reafirmó su condena al terrorismo que consideró
incompatible con una verdadera vocación revolucionaria. Por otro lado, luego de
expresar que la vocación democrática de IU permitía “discrepar manteniendo la
altura”, mostró su preocupación por la situación económica de las grandes
mayorías y expresó su rechazo a la política económica implementada por el
régimen. Al final de su discurso, cuando se refirió al compromiso de hacer una
gestión municipal eficiente, Barrantes expresó unas frases que se aplicarían estrictamente
a la conducta de su administración, al señalar que: “se podrá decir que la
izquierda alguna vez metió la pata, pero nunca que metió la mano…”.
El presidente Belaunde cerró la sesión
remarcando que su presencia en ese acto era porque se trataba de un episodio de
reafirmación democrática. Por otro lado, dijo que la responsabilidad de
gobernar Lima del flamante alcalde, le serviría para descubrir que la situación
económica del país es producto de la crisis internacional. Desde la particular
visión del presidente, cuando se refirió al terrorismo, condenó las influencias
foráneas que generaban acciones violentistas en el Perú.
PASAR DE LAS PROTESTAS A
LAS PROPUESTAS
Terminada la ceremonia nos acercamos a saludar
y felicitar a quienes habían juramentado, y conversar con otros dirigentes de partidos
integrantes de IU. Ese mediodía me quedó la impresión que algunos no tenían aún
conciencia que la izquierda -bastante experimentada en la protesta y aun no
acostumbrada a la propuesta- tenía que estar en condiciones de gobernar Lima
desde ese momento.
Tengo muchos recuerdos del día que se inició
la gestión de IU en el municipio de Lima. La alegría desbordante de la gente en
la plaza y en las calles, el escepticismo sobre la capacidad de gestión de una
administración izquierdista que expresaron muchos medios de comunicación, el
temor no disimulado de varios sectores políticos de que Barrantes utilizara su
cargo sólo para promocionar su candidatura para las elecciones presidenciales
de abril del año siguiente, etc. En esta oportunidad quiero retroceder casi
cuarenta años, cuando muchos nos preguntábamos cuál sería el comportamiento
cuando izquierdistas no sólo denunciaran un problema sino fueran los
responsables de solucionarlo…
En ese mes se convocaron no menos de cinco
reuniones del Comité Directivo Nacional de IU, CDN-IU, y por lo menos en tres
se hablaron de asuntos municipales. Pero sí algo se trató con especial urgencia
fue la invasión de terrenos por parte de pobladores que buscaban construir sus
viviendas. Algunos de los terrenos aparentemente baldíos, pertenecían a
empresas privadas que reclamaron considerando que se estaba atentando contra
sus propiedades, incluso el presidente de la Sociedad Nacional de Industrias acusó
a IU de propiciar las invasiones. Barrantes se manifestó en contra de las
invasiones a terrenos privados, pero señalando que existía gente pobre que
necesitaba un sitio donde vivir. En esos días los senadores Ángel Castro Lavarello
y Rolando Breña y al diputado Horacio Zeballos parlamentarios de UNIR -Unión de
Izquierda Revolucionaria- y por tanto integrantes de IU, firmaron como adherentes
un comunicado en el que dos asentamientos humanos señalaron que de los
dos terrenos que ocupaban, uno no tenía instalaciones industriales y otro era
el de una ladrillera que no funcionaba desde tres años antes. Asimismo, estos
parlamentarios participaron de algunas movilizaciones de pobladores, motivando
señalamientos de la prensa a IU como promotora de las invasiones.
GRAN PROYECTO HECHO
REALIDAD
La falta de vivienda en los sectores
populares era evidente. Estaba bien apoyar las demandas de terrenos. Pero se
trataba sobre todo de comenzar a solucionar el problema.
En el CDN-IU, Pease explicó que -como forma
de afrontar la falta de vivienda- el plan de gobierno municipal de IU tenía tres
proyectos de desarrollo urbano y que se estaba en condiciones de dárseles
inicio en pocas semanas. Se contemplaba uno en el Cono Sur en las Pampas de Manchay,
otro en el Cono Norte en las Laderas del Río Chillón y en el Cono Este en las
Quebradas de Huaycán.
Alguien podría decir que una cosa es tener
un plan y otra ejecutarlo, pero lo que sucedió en Huaycán es una demostración
que cuando se une voluntad política, capacidad técnica y gestión honesta con
organización popular, es posible sacar adelante importantes proyectos.
En menos de 60 días de iniciarse el gobierno
de IU en el municipio de Lima, surgió el Proyecto Especial Huaycán, cuyos
impulsores -asociaciones y cooperativas de vivienda- venían trabajando desde el
año anterior con el alcalde distrital de Ate Vitarte, Franklin Acosta militante
de IU. Los asentamientos humanos de Ate Vitarte, Chaclacayo y El Agustino
solicitaron la adjudicación de las quebradas de Huaycán y en febrero el
municipio decidió iniciar la ejecución de su plan piloto en acuerdo con los
adjudicatarios y se nombró al arquitecto Eduardo Figari Gold como director de
la Secretaría Ejecutiva responsable del Proyecto. El 3 de mayo de 1984, por una
resolución de la Alcaldía, se estableció el “Proyecto Especial de
Habilitación Urbana de Huaycán”. Figari llamó a todos los representantes de las
organizaciones empadronadas en el proyecto para discutir y recibir aportes
durante dos meses del proyecto. El 13 de julio, se realizó la última reunión de
coordinación, con la presencia de Barrantes. Allí se acordó la ubicación de
cada una de las agrupaciones vecinales y todas se comprometieron a respetarla.
Seis meses y medio después de la
juramentación de Barrantes como alcalde de Lima, el 15 de julio de 1984, se produjo
organizada y pacíficamente, la toma de tierras en las quebradas de Huaycán
por miles de familias. Las distintas organizaciones que existían decidieron
agruparse en el Comité de Gestión
del Programa Especial de Habilitación Urbana del Área de Huaycán, única entidad
de dirección y decisión dentro del proyecto. La presidió Eduardo Figari, quien así siguió adelante con el impulso del plan
maestro. Un año después se fundó la Asociación de Pobladores del Asentamiento
Humano Huaycán, para avanzar en el modelo de organización de los pobladores. En 1987 se creó la Comunidad Urbana
Autogestionaria de Huaycán.
Cuando
a mediados de julio de 1984 conversábamos en el CDN-IU sobre los avances del
trabajo municipal, Huaycán nos mostraba que era totalmente posible que la
protesta se acompañara de la propuesta…
DIRIGENTE POLÍTICO Y EXTRAORDINARIO
PROFESIONAL
Eduardo Figari había integrado el CDN-IU
desde la fundación de Izquierda Unida hasta diciembre de 1983. Era secretario
general del partido Vanguardia Revolucionaria - Proletario Comunista -VR-PC-
integrante de UNIR y en representación de ésta integraba el CDN-IU. Al
desligarse de UNIR, VR-PC deja el CDN-IU. Poco después se autodisuelve.
magnífico artículo, felicitaciones Alfredo, saluos de C.MEZA INGAR
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