viernes, 20 de febrero de 2015

IZQUIERDA: ENCUENTROS Y DESENCUENTROS (1980)

En mi condición de dirigente del Partido Socialista Revolucionario, PSR, fui asumiendo progresivamente tareas de coordinación con otros grupos políticos poco después de su fundación en noviembre de 1976 y particularmente, desde los momentos previos al paro nacional del 19 de julio de 1977. Estas labores fueron un rasgo característico de mi quehacer político en los quince años de militancia en el PSR, independientemente de los distintos cargos que tuve: sub secretario general, secretario de política, secretario de relaciones internacionales o secretario general.

No me resulta extraño entonces escribir sobre intentos unitarios con grupos de izquierda y de centro izquierda entre 1977 y 1991 desde mi personal percepción de testigo y actor. En esta oportunidad quiero centrarme más en lo ocurrido a mediados de 1980 que culminó en setiembre de ese año con la creación de Izquierda Unida, sin duda el más importante frente de izquierda de la historia política del Perú y el más claro referente electoral para sectores más amplios que la propia izquierda entre ese año y 1986. Digo 1986, porque en las elecciones municipales de ese año fueron las últimas en que participamos todos como IU aunque su rompimiento recién ocurriría en enero de 1989.


TODOS EN OPOSICIÓN A MORALES BERMÚDEZ

Debemos tomar en cuenta que a mediados de 1977 todas las fuerzas que se proclamaban de izquierda estaban en oposición al gobierno de Morales Bermúdez. No había ocurrido así en los años anteriores, cuando el gobierno militar estaba encabezado por el general Juan Velasco Alvarado. En esa etapa, la más antigua organización de izquierda, el Partido Comunista Peruano, PCP, apoyaba muchas de las acciones del gobierno frente a la mayoría de las organizaciones que se situaban en la oposición. Pero en la llamaba “segunda fase”, el PCP fue dejando su “apoyo crítico” al gobierno militar para situarse también en la oposición. No fue recibido con los brazos abiertos por los otros contingentes izquierdistas por muchas razones, varias derivadas de las diferencias establecidas desde el rompimiento en 1963 entre los partidos comunistas soviético y chino.

Las condiciones económicas del país habían desmejorado en los últimos años, coincidiendo con la “segunda fase”. Para sectores muy amplios de la población, el alza del costo de vida era muy fuerte. Al mismo tiempo que algunas medidas del gobierno significaron para los sectores organizados del movimiento laboral y campesino el abandono o la moderación de medidas que -como la comunidad laboral- habían sido vistas como conquistas populares. A ello se añadió la ignorancia primero y la represión después, de las demandas de estos sectores. Si bien se realizaron movilizaciones en la etapa final de ministro de Economía Luis Barúa Castañeda que había asumido el cargo al iniciarse el gobierno de Morales Bermúdez, su reemplazo por el conocido empresario constructor Walter Piazza el 16 de mayo el 1977 fue el detonante final…

La presencia de Piazza no dejaba lugar a dudas sobre su orientación, no se trataba de ningún viraje. No. Incluso -como para remarcar que era la “segunda fase” del gobierno militar- Piazza había sido presidente del Instituto Peruano de Administración de Empresas, IPAE, que anualmente organiza la Conferencia Anual de Ejecutivos, CADE, que en 1972 polemizó en la clausura con el presidente de la república, general Juan Velasco Alvarado. El nuevo ministro trató de llevar adelante las medidas que su antecesor planteó y que no pudo sacar adelante ya que no tuvo incluso apoyo pleno del propio gobierno. Si alguien pensó que los cerca de dos años al frente del ministerio podían haber desgastado a Barúa y que Piazza podría aprovechar un cierto periodo de gracia para sacar adelante la misma política se equivocó. El rechazo a su presencia fue rotundo y se realizaron numerosas movilizaciones en las calle de Lima y en otras ciudades del país. Las pintas con el lema “Piazza=hambre” que iniciamos los del PSR sintetizaron el humor popular. Su gestión ministerial no llegó a los dos meses. Renunció el 6 de julio…

FINALMENTE, EL PARO NACIONAL…

Pero esa renuncia no pudo calmar los ánimos y el paro general con que varias veces las organizaciones sindicales amenazaban fue finalmente concretado. El Paro Nacional del 19 de julio de 1977, organizado por las principales agrupaciones de trabajadores y campesinos, fue contundente. Tanto que en su mensaje por 28 de julio, el general Morales Bermúdez tuvo que anunciar la decisión del gobierno de convocar a una Asamblea Constituyente para 1978 y elecciones generales para 1980.

Antes de continuar vale aclarar que para personas que ya pasaron los 45 años puede hacerles recordar otras épocas leer la “ensalada” de siglas que identifican a distintas organizaciones políticas, mientras que para los que aún no llegan a esa edad resultarán casi incomprensibles. Pero resulta igualmente muy difícil entender para los mayores los nombres de los partidos actuales que no tienen ninguna referencia ideológica y que también son numerosos, sin contar los cientos de movimientos regionales hoy vigentes. Aunque no venga al caso, aprovecho para señalar que muchos de los partidos de izquierda que menciono en esta crónica tuvieron responsabilidades de gestión pública en los municipios en los siguientes 9 años. Y a ellos -quizás con alguna excepción- se puede aplicar lo que dijo Alfonso Barrantes el primero de enero de 1984 al jurar como alcalde de Lima: “se podrá decir que la izquierda alguna vez metió la pata pero nunca que metió la mano…”.

Volvamos a los esfuerzos unitarios del año 1977 que básicamente se circunscribieron al ámbito del movimiento popular organizado. Considerando la presencia de las fuerzas políticas de izquierda en diversos gremios a través de militantes que tenían la dirigencia, las coordinaciones gremiales en torno a ese paro propiciaron también las conversaciones entre dirigentes partidarios. Había dirigentes del PCP en la Confederación General de Trabajadores del Perú, CGTP. Del Partido Comunista del Perú - Patria Roja en el Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú, SUTEP. Militantes de dieciocho diversos partidos de izquierda -incluyendo varias escisiones de ellos- que seis meses después estarían formando la Unidad Democrático Popular, UDP, eran dirigentes de la Confederación Campesina del Perú, CCP, de algunos gremios de trabajadores, particularmente mineros, además de organizaciones de los barrios marginales. En el caso del PSR tenía presencia mayoritaria en la dirigencia de la Confederación Nacional Agraria, CNA, y en la base de Lima de la Central de Trabajadores de la Revolución Peruana, CTRP-Lima.

ELECCIONES CONSTITUYENTES MUESTRA POTENCIAL IZQUIERDISTA

En las conversaciones para impulsar el paro están los antecedentes de las coordinaciones para buscar la unidad, frustradas en el primer semestre de 1980 y concretadas en el segundo semestre de ese mismo año. Al medio hubo las elecciones de la Asamblea Constituyente en la cual la izquierda participó con cinco listas distintas que sumadas alcanzaban el 30%. El Frente Obrero Campesino Estudiantil Popular, FOCEP, obtuvo el 12.4%, el PSR el 6.6%, el PCP el 5.9%, la UDP el 4.6% y Acción Revolucionaria Socialista menos del 1%. El PC del P - Patria Roja se abstuvo de participar.

Estas cifras fueron la base para buscar la unidad y forzar la desunión al mismo tiempo, cuando la izquierda encaró las elecciones generales de 1980.

Se consideraba que al FOCEP le correspondía impulsar las conversaciones. De hecho convocó a todos los partidos integrantes de la UDP y el PC del P - Patria Roja, además de los partidos integrantes del propio FOCEP. Sin embargo si bien Genaro Ledesma era su presidente, la votación preferencial obtenida por Hugo Blanco aparecía disputando el liderazgo. Mientras Ledesma se creía candidato natural a la presidencia de la república por encabezar el frente con mayor votación, Blanco consideraba que era él por haber obtenido casi cuatro veces más votos que Ledesma y la tercera votación individual en la Asamblea Constituyente. Se comenzó a organizar la llamada Alianza Revolucionaria de Izquierda, ARI, pero pronto Ledesma abandonó el proyecto aunque permanecieron los tres partidos trotskistas que habían integrado también la lista del FOCEP para la Constituyente.

Blanco señaló que el frente debía ser “sin patrones ni generales”, con lo cual vetaba la presencia del PSR que tenía como presidente a un general, Leonidas Rodríguez, que había sido la cuarta votación individual en las mencionadas elecciones. De paso evitaba una corrida al centro para convocar al Frente Nacional de Trabajadores y Campesinos, FRENATRACA, e incluso a la Democracia Cristiana. No me acuerdo si el PCP fue invitado o no a esas reuniones, pero entiendo que no participó porque no aceptó que se vetara a nadie.

LOS PROYECTOS DE FRENTES FRACASAN

Aunque no es el caso desarrollar esos sucesos, lo cierto es que el esfuerzo de constituir ARI fracasó y de sus iniciales propiciadores, salieron cuatro candidaturas presidenciales: Carlos Malpica por la UDP, Horacio Zevallos por la Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria, UNIR, constituida por el PC del P –Patria Roja y el Partido Comunista Revolucionario, PCR, que abandonó la UDP, el propio Blanco por los tres partidos trotskistas y Ledesma por el FOCEP.

En enero de 1980 se constituyó Unidad de Izquierda, UI, frente integrado por el PSR, el PCP y el FOCEP. Ledesma fue su efímero candidato presidencial ya que cuando -a mediados de febrero- se comenzó a hablar de las listas parlamentarias insistió en una presencia electoral que ya no resultaba real, concordando con la actitud de sus dirigentes departamentales que querían encabezar todas las listas. Durante una tensa reunión, Ledesma fue emplazado para que tome decisiones realistas y pidió unas horas para consultar con su comisión política. Pero poco después anunciaba en los medios de prensa que abandonaba UI. Entonces la única alianza electoral que se inscribe para las elecciones de 1980 es Unidad de Izquierda, formada por el PC y el PSR y otros grupos menores que no tenían inscripción como el Partido Vanguardia Revolucionaria, PVR, encabezado por Ricardo Letts, el MIR por el Socialismo dirigido por Francisco Carpio Jordán y el COR de José Sotomayor que había sido uno de los que encabezó la ruptura maoísta de 1964. El candidato presidencial fue Leonidas Rodríguez.

Las elecciones generales se realizaron el 18 de mayo. El fundador y jefe de Acción Popular Fernando Belaunde resultó elegido presidente de la república con el 44.9 %, seguido por Armando Villanueva del Apra con el 27.2 % y Luis Bedoya Reyes del Partido Popular Cristiano con 9.6 %. Para la izquierda el resultado obtenido no pudo ser más desastroso: Blanco 3.89 %, Zevallos 3.26 %, Rodríguez 2.84 %, Malpica 2.39% y Ledesma 1.48 %. El líder de FRENATRACA Roger Cáceres logró el 1.98 % y Gustavo Mohme de Acción Política Socialista el 0.28 %.

LA DERROTA OBLIGA AL DIÁLOGO

Estoy seguro que esa noche al escuchar los resultados extraoficiales, los dirigentes de los distintos partidos de izquierda nos preguntamos ¿Cómo hicimos para derrochar el casi 30% de los votos en las elecciones de la Asamblea Constituyente?

Dos o tres días después, dirigentes izquierdistas, varios de ellos virtualmente senadores y diputados electos, con distintos enfoques y tonos, coincidieron en señalar que la izquierda ni siquiera pudo mantener los dos bloques originales, UI y ARI. Se decía que el pueblo había “castigado” la división de la izquierda.

En esos días se hizo intenso el intercambio de opiniones entre los distintos partidos que una semana antes se enfrentaban en la campaña electoral. A nombre del PSR, acompañando a Antonio Meza Cuadra, su secretario general, o solo, participé en esos días en conversaciones con varias fuerzas. Un esfuerzo similar del dirigente del PCP Guillermo Herrera Montesinos, significó lograr el 27 de mayo una convocatoria conjunta a toda la izquierda para una reunión la semana siguiente. Lo importante de la convocatoria es que fue hecha por integrantes de partidos que hasta días antes apoyaban distintas candidaturas presidenciales. Por un lado, el PCP, el PSR y el PVR que formaron parte de la Unidad de Izquierda. Por otro lado, el PC del P - Patria Roja y el PCR y Vanguardia Revolucionaria-Proletario Comunista que formaron UNIR, y Acción Popular Socialista.

Una semana exacta después, en un local de UI ubicado en un edificio de la Plaza Grau se realizó una reunión de todos los partidos de izquierda. Asistieron además de los convocantes antes mencionados, el MIR por el Socialismo y el COR del bloque UI; el Frente de Liberación Nacional y el MIR-Perú que eran parte de UNIR; siete u ocho partidos integrantes de la UDP y dos de los partidos trotskistas: el Partido Revolucionario de los Trabajadores, PRT, y el Partido Socialista de los Trabajadores, PST. También el FOCEP, Acción Política Socialista, y Acción Revolucionaria Socialista y algún otro grupo.

Por primera vez se logra una declaración firmada por tan variado conjunto de partidos que reconocen el llamado de atención de la ciudadanía y señalan que buscarán superar la división que los llevó desunidos a las elecciones presidenciales. También manifiestan que apoyan al frente de defensa de los trabajadores de la prensa que ven amenazada su estabilidad laboral, e informan que se ha empezado a discutir propuestas de plataforma de lucha, “a esbozar líneas de acción parlamentaria y a determinar formas de vertebrar la unidad sindical y política del pueblo”. A lo largo de todo ese mes e inicios del siguiente continuaron las conversaciones y se avanzó algo las coordinaciones, particularmente en el esbozo de un plan para trabajar coordinadamente en el Parlamento.

Pero inmediatamente después del cambio de gobierno, mientras que aún en reuniones se hablaba de plataformas de lucha y coordinaciones parlamentarias, nos encontramos con la convocatoria a las elecciones municipales para noviembre. La renuncia de Eduardo Orrego Villacorta, flamante ministro de Transportes y Comunicaciones a los 15 días de haber juramentado, para asumir la candidatura por Acción Popular a la alcaldía provincial de Lima fue un claro indicio que la campaña electoral municipal había comenzado.

LA FUNDACIÓN DE IZQUIERDA UNIDA

Los dirigentes de los distintos partidos comprendimos que no podíamos perder tiempo e iniciamos reuniones casi diarias. En muy pocas asistía Meza Cuadra y era yo quien representaba al PSR. Resultaban interminables las reuniones muchas veces entre siete de la noche hasta las dos o tres de la mañana. Todos sabíamos que en algún momento teníamos que definir la candidatura más importante, la de la alcaldía de Lima. Durante esas conversaciones coincidimos muchas veces con Carlos Tapia, secretario general de uno de los MIR y que integraba la UDP y con Manuel Dammert, secretario general del PCR. A fines de agosto sacamos un comunicado firmado por los tres proponiendo públicamente la candidatura de Alfonso Barrantes Lingán a la alcaldía de Lima. La reacción de otros grupos fue muy crítica, considerando que era un comportamiento anti unitario. Sin embargo lo real era que se trataba del único candidato posible y como ya he comentado anteriormente, de alguna manera se precipitó el avance para constituir Izquierda Unida en la madrugada del 13 de setiembre (Ver crónica "Lanzamiento de Barrantes para forzar la unidad" del 28 de enero de 2014).

A pesar de haber participado en varias semanas de conversaciones en los últimos días quedaba claro que los tres partidos trotskistas; el PRT, el PST y el Partido Obrero Marxista Revolucionario, POMR no firmarían la constitución del frente. Aunque había participado poco, FRENATRACA firmó el acta de fundación, se ausentó en las siguientes reuniones y un par de semanas después anunció su retiro.

El trabajo preparatorio de las siguientes tres semanas fue febril. Éramos de distintos partidos, con demandas discordantes de nuestros dirigentes provinciales y distritales que nunca antes habían trabajado juntos y más bien se habían enfrentado en sindicatos o federaciones estudiantiles, los mismos dirigentes nacionales nos teníamos desconfianza, ignorábamos a quién darle la personería legal en cada provincia, etc. Los encargados de representar a nuestros partidos en el ya denominado Comité Directivo Nacional de Izquierda Unida estábamos sobrepasados al ser prácticamente la única instancia de dirección aceptaba por las bases de los diversos partidos a nivel nacional, ya que era difícil lograr organizar instancias departamentales de IU mientras los plazos legales se acortaban.

Recuerdo que en las 144 horas entre la mañana del lunes 29 de setiembre y el domingo 5 de octubre sólo dormí 10. Dos noches ni siquiera me acosté y las otras cuatro dormí en promedio menos de tres horas cada una. No recuerdo otra semana similar en toda mi vida… Hubo varias sesiones del CDN de IU, incluyendo un viaje que hicimos varios de los integrantes a Arequipa y, finalmente, el sábado 4 de octubre la reunión del Comité Directivo Nacional se prolongó desde las 10 de la mañana hasta las 11 y media de la noche que llegamos para inscribir la lista provincial y las de los distritos al local del Jurado Nacional de Elecciones… media hora antes que se cerraran las inscripciones. En esas horas habíamos solucionado casi todos los problemas existentes en las listas en todo el país. Una vez cruzada la reja del Jurado no importaba cuanto se demorara el trámite porque se había ingresado antes de la medianoche.

El siguiente mes y medio fue de intensa campaña electoral, pero definitivamente no hubo la tensión del mes y medio anterior.

En las elecciones municipales del 23 de noviembre, ganó en Lima Eduardo Orrego con más del 35%. y Barrantes logró la segunda votación con 28%. Izquierda Unida ganó varias alcaldías provinciales, in­cluyendo las de la capitales departamentales en Arequipa, Huancavelica, Huaraz, Puno y Moquegua y varias decenas de distritales, incluyendo 5 o 6 en Lima. Aunque no lo sabíamos, varios de ellos serían víctimas de Sendero Luminoso en los años siguientes.

Izquierda Unida a los dos meses y medio de nacer mostró su fuerza y potencial y mostró a los ojos del electorado a un líder de gran carisma. No fue una casualidad entonces que en las siguientes elecciones, a fines de 1983, Barrantes fuera elegido Alcalde de Lima. Pero esa es otra historia…

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