Le faltaba poco más de un mes para alcanzar la mayoría de edad, había interrumpido
sus estudios de Derecho al igual que sus compañeros de la universidad de San
Marcos, le pesaba el arma que portaba, tenía demasiado presentes las imágenes
de los muertos de ambos bandos en la batalla de San Juan dos días antes, lo estremecían
los proyectiles que estallaban cada vez más cerca. Era el 15 de enero de 1881,
estaba al sur de Lima en las afueras del balneario de Miraflores y Armando
Filomeno Johnson, integrante el Batallón N° 4 de las reservas peruanas, seguramente
reconocía a lo lejos, en los gritos de quienes enfrentaba, el mismo acento que
le sorprendió cuando un lustro antes estudió un año de Humanidades en el Liceo de
Valparaíso.
Supongo que en los minutos interminables previos a la batalla, al
igual que todos los otros jóvenes voluntarios, no estaba seguro si sobreviviría
o moriría allí. No podía imaginar que fallecería justamente en Miraflores, en una
casa situada a menos de un kilómetro del denominado Reducto N° 2 donde en esos
momentos se encontraba, aunque sucedería más de cincuenta años después. No
sabía que en esa su última vivienda en la calle Colina 399, se sentiría tan fuera
de lugar como en esos momentos. Tampoco podía figurarse que sería llorado por
su esposa y sus diez hijos. Y no tenía en mente que llegaría a conocer a sus seis
nietos Araoz Filomeno, aunque a ninguno de otros veinte apellidados Filomeno
Mendoza, Filomeno Edwards, Filomeno Gonzales, Filomeno Jarrín y Filomeno García,
nacidos entre 1936 y 1953.
NO SABÍA CUÁNTO VIVIRÍA
Me imagino que también pensaría que, si salía vivo de esa batalla, su
futuro resultaría incierto ya que no podía predecir cómo sería su vida en una
ciudad y un país devastados por la guerra que ya se sabía perdida dado que el
enemigo estaba a pocos kilómetros del centro de Lima. Por momentos quizás
pensaba que, al igual que su padre y su abuelo, terminaría dedicándose a la
enseñanza de música de jóvenes con vocación artística. Pero no creo que sospechara
que pasaría casi medio siglo consagrado a la enseñanza de quienes aunque
tuvieran vocación por algo tenían muy poca oportunidad de estudiar…
No sé si fue sólo uno o fueron más viajes los que mi abuelo cuando niño
o adolecente realizó a Chile en la década del 70 del siglo antepasado llevado
por su padre Francisco, músico de profesión, peruano nacido en Santiago de Chile
y que en algunas etapas de su vida trabajó en el sur del Perú y en ciudades
chilenas. De hecho Francisco, mi errante bisabuelo conoció y se casó en
Arequipa en 1859 con mi bisabuela Juana Johnson, luego de haber enviudado de su
primera esposa con la que se casó en Santiago de Chile y con quien tuvo a su
hijo Serafín nacido en Ica en 1848. Antes del segundo matrimonio, mi bisabuelo
fue padre de Lorenza Filomeno García, nacida en Lima en 1855. Además Francisco
tuvo otras dos hijas, Aurora y Sofía, que a comienzo del siglo pasado vivían en
casa de su hermano Armando, por lo cual asumo que ambas eran hermanas de padre
y madre de mi abuelo, ya que mi bisabuela cuando falleció en febrero de 1901 vivía
allí. Si fueron tres los hijos del matrimonio de Juana y Francisco, y añadimos
a Serafín y Lorenza, fueron por lo menos cinco hijos que tuvo mi bisabuelo,
aunque no puedo asegurar que sólo fueron cinco… Tampoco pude saber si en alguno
de sus viajes a Chile lo hizo acompañado de mi bisabuela o de alguna de sus hijas.
LIMEÑO NACIDO EN AREQUIPA
Aunque nació en Arequipa el 17 de febrero de 1860 y allí se bautizó a
los seis días de nacido, mi abuelo se trasladó desde muy pequeño a Lima, ciudad
en la que estudió la primaria en el Colegio Liceo Peruano y la secundaria -salvo
cuando estuvo en Valparaíso- en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe, el primer
colegio nacional del Perú ya que fue fundado en 1840.
Mi familia puede catalogarse como limeña, a pesar que mi abuelo y mi
bisabuelo no nacieron en Lima, ya que aunque no sé si aquí nació Pedro, el primer Filomeno que he ubicado, vivió, se casó y tuvo a sus hijos en Lima -cuando aún se llamaba Ciudad de los
Reyes- en la segunda mitad del siglo dieciocho, ciudad en la que también nació
y se casó mi tatarabuelo Bartolomé y de donde salió para instalarse en Chile en
1822. A Lima regresó dos décadas y media después (Ver crónica “Filomeno, apellido en el Perú hace 275 años” del 24 de abril de 2015) y también en Lima comenzó a residir mi bisabuelo Francisco con
pasajeras ausencias por viajes de trabajo. También a Lima llegó muy niño mi
abuelo y en esta ciudad se casó con limeña y nacieron y se educaron todos sus
hijos.
Pero regresemos a 1881. Derrotados los peruanos en Miraflores y con la
ciudad de Lima ocupada por los chilenos por más de dos años y medio, no tengo
idea cuán difícil fue la subsistencia de mi abuelo, quien creo vivía con sus
padres y hermanas. No regresó a sus estudios universitarios. Como no funcionaban
las escuelas normales, el joven Armando Filomeno recibió por esos años -entiendo
que mediante algún tipo de examen- el título de preceptor de tercer grado de
parte del municipio de Lima.
IDENTIFICACIÓN CON UN BARRIO POPULOSO
En abril de 1884 cuando Lima comenzaba a recuperarse luego de la
ocupación, mi abuelo participó de un concurso para cubrir las direcciones o
regencias de las escuelas municipales de la ciudad luego del cual fue nombrado
director titular de la Escuela Municipal N° 17. Su nombramiento fue suscrito por
el alcalde de Lima Luis Roca y Boloña el 6 de mayo de 1884 y al día siguiente el
Inspector de Instrucción Miguel A. de la Lama le comunicó que debía asumir el
cargo esa misma fecha. La escuela creada en 1869, quedaba en el número 69 de la
cuarta cuadra de la calle Piura, más de veinte años antes denominada Malambo. Y,
aunque desde 1925 cambió otra vez de nombre a avenida Francisco Pizarro, por la
década del cincuenta yo seguía escuchando que la llamaban Malambo.
Cuando mi abuelo llegó a esa escuela tenía 24 años y cuando dejó el
cargo había cumplido 71… En los 47 años que pasó al frente del colegio de un
barrio populoso, la educación de miles de niños y jóvenes fue su preocupación primordial.
Y esos alumnos y sus familias le brindaron siempre no sólo respeto sino cariño,
así como respaldo a una serie de iniciativas. Recuerdo que durante mi niñez en
el Rímac cuando acompañaba a mi padre a algún lado, era frecuente que nos
cruzáramos con personas que -al reconocerlo- le mencionaran orgullosos haber
sido alumnos del “maestro Filomeno”. Yo mismo en mi primera juventud cuando
mencionaba mi apellido me preguntaban si era nieto de don Armando y, al
confirmarlo, me felicitaban por ser su descendiente. Y es que en el Rímac en
los años cincuenta cualquier hombre que tuviese más de veintiséis o veintiocho
años era casi seguro que había tenido a mi abuelo de director de su escuela
primaria.
La identificación de mi abuelo con ese
barrio fue tal que un vals del compositor criollo Eduardo Villanueva dice: “En
el Rímac yo nací, en Malambo me crié, en Filomeno estudié, en el Rímac he de
morir”. Y es que durante décadas la escuela primaria no era conocida como Pardo
sino como Filomeno.
Mi abuelo alrededor de 1920 |
Espero escribir alguna vez sobre su amplia labor en todos esos años y
sobre los homenajes realizados después de su muerte. Bástenos señalar algunos
reconocimientos recibido en vida. Durante su larga carrera fue premiado con
tres diplomas de Honor y tres medallas de plata por la municipalidad de Lima,
así como con tres diplomas de Honor y tres medallas de oro por la municipalidad
del Rímac, distrito que se creó en 1920. En 1926 -superados largamente los 41
años de servicio- en ceremonia pública recibió un diploma y una hoja de laurel
consagrándolo como Primer Maestro del Perú. Posteriormente, en 1929, recibió la
Orden del Sol. Pero alguna de sus hijas mencionó en alguna oportunidad que lo
enorgulleció mucho la Tarjeta de Oro entregada por el Cuerpo de Maestros de
Lima. En los últimos años de su carrera docente era considerado como el decano
de los maestros de Lima.
Supongo que en 1884, cuando mi abuelo asumió la dirección del colegio ya había casa para el director, porque allí estaba su vivienda cuando el 18 mayo de 1895 a los 35 años se casó con mi abuela, Carmen Sara Chávez Coloma, que tenía 22. En esa casa de Malambo se instaló el matrimonio y nacieron los doce hijos que tuvieron.
Participación del matrimonio de mis abuelos |
A diferencia de lo que me ocurrió cuando traté de encontrar la fecha
de nacimiento de mi tatarabuelo, bisabuelo y abuelo y sólo encontré las
partidas de bautizo, con mi padre y sus hermanos hallé también sus partidas de
nacimiento. En ambos casos no supe cómo llegué aunque conseguí los datos que
buscaba. Y me encontré con algunas curiosidades. Si bien las cinco tías se llamaban
María y salvo la mayor a las otras cuatro se le conocía por el segundo nombre,
en los registros públicos aparecen algunos tíos con más nombres o en otro
orden, pero además algunos aparentemente desconocidos como Manuel Ernesto, María
Adriana y María Luisa, que por coincidencia en las fechas corresponden en
realidad a los bautizados como Alfredo, mi padre, y a sus hermanas María
Carmela y María Corina. Incluso la fallecida Sara nació como María Margarita.
Como hasta 1933 eran válidas tanto la partida de nacimiento como la de
bautizo no hubo ningún problema de identidad entre los Filomeno Chávez y cada
uno terminó con sus documentos consignando el nombre que usaban regularmente. Nunca
supe la razón de la divergencia de nombres entre la inscripción en el municipio
y el bautizo…
Alguna vez me pregunté por qué recién el tercer hijo del matrimonio
Filomeno Chávez se llamó Armando. Mi padre y alguna de mis tías me dijeron que,
antes del matrimonio, el abuelo había tenido dos hijos. Buscando en los
Registros Civiles las ya mencionadas diferencias en los nombres de mi padre y
sus hermanas, encontré a esos dos hijos que mi abuelo tuvo con Zoila Rosa
Pacheco en cuyas partidas se menciona “hijo natural que reconoce el declarante”.
Fueron Victor Armando nacido el 17 de octubre de 1886 y fallecido en 11 de
febrero de 1900 y Enrique Santiago Armando nacido el 25 de julio de 1888 y fallecido
el 5 de agosto de 1902. Cuando murió éste ya habían nacido mi tío Guillermo y
mi papá. Fue quizás por eso que al nacer el tío Armando en enero de 1904, le
pusieron el nombre de su padre.
A finales de la primera década del siglo pasado, nacieron otros tres
Filomeno: Ítalo, Dante y Francisco Nicolas, hijos de una pareja italiana conformada
por Nicolo Filomeno, nacido en Bari y Amalia Pantasso natural de Milán. Sus
fechas de nacimiento fueron 12 de diciembre de 1907, 4 de diciembre de 1908 y 8
de febrero de 1910. Salvo la inscripción de sus nacimientos no tengo ninguna otra
información y nunca escuché hablar de ellos a mi padre o a sus hermanos. Presumo
que siendo los padres inmigrantes jóvenes viajaron a otro país, porque me
resulta difícil que no se toparan en una ciudad pequeña como era Lima, siendo
tan conocido mi abuelo -uno de los seis u ocho directores de escuela de la
época- y el apellido Filomeno poco común, hubiese sido natural que alguien les
comunicara la existencia de una familia con el mismo apellido. En todo caso, si
hubiese personas con el apellido Filomeno que no desciendan de mi abuelo o de
su hermano Serafín -quién vivió en Moyobamba y en Iquitos- podrían ser
descendientes de Nicolo.
“NO PODÍA VIVIR FUERA DEL ESCENARIO DE SU VIDA”
Pero regresemos a 1931 al momento en que don Armando renuncia a la
dirección del colegio que ya en esa época se llamaba Centro Escolar Manuel Pardo
N° 431. Supe que luego de dejar la dirección del colegio, mi abuelo se fue a
vivir a Miraflores con sus nueve hijos solteros que tenían entre 18 y 32 años.
Y según mi padre y sus hermanos allí se consideraba inútil en una casa en la
que se sentía extraño. Y aunque nunca utilizaron la palabra, entiendo que
sufrió una profunda depresión en los pocos meses que pasaron hasta su muerte el
9 de diciembre de 1931.
Pero recientemente caí en cuenta que su renuncia no fue producto de
una decisión prevista o meditada con anticipación sino debida a una imposición.
No tengo el dato exacto, aunque calculo que pueda haber sido la aprobación de alguna
disposición relativa a límite de tiempo de servicios o de edad que lo forzó
“intempestivamente” a renunciar.
No otra cosa se desprende de la carta de mi abuela dirigida a un
periódico poco más de una semana después del entierro de su esposo,
agradeciendo las extensas crónicas sobre los homenajes recibidos en esa
ocasión, así como sobre las labores en vida del abuelo. Carmen Chávez de
Filomeno señaló: “…durante 47 años
convirtió la escuela en el eje de todas sus actividades dedicándose a ella
única y exclusivamente y modelando allí pacientemente el alma de miles de
futuros trabajadores (…) Intempestivamente arrancado del Centro al cual se
había dedicado con todo empeño desde su juventud y donde había pasado las
mejoras horas de su vida, esta salida determinó en él un quebrantamiento moral,
que obrando sobre su organismo ya gastado por los largos años de trabajo lo
llevaron rápidamente a la tumba. No podía vivir fuera del escenario de su vida”.
Poco más de tres años más tarde, en el mes del cuarto centenario de la
fundación de Lima, con ocasión de la inauguración de una placa de bronce en
honor del abuelo en el local del colegio, mi tío Guillermo diría que su padre “…de aquí salió enfermo y abatido” para
morir pocos meses después.
Hasta aquí la crónica de los cincuenta años que pasaron entre la sobrevivencia
en una batalla de un joven soldado y la muerte de un viejo profesor. Los
siguientes tres párrafos -con las disculpas a los lectores- es una contribución
para que los descendientes de mi abuelo puedan desarrollar un árbol genealógico
de la familia en el futuro.
26 NIETOS Y 50 BISNIETOS
Veintiséis somos los nietos de
Armando, los hijos de sus hijos, nacidos entre 1919 y 1953: Carlos, Isabel,
Consuelo, Elvira, Lucha y Teresa Araoz Filomeno, hijos de María Rosa y Carlos
Araoz. Guillermo -Memín- y Manuel Augusto -el Negro- Filomeno Mendoza hijos de
Guillermo y Rosa Mendoza. Laura, Elsa, Teresa, Armando, Pilar, Consuelo -Coco-,
Alberto y Javier Filomeno Edwards hijos de Armando y Laura Edwards. Carmen,
Ricardo y Jorge Filomeno Gonzales, hijos de Ricardo y Palmira Gonzales.
Alfredo, Hilda, Silvia y Vilma Filomeno Jarrín hijos de Alfredo e Hilda Jarrín.
Francisco, Socorro -Choco- y Lola Filomeno García hijos de Francisco y Lola García. Carlos,
Isabel, Consuelo y Elvira Araoz, así como Memín, el Negro, Laura y Ricardo
Filomeno han fallecido.
Sin pretender hacer una relación
de todos los descendientes de Armando sólo mencionaré la siguiente generación,
la de sus cincuenta bisnietos: María Rosa Araoz Guevara; Rony, Chabuca y
Alberto Torres Araoz; Gonzalo y Charo Meza Cuadra Araoz; Eduardo, Rafael, Henry
y Fernando Gold Araoz; Eduardo -Lolo-, Silvia –Titi- y Luis Felipe Jackson
Filomeno; Maite y Lali Sánchez Filomeno; Armando Filomeno Zaremba; Alonso
Filomeno Mayo; Pili y José Antonio Pacheco Filomeno; Enrique y Cecilia Ramírez
Filomeno; Angela, Alberto, Patricia y Miguel Ángel Filomeno Costa; Javier,
Carla y Andrea Filomeno Tejeda; Fico, María del Carmen, Martín y Jorge Mejia
Filomeno; Ricardo y Gisella Filomeno Alfageme; Alfredo, Ana Gabriela -Aby- y
María Katia Filomeno Ramírez; Rocío, Fiorella y Ayleen Villa García Filomeno;
Karin y Said Manzur Filomeno; Jair, Jandira y Jurandí Da Costa Filomeno; Jimena
Ávila Filomeno; María Pía Filomeno García; Ingrid, Peter y Erick Jacobsohn
Filomeno. Nacidos entre 1944 y 1982, la mayoría de estos bisnietos son padres y
algunos abuelos, por lo que espero que cualquiera de ellos pueda tratar de
seguir con el hallazgo de todos los descendientes de Armando Filomeno Johnson.
Concluyo señalando que de 10
hijos de Armando, pasamos a 20 nietos y 15 bisnietos con Filomeno como primer apellido.
Alfredo, me ha encantado leer nuestra historia. Gracias por todos los datos. Cariños, Elsa
ResponderBorrar¡Somos parientes, Alfredo! Soy Manuel Ruiz Huidobro Cubas. Mis abuelos eran Federico Ruiz Huidobro Araoz y Elvira Araoz Montani.
ResponderBorrarMi tío abuelo Federico Araoz murió combatiendo en la Batalla de Miraflores aquel 15 de enero de 1881.
Excelente Alfredito!!!
ResponderBorrarQue buena investigación. Felicitaciones
ResponderBorrarAlfredo, no cabe mas que felicitarte por la paciencia en el trabajo de ratòn en los registrso civiles para armar el àrbol genealògico de tu familia; ellos te lo agradeceràn siempre
ResponderBorrarSaludos Pedro Bendezù
Soy docente de la Escuela de "Filomeno" hoy IE 3002 Manuel Pardo. sabemos que el Director Armando Filomeno estuvo 47 años de su vida dedicados a la labor educativa y siempre le rendimos homenaje en cada aniversario de nuestra escuelita , que el día 19 de agosto cumplirá 150 años de creación. Mi reconocimiento por el aporte que forma parte de su historia. saludos.
ResponderBorrarHermosa historia de mi colegio "Manuel Pardo" 431 y el enorme y valioso aporte de su Director Armando Filomeno. En la epoca que estudié aun se llamaba escuela "Armando Filomeno" y tenia mucho prestigio que aun conservaba por su rol formativo de muchos estudiantes del barrio de Malambo.
ResponderBorrarHola Alfredo, mi nombre es Paula Caruso, nacida en Argentina.
ResponderBorrarQue lindo leer la historia de mi familia, yo soy tataranieta de Armando. Nieta de Maria del Carmen Filomeno Gonzales, hija de Maria del Carmen Mejia Filomeno.
Gracias por tu artículo
Paula, un gran gusto leer tu mensaje. Desde los 14 a los 16 años, durante la temporada escolar, todos los miércoles almorzaba en casa de tus bisabuelos Palmira y Ricardo, con tu abuela Carmen y sus hermanos Ricardo y Jorge. Aunque hace varias décadas que no veo a tu mamá, la recuerdo desbordando energía cuando chica, particularmente una vez que llegó a Lima desde Chiclayo donde trabajó algunos años tu abuelo Federico. Conocí muy poco a tu tío Martín hace más de 20 años está afincado en Canadá. Y a los otros hermanos de tu mamá, Fico y Jorge, los he tratado bastante más, aunque hace varios años que no los veo. Estoy enterado que Jorge vive ahora también en la Argentina. La pandemia impidió que hubiera reuniones en los últimos años entre los primos, aunque hace un mes o mes y medio me encontré con tu abuela Carmen con muy buen semblante como siempre. Saludos a toda la familia por allá.
BorrarEn el rimac hay una calle armando filomeno quien es ese personaje
ResponderBorrarJustamente se trata de Armando Filomeno Johnson cuya historia he querido mostrar. Así el distrito del Rímac recuerda a quien fue director de su emblemático colegio público 47 años, entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX.
BorrarFelicitaciones por tan prolija historia de Armando Filomeno que hoy me entero en detalle. Quizás de alguna manera nos la contaron los profesores de la década del 60 pero hasta donde la memoria logra recordar , se perdió precisamente en sus vericuetos. Muchas gracias a Don Armando Filomeno que dejó escuela en los maestros que le sucedieron y del cual podemos dejar fe.
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