jueves, 30 de octubre de 2025

COINCIDIR SIN PACTAR (1963)

Retrocedo en esta oportunidad más de sesenta años, a 1963 en la ciudad de Ayacucho. Me parece que era septiembre u octubre. Se había convocado a las elecciones de la Federación Universitaria de San Cristóbal de Huamanga, FUSCH. La dirigencia pertenecía al FER, Frente Estudiantil Revolucionario, con clara influencia del Partido Comunista Peruano, PCP.

El presidente de la federación era Zenón Naveda y el candidato a reemplazarlo se apellidaba Huamantico. Todos estábamos seguros que el FER mantendría la dirigencia, considerando que era evidente que la mayoría de los estudiantes se identificaban con ese frente, y tomando en cuenta la influencia de varios jóvenes docentes militantes o simpatizantes del PCP.

Nadie ponía en duda que Huamantico sería quien daría la bienvenida a las delegaciones que asistirían a la ciudad al VIII Congreso Nacional de la Federación de Estudiantes del Perú, FEP, programado para unas semanas después. Como aún faltaban cuatro o cinco meses para la división del PCP, como producto de las discrepancias entre los partidos comunistas de la Unión Soviética y la República Popular China, los estudiantes comunistas no sabían aun que a pesar de ganar holgadamente, la directiva de la FEP -que encabezaría Gustavo Espinoza Montesinos- sufriría graves dificultades internas (Ver crónica "Algunas reuniones clandestinas en 15 años” del 25 de septiembre de 2020).

UN FRENTE ESTUDIANTIL EN FORMACIÓN

Yo casi medio año antes me había instalado en Ayacucho para realizar actividades políticas gremiales y partidarias. A pesar de mis 21 años recién cumplidos, tenía la experiencia de cerca de cinco años de militancia en el Partido Demócrata Cristiano, PDC. Estaba organizando el Frente Estudiantil Social Cristiano, FESC, en Ayacucho, para lo cual trabajaba con un pequeño grupo de jóvenes democristianos y varios independientes. Pero además estaba potenciando el comité departamental del PDC, lo que me permitió conocer a algunos dirigentes departamentales de Acción Popular, AP, partido cuyo jefe era Fernando Belaunde Terry, presidente de la república desde el 28 de Julio de ese año, después de ganar las elecciones como candidato de la alianza electoral de su partido con el PDC.

En la universidad de Huamanga, fundada en el siglo XVII, clausurada a mediados del siglo XIX y reabierta y funcionando desde 1959, el FER era la fuerza política mayoritaria entre los estudiantes, aunque había un grupo importante de militantes del Partido Aprista Peruano. Había también militantes de AP a quienes se les había visto hacer campaña por la candidatura presidencial de Belaunde Terry, pero que en la universidad no existían como fuerza organizada. Por su parte el pequeño núcleo DC no actuaba en la universidad, aunque la mayoría de ellos también pertenecían a la Unión Nacional de Estudiantes Católicos, UNEC, pero básicamente dedicados a actividades de tipo religioso.

La formación del FESC estaba recién en su primera etapa. En esos momentos tuve claro que, para impulsar la formación de nuestro frente, resultaba importante que el pequeño núcleo de estudiantes DC sintieran que algún peso tenía en la actividad gremial estudiantil. Y las elecciones de la federación serían una buena ocasión para intentarlo…

CONVERSACIONES EXPLORATORIAS

Comenzamos por conversaciones con algunos dirigentes partidarios. Con los apristas fueron pocas y breves y nos quedó claro que sabían que iban a perder pero que se consolidarían como la segunda fuerza política en la universidad. Recuerdo haber hablado con los hermanos Cappelletti, uno de los cuales sería diputado por Ayacucho entre 1980 y 1992 y otro también dirigente aprista asesinado por Sendero Luminoso en 1989. También con una joven pareja Carlos Canales y Gladyz Anchorena, también convencidos que quienes discrepaban del FER votarían por los candidatos del Apra.

Antes de conversar con los dirigentes de Acción Popular averigüé con alguno de los camaradas de la juventud DC sobre estudiantes militantes de AP. Otto Perales me dijo que conocía un par aunque le parecían bastante ingenuos. Justamente es lo que necesitamos, le dije y le pedí que arreglara una conversación con ellos. Nos tomamos un café en La Colmena -restaurant o cafetería según la hora que se concurriera- y allí fue la ocasión de usar una vieja treta para mantener desconcentrados a esos dos jóvenes.

Había estirado un clip y lo había introducido a lo largo de un cigarrillo. Luego de prenderlo y comenzar a fumarlo el tamaño de la ceniza iba creciendo pero no se derrumbaba. Y los dos muchachos populistas medio hipnotizados con lo que veían soltaban información que seguramente de haber estado concentrados no lo hubieran hecho.

El resultado de la conversación fue claro. Si bien había algunas decenas de estudiantes inscritos en AP, no había ninguna forma de organización para trabajar en equipo en la universidad. En la campaña electoral los jóvenes estudiantes habían realizado tareas de propaganda, particularmente pintas y reparto de volantes, pero también el día de las elecciones los mayores de 21 años habían sido personeros. Pero después de la celebraciones por el triunfo, no habían sido convocados para nada. En la universidad la mayoría era también integrantes del FER, aunque sentían fastidio cuando en conversaciones informales con otros miembros del frente escuchaban que el movimiento estudiantil debía enfrentar al gobierno de Belaunde. También me quedó claro que los que manejaban el partido no los tomaban en cuenta para nada e incluso habían intentado sin éxito reunirse con la dirigencia del FER.

LOS QUE “MANEJABAN” ACCIÓN POPULAR

Los que “manejaban el partido” eran Rolando -el cabezón-Martínez y Segundo Llanos, ambos alrededor de los 30 años y que eran los dirigentes intermedios que mediaban la relación entre las bases y los dirigentes departamentales, dos de los cuales habían sido elegidos diputados meses atrás. Siendo AP el partido de gobierno, se comentaba en la ciudad que cualquier colocación en el sector magisterial o centro de salud pasaba por la conversación y se suponía que algún tipo de arreglo con Martínez y Llanos.

Como el acuerdo de la Alianza AP-DC dio a los democristianos presencia en el 20% de las candidaturas parlamentarias, la relación con AP en muchos departamentos tenía el inconveniente que nos trataban como partido menor. Cuando después de la instalación del nuevo gobierno, a inicios de agosto, traté de conversar con el par de dirigentes antes mencionados, como pensaron que se trataba de buscar puestos públicos para militantes democristianos, me remarcaron que el PDC sólo era el socio menor de la alianza. Les contesté que el peso de cada partido era relativo y que las distintas situaciones no se podían juzgar de esa manera.

Unas semanas después alguno de los dos dirigentes de AP me interceptó en la plaza de Armas y me preguntó si conocía a Alfonso Carrasco Polar. Si, contesté, es un DC de Arequipa. ¿Y sabías que iba a ser nombrado prefecto de Ayacucho? Por supuesto, indiqué. Mi interlocutor me reclamó por no haberle dicho nada y le respondí imperturbable que pensaba que ellos lo sabían, ya que estaba seguro que el PDC sólo tenía el 20% de la información política del gobierno. Me preguntó cuanto tenía yo que ver con el nombramiento y lo negué de tal forma que se quedó con la idea que había tenido alguna participación… Por cierto, aunque había escuchado el nombre de Carrasco Polar en Arequipa, no lo conocía y no tenía idea de su nombramiento como prefecto hasta minutos antes.

Cuando nos despedimos, tuve la impresión que mis bonos crecerían ante los ojos de los dirigentes populistas. Lo confirmé horas más tarde cuando me crucé con Martínez y Llanos y ya no me miraban con arrogancia. Incluso, en alguna oportunidad me habían dicho para reunirnos en el local de la DC, para después indicar en tono burlón que se habían olvidado que no teníamos local y subrayarme que su local estaba en el jirón Callao a “sólo” veinte metros de la plaza de Armas,

Vale hacer un paréntesis para remarcar lo importante y difícil que era estar informado en Ayacucho. No había teléfono, sólo había tres vuelos a la semana de pequeños bimotores para 21 pasajeros, los periódicos que salían de Lima a las dos o tres de la mañana se entregaban a los canillitas hacia las 5 o 6 de la tarde, había un tramo de la carretera a Huancayo -la que demoraba menos en llegar a Lima- que funcionaba tres días de subida y tres de bajada, no había acceso a radios y menos a estaciones de televisión. Ese mismo año me enteré casi en la noche del 23 de noviembre del asesinato del presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy asesinado al inicio de la tarde del día anterior.

ENCONTRANDO COINCIDENCIA SIN PACTAR

Pero volvamos a las elecciones de la FUSCH. Después de conversar muy poco con los apristas y algo más con los populistas nos quedó claro que la posibilidad de un acuerdo de esas agrupaciones y nosotros era imposible, los apristas y populistas ni siquiera estaban dispuestos a conversar entre ellos. Unos estaban seguros que se consolidarían como la segunda fuerza en la universidad y los otros consideraban que el triunfo del FER podía interpretarse como una derrota del Apra. Después de haber hablado con dirigentes ayacuchanos de ambas organizaciones, llegamos a la triste conclusión que sólo coincidían en considerarnos un contingente muy reducido y, por tanto, sin ninguna importancia.

La única forma pensamos nosotros de lograr algo positivo era desmejorar el triunfo del FER. Y sólo sucedería si se coincidiera con una posición común sin necesidad de acuerdo alguno. La salida era el voto en blanco y a eso nos abocamos en los pocos días previos a la elección que quedaban.

En una ciudad como Ayacucho hace más de seis décadas era común cruzarse con gente con relevancia política en la plaza de armas o alrededores. Así había yo conocido a Abimael Guzmán y su futura esposa Augusta La Torre pocos meses antes (Ver crónica “Gonzalo se llamaba Álvaro” del 28 de septiembre de 2021).

Uno de esos días cuando pasaba por el hotel Sucre o más bien por la cafetería y principalmente panadería vecina al hotel, reconocí a Alberto Valencia conocido dirigente aprista en la universidad de San Marcos, quién sería diputado Ayacucho entre 1985 y 1992.  Aunque nunca había hablado con él me presenté como dirigente democristiano y le dije que apreciaba haberlo encontrado. Hablamos. Le planteé la importancia de que no presentarán lista porque de hacerlo los votos del FER se incrementaría con el antiaprismo. Es distinto, le dije, perder ajustadamente una elección que sufrir una catastrófica derrota y hacia eso van ustedes. Si ustedes no postulan, le indiqué, podrán atribuirse el liderazgo de los votos en blanco. Añadí lo importante que era que la opción del voto en blanco se propagara con la mayor discreción, para que los del FER estuvieran confiados y no hicieran esfuerzos de movilización de votantes. Sólo hablé en esa oportunidad con Valencia. Nunca supe cómo se adoptó la decisión, pero los apristas no presentaron ninguna lista para las elecciones estudiantiles.

Acción Popular no tenía ninguna posibilidad de presentación de ninguna lista. Cuando se confirmó que el Apra no llevaría lista, les dijimos que trataron que sus militantes no fueron a votar aduciendo que no habían sido convocados como un partido para integrar la lista de la federación ni de ninguno de los ocho centros federados. No tuvimos que hacer mucho esfuerzo para que se convencieran que la gente del PCP iba a arrepentirse de no haber contado con ellos.

RESULTÓ LO QUE BUSCÁBAMOS

Cuando finalmente se realizaron las elecciones, tal como habíamos calculado, hubo más votos en blanco que los que alcanzó el FER. Como el reglamento indicaba que si no se alcanzaba la mitad más uno de los votos se iría a una segunda vuelta, hubo una nueva votación en la que la lista del FER ganó sin ningún brillo y luego de haber perdido pese a ser candidatura única. Fue la noticia con que se recibió a los participantes del VIII congreso nacional de la FEP.

Guardo especial recuerdo de ese triunfo del voto en blanco porque fui el articulador de la decisión de tres fuerzas y mi nombre y el papel cumplido pasó prácticamente desapercibido. Y la conciencia del importante rol que habíamos jugado dio confianza y seguridad al núcleo de jóvenes DC con el que estábamos organizando el Frente Estudiantil Social Cristiano.

Al iniciarse 1964 se constituyó públicamente el FESC de Ayacucho. Si bien el FER ganó las elecciones de ese año, el FESC sacó la segunda votación. Y en 1965, el FESC volvió a quedar segundo en la votación general pero ganó tres de los ocho centros federados…

Cuando en abril o mayo de 1964 Rolando Martínez me pidió hablar algo sobre la Alianza AP – DC le dije que podíamos encontrarnos en el local del PDC en la avenida 2 de mayo a “sólo” veinte metros de la plaza de Armas…


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