Hace unos días tomé desayuno en Old Ebbitt Grill Restaurant a menos de cien metros de la Casa Blanca en Washington. Tiene casi 170 años de fundado y evidentemente es el establecimiento de comidas más antiguo de la capital norteamericana. Inicialmente fue una pensión donde comieron y se alojaron “…muchos estadistas famosos, héroes navales y militares, demasiado numerosos para mencionarlos aquí…” como decía una tarjeta colocada en las mesas del restaurante años atrás.
Nos llevó allí para tomar desayuno a Ana María y a mí,
nuestra hija Aby quien llegó para trabajar a esa ciudad el 31 de diciembre de
1999 y desde entonces no solo reside en ese país sino que hace unos meses
cumplió ya veinte años de haber iniciado una familia incluyendo a mi yerno Ken
y a mis nietas Lía y Anya.
El Old Ebbitt ha pasado por distintas ubicaciones y se
encuentra en su actual local hace más de 40 años. Es impresionante la cantidad
de antigüedades y recuerdos históricos que allí se encuentra considerando que
lo han frecuentado presidentes de la república, ministros, diplomáticos, congresistas
y gobernadores, estos últimos al llegar a Washington para hacer gestiones en
diversos entidades federales. Se cuenta que en sus mesas se han dado diálogos
entre parlamentarios de distintas tendencias propiciando consensos, así como se
han facilitado trámites que han solucionado demandas de poblaciones ubicadas a
miles de kilómetros de distancia.
EL CENTENARIO RESTAURANT BAR CORDANO
Sentado en una mesa de ese mítico local traté de
encontrar un lugar equivalente en el Perú. Evidentemente pensé en el Restaurant
Bar Cordano, situado en el cruce de los jirones Carabaya
y Ancash, que ya cumplió 120 años de fundado por tres inmigrantes italianos,
dos ellos los hermanos Cordano. Está en la vereda del frente del lado
este del Palacio de Gobierno, a unos veinte metros de la entrada a la
residencia presidencial y frente a
Desamparados, la estación de trenes, hoy Casa de la Literatura
Peruana. Este edificio se inauguró siete años después que el Cordano y fue
considerada la primera construcción moderna de la ciudad. Como dato curioso,
Desamparados fue inaugurada en setiembre de 1912, dos días antes que terminara
el primer gobierno de Augusto B. Leguía… a pesar que faltaba terminar los
trabajos.
Conocí el Cordano alrededor de 1960 aunque sólo para
comer algún delicioso pan con jamón. Por esos años paseaba mi apetito juvenil
por diversas cafeterías y restaurantes del centro de Lima (Ver crónica “Comida y café baratos a finales de los 50” del 22 de agosto de
2014).
VERSALLES:
EL CAFÉ QUE FRECUENTÉ MÁS DE UNA DÉCADA
Versalles es el restaurante que
más recuerdo. Para mí y mis contemporáneos era una cafetería. Estaba situado en
el portal sur de la plaza San Martín, casi llegando a la cuadra 9 del jirón
Carabaya. Es el sitio donde en la década del 60 debo haber ido no menos de 300 días de
algunos años, en algunos casos más de una vez al día. Era un local elegante y confortable
pues aparte de mesas con cómodas sillas había seis o siete mesas redondas con
sillones que ocupaba más de la mitad de la circunferencia y que permitían
hablar con tranquilidad por varias horas.
Calculo que algún día del año 1959 o 1960
acudí para conversar con algún camarada demócrata cristiano alguna cosa muy
concreta y me pareció que el café era muy caro, considerando que mis recursos
eran escasos. Como creo haber contado en otra oportunidad, meses después
encontré que si uno lograba tener un almuerzo por menos de 3 soles, podía
gastar en un café cortado 3 soles y medio. En una fonda modesta a sesenta metros de la Plaza San Martín,
una porción de arroz blanco costaba 80 centavos, un huevo frito para mezclar la
yema con el arroz 1 sol y una porción de papas fritas otro sol. Total 2 soles
con 80 centavos. Además de la comodidad del Versalles para conversar, si uno ordenaba
un café los vasos con agua eran gratis,
Varios
dirigentes y militantes de la Juventud Demócrata Cristiana, JDC, solíamos
llegar al Versalles después de las diez de la noche para comentar sobre
nuestras actividades partidarias y conversar sobre política nacional, después
de reuniones en el local del partido o en el de la Coordinadora de Frentes Estudiantiles Social
Cristianos, COFESC, o de
las actividades en las federaciones estudiantiles. No hacíamos política de café
sino íbamos a tomar café, luego de hacer política.
Siendo muchos los encuentros y conversaciones que tuvieron
al Versalles como protagonista, quiero en esta oportunidad referirme a tres
hechos ocurridos a mediados de la década del sesenta. Uno cuando su ubicación
fue un punto de referencia para una marcha, otro cuando una confusión llenó de
ira a su dueño y otro cuando en unas de sus mesas se arregló un encuentro
político importante en su momento.
PUNTO DE PARTIDA PARA MARCHA DE PROTESTA
En todo el mes de junio de 1965 se habían recibido informaciones sobre los enfrentamientos y la
muerte de policías e integrantes del grupo guerrillero, MIR, Movimiento de
Izquierda Revolucionario. Como en otros países latinoamericanos se inspiraba en
la Revolución Cubana que había tomado el poder el primero de enero de 1959. Había
un clima de tensión y pesar por el enfrentamiento entre peruanos en varios
lugares en la sierra del país.
Era claro que en Cuba en los años cincuenta existía
una dictadura, un dictador caprichoso y un ejército corrupto, mientras que en el
Perú de los sesenta, con imperfecciones por cierto, había una democracia con un
presidente democráticamente elegido y una Fuerza Armada que poco antes había cumplido
con su palabra de gobernar sólo por un año, para organizar elecciones libres.
En medio de las informaciones sobre enfrentamientos, se conoció que en
el exclusivo Club Nacional el sábado 3 de julio se realizaría el “Baile de Debutantes”,
fiesta en la que las jovencitas integrantes de las familias adineradas de la capital
asistirían a su primera recepción de gala. El local del club estaba ubicado al lado oeste
de la Plaza San Martin.
En la JDC nos indignamos por la muestra de frivolidad en difíciles momentos
para el país. Un día antes se planeó una marcha de protesta que cuando se realizó
pasó a segundo plano la celebración. Un par de pancartas alusivas al tema y otro
par con las siglas de la DC fue lo previsto para una protesta simbólica que pensábamos
sería una marcha relámpago que duraría 5 a 10 minutos (Ver crónica “El baile de debutantes” del 27 de
noviembre de 2012).
¿Y el Versalles cómo aparece? Podría decir que varios tomamos nuestro
café antes de la marcha. Pero no. El punto de reunión que consignamos para las 10
de la noche de ese sábado era el portal Pumacahua. Pero como nadie tenía idea de
donde quedaba, se optó por decir al costado del Versalles...
SE CREYÓ QUE ABUSÁBAMOS DE LA CONFIANZA
Otro hecho que recuerdo tiene que ver con el
teléfono del Versalles. Como clientes habituales en más de una oportunidad
teníamos necesidad de hacer alguna llamada telefónica. Algo más, varios
compañeros sobre todo de departamentos alejados de Lima tenían la indicación
que si no me encontraban en el local partidario podían intentar ubicarme en el
teléfono del Versalles. No estoy seguro si pagábamos por hacer llamadas, aunque
creo que en esa época las llamadas telefónicas eran ilimitadas, por lo que el uso
del teléfono por los clientes no generaba gasto adicional. En todo caso lo que
tengo muy presente es la preocupación de Richard -el suizo dueño del negocio- por
la duración de nuestras conversaciones telefónicas. Y por cierto cuando no
podíamos llegar a un encuentro en el Versalles llamábamos telefónicamente a
quien nos esperaba o dejábamos el encargo con el cajero, que se sentaba a medio
metro del teléfono.
Una noche de los últimos meses de 1966, justamente
el cajero avisó alarmado la posibilidad de una llamada que en esos tiempos me
imagino tendría un altísimo costo. Estábamos junto al teléfono Manuel Bernales
Alvarado, Manolo, en esos momentos presidente de la Federación de Estudiantes de
la Pontificia Universidad Católica del Perú. FEPUC, y creo que también con
Rafael Roncagliolo, Rafo, secretario de relaciones internacionales de la JDC y ex
presidente de la FEPUC y yo secretario general de la JDC. Hasta donde me
acuerdo tratábamos de ubicar alguna empresa de cables que tuviera servicio Ulán
Bator, capital de Mongolia.
Tratábamos que Manolo viajara a una reunión en
esa ciudad asiática organizada por la Federación Mundial de la Juventud
Democrática, FMJD, pero sus dirigentes ya habían dejado su sede en Budapest
para llegar con anticipación a Ulán Bator. No se pudo concretar la gestión.
Cuando vimos la cara de indignación de Richard
que se nos acercó diciendo que estábamos abusando de su confianza, no
entendíamos a qué se refería hasta que nos dijo que cómo se nos ocurría llamar
a Ulán Bator. El cajero había escuchado el nombre de la ciudad y la urgencia
que teníamos por comunicarnos y creyó que queríamos hacerlo por teléfono y no
por cable. Las dudas del dueño del Versalles terminaron de desaparecer cuando
le dijimos ¿sabrías tú qué decir cuando te contesten el teléfono en mongol? Y
con esa pregunta se desvaneció el malestar en medio de carcajadas.
BUSCANDO UN DIÁLOGO ENTRE PARTIDOS
Casi dos años después, en agosto o septiembre
de 1968, estábamos a menos de un año de las elecciones presidenciales. Con Alberto
Péndola y Jaime Montoya con quienes teníamos más cercanía dentro del Comité
Ejecutivo Nacional del Partido Demócrata Cristiano, PDC, vimos la necesidad de
que nuestro partido integrara un frente de centro izquierda. De hecho la participación
del Partido Comunista Peruano, PCP, era indispensable si considerábamos los
resultados de las últimas elecciones complementarias. Por tanto, pensábamos los
tres, era necesario una conversación formal entre los dos partidos que nunca
habían tenido ningún contacto.
Para concretar un encuentro entre los más
caracterizados dirigentes del PDC y el PCP fue necesario la mediación que hizo Péndola
con su amigo Alfonso Barrantes. En esa oportunidad pude comprobar los recursos
de Barrantes para llegar a acuerdos como lo probaría doce años después con la
constitución de Izquierda Unida. Dos reuniones en una mesa del Versalles bastaron
para concretar el encuentro entre dos partidos (Ver crónica “Dos políticos arequipeños hablan por primera vez” del 15 de diciembre de 2012).
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