El 16 de abril de 1984 se inauguró el Seminario
“Democracia y Socialismo en el Sur de América” organizado por el Partido
Socialista Revolucionario del Perú. Culminaba así la etapa de preocupación de
distintos partidos latinoamericanos por encontrar un foro que les permitiera
estrechar lazos, compartir experiencias, presentar esfuerzos de reflexión, para
ver si era posible avanzar en esfuerzos organizativos de mayor envergadura.
Varios encuentros ocasionales de dirigentes habían servido para que fuerzas
socialistas de distintos países encontraran que era posible hacer un seminario
que los reuniera.
Sin duda que la mayor dedicación a esa tarea fue
de uno de los más antiguos de los partidos convocados: el Partido Socialista de
Uruguay que a fines de 1980 asumió la tarea de elaborar un proyecto de seminario
que permitiera el cotejo de posiciones ideológicas entre los participantes. El
trabajo lo asumió particularmente José E. Díaz, responsable en el exterior de
relaciones internacionales del PS de Uruguay quien vivía el exilio en
Barcelona.
LOS ESFUERZOS POR ENCONTRAR RASGOS COMUNES
A inicios de los años 80, el PSR era un partido
con muy poco tiempo de existencia si se le comparaba con el PS de Uruguay o el
Partido Socialista de Chile, fundados en 1910 y 1933 respectivamente. Pero
ambos tenían a una buena parte de su dirigencia en el exterior y la actividad
que realizaban en sus países era clandestina, mientras que en el Perú se había
instaurado un régimen democrático y en el Parlamento el PSR tenía dos
representantes. Más aun, era uno de los impulsores de Izquierda Unida, frente
de seis agrupaciones izquierdistas, que había iniciado su actividad política
con una importante participación en las elecciones municipales de noviembre de
1980 donde obtuvo el segundo lugar en la votación nacional y las alcaldías
provinciales de Arequipa, Puno e Ilo. Su principal líder, Alfonso Barrantes,
quedó en segundo lugar en Lima con cerca del 30% de los votos.
Por otro lado, prácticamente desde su fundación,
en noviembre de 1976, el PSR tuvo una amplia voluntad de relacionarse con
fuerzas políticas de otros países. El asilo dos meses antes de Rafael
Roncagliolo quien venía trabajando en la formación del nuevo partido y la
deportación mes y medio después de algunos de sus fundadores, entre ellos los
generales Leonidas Rodríguez Figueroa y Arturo Valdés, propició que en México
se constituyera un importante grupo de trabajo que encontró en esa ciudad la
posibilidad de encontrarse con dirigentes de las más variadas fuerzas
políticas.
En esa ciudad, fue particularmente importante la
relación con los socialistas uruguayos, así como con las dirigencias en el
exterior de fracciones del PS chileno y otras vertientes izquierdistas
-originalmente nacidas de escisiones de la Democracia Cristiana de Chile- que
compartían muchos puntos de vista y que unos doce años después con la
democracia ya reinstaurada, se integrarían en el PS de Chile en un congreso
realizado en Valparaíso en noviembre 1990 al que asistí (Ver crónica “La diáspora chilena” del 13 de setiembre de 2013).
Conociendo el desarrollo político de la región,
luego de culminar y consultar el proyecto de seminario, Díaz comprometió al PSR
para que lo organizara sobre la base que, en principio, en el encuentro se priorizaría
el intercambio de ideas y experiencias sobre la elaboración de pronunciamientos
o el establecimiento de instancias orgánicas.
LA IZQUIERDA VIVÍA UNO DE SUS MEJORES MOMENTOS EN
EL PERÚ
Cuando el PSR recibió el encargo estaba en curso otra
campaña electoral municipal. Y si ya había sido auspicioso el resultado de
1980, la situación mejoró considerablemente cuando en noviembre de 1983
Barrantes fue elegido alcalde de Lima e Izquierda Unida alcanzó a nivel
nacional el 28.9% de los votos a sólo 4% del Partido Aprista que totalizó 33.1%,
dejando muy atrás al partido gobernante, Acción Popular, con 17.5% y su aliado
el Partido Popular Cristiano con 13.9%. Con estos resultados, los distintos
analistas coincidían en que Barrantes podría ser una buena alternativa frente
al vertiginoso ascenso del liderazgo del joven diputado Alan García, nuevo
secretario general y virtual candidato presidencial del Partido Aprista.
¿Qué tipo de organizaciones podían compartir la
idea de simposio sobre Democracia y Socialismo? y por tanto ¿para quiénes sería la convocatoria? Como lo
definiría el propio José E. Díaz se trataba de “los partidos socialistas y
corrientes afines, como las <nacionalistas revolucionarias> y
<cristianos al socialismo>, que más allá de sus orígenes distintos y de
sus esfuerzos orgánicos o esporádicos lazos con una u otra parte del movimiento
ideológico internacional, mantienen un alto grado de autonomía respecto a las
internacionales existentes”.
En el encuentro de Lima participaron, además del
PSR del Perú y del PS de Uruguay, representantes del Partido Socialista Popular
de Argentina, del Partido de los Trabajadores de Brasil, del Movimiento Firmes
de Colombia y del PSR de Ecuador. Estaba prevista la llegada desde Chile de dos
integrantes del Secretariado de la Convergencia Socialista, esfuerzo de
coordinación entre distintos sectores del PS, pero no pudieron hacerse
presentes. La reunión se realizó en un pequeño hotel de Miraflores donde
también se alojaron los extranjeros. Participó una amplia delegación del PSR,
integrada por su presidente el general Leonidas Rodríguez Figueroa y su
secretario general el senador Enrique Bernales. Además varios miembros de la
Dirección Nacional: Rafael Roncagliolo, José María Salcedo, Manuel Benza, David
Tejada, y yo, entre otros. Varios compañeros jóvenes trabajaron en apoyo
logístico. En la mañana del lunes 16 a media hora de inaugurarse, ya estaba
José E. Díaz preocupado porque todo saliera bien.
EL ESFUERZO SIN PAUSA DEL URUGUAYO JOSÉ DÍAZ
Es muy importante señalar el trabajo pionero del
dirigente uruguayo. Militante desde su juventud en el Partido Socialista de
Uruguay, fue dirigente universitario y se desempeñó luego como abogado
laboralista, paralelamente a sus actividades políticas. Fue fundador del Frente
Amplio en 1971, como uno de los representantes del PS. Con la llegada de la
dictadura uruguaya, producto del autogolpe del presidente Juan
María Bordaberry en junio de 1973, Díaz se exilió en Buenos Aires desde donde
tuvo que salir cuando en 1976 se produjo un golpe militar en Argentina. Se fue
a vivir el exilio en Barcelona. En los dos países donde radicó tuvo que
revalidar su título de abogado.
A fines de noviembre de 1980, el régimen
cívico-militar uruguayo pretendió institucionalizarse a través de un
referéndum. Sin embargo, lo perdieron pese al estado represivo que se vivía
debido al rechazo que la dictadura había generado en vastos sectores del país.
No fue sin embargo esa derrota suficiente para que los militares dejaran el
poder. Se inició una larga negociación entre los partidos tradicionales, a la
que pudo finalmente también acceder el Frente Amplio, y que en abril de 1984
aun no culminaba. Al llegar a Lima, José Díaz estaba seguro que el fin del
régimen dictatorial estaba cerca, pero no podía calcular cuán cercano.
Mientras estuvo tanto Argentina como en España,
Díaz asumió el compromiso de editar el Boletín Socialista Internacional
manteniendo “en alto las banderas del PS y del FA desde el exilio”. Los
primeros 6 números se imprimieron en Buenos Aires entre 1975 y 1976 y los
siguientes 93 en Barcelona, todos los meses, desde enero de 1977 hasta
setiembre de 1984 en que pudo retornar a su país luego de una década de exilio.
En la práctica, ese boletín terminó siendo un importante medio para que
distintas corrientes socialistas latinoamericanas se mantuvieran informadas de
las actividades de fuerzas afines. En marzo de 1985 el BSI inició su "3ª
Época" desde Montevideo…
CONTRADICCIONES EN IZQUIERDA UNIDA Y REAFIRMACIÓN
DEMOCRÁTICA
Pero volvamos a Lima a mediados de 1984. La fecha
de inicio del Seminario no era producto de la casualidad. Coincidía con un
aniversario más de la muerte de José Carlos Mariátegui, pensador peruano a
quien en esa fecha homenajeaban los distintos partidos de izquierda. Durante la
década del 70 y hasta 1980 la llamada romería a Mariátegui en el Cementerio
Presbítero Maestro de Lima había sido motivo de enfrentamientos entre los
diferentes grupos de militantes. Con la creación de Izquierda Unida, en
setiembre de 1980, los enfrentamientos dejaron paso a la competencia por tener
mayor presencia en las marchas conjuntas que se realizaban. Ese año la marcha
se había realizado el domingo 15 y las consignas que se gritaban reflejaban las
contradicciones entre los integrantes de Izquierda Unida.
El mismo día de la romería se había publicado la
convocatoria al III Plenario Nacional de la Unidad Democrático Popular, frente
integrante de Izquierda Unida, advirtiendo sobre la polarización política y
social que “nos hacen ver que estamos caminando hacia una confrontación de
clases creciente…“, y añade “frente a este periodo la izquierda revolucionaria
debe enfrentar el camino social-demócrata que hegemoniza la dirección nacional
de la IU. Ésta ha optado por la vía de la transacción y la convivencia con el
estado burgués…“. El comunicado también señala que se debe superar “las
limitaciones de una estrategia militarista que se aísla políticamente y que no
sabe combinar todas las formas de lucha por el poder”.
Con palabras de bienvenida de Leonidas y Enrique
Bernales en la mañana del 16 se inauguró el seminario “en familia“. Sólo los
delegados extranjeros y la delegación del PSR. La ceremonia pública de
inauguración se realizó en la noche en la Sala Alzedo de Lima con la presencia
del líder de IU Alfonso Barrantes Lingán. El auditorio estuvo completamente lleno
Hablaron Díaz y Leonidas Rodríguez sobre el significado de realizar este
seminario en Lima. Barrantes, por su
parte, señaló que el socialismo es una forma superior de democracia que busca
ampliar las libertades políticas y el pluralismo existentes en beneficio de
grandes mayorías nacionales. Insistió en la necesidad de respetar el camino
democrático que la IU estaba ayudando a consolidar y rechazó aquellas posiciones
de izquierda que pudieran interpretarse como antidemocráticas.
Por el estilo de estas crónicas es difícil hacer
un desarrollo de todo lo tratado en el seminario, considerando el desarrollo
teórico de las ponencias. Sí es importante rescatar lo que hace cerca de 30
años pensaban estas fuerzas izquierdistas en relación al socialismo y la
democracia y cuyas versiones están recogidas en la llamada “Declaración de
Lima“ presentada ante la prensa el miércoles 18 al mediodía.
En lo que puede considerarse una crítica a otras
interpretaciones, se manifiesta que la “necesidad de superar históricamente la
<democracia burguesa> no nos puede llevar a confundir gobierno popular
con autoritarismo. Por el contrario, la democracia es también una conquista del
movimiento obrero y las clases subordinadas. El socialismo nace y vive
demandando los derechos democráticos, tanto económicos como políticos“. Pero
también se afirma “Las libertades constitucionales, el pluralismo político, la
defensa de los derechos humanos forma parte constitutiva del Socialismo que
queremos construir“.
Culminada la reunión al mediodía del miércoles 18,
asistimos a un almuerzo invitados por la representación palestina en el Perú y
esa misma tarde y al día siguiente, la mayoría de los delegados regresó a sus
lugares de residencia. José Díaz recién tenía previsto regresar a Barcelona el
domingo. Quedé en recogerlo el sábado para pasearlo un poco por Lima, pues nos
dijo que en los días siguientes -Jueves Santo y Viernes Santo- no nos
molestáramos en atenderlo porque tenía varias tareas pendientes.
DOS DISTINTAS CARAS DE LIMA
Cuando llegué a las nueve y media de la mañana ya
estaba listo para salir. Díaz ya había estado antes en Lima y conocía su centro
histórico. Le propuse ver los contrastes de la ciudad. Y me dirigí con mi
Volkswagen hacia el Malecón Cisneros, ubicado a unas cinco o seis cuadras del
hotel, donde si bien ya existían imponentes edificios de más de diez pisos se
conservaban la mayoría de sus grandes casonas, algunas muy elegantes. No podía
imaginarme que unos 25 o 30 años después prácticamente sólo se verían edificios
y por cierto mucho más altos. Mientras seguíamos por el malecón se veía toda la
bahía desde Chorrillos hasta La Punta. Incluso nos bajamos del auto para ver
desde arriba la Costa Verde, la avenida que avanza al lado del mar que ese día
estaba movido como siempre en Semana Santa. Pero inmediatamente después dejamos
de mirar el mar para dirigirnos a ver la arena: enfilé hacia Villa El Salvador.
Fueron un par de horas en que recorrimos ese
flamante distrito, creado menos de un año atrás y que tenía como primer alcalde
a Michel Azcueta, postulado por Izquierda Unida. Le dije cómo hasta 1970 había
allí un inmenso arenal, las invasiones ese año y en los inicios del siguiente,
el creciente aumento de nuevos pobladores y sus esfuerzos por organizarse, así
como los enfrentamientos con la policía que quería desalojarlos que fueron cada
vez más violentos. También hablé sobre el importante papel que en aquellos
momentos tensos cumplió en defensa de los pobladores el Obispo auxiliar de Lima
Monseñor Luis Bambarén -quien incluso fue detenido- y cómo el gobierno del
general Juan Velasco decidió entregar los terrenos. Le conté que los pobladores
crearon la Comunidad Urbana Autogestionaria de Villa El Salvador (CUAVES) y se
dedicaron ellos mismos a organizarse y a delinear su plan de desarrollo
integral. Mientras yo hablaba, José Díaz miraba la pobreza con dignidad que en
esas calles se notaba y principalmente los esfuerzos de autoconstrucción que se
notaban por todos lados. Gran parte de las casas aun no estaban terminadas,
pero como convinimos no eran casas inconclusas sino casas en construcción…
Cuando de regreso dejamos Villa El Salvador y nos
dirigimos a recoger a mi esposa para desde allí ir a almorzar a casa de
Leonidas, hablamos un buen rato sobre las perspectivas de las coordinaciones
entre los partidos socialistas después del seminario considerando que se había
decidido “continuar con las tareas de coordinación y solidaridad entre las distintas
expresiones del socialismo latinoamericano, incluyendo las demás fuerzas afines
de América Latina y El Caribe, fijándose nuevas instancias de encuentro y
acordando precisos instrumentos capaces de consolidar y desarrollar nuestra
unidad…”. También lo escuché hablar sobre cómo veía el panorama político
uruguayo. Como ya señalé, Díaz estaba seguro que finalmente la democracia sería
reinstaurada en su país. Comentó que -como todo político en el exilio- estaba
listo para regresar.
LO QUE PODÍAMOS SUPONER Y LO QUE NI SIQUIERA IMAGINÁBAMOS
Ambos estábamos seguros que la idea de estrecha
coordinación entre los partidos socialistas se concretaría de una u otra forma,
y yo estaba seguro que Díaz cumpliría un papel fundamental. Yo no podía
sospechar que sería justamente en Uruguay donde se realizaría la Primera
Conferencia Política del Socialismo, del 11 al 13 de abril de 1986 y que José
Díaz la presidiría. Sí que el organismo permanente que se instauró, la
Coordinación Socialista Latinoamericana (CSL), tendría como su primer
Secretario General a ese dirigente uruguayo.
Díaz en esos momentos no podía imaginar que tres
meses después el Partido Socialista sería legalizado y se le devolvería su
local central, que cinco meses después podría regresar a su país, que en
noviembre de ese año sería elegido diputado por Montevideo y que el 15 de febrero
de 1985 participaría de la instalación de la Cámara de Diputados, doce años
después que fuera disuelta por el presidente Bordaberry. Menos que en 1990
iniciaría su segundo periodo parlamentario. Y aunque estaba convencido del
crecimiento del Frente Amplio y la consolidación del PS dentro del frente no
tenía idea de quién podría ser el primer presidente de izquierda del Uruguay. Creo
que en la época en que hablamos José Díaz no sabía que Tabaré Vásquez -entonces
conocido médico y dirigente deportivo de su país- se había acercado meses antes
para ofrecerse a trabajar con el PS aun en la clandestinidad.
El primero de marzo de 2005 Vásquez asumió la
presidencia del Uruguay. José E. Díaz fue su primer ministro del Interior…
¿qué hace que tantos esfuerzos de convergencia, en el tiempo , terminen siempre en mas segmentación de la izquierda?¿convergencia en lo ideológicos - en base a definiciones ideológicas?... o la base debería ser ¿el diagnóstico y soluciones a los problemas?... es como discusión sobre los mejores y exclusivos (definiciones diferencias idelogicas) ingredientes para un plato de comida cuando lo que se aprecia es un pueblo hambriento?.... me preocupa que estas experiencias se repitan en todas las generaciones y ahora las tensiones dentro de los grupos que conforman FA..¿cuando aprenderemos?
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