viernes, 19 de junio de 2015

CULMINA SACRIFICADA HUELGA MAGISTERIAL (1979)

En la primera quincena de setiembre de 1979, después de poco más de una semana de iniciada la huelga de hambre que realizaban en la Casona de San Marcos varios dirigentes políticos, el hecho dejó de ser un problema de orden público para el gobierno de Morales Bermúdez pasando a convertirse en un suceso que generaba preocupación internacional pues volvía los ojos de los observadores a nuestro país (Ver crónica “Una huelga magisterial con gran apoyo” del 19 de septiembre de 2014).

La medida extrema para respaldar las reivindicaciones del profesorado, repetida por decenas de grupos de huelguistas en todo el país, generó en el gobierno la urgencia de solucionar el problema magisterial considerando que trataba de mostrarse como un gobierno militar que quería restablecer la democracia. De hecho había convocado una Asamblea Constituyente que finalizó con la elaboración de una nueva constitución y anunció para mayo del siguiente año la elección del presidente y vice presidentes de la república, así como de 60 senadores y 180 diputados.

Sin embargo el manejo por parte del gobierno fue más bien torpe. Quiso terminar el problema lo más pronto posible y de cualquier manera. De allí la detención en la mañana del 12 de setiembre de 1979 de Carlos Salazar Pasache, justamente el interlocutor con las autoridades del ministerio de educación en esos momentos.

En las reuniones de coordinación que teníamos con los distintos partidos cuyos dirigentes participaban de esa huelga, al analizar esa detención y la violenta disolución de marchas -incluidas las de escolares- coincidimos en que era una posibilidad cercana que hubiese una incursión rápida de la policía para sacar a los huelguistas de hambre. Como representante del Partido Socialista Revolucionario (PSR) en esas reuniones, consideré que debía coordinar con Nicolás Sánchez, quien en realidad se llamaba Rafael Cáceres, responsable de la seguridad del partido, sobre la necesidad de evacuar al equipo de apoyo que teníamos en la Casona. Como he señalado en crónica anterior, eran cinco compañeros sobre los que ningún medio había informado y si eran capturados por la policía podían ser fuertemente reprimidos (Ver crónica “Huelgas de hambre se multiplican“ del 22 de mayo de 2015).

RESCATE DE SORPRESA

Decidido a que teníamos que sacar a esos compañeros, resultaba urgente coordinar con el Partido Comunista Peruano, el otro partido que tenía equipo de seguridad adentro. Nicolás se reunió con el secretario de organización del PCP, Carlos Alberto –quien tampoco se llamaba así pero estoy seguro que casi se había olvidado de su verdadero nombre- e idearon sacar a la gente de seguridad esa misma noche.

Fue un plan simple, rápido y exitoso. A las ocho de la noche, Carlos Alberto y un contingente de unos 25 o 30 militantes de su partido se pusieron a gritar consignas en favor de la huelga frente a la puerta principal de San Marcos y lograron “jalar” en su persecución hacia la Colmena –hoy más conocida con la avenida Nicolás de Piérola- a los policías allí instalados y, principalmente, a los que estaban en la calle del costado: Azángaro. Todos se fueron corriendo a perseguir a los revoltosos, salvo uno que se quedó al lado del cerrado portón del ya mencionado Patio de Letras. Al otro lado del portón, los compañeros estaban esperado escuchar la señal unos minutos después de haber quitado todos los seguros y mantener agarrada las hojas de la puerta con las manos para evitar que se abriera. El policía que quedó no se movió pero, jugando con el factor sorpresa, Nicolás llamó “Alfredo” al pasar por su lado y avanzó rápidamente a mi auto. Mi nombre era la clave para los que estaban esperando. Abrieron la puerta y salieron corriendo hasta el jirón Monzón donde cuatro autos esperaban con el motor encendido. Los vimos pasar. El policía se quedó inmóvil, mirando alternativamente a su izquierda a los que corrían pasando a su lado y a la derecha a quienes gritaban a unos 70 metros en la esquina de Colmena. Desde que llegaron los militantes del PCP al Parque Universitario hasta que los autos se alejaron con los evacuados había pasado menos de 5 minutos.

Por precaución se llevó a los evadidos a un consultorio médico, considerando que habían permanecido 9 días en la Casona y aunque ellos sí se alimentaban habían estado sometidos a fuerte stress. Una media hora después llegamos al consultorio y se nos informó que luego de examinarlos se había verificado que ninguno tenía nada que no se curara con un largo y tranquilo sueño. Un rato más tarde nos encontramos con Carlos Alberto y alguno de su equipo que fueron a recoger a sus cinco camaradas. “Salieron los cinco de ustedes y los cinco nuestros, ¿qué pasó con el de otro partido?, preguntó. Le ofrecimos la salida contestó uno de mis compañeros pero nos explicó que no es militante sino contratado y que gana por día y esperaba quedarse hasta el final. Me arriesgo pero puedo ganar más plata, dijo, aunque agradeció que lo hubieran tomado en cuenta.

EL HAMBRE QUEBRANTA LA SALUD DE LOS DIRIGENTES EN HUELGA

En la noche de ese mismo 12 de setiembre otro dirigente, Moisés Marroquín, anunció que el SUTEP solicitaría la mediación de cuatro ex ministros de Educación, todos ellos destacadísimos intelectuales y maestros universitarios: Jorge Basadre, Luis E. Valcárcel, Jose Jiménez Borja y Francisco Miro Quesada, quienes días antes habían pedido que el gobierno reflexione sobre trato a los profesores y asuma una posición de mayor comprensión y tolerancia sin que eso signifique un pedido a proceder con debilidad. Dos días después se conoció que los ex ministros aceptaban mediar en el conflicto. En lo que se interpretó como una respuesta a los ex ministros, el día 15 el presidente Morales Bermúdez declaró que ninguna autoridad dialogará con el SUTEP, ante lo cual los dirigentes del gremio reafirmaron que seguirían con su huelga.

Ya el día 13 un juez había iniciado una acción penal contra los huelguistas de la Casona de San Marcos. Paralelamente, esa misma noche se produjo la primera baja. El médico Carlos Cruz después de una de las varias veces diarias que ingresaba a la Casona, sacó cargado al dirigente del PSR Manuel “Manano” Benza quien se encontraba inconsciente y tuvo que ser trasladado en ambulancia al hospital de Collique. Me contaron que acudió a verlo Donald Morote, eminente neurocirujano y compañero de ideales desde la Democracia Cristiana con Manano, conmigo y muchos otros. Le ofreció una crema para que comenzara a reponerse. ¿Se ha levantado la huelga?, preguntó Manano. No, fue la respuesta. Entonces no pruebo bocado fue la rotunda réplica. Donald lo abrazó y le dijo que como médico tenía que ofrecerle comida, pero como amigo estaba muy contento con su negativa.

Poco después de la evacuación de Manano, salió también a un hospital Rómulo Quispe, dirigente de los padres de familia. Al día siguiente fueron evacuados Jorge Del Prado, secretario general del PCP, Roberto Chiara del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), y César Mateu Moya del FOCEP, así como Fausto Espinoza de la Confederación Nacional de Pueblos Jóvenes. El 15 fueron evacuados a hospitales Francisco Moncloa del PSR, Delfina Paredes del Partido Vanguardia Revolucionaria (PVR) y Eduardo Villasante dirigente también de los padres de familia. Y al día siguiente, Hipólito Enríquez del PRT, Enrique Fernández Chacón del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) y Guillermo Herrera Montesinos del PCP. Dos días después fueron evacuados de la Casona Pasina Segura del Frente Nacional de Trabajadores y Campesinos, FRENATRACA, Antonio Meza Cuadra, secretario general del PSR,  Magda Benavides del Partido Obrero Marxista Revolucionario (POMR), Miguel Rincón del Partido Comunista – Mayoría (PC-M), y Carlos Bonino del PCP.

Valga como paréntesis que esta extensa enumeración de partidos debe sonar extrañísima a quienes tienen menos de 45 años. Sin embargo, si consideramos que hoy existen más de 20 partidos nacionales inscritos, varios otros en proceso de inscripción o búsqueda de firmas y varias centenas de movimientos regionales que participaron en las últimas elecciones regionales y municipales, podemos coincidir en que la dispersión de fuerzas es una constante en la vida política del país.

Regresemos a setiembre de 1979. Ya totalmente diezmado el grupo de huelguistas de hambre en la Casona de San Marcos, el día 19 hicimos una conferencia de prensa los representantes del FOCEP, PSR, PCP, FENATRACA y PVR señalando que la huelga había servido para revitalizar el apoyo popular al magisterio. Señalamos que los dirigentes en huelga habían quebrantado seriamente su salud por lo que anunciábamos que se levantaba la huelga de hambre tanto en la Casona como en los hospitales donde, ya internados, los huelguistas se negaban a tomar alimentos. Pero, terminada la rueda de prensa representantes de UDP, VR-PC, PC del P y PC-M dijeron que ese levantamiento era inconsulto. Sin embargo, dos días después los últimos que quedan en San Marcos levantan la huelga por las mismas razones. La Juventud de Acción Popular hizo lo mismo. Los otros contingentes en huelga de hambre en distintos lugares levantaron también la medida por esos días.

SE SUSPENDE HUELGA DESPUÉS DE CUATRO MESES

La extrema medida adoptada por dirigentes políticos revitalizó la lucha reivindicativa magisterial, pero los casi cuatro meses de heroica resistencia de los profesores era cada vez más difícil de mantener. En esa situación, el 29 de setiembre el SUTEP decidió suspender la huelga, señalando que la lucha magisterial “ha experimentado una tregua”, pero que sin embargo, continuarían las movilizaciones y tomas de locales escolares en tanto el gobierno no accediera a satisfacer las demandas del gremio.

En realidad esta huelga magisterial arrinconó políticamente al gobierno, pero no logró obtener ninguna de las medidas que los huelguistas planteaban. Visto fríamente el balance resultó negativo. Fue la única paralización en que no se pagó a los huelguistas ni un solo día, cerca de ocho mil profesores fueron despedidos y la gran mayoría de los dirigentes del SUTEP estaban presos cuando la huelga fue suspendida.

Más de dos meses después, el 7 de diciembre, los pocos dirigentes libres encabezaron un mitin en su local. Carlos Salazar Pasache –liberado poco antes- se dirigió a los profesores allí reunidos exigiendo la libertad de sus colegas detenidos y la reposición de más de ocho mil profesores despedidos. También planteó que las clases no acaben el 21 de ese mes sino que se prolonguen hasta febrero para que los alumnos recuperen las clases perdidas por la huelga.

El 10 de diciembre los dirigentes detenidos iniciaron una huelga de hambre reclamando su libertad. El secretario general del SUTEP, Horacio Zevallos, la inicia en el Hospital de Policía donde se encontraba recluido. César Barrera Bazán, Froilán Dianderas, Julio Armacanqui, Víctor Manzur y Arturo Sánchez Vicente lo hacen en el cuartel de la Guardia Republicana. Camilo Gil, Arnulfo Medina, Julio Mendoza, Eduardo Lizárraga, Hawar Orihuela, Jaime Nina Chávez, Alejandro Apaza y Néstor Vicente Quiroz en la cárcel del Callao. También varios dirigentes detenidos en otras ciudades del país.

El día 21, se publicó una relación de 274 sentenciados y 9 inculpados indultados por las fiestas navideñas, pero aunque había algunos dirigentes sindicales, no aparecía ningún dirigente del SUTEP. Sin embargo después del mediodía cuando se clausuró el año escolar, los dirigentes magisteriales son liberados. La noticia es conocida por comunicación “boca a boca” y los profesores esa misma noche se dirigen a su local e improvisan un mitin celebratorio con participación de varios los liberados. Sin embargo la concentración es disuelta por la policía que lanza bombas lacrimógenas al recinto.

DE LA CASONA AL PARLAMENTO

Algo que hay que recalcar es que un buen número de los huelguistas de la Casona fueron elegidos al Parlamento en los años siguientes. Del Prado y Genaro Ledesma, presidente del FOCEP, fueron senadores desde 1980 hasta 1992 el primero y hasta 1990 el otro. Diez Canseco fue diputado entre 1980 y 1985, senador entre 1985 y 1992, congresista entre 1995 y 2000, entre 2001 y 2006 y entre 2011 hasta su muerte en 2013 y Manuel Dammert actualmente completa su periodo hasta el 2016, luego de ser diputado por Lima entre 1980 y 1992 al igual que Agustín Haya de la Torre. Meza Cuadra y Fernández Chacón fueron diputados por Lima entre 1980 y 1985, mientras que Herrera Montesinos y Benza lo fueron entre 1985 y 1990. Roger Cáceres, presidente y líder del FRENATRACA, fue senador entre 1980 y 1992, constituyente en 1994, congresista entre 1995 y 2000, y ya antes de esa huelga había sido elegido en cuatro elecciones legislativas desde 1956 (Ver crónica “Votante brasileño nacido en Puno“ del 1 de noviembre de 2012). Enríquez fue senador entre 1980 y 1985. Hugo Blanco que estuvo en huelga de hambre pero no en la Casona fue diputado por Lima entre 1980 y 1985 y senador entre 1990 y 1992, mientras que el poeta cusqueño Luis Nieto fue senador entre 1985 y 1990. Los dirigentes magisteriales Horacio Zevallos y César Barrera Bazán cuyas huelgas de hambre en diciembre de ese año 1979 precedieron a su puesta en libertad fueron también diputados. El primero por Arequipa desde 1980 hasta su muerte en 1984. Barrera entre 1985 y 1992 año en que Fujimori disolvió anticonstitucionalmente ambas Cámaras.

Paradojas de la vida. Miguel Rincón y Duberlí Rodríguez huelguistas al mismo tiempo, hoy ocupan puntos extremos del sistema de justicia en el país. Estuvo en la Casona Rincón que del PC-M pasó al MRTA –único caso entre los dirigentes de los partidos de izquierda que participaron en las huelgas de hambre- y actualmente cumple condena de 28 años por terrorismo en la Base Naval del Callao. Hizo la huelga de hambre en local de la Asociación Nacional de Periodistas Rodríguez, quien fuera diputado por Lambayeque entre 1985 y 1990 y poco después dejó la actividad política para dedicarse a la magistratura y hoy es integrante de la Corte Suprema de Justicia del Perú.

1 comentario:

  1. Actualmente Duberlí Rodríguez preside el poder judicial. Año y medio después de escribir esta crónica fue elegido por dos años presidente de la Corte Suprema de Justicia del Perú, cargo que ejerce desde el primero de enero de 2017.

    ResponderBorrar