viernes, 21 de junio de 2013

EL PPC A POCO DE NACER Y UN AMIGO A PUNTO DE MORIR (1966)

Resulta difícil olvidar el momento en que un amigo comienza a morirse en nuestros brazos, sin tener uno conciencia en ese momento de lo que está ocurriendo y pensando que se trata de un simple desvanecimiento… Y aun ahora, pese a los más de 45 años que han trascurrido, me pregunto por qué tuve la certeza que era un pequeño problema de salud y no sospeché la inminencia de un desenlace mortal.

TODO UN MAESTRO DE TEATRO A LOS 22 AÑOS (1958)

En 1958 varios alumnos ingresamos al Club de Teatro. Nuestra primera reunión con el joven profesor nos entusiasmó, porque además de notar que se trataba de una persona apasionada por ese arte, nos retó a montar una obra de teatro. Poco después nos enteraríamos que era recién egresado de la Escuela Nacional de Arte Escénico. Aunque esta es una crónica que siempre tuve previsto escribir, no es casual que lo haga ahora. Ese profesor se llama Ernesto Ráez Mendiola y en unos días más, el próximo 11 de julio, recibirá el prestigioso trofeo “Premio a una Vida de Dedicación a las Artes Escénicas 2013” durante la apertura del XXVIII Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami – Homenaje a Perú, en el Adrienne Arsht Center. Es además el primer peruano en recibir este reconocimiento internacional, que se otorga cada año desde 1989.

ARTURO SIEMPRE DUDABA EN LA MESA (1977)

Después de reencontrarme al sur de Suecia, a fines de octubre de 1977 con los generales Leónidas Rodríguez y Arturo Valdés y con Rafael Roncagliolo, Rafo, exiliados todos en México, para presentar a partidos europeos al Partido Socialista Revolucionario, que habíamos fundado once meses atrás, tuve ocasión de conocer la particular forma de ser de Arturo a quien no había tenido oportunidad de tratar mucho en el Perú. De gran calidad humana y sagacidad en el análisis, mostraba sin embargo tremenda indecisión frente a los pequeños dilemas de la vida cotidiana (ver crónica “Llegué a Lund en avión, bus, barco, tren y auto” del 20 de enero de 2013). Uno de ellos era qué comer en cada lugar al que llegábamos.

ARRUINAR LA VIDA A OTRO PUEDE ARRUINAR LA PROPIA (1952)

Calculo que tendría no más de diez u once años, en un mes de verano yendo con mi padre en un ómnibus de Miraflores a Lima por la avenida Arequipa, cuando notamos en la cuadra 37 en el distrito de San Isidro que la construcción de una imponente residencia estaba ya en su parte final, en los acabados. Sin duda que en pocos meses se inauguraría. Pero unas cuantas semanas después, al pasar frente a la construcción que pensábamos ya concluida, vimos que el acceso de la puerta principal a la avenida se encontraba tapiado. ¿Qué había pasado?