viernes, 24 de noviembre de 2017

EXPULSADO, CLANDESTINO E INTRANQUILO: CÓMO VIVÍ TRES MUNDIALES (1970/1982)

Hace pocos días la selección nacional de fútbol del Perú se clasificó para el campeonato mundial que se realizará en Rusia entre junio y julio del año 2018. En los últimos dos meses se habló a toda hora de fútbol ante la perspectiva de retornar después de 36 años a un campeonato que cada cuatro años logra la atención de cientos de millones de espectadores. Más de la mitad de los habitantes del país no había nacido cuando el Perú jugó en España por última vez un campeonato mundial, en 1982. Bastante más cuando la selección participó en el campeonato de Argentina en 1978 y quizás las tres cuartas partes no existían en 1970 que se jugó en México. Viví estos certámenes en épocas en que desarrollaba intensa actividad política, tanta que en las fechas de las ceremonias inaugurales estaba expulsado de un país en un caso, viviendo en la clandestinidad en otro y con intranquilidad ante la posibilidad de acciones terroristas en el tercero.

A mediodía del domingo 31 de mayo de 1970 se inauguraba en México el IX Campeonato Mundial de Fútbol. Millones de aficionados en el mundo se preparaban para ver por televisión la ceremonia en que el presidente mexicano daría inicio al certamen, luego de la cual se jugaría el primer partido entre México y la entonces existente Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. En el Perú -aunque muchos escucharían por radio la trasmisión- una buena parte de la afición vería por primera vez un Mundial en televisión. Había gran entusiasmo ya que era el primer certamen en que la selección peruana había conquistado el derecho a asistir, ya que su primera participación 40 años antes en Montevideo, Uruguay, se debió a la invitación del país anfitrión. Además, eran sólo tres selecciones sudamericanas las que participaban: Brasil, Perú y Uruguay.

Sin ser fanático, yo era aficionado al fútbol. De hecho había gozado nueve meses antes cuando el Perú empató con Argentina en La Bombonera de Buenos Aires, con lo que se clasificó a México. Incluso recuerdo el desconcierto que tuve junto a Annie y Eduardo Ordoñez, en cuyo departamento en Residencial San Felipe escuchamos el partido y luego nos enteramos que se había trasmitido por televisión, algo que no nos habíamos imaginado.

EXPULSADO DE UN PAÍS, MIENTRAS EL PROPIO TEMBLABA

Sin embargo, ese domingo a mediodía mis preocupaciones estaban muy lejos del fútbol. No sabía qué sucedería cuando regresara al hotel Columbus de Quito, ya que mi expulsión del país era una posibilidad… Estaba desde tres o cuatro días antes en esa ciudad, capital de Ecuador, en el IV Congreso de la JUDCA, Juventud Demócrata Cristiana de América Latina, organización que presidía hasta ese día en que estaba previsto se eligiera una nueva directiva.

La noche anterior todos los participantes recibimos una gran sorpresa al enterarnos que habíamos sido declarados “personas no gratas” al Ecuador. Y sólo tres horas antes, alrededor de un tercio de los delegados al congreso habían sido detenidos, llevados al aeropuerto y expulsados del país. La decisión partió del presidente ecuatoriano José María Velasco Ibarra quien el día anterior se había trasladado de Guayaquil a Quito para ofrecer un coctel a los delegados al evento de JUDCA, a pesar que 24 horas antes habíamos comunicado a su equipo de protocolo que nos era imposible asistir. Aparentemente nadie se atrevió a informárselo y el presidente acudió a un salón donde al no ver a ninguno de los invitados, se sintió agraviado por el desaire de “jovencitos insolentes” (Ver crónica “Declarados “personas no gratas” al Ecuador” del 19 de noviembre de 2016).

Aunque esperaba ver los partidos en que jugaría el Perú, no tenía previsto observar la inauguración del campeonato justamente por asistir al congreso de la JUDCA, pero suspendido el certamen por el impase con el mandatario del Ecuador las principales preocupaciones eran dos y ninguna tenía que ver con el fútbol: definir en qué país culminaríamos nuestra reunión y adoptar las medidas necesarias para que los que nos habíamos quedado no fuéramos detenidos y expulsados.

Pero horas más tarde, luego de informarnos del fortísimo terremoto que esa tarde ocurrió en el Perú y cuando con los dos delegados de Juventud DC del Perú, Carlos Bravo y Nelson Shack, nos enteramos que las agencias noticiosas señalaban la posibilidad de unos doscientos fallecidos y derrumbes de muchas edificaciones, así como falta de información sobre lo ocurrido en localidades del callejón de Huaylas, las dos precauciones señaladas fueron superadas por una mayor: ¿cuán grande era el daño producido por el sismo? Ni en los más pesimistas augurios se hablaba de más de varias decenas de muertos, mucho menos que finalmente superarían las 70 mil víctimas y que la destrucción física incluía la desaparición de ciudades enteras…

Como alguna otra vez he contado, al mediodía siguiente al pasar en avión sobre la zona del desastre vi el Huascarán, el nevado más alto del Perú, con un gran corte producido en uno de sus lados y la enorme zanja hacia abajo hecha por la avalancha de hielo, agua y lodo. Pero además por debajo del avión, se notaban nubes negras de espeso polvo, que permanecerían varios días sobre los cielos de las ciudades y pueblos del Callejón de Huaylas.

¿ERA POSIBLE HACER CAMPAÑA ELECTORAL ESTANDO PERSEGUIDOS?

Ocho años después, el primero de junio de 1978, yo era sub secretario general del Partido Socialista Revolucionario fundado año y medio antes y desde una semana antes me encontraba en la clandestinidad. En plena campaña electoral y a menos de un mes de elegirse a los integrantes de la Asamblea Constituyente, el gobierno del general Francisco Morales Bermúdez había declarado el estado de emergencia en todo el país y suspendido las garantías constitucionales. Dos o tres días después implantó el “toque de queda” entre las 10 de la noche y la cinco de la mañana. Pero además prohibió la circulación de revistas y periódicos no diarios y suspendió los espacios radiales y de televisión concedidos a los partidos que participaban del proceso electoral.

Ese día, con estrictas medidas de seguridad, se inauguró en Buenos Aires el XI Campeonato Mundial de Fútbol. Su realización en Argentina había sido cuestionada principalmente en Europa considerando que dos años antes se había instalado una férrea y sangrienta dictadura encabezada por el general Rafael Videla. Hubo la opinión generalizada que el Mundial fue utilizado por la dictadura militar argentina como medida propagandística, al interior del país, para jugar con el sentimiento nacionalista considerando que la afición al fútbol está muy arraigada entre sus habitantes. Pero también, al exterior, para mostrar que en Argentina había total tranquilidad. Es que en esos días, salvo las marchas que ya realizaban las Madres de Mayo reclamando por sus hijos desaparecidos, era muy difícil y riesgoso manifestarse en contra del régimen militar.

La ceremonia inaugural se realizó en el estadio del River Plate, también conocido como el Monumental. Casi cuatro décadas después se ha conocido la explicación de un detalle que llamó la atención de algunos curiosos: una franja negra al final de los dos maderos laterales de los arcos del estadio. Como cuando los jugadores salen a la cancha con un brazalete negro es una muestra de duelo, un grupo de trabajadores que preparó el campo de estadio pintó esa franja como señal de duelo por los muertos de la dictadura. A mediados de la década de los 80 se sabría que muy cerca del estadio estaba la Escuela de Mecánica de la Armada, donde se perpetraron torturas a los detenidos políticos y de donde partieron varios grupos de personas para ser arrojadas al mar en los llamados “vuelos de la muerte”.

Mientras se inauguraba el campeonato mundial, nuestras mentes estaban en Argentina, pero no en Buenos Aires sino 1500 kilómetros al norte, en la provincia de Jujuy. Seis días antes, el gobierno peruano de entonces había deportado a doce dirigentes políticos y sindicales -varios de ellos candidatos- y a un periodista más bien de derecha. Los había enviado esposados en un avión militar a ese lugar, donde fueron entregados en un cuartel del Ejército donde permanecían detenidos.

LOS MILITANTES SÓLO VEÍAN LOS SEGUNDOS TIEMPOS

Era tal la expectativa de los “hinchas” que las tres tardes en que jugó Perú la primera fase -3, 7 y 11 de junio- las calles estaban totalmente vacías, ni siquiera policías de tránsito se veían. Aprovechando eso organizamos jornadas para realizar nuestras pintas en lugares estratégicos a plena luz del día. Se estableció que sólo se hiciera durante el primer tiempo de cada partido para posibilitar que en la casa utilizada como punto de partida de cada incursión se viera el segundo tiempo. Esto nos permitió ver los triunfos ante Escocia e Irán y el empate con Holanda.

Este último equipo clasificó junto con el peruano a la siguiente fase, donde ya no utilizamos el primer tiempo para organizar pintas aunque autorizamos que algunos militantes, tomando las seguridades del caso, lo hicieran autónomamente. Es que el 14 de junio, cuando el Perú perdió previsiblemente con Brasil, no podíamos arriesgar ningún grupo operativo considerando que estaba previsto que al día siguiente el general Leónidas Rodríguez, presidente del PSR, perseguido y con orden de deportación, ingresara al Palacio de Gobierno para realizar una conferencia de prensa (Ver crónica “Debía estar deportado y fugó en las narices de la policía” del 22 de enero de 2016).

El 18 fueron las elecciones, el mismo día que Polonia ganó ajustadamente a la selección peruana. Ese día después de votar, Leonidas fue detenido, llevado apresuradamente al aeropuerto y embarcado como solitario pasajero en un avión militar, para ser entregado en el mismo cuartel de Jujuy donde habían estado los otros 13 viajeros involuntarios, quienes ya habían sido trasladados a los calabozos de la Policía Federal en Buenos Aires, para luego ser deportados a México, Francia y no recuerdo si a otros países. (Ver crónica “Clandestinidad y deportación” del 24 de junio de 2016)

El miércoles 21 en Jujuy, Leonidas tuvo que escuchar los gritos desaforados de los militares del cuartel coreando cada uno de los seis goles argentinos cuando el equipo peruano perdió vergonzosamente en el partido jugado en la ciudad de Rosario. Curiosamente antes del partido ingresaron al camerino peruano el general Videla acompañado por el ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger y el dictador argentino habló sobre la hermandad latinoamericana, en una actitud que muchos calificarían después de amedrentadora. Hasta hoy, casi cuarenta años después, se recuerda que Argentina necesitaba ganar por más de cinco goles de diferencia para pasar a la final y le ganó al Perú 6 a 0. En esa época se especuló sobre distintos tipos de compromisos entre ambos gobiernos militares -y hasta hoy cada cierto tiempo aparecen hipótesis sobre lo sucedido- uno de los cuales incluía canje de goles por albergue de desterrados. En todo caso, alrededor de una semana después, cuando se autorizaron nuevamente las revistas y periódicos no diarios, uno de ellos -no recuerdo si Kunán o Kausachum- resumió en un titular lo que muchos pensábamos: “Nos metieron 6 en Rosario y 14 en Jujuy”.

PREOCUPADOS POR ACCIONES DE PROPAGANDA ARMADA

Cuatro años después, el 13 de junio de 1982, fue la jornada inaugural del XII Campeonato Mundial de Fútbol en Barcelona, España. Desde semanas anteriores en el PSR estábamos preocupados por el III Congreso Nacional de la Confederación Nacional Agraria que se realizaría en Ocopa en la provincia de Concepción, en Junín, bastante cerca de Huancayo, la capital departamental. Nuestro partido tenía marcada influencia en la línea política de esta institución gremial. De hecho el general Leonidas Rodríguez fue su asesor honorario mucho tiempo. El excelente equipo de asesores permanentes, constituido durante muchos años por Julio Rejas, José Reyes y Lorenzo Castillo, eran militantes de nuestro partido,  y en las reuniones que teníamos el factor de seguridad era inquietante.

Con más de dos años de accionar de Sendero Luminoso ya eran significativos los atentados realizados en zonas campesinas del país y no se descartaba que alguna acción de propaganda armada pretendiera realizar en pleno evento. Posteriormente se detectó que había circulado un panfleto en el cual Sendero Luminoso se atribuía cerca de tres mil acciones terroristas, como asaltos a puestos policiales, incendios y atentados a locales públicos, derribamiento de torres de alta tensión y de microondas, así como tomas de pequeños poblados en la sierra central, entre otras acciones terroristas. Estábamos en 1982 y si bien el número de víctimas no había llegado a una decena entre 1980 y 1981, ese año eran ya varias las decenas de muertes producidas por el terrorismo. Todos temían que la espiral de violencia aumentara en los años inmediatamente próximos pero nadie suponía que las víctimas se contarían por miles.

Aunque estaba en Lima para la inauguración del Mundial de Fútbol de España, ocho días después me trasladé a Huancayo junto con el senador Enrique Bernales, desde marzo de ese año secretario general del PSR, David Tejada y Fernando Peña. La noche misma que llegamos nos instalamos en el Hotel Kiya, ubicado en la céntrica avenida Giráldez a metros de la Calle Real, principal arteria vial de esa ciudad, y comenzamos las primeras coordinaciones. Seríamos el equipo de la dirección partidaria que tendríamos contacto con los compañeros asistentes al congreso, en especial los tres asesores ya mencionados y Luis Aliaga, presidente hasta entonces de la CNA e integrante también de la Dirección Nacional del PSR.

Entre los días 22 y 24 de junio durante muchas horas nos establecimos en la cafetería del hotel Huaychulo, un centro vacacional en Concepción muy cerca del lugar donde se realizaba el Congreso de la CNA. Pero los traslados entre Huancayo y ese centro los hacíamos guardando medidas de seguridad que algunas veces nos obligaban a demorar bastante más de lo previsto y la intranquilidad que teníamos, aunque manejable, era evidente.

Allí nos reunimos también con los dirigentes de las distintas federaciones campesinas que eran miembros del PSR. De ellos recibimos la evaluación del congreso y analizamos las mejores propuestas de candidatos a la nueva directiva. Fue natural que Felipe Huamán Yajahuanca fuera considerado para ser candidato a la presidencia de la organización campesina. Piurano de nacimiento, pero afincado en la provincia cajamarquina de San Ignacio, tenía liderazgo en el movimiento gremial agrario del nororiente del país. Identificado con el PSR desde el primer momento, Huamán había tenido mucho que ver con que San Ignacio fuera la única provincia del Perú en que el PSR sacó la primera votación entre todos los partidos participantes de la Asamblea Constituyente de 1978.

LLEVAR 200 KILÓMETROS UN TELEVISOR PARA VER DERROTA

Sólo regresamos a Huancayo para ver el encuentro entre Perú y Polonia, selecciones que habían empatado en la semana anterior sus partidos con Camerún e Italia. Integraban un grupo que jugaba en dos estadios de Galicia y que parecía muy parejo ya que los cuatro equipos tenían dos puntos. Temiendo que no hubiese televisor adecuado, Enrique Bernales había trasladado en su auto un televisor a colores de 24 pulgadas que instalamos en una sala del hotel donde unos siete u ocho olvidamos nuestras preocupaciones políticas para angustiarnos con lo que sería el último partido del Perú en un Mundial en 36 años y que terminó con un apabullante 5 a 1 a favor de Polonia.

Cuando salimos amargados y vimos los rostros de pesadumbre de los huancaínos en las afueras del hotel, en una de las esquinas más concurridas de la ciudad, no nos imaginábamos que en menos de dos años veríamos por esos mismos lugares rostros de honda tristeza, auténtico susto y rabiosa impotencia. Sería el 26 de julio de 1984 cuando junto a Enrique, Fernando Peña y Jorge Melo asistiéramos al entierro del alcalde provincial de Huancayo Saúl Muñoz Menacho, integrante de Izquierda Unida, frente que en setiembre de 1980 el PSR había contribuido a formar. Y en esa fecha el viaje por la carretera central sería bastante diferente al realizado en 1982 (Ver crónica “Asesinato en Huancayo, infierno en el Infiernillo” del 22 de agosto de 2014). De hecho los atentados se habían multiplicado por lo menos por 20 veces y el primer día del año había sido premonitorio: exactamente al momento que terminaba el año 1983 y comenzaba 1984, aparentemente en acción cronometrada, se produjeron las voladuras de varias torres de alta tensión dejando a oscuras a toda la ciudad de Lima y una buena parte del país…

Alejado de la actividad política, pero sin dejar de preocuparme por lo que pasa en el Perú veré el Mundial de Rusia. A colores y en pantalla con más del doble de superficie que los televisores en blanco y negro de hace 47 años. Estaba a días de cumplir 28 años cuando se inauguró el mundial de fútbol en México y tendré días de haber llegado a los 76 cuando el próximo 14 de junio se inaugure el de Moscú. Entre una y otra fecha hay toda una vida que mi generación vivió intensamente y que en los últimos cinco años trato de presentar en estas “Crónicas del siglo pasado”.

1 comentario:

  1. Excelente resumen de una histórica etapa que llenó de zozobra al Perú. Nuestra formación estudiantil nos llevó a mundos diferentes al de Alfredo Filomeno y no tuvimos su visión desgarradora de lo que en el fondo político se vivía. Gracias por estas "Crónicas del Siglo Pasado" que, en nuestro caso, ya con 83 años y soportando males de salud, esperamos ver el Mundial de Rusia. Un abrazo y orgulloso de ser egresados de la Gran Unidad Escolar "Ricardo Palma".

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