Era el veintitantos de enero de 1978. Todos los partidos políticos,
entre ellos el Partido Socialista Revolucionario del cual yo era sub secretario
general, se encontraban en febril actividad reuniendo firmas para inscribirse
ante el Jurado Nacional de Elecciones, JNE, y poder participar en los comicios convocados
poco antes por el gobierno del general Morales Bermúdez para constituir una
Asamblea Constituyente. El responsable de la tarea en el PSR era el combativo
periodista Francisco Moncloa, más conocido como Paco Moncloa. Como todos los días
aproveché el tiempo de refrigerio para tareas partidarias y llegué a reunirme
con Paco a una oficina que el partido consiguió por esos tiempos en el centro
de Lima, en el jirón Carabaya a veinte metros de la Plaza San Martín. No tenía
ni diez minutos ahí cuando un compañero me dijo que me buscaba Carlos Malpica. Indique
que lo hicieran pasar y fue grande mi extrañeza cuando apareció con Miguel
Rincón…
Por cierto que tal
sorpresa nada tenía que hacer con el hecho que Rincón sería condenado por
actividades terroristas en el 2006. Estoy seguro que ni siquiera él tenía idea
que en su futuro habría más treinta años de prisión. Mi extrañeza era debida a
que las agrupaciones políticas de ambos sólo se parecían en que eran de
reciente creación. En todo lo demás eran bastante diferentes, incluso muy
distantes ideológicamente hablando.
MEZCLAR
AGUA CON ACEITE
Malpica era uno de
los principales impulsores de la creación de la Unidad Popular de Izquierda, UPDI,
que en las semanas anteriores trataba de aglutinar a personalidades vinculadas
a la llamada “nueva izquierda”, mientras Rincón se venía desempeñando como uno
de los voceros de una escisión del Partido Comunista Peruano, producida a
principios de ese mes de enero, denominada Comisión Coordinadora de Regionales
y Juventud, posteriormente conocida como PCP Mayoría, denominación que usaremos
en esta crónica. Este sector había señalado que la dirección del PCP había
adoptado posiciones “eurocomunistas” reclamándose defensores de posiciones
ortodoxas, lo que lo vinculaba a las posiciones del PC soviético… justamente
cuestionadas por esa nueva izquierda.
Pero mi inicial asombro
aumentó cuando me enteré del motivo de la visita. Malpica indicó que sabía los
apuros que el PSR tenía para llegar a las 40 mil firmas necesarias para la
inscripción ante el Jurado. Señaló que en el caso de UPDI estaban avanzando
confiados en lograr la meta pero que creían que había necesidad de conseguir
algunas firmas adicionales “por si acaso…”. Era una información cierta, ya que
todos teníamos dificultades por el poco tiempo que hubo desde inicios de
noviembre cuando se estableció el número de firmas para inscribir los partidos.
No comenté nada, aunque la respuesta era obvia. Tampoco hablé sobre otros
problemas existentes (Ver crónica “Constituyente: carrera con obstáculos” del 26 de septiembre de 2017).
Luego de un corto
silencio, miré a Carlos esperando que continuara, mientras éste miró a Miguel
Rincón esperando infructuosamente que hablara, pero sólo hubo silencio.
Entonces Malpica prosiguió. Dijo que el día anterior se había reunido con
dirigentes del PCP-M y constatado que tenían una buena cantidad de firmas que
no iban a utilizar porque no contemplaban inscribirse para participar en las
elecciones de la Constituyente. Añadió que la visita de ambos obedecía a que
estaban dispuestos a entregar las firmas pero dentro de un espíritu unitario.
Trató de explicar cuál era ese espíritu, pero se trabó un poco por lo que miró
a Rincón -que se mantenía imperturbable- y le dijo que siguiera ya que era el
más indicado para explicar la posición de su partido.
EVALUACIONES
DISTINTAS SOBRE UNA RUPTURA
Rincón habló de las
discrepancias con la dirigencia del PCP, en especial con su principal dirigente
Jorge del Prado, así como con Gustavo Espinoza, Mario Ugarte y otros y afirmó
que no sólo tenían el apoyo de los cuadros juveniles del partido sino sobre
todo la mayoría de los comités regionales. Fue muy breve considerando que esa
evaluación ya era conocida al haber trascendido en medios de comunicación que
siguieron las mutuas descalificación es que se hicieron los sectores en pugna. Luego
se refirió a que, resultándoles muy difícil quedarse con la organización
partidaria, su principal ocupación era armar una sólida estructura lo que
impedía que se dedicaran a tareas electorales.
En el PSR teníamos
nuestra propia evaluación sobre el PCP-M: era cierto que el antiguo PCP había
sufrido un fuerte golpe en su organización, especialmente en la Juventud
Comunista. Sin embargo de ninguna manera se podía pensar que en la mayoría de
los comités regionales existía control por parte de los disidentes, ni tampoco
que hubiese disminución significativa en la presencia determinante del PCP en
la dirección de la más importante central sindical del país, la Confederación General de Trabajadores del Perú,
CGTP.
Luego que escucháramos
hablar sobre la realidad del PCP-M, Malpica -a quien se le notaba muy ansioso- indicó
que al momento de la ruptura con la dirección oficial del PCP los comités
regionales tenían en sus manos planillones con firmas para su inscripción.
Desde semanas atrás ya no realizaban la tarea de recolección pero lo conseguido
entre mediados de noviembre y principios de enero sumaba varios miles de firmas
y remarcó que eran de simpatizantes izquierdistas que seguramente se sentirían
frustrados de no haber respaldado ningún partido de izquierda. A esas alturas
era claro que en la cabeza de los dirigentes del PCP-M esas firmas no eran
motivo de preocupación y simplemente ocupaban espacio en alguna oficina. Aunque
no se dijo nada al respecto, pero la idea que tuve -y tengo- es que Malpica y
quizá algún otro de los propulsores de UPDI asumieron que existían esas firmas y
buscaron a los dirigentes del PCP-M. Y que éstos recién cayeron en cuenta que
tenían algo valioso…
Hago un paréntesis
del relato para señalar que, recordando lo escuchado ese día de labios de
Rincón, no es idea sino certeza suponer que si los dirigentes del PCP-M se
hubiesen planteado antes la posibilidad de “donar” las firmas era el PSR
candidato a recibirlas. La larga militancia en las filas de un PC ortodoxo los
llevaba a marcar mucha distancia de los diversos destacamentos de la “nueva
izquierda”, por un lado, y el apoyo a políticas del gobierno del general
Velasco Alvarado los llevaba a tener algunos puntos de confluencia programática
con el PSR. Pero al parecer antes de que lo pensaran se había producido el
contacto con la UPDI.
DONACIÓN
CON “ESPÍRITU UNITARIO“ QUE NO ACEPTAMOS
Regresemos a la
reunión en el jirón Carabaya. Malpica dejó de hablar y Rincón me explicó que su
partido había decidido entregar las firmas, pero con “espíritu unitario”.
Cuando dijo que la mitad de las firmas serían para UPDI si el PSR aceptaba la
otra mitad, comprendí la ansiedad de Carlos porque había trascendido que su
recién creada agrupación estaba muy lejos de conseguir las firmas. Y aunque entendí
que no era fácil una decisión que afectaba a otros, les adelanté que mi posición
era que el PSR agradeciera el gesto unitario del PCP-M pero no aceptara la
donación de firmas, aunque dada la urgencia lo informaría en el trascurso del
día a la dirección partidaria para tomar una decisión que les comunicaríamos.
Fui bastante
conciso con mis argumentos para no aceptar esa donación. En primer lugar, aunque
no dije que era una cuestión ética -que me sonaba una frase pomposa para la
ocasión- apelé al sentido común. Más allá de las discrepancias que la gente
PCP-M tenía con la conducción partidaria de esos momentos en el PCP, las firmas
se recogieron para ese partido y no para otro. Por tanto no se podía cambiar al
destinatario de la confianza de un ciudadano. En segundo lugar, hablé de la
necesidad de construcción partidaria, nuestra gente estaba levantando firmas en
todo el país con gran esfuerzo. El trabajo de la militancia era de tal entrega
que si trascendía que habíamos conseguido la inscripción con firmas de otras
agrupaciones se desmoralizaría. Dicho esto, puedo contar ahora cuarenta años
después que nos enteramos que hubo casos en que primó el ingenio para conseguir
algunas firmas en forma no muy santa, como aquel que surgió de la seguridad que
nadie protestaría aduciendo que el número de su libreta electoral se había
obtenido de un hostal de alta rotación donde se había alojado con una pareja
que no era la oficial. En tercer lugar, el cálculo político aconsejaba no dar
motivo a que otras agrupaciones políticas que se inscribieran quitaran valor a
otras con el argumento que estaban inscritas gracias a las firmas cedidas.
De todas formas,
considerando que podía ser otra la decisión de la dirección del PSR, antes de
despedirnos quedé en comunicarles la decisión partidaria. Al salir Malpica se
encontró con Moncloa en otro ambiente de la oficina y conversó brevemente con
él. Ambos se conocían mucho tiempo y eran bastante amigos. De hecho meses
antes, cuando estábamos conversando un grupo de dirigentes del PSR en casa de
Moncloa, llegó de visita Malpica con un aspecto totalmente cambiado ya que se
encontraba clandestino. Por encargo del ministerio del Interior se le quería
detener por asesorar a la Federación de Pescadores, en huelga en esos momentos.
Se disculpó por interrumpirnos y dijo que tenía una reunión muy cerca en un
rato más y quiso hacer la espera en una casa amiga.
“¿Cuál es la
propuesta tan conveniente para el PSR que Carlos me ha dicho que te ha
planteado?”, me dijo Paco ya a solas. Cuando terminé de contárselo, Moncloa con
el rostro enrojecido, como le sucedía cada vez que algo le molestaba, me
comentó que prefería que el PSR no se inscribiera a que lo hiciera con firmas
ajenas. De igual opinión fue Antonio Meza Cuadra, secretario general del
partido, quien logró comunicarse con otros dirigentes que coincidieron con él.
Horas después comuniqué a Rincón nuestro agradecimiento por el gesto pero que
no aceptaríamos las firmas. La decisión también la comuniqué a Malpica,
dejándole un mensaje en clave en un teléfono que me había dejado.
¿ERA
POSIBLE ENTREGAR FIRMAS A OTRO PARTIDO?
Comprendo que a
estas alturas de la crónica más de un lector se ha preguntado ¿cómo un
planillón con la firma para un partido podía servir para la inscripción de
otro? o ¿nadie se daba cuenta que estaba escrito un nombre encima de una
borradura donde estuvo escrita otra denominación? Hay una explicación. En mis
recuerdos -y pueden ser inexactos cuarenta años después- en los formatos
proporcionados por el JNE se consignaban los nombres, números de libreta
electoral -que en esa época era el documento de identidad- y la firma. La parte
de arriba de cada planillón tenía un espacio para imprimir o poner un sello con
el nombre de cada partido. En la mayoría de los casos ese espacio estaba en
blanco para ser llenado al momento de presentar todas las firmas al Jurado. Tengo
claro la razón por lo que así se hizo en el PSR: no arriesgar a nuestros
militantes dándoles la posibilidad de decir que eran para otro partido. No
queríamos arriesgarlos inútilmente. Estamos hablando de un partido que desde
enero de 1977 tenía a varios de sus fundadores deportados (Ver crónica “40 días intensos, 40 años atrás” del 19 de noviembre de
2016).
UNA
INFORMACIÓN QUE NO ME CORRESPONDÍA ACLARAR
Días después, el 29
de enero se anunció la alianza de la Unidad Democrática Popular, UDP, con la UPDI.
A inicios de diciembre de 1977 se había informado sobre la formación de la UDP
conformada por varios partidos de la “nueva izquierda” como Vanguardia
Revolucionaria, el Partido Comunista Revolucionario y algunas agrupaciones que
se denominaban Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Cinco días después –en
el último día del plazo final- se inscribió en el JNE como Unidad
Democrático Popular. Un día antes lo habíamos hecho los del PSR. A mediados de
marzo, al momento de inscribirse las listas a la Asamblea Constituyente, la de la UDP consideró
por cierto a Malpica -a quien la mayoría de los militantes de izquierda
consideraban con muy buena preparación intelectual y gran experiencia política-
pero también a candidatos vinculados al PCP-M,
incluyendo al propio Rincón…
No recuerdo si dos
o tres semanas después de la inscripción de las listas, en la revista Caretas se publicó un comentario que
señalaba que para la alianza con UDP, la UPDI había entregado varios miles de
firmas recibidas del PCP-M y que en realidad correspondían al PCP, las mismas
que no fueron aceptadas por el PSR. No sé de dónde salió tal información,
aunque tiempo después me dijeron que fueron dirigentes del PCP que consideraban
que se le había sustraído miles de adhesiones. Luego de la publicación, Malpica
muy ofuscado me buscó para que la desmintiera. Le dije que no tenía sentido que
lo hiciera. Sólo podían desmentirlo él, los dirigentes de la UDP o los
dirigentes del PCP-M. Nadie lo hizo…
BRILLANTE
TRAYECTORIA Y TRÁGICO FINAL
Malpica quien había
sido diputado por Cajamarca a los 26 años en 1956, fue elegido miembro de la
Asamblea Constituyente y confirmó las expectativas que sobre su capacidad había.
De hecho fue uno de los mejores integrantes del Senado, al cual fue elegido en
1980, 1985 y 1990. Durante el año que duró la Constituyente, como dirigente del
PSR yo acudía con alguna frecuencia al local del parlamento y en las ocasiones
que me crucé con Malpica los saludos eran fríos. Meses después, en setiembre de
1979, nuestras relaciones volvieron a la cordialidad cuando nos dedicamos al
apoyo externo a una huelga de hambre de dirigentes políticos en solidaridad con
la larguísima huelga magisterial del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación Peruana, SUTEP (Ver crónica “Huelgas de hambre se multiplican” del 22 de mayo de 2015).
Aún recuerdo el 15 de noviembre de 1993 en que llegué a la casa del líder
demócrata cristiano Héctor Cornejo Chávez -retirado de la actividad política
desde justamente la Constituyente de 1978- quien cumplía 75 años. Me enteré que
cuando Malpica se retiraba después de saludarlo sufrió un fulminante infarto.
De hecho su cuerpo permanecía en el baño a donde entró con una pastilla sublingual
que no pudo llegar a
tomar. Fue una temprana
desaparición de un combativo político y muy destacado investigador en asuntos
económicos. Al fallecer hacía menos de un mes que había cumplido 64 años.
RINCÓN ARRINCONADO
A Miguel Rincón lo había
tratado en algunas reuniones el año anterior cuando se desempeñaba como sub
secretario general de la Juventud Comunista Peruana. Tenía un cierto
acartonamiento propio de muchos PC, con trato quizá demasiado formal. Un par de
meses antes había asumido la secretaría general debido a la renuncia de Jorge
Tapia al PCP. Después de esa reunión en enero de 1978 no tuve ocasión de
conversar con él en los meses siguientes. En la huelga de hambre de setiembre
de 1979 antes mencionada participó en representación del PCP-M. Luego
prácticamente no supe nada de él. De hecho en los años siguientes, el PCP-M tenía
cada vez menos importancia y no era Rincón ninguno de sus dirigentes.
A fines de
noviembre de 1995, en las pantallas de televisión se informaba sobre un
violento enfrentamiento entre la policía y miembros de una célula del
Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, MRTA, integrada por más de 20 personas.
Se habían atrincherado en una vivienda en La Molina, luego de huir de la que
inicialmente ocupaban y desplazarse por varias otras casas. Incluso tenían
rehenes. Finalmente acorralados todos se rindieron, incluyendo el jefe del
grupo que era Rincón, señalado ya en ese momento como el número dos del
movimiento subversivo. Se les incautaron numerosas armas y un plano del local
del Congreso. El rostro del detenido distaba mucho del que yo recordaba de la conversación
casi 18 años atrás.
En esos días
algunas especulaciones señalaron que era posible que Rincón planeara una
espectacular toma que incluyera numerosos rehenes. Al mismo tiempo también se
señaló que con su captura y la de sus acompañantes había desaparecido tal
posibilidad. Nadie sospechaba que un año después, el 17 de diciembre de 1996,
habría un “manotazo de ahogado” del MRTA: la toma de la residencia del
embajador de Japón con una captura inicial de varios cientos de rehenes y el
mantenimiento de 72 de ellos recluidos en ese local por 125 días.
el resultado de no aceptar estaba muy claro. Lo mas importante son los aspectos éticos del uso de firmas que se obtuvieron para A y la forma no correcta de ofrecerla a terceros independientemente que sea una organización xercxana o no del que la ofrece. Otro elemento que lamentablemente contoníua es le lucha porque prevalezca la posición de uno y no tener cuenta lo importante con viabilidad...resultado triunfos de movimientos que generalmente han terminado en posiciones de derecha, corrupción, etc. CUAN IMPORTANTE Y TRASCENDENTE TUS MEMORIAS.
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