En otras oportunidades he hablado de la tediosa
sucesión de reuniones entre distintos partidos de la izquierda peruana hasta en
la madrugada del 13 de setiembre de 1980, en que se fundó Izquierda Unida (Ver crónica “Izquierda: encuentros y desencuentros” del 20 de febrero
de 2015). Hoy
voy a referirme a lo que pasó entre esa fecha y las elecciones municipales
realizadas unos 70 días después, el 23 de noviembre. Existía
además una fecha intermedia clave: el 4 de octubre, en la que se cerraba la inscripción de las candidaturas
ante los jurados electorales provinciales de todo el país.
Una primera constatación es que a raíz de la fundación de IU ya no
había discusión entre unificarnos o no. Hasta antes, en las reuniones de los
partidos de izquierda participaban los tres partidos trotskistas que en cerca
de mes y medio y en cada reunión sostenían posiciones que indicaban que no
querían que la unidad incluyera a todos los partidos participantes. Una de las
tantas noches de agosto en que se produjo otro entrampamiento, Carlos Tapia,
secretario general del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR -integrante de
la UDP- dijo que estaba seguro que no se podían juntar con el resto y sentenció
-como ya recordé en otra crónica- “todos nosotros somos distintos, incluso muy distintos pero de la misma
clase de vertebrados, como perro, gato, tigre, toro, conejo, elefante, caballo
o jirafa, es decir todos somos mamíferos. En cambio ellos -los trotskistas- son peces, son de otra clase…”. Superada la etapa que terminó en los primeros meses de setiembre, integrábamos
ese frente todos los partidos que habíamos decidido estar allí.
EL MANDATO DEL ELECTORADO IMPULSÓ LA UNIDAD
Éramos finalmente seis agrupaciones de la flamante alianza electoral en
términos legales, pero que para todos los que la integrábamos debía trascender
las elecciones de noviembre y mantenerse como un frente político permanente. Cuatro
partidos: Frente Obrero, Campesino, Estudiantil y Popular, FOCEP,
el Partido Comunista Peruano, PCP, el Partido Comunista Revolucionario, PCR, y
el Partido Socialista Revolucionario, PSR, y dos frentes: Unidad Democrático
Popular, UDP, y Unión de Izquierda Revolucionaria, UNIR. El Frente Nacional de Trabajadores y Campesinos,
FRENATRACA, aunque concurrió
intermitentemente a las reuniones previas y firmó el acta de fundación de IU, casi
no participo de las siguientes reuniones y se retiró dos semanas después.
No resultaba fácil cada reunión entre partidos distintos, con una
larga historia de rivalidades y desencuentros. Aunque estábamos todos por
seguir adelante, en más de una oportunidad se trabaron las conversaciones por
exigencias que venían de las bases de distintas provincias del país que hasta cuatro
meses atrás, además de las luchas disputando la dirigencia de los gremios, se
habían enfrentado en la campaña electoral que terminó con las elecciones
generales del 18 de mayo.
Pero existía un argumento válido para todos los partidos de izquierda.
El electorado que había votado en junio de 1978 en un 29% por las candidaturas
de izquierda para la Asamblea Constituyente, en las elecciones presidenciales de 1980 sumando las cinco candidaturas
presidenciales, sólo había logrado el 13.85 de los votos válidos. Todos los analistas, cualquiera fuera su
orientación política, coincidían en que el mensaje del electorado izquierdista
era que todos los partidos debían buscar la unidad.
NUEVOS RETOS Y VIEJAS HERIDAS
Puedo considerar que fui un observador privilegiado de esa etapa. No
sólo porque asistí a prácticamente todas las reuniones previas y posteriores
como delegado alterno del PSR, sino fundamentalmente porque no había sido parte
de ninguna de esas agrupaciones ni tampoco mi partido era producto de la
escisión de ninguno de los otros, Visto a la distancia de más de 35 años
trascurridos, puede resultar hasta anecdótico para muchos y una incomprensible
“sopa de letras” para los más jóvenes lectores. Pero recordar algunas de las confrontaciones
existentes ayuda a graficar lo difícil de la tarea de lograr consensos en el
flamante Comité Directivo Nacional de IU, CDN
de IU.
Comencemos con el enfrentamiento más antiguo: el PCP y el Partido
Comunista del Perú - Patria Roja que constituía el partido más importante de
UNIR. En enero de 1964, como reflejo del distanciamiento entre el Partido
Comunista de la Unión Soviética, PCUS, y el Partido Comunista Chino, se produjo
el rompimiento del PCP y se forma el Partido Comunista del Perú - Bandera Roja.
Buena parte de los dirigentes y militantes de la Juventud del PCP estuvieron
entre los disidentes. Ese núcleo juvenil se escindiría cinco años después y
formaría el Partido Comunista del Perú - Patria Roja. Se sabía que desde 1964
no hubo diálogo entre los dirigentes del PCP y los de su antigua dirigencia
juvenil convertidos ya en los principales dirigentes de Patria Roja y en el
movimiento sindical, particularmente entre los profesores, el enfrentamiento
entre ambas organizaciones políticas era muy intenso. Creo que a pesar de eso,
aunque no se sonrieran entre si sino apenas se mostraran los dientes, ambos se
jugaron por la constitución de IU.
Por eso cuando, antes de constituir IU y en una etapa en que las
conversaciones se realizaban con lentitud, dirigentes del PCR, el MIR y el PSR planteamos
la postulación de Barrantes a la alcaldía de Lima, como forma de destrabar la
situación existente, sabíamos que era difícil contar conjuntamente con el PCP y
el PC del P, pero que resultaba mucho peor contar sólo con alguno de ellos (Ver crónica "Lanzamiento de Barrantes para forzar la unidad" del 28 de enero de 2014). No nos podíamos imaginar que muy pocos
años después y bastante antes de la debacle de la Unión Soviética, ambas
organizaciones cuidaban que no coincidieran las ceremonias de celebración de su
fecha de su fundación, el 7 de octubre, aunque representante de ninguno asistía
al acto del otro.
Otro caso es la UDP formada en diciembre de 1977 para participar en
las elecciones para la Asamblea Constituyente. Tenía en su seno más de una
docena de organizaciones de la llamada “nueva izquierda”, pero sus principales
integrantes eran Vanguardia Revolucionaria, VR, el Partido Comunista
Revolucionario, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria -en realidad varias
organizaciones en proceso de unificarse- y el Partido Comunista Revolucionario
- Trinchera Roja. De VR creada en 1964 había surgido en 1974 el PCR y de éste
partido había nacido tres años después el PCR - Trinchera Roja. Todos habían
integrado a principios de año la Alianza Revolucionaria de Izquierda, ARI, que
duró 40 días. El PCR logró tardíamente su inscripción en el Jurado Nacional de
Elecciones por lo que participó dentro de las listas de UNIR que también formó
parte intento de ARI.
Bástenos estos dos casos para señalar lo delicado que podía ser una
reunión de la directiva de IU donde existían heridas antiguas y recientes. Sin
embargo, todos entendimos que el objetivo común era mantener la unidad que el
pueblo nos pedía y lograr el máximo de votos el 23 de noviembre.
LAS DIRIGENCIAS NACIONALES NO ERAN EL PRINCIPAL ESCOLLO
Las dificultades principales no estaban, sin embargo, en la
desconfianza entre las dirigencias nacionales de los partidos sino entre las
dirigencias departamentales, provinciales y hasta distritales de nuestras
organizaciones. Debíamos presentar candidatos en todas las provincias pero en
poquísimos se logró formar comités de IU. Había comités de algunos partidos en
las provincias, pero salvo en las provincias que eran capital de departamento
resultaba raro que estuvieran todos. Muchos ni siquiera intentaron ponerse en
contacto con los comités de los otros partidos de IU. En gran parte de los
casos se reunieron a regañadientes por indicación de sus dirigencias nacionales
y no lograron ponerse de acuerdo en la confección de las listas. Pero también hubo
dirigencias locales que sabiendo que eran los más fuertes de una provincia tomaron
la iniciativa e invitaron a los otros para incluirlos. En el caso de Lima, nos
abocábamos no sólo a resolver problemas o anotar los consensos conseguidos por
nuestras bases en los cerca de 40 distritos que en esa época existían sino
íbamos avanzando la constitución de la lista provincial.
Uno de nuestros
principales problemas era la comunicación. De la dirigencia nacional a las
bases y viceversa. Los contactos con nuestros dirigentes en distintas partes
del país eran vía telefónica, a teléfonos fijos por cierto. Muchos de ellos no
tenían teléfono. Recién comenzaba el discado directo pero en muchos lugares del
país se tenía que pasar por operadores En muchos casos nuestros contactos no
tenían teléfonos y debían recurrir a cabinas públicas para efectuar llamadas. Yo
mismo había solicitado teléfono para mi casa en agosto de 1973 y recién lo
instalarían en diciembre de 1988. En otros casos se remitía la documentación
por correo aéreo que podía demorar tres o cuatro días o por sobres despachados
en agencias de transporte que podían ser recogidos en ocho, doce o dieciocho
horas dependiendo del oportuno mensaje por telégrafo o llamada telefónica
indicando por qué agencia llegaría.
¡Estábamos en 1980
y la posibilidad de correo electrónico, escaneo, llamadas instantáneas, mensajes
telefónicos, ni fax, era algo que ni siquiera podíamos imaginar!
En dos de las capitales más importantes, Arequipa y Cusco, hubo
fuertes dificultades hasta la última semana. No fue posible viajar a Cusco y no
hubo manera que se arreglaran allí las cosas. Finalmente no se presentó ninguna
lista en una provincia donde todos los analistas e incluso encuestas señalaban
que era plaza electoral de la izquierda. Dirigentes de varios partidos logramos
viajar a Arequipa cuatro días antes del cierre de inscripciones. Se logró un
acuerdo y el 23 de noviembre el candidato de IU, José Villalobos resultó
elegido alcalde provincial, quizás el triunfo izquierdista más comentado por
los analistas.
LA SEMANA MÁS AGOTADORA DE MI VIDA
Creo que la
vorágine de esas semanas tuvo, por lo menos para mí, su etapa más agotadora
entre el lunes 29 de setiembre y el sábado cuatro de octubre. Lo he confirmado
no sólo por mis recuerdos sino por mi agenda de reuniones de esos días. Ese
lunes hubo reunión del CDN de IU a las 11 de la mañana y a las 3 de la tarde,
con un espacio entre ambas para realizar consultas partidarias y almorzar algo de
ser posible. Para analizar decisiones a tomar sobre las listas distritales en
Lima tuve reunión con la dirigencia regional del PSR a las 7 de la noche y una
hora después una larguísima reunión con la dirigencia nacional para analizar
entre todos los avances, recibir información sobre la situación en varios de
los departamentos del país y aprobar las directivas a seguir.
Como quedaron por
consultar telefónicamente algunos puntos con dirigentes regionales, en la
mañana siguiente a las 11 de la mañana coordinamos brevemente con Leonidas
Rodríguez y otros dirigentes del PSR. Una hora después rumbo al aeropuerto para
salir a la una y treinta en vuelo a Arequipa. Esa tarde tuve reuniones con
dirigentes partidarios arequipeños, y, a las ocho de la noche, participé en una
larguísima y tensa asamblea con las bases de IU que llegó a acuerdos unitarios,
pero que duró hasta las seis de la mañana. Saliendo de la reunión, desayuno en
el Mercado San Camilo con algunos dirigentes del PSR y reuniones en la mañana con
dirigentes nacionales y departamentales de otros partidos, sólo interrumpidas
para ir al hotel Crismar donde estaba mi maletín exactamente igual que 21 horas
antes cuando lo dejé rápidamente sobre la cama, duchazo y afeitada rápidos,
almuerzo apurado y vuelo de regreso a Lima. En la noche de ese primero de
octubre coordinaciones partidarias y CDN de IU desde las 9 de la noche hasta la
madrugada siguiente. El jueves reunión breve del CDN de IU a las 2 de la tarde
y otra a las 9 de la noche igualmente hasta la madrugada. El viernes reunión
del CDN a las 10 de la mañana, dos de la tarde y 8 de la noche.
Y como estas
crónicas son un testimonio personal, habría que añadir a este intenso trajín
político, que además todas las mañanas, salvo la del miércoles, salí con Ana
María y nuestras dos hijas, de 5 años una y de año y nueve meses la otra. A todas las
dejaba en la oficina de mi esposa de donde llevaban a las niñas al local de
Centro de Educación Inicial de la empresa. Hasta el año anterior también
movilizaba a mi hijo que a sus 6 años ya se iba en movilidad escolar a su
colegio. Y también aprovechando para ir intermitentemente a mi trabajo el
lunes, martes en la mañana un par de horas, el miércoles otro par de horas
llegando del aeropuerto y el jueves y por momentos el viernes. Así avanzaba,
claro que con mi propio ritmo, en mi tarea de adelantar con la cronología
política que trabajaba en DESCO, aunque sabía que tenía que compensarlo
trabajando hasta la madrugada varias veces en las siguientes semanas.
CUANDO
LOS ÚLTIMOS SON CASI LOS PRIMEROS
El sábado 4 la
reunión del CDN de IU comenzó a las once de la mañana y terminó pasadas las
once de la noche, en una lucha contra el reloj se resolvió casi todo lo
pendiente. La lista al Concejo Provincial de Lima, tal como se había acordado
veinte días la encabezaba Alfonso Barrantes, seguido por lista Eduardo Castillo
Sánchez del PCP, Diego García Sayán de la UDP, César Rojas Huaroto de UNIR,
Marcial Rubio Correa del PSR, Ángel Delgado Silva del PCR, Baltazar Caravedo Molinari
de la UDP y Marco Tulio Gutiérrez del FOCEP, entre otros. Todos los mencionados
serían regidores de Lima Metropolitana entre 1981 y 1983.
Se sabía que el
Jurado Provincial de Elecciones permitiría el ingreso hasta medianoche y
atendería a todos los que estuvieran dentro del local hasta la hora que fuera
necesario. Antes de salir hacia el local del Jurado Provincial de Elecciones se
mandaron a algunos militantes para estar dentro del local cerca de la reja de
entrada por si se presentaba algún retraso de última hora y había que pasarles
la documentación entre las rejas. No hubo mayor contratiempo y, faltando unos diez
minutos para el cierre, un grupo de dirigentes ingresamos apurados acompañando
a Barrantes, que además de candidato era el Personero Legal. Regresé a mi casa
pasadas las dos de la mañana.
En muchas de las provincias
también las listas de IU fueron las últimas en ser inscritas.
Al día siguiente
manejé sin problemas a media mañana dirigiéndome con mi familia hasta el
distrito de Bellavista en el Callao a casa de mis suegros, Entre las once de la
mañana y las cinco de la tarde, salvo a la hora de almuerzo, apenas me sentaba
en cualquier sillón terminaba quedándome dormido. Alguna vez saque la
cuenta y esa semana durante 144 horas sólo había dormido unas 10 horas…
Las semanas
siguientes la intensidad continuó, pero ya principalmente para impulsar la postulación
de Alfonso. Inscritas las candidaturas en casi todas las provincias y distritos
del país, las campañas descansaron principalmente en los respectivos
candidatos.
IZQUIERDA
UNIDA LA SEGUNDA FUERZA ELECTORAL DEL PAÍS
El 23 de noviembre
Izquierda Unida se colocó como segunda fuerza electoral en el Perú con el 23%
de los votos, después de Acción Popular el partido del presidente Fernando
Belaunde que llegó a 36% y superando al Apra que tuvo 22% y el Partido Popular
Cristiano que llegó al 11%. Eduardo Orrego de Acción Popular fue elegido
alcalde Lima con más del 35 % de los votos y Barrantes quedó segundo con poco más
que el 28%. IU consiguió las alcaldías de seis provincias capitales de
departamento. Además de Villalobos elegido en Arequipa, Cristala Constantinides fue
elegida alcaldesa de Moquegua, Manuel Vásquez Valera de Coronel Portillo, Jaime Ardiles de Puno, Víctor F. Valenzuela
Guardia de Huaraz y Taciano Girón de Huancavelica.
Pero para terminar de medir el impacto de IU en esas
elecciones hay que decir que IU ganó en otros 27 concejos provinciales, así
como en 238 distritos del país. En Lima ganó los gobiernos municipales de cinco
distritos populares: El Agustino, Ate - Vitarte, Comas San Martín de Porras y
Carabayllo, lo que hizo que el diario La
Prensa titulara “Cinturón rojo rodea Lima Metropolitana”. Cuatro alcaldes distritales
limeños electos fueron en listas independientes, dos en las del Partido Popular
Cristiano y uno aprista. En los 27 distritos restantes, arrastrados por la buena
campaña de Orrego, los alcaldes electos pertenecían a Acción Popular.
Alfonso Barrantes encarnó este avance contundente de la izquierda. No
se había logrado la alcaldía pero se había avanzado significativamente. Se
presentaba incluso la oportunidad de demostrar eficacia en el gobierno en
muchos municipios. No sabíamos si para todos estos avances de nuestra fuerza en
democracia significaban lo mismo. Si en ese momento nos hubiéramos preguntado
si la democracia era estratégica o sólo táctica, hubiésemos entrado a un
terreno que, consciente o inconscientemente, fuimos postergando. Y que por
cierto tampoco nos lo preguntamos tres años después cuando Barrantes fue
elegido alcalde de Lima y se proyectó como un fuerte candidato a la presidencia
de la república.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario