Habíamos terminado el almuerzo poco antes. Era el
13 de mayo de 1987 y estábamos a diez mil metros de altura. Me sentía algo
confundido con el cambio horario, pese a la escala de más de 20 horas en París (Ver crónica “Un carajo en Paris” del 1° de noviembre de 2012) de cuyo aeropuerto habíamos partido unos 75 minutos
antes. Volábamos en un avión de Air France que nos trasladaba desde París a Sofía.
Rolando Breña y Juan Borea dormitaban en sus asientos cuando Alfonso Barrantes
se levantó del suyo para estirar las piernas. Lo esperé casi al final del
pasillo donde hacía unos minutos estaba parado, luego de caminarlo varias veces
de ida y vuelta. Yo era secretario general del Partido Socialista
Revolucionario, que integraba Izquierda Unida, el frente que presidia Alfonso. Nos
pusimos a conversar y de pronto le dije sin intentar disimular mi preocupación:
Alfonso, hace más de cuatro meses que dejaste de ser alcalde de Lima y estoy
enterado que ahora que has regresado a tu oficina te visita mucha gente, pero
va a buscar a su líder no a su abogado ¿de qué vas a vivir?
Estábamos volando sobre Europa Central donde ya era más de la una de la tarde y faltaba alrededor de 60 minutos para aterrizar en Bucarest, capital de Rumania. De allí saldríamos después de una hora de tránsito para un vuelo de sólo 30 minutos a Sofía, la capital de Bulgaria. El Frente de la Patria de ese país había invitado a su Congreso tanto al PSR como IU. Alfonso y Rolando integraban la delegación de IU. Juan y yo la del PSR.
Estábamos volando sobre Europa Central donde ya era más de la una de la tarde y faltaba alrededor de 60 minutos para aterrizar en Bucarest, capital de Rumania. De allí saldríamos después de una hora de tránsito para un vuelo de sólo 30 minutos a Sofía, la capital de Bulgaria. El Frente de la Patria de ese país había invitado a su Congreso tanto al PSR como IU. Alfonso y Rolando integraban la delegación de IU. Juan y yo la del PSR.
BUSCANDO INGRESOS PARA PRESIDENTE DE IZQUIERDA UNIDA
Después de escuchar mi pregunta, Alfonso quedó
callado por breves segundos. Cuando me contestó lo sentí con voz distinta,
quizás ligeramente quebrada: ¿Sabes que eres el primer dirigente partidario que
se ha preocupado por eso? Y me indicó que algunas personas vinculadas a IU,
pero que no pertenecían a ninguno de los partidos integrantes le había
planteado recientemente idéntica preocupación. Durante unos minutos conversamos
sobre su situación. Me contó que algunos ahorros de su ejercicio profesional le
había servido en la última etapa de la campáña electoral en la que a fines de
1983 ganó la alcaldía de Lima, así como para las semanas inmediatamente
posteriores a esas elecciones de intensa actividad política, considerando que
IU había ganado en importantes ciudades del país y se había convertido en la
segunda fuerza electoral a nivel nacional. Los tres años como alcalde si bien
tuve sueldo, también hice gastos relacionados con el cargo, me dijo. Pero no
tuve problemas y vengo estirando algo que ahorré y pequeños “cachuelos” de mi
estudio en estos meses, aunque debo aceptar que en pocas semanas tendré urgencia
de conseguirme ingresos…
Alfonso dejó de hablar y percibí que estaba
frente a un hombre que se sentía muy solo. Corté el silencio y le dije
sonriendo que estaba seguro que para sus almuerzos nunca tendría problemas. Es
cierto aunque la gente ya exagera, me contestó también sonriendo. Es que existía
la creencia generalizada entre muchos dirigentes y cuadros intermedios de IU
-el mito urbano, diría exageradamente alguien hoy- que a Alfonso no lo
invitaban a almorzar sino que él se invitaba. Que a mitad de la mañana o
incluso casi al mediodía llamaba por teléfono a alguno de sus cientos de amigos
y conocidos para decirles que pasaba por sus casas o restaurantes a la hora del
almuerzo… y después de un poco rato se aparecía. Y, claro, para la mayoría de
los anfitriones resultaba un honor almorzar con el alcalde o ex alcalde de Lima
y para sus más cercanos la posibilidad de lograr conversar con el amigo que por
sus ocupaciones no lograban ver con la frecuencia de épocas anteriores…
Definitivamente
Alfonso, voceado candidato presidencial de la izquierda para las elecciones de
1990, no podría en los siguientes tres años volver a ser el eficientísimo
abogado de varios de los sindicatos del país como lo había sido en la década
del 70 y los primeros años de los 80. Y por lo tanto, el presidente de
Izquierda Unida no tendría fuentes de ingreso. De manera que le dije “Si estás
de acuerdo, yo plantearía en el Comité Directivo Nacional de IU que cada
partido entregue el 1% del ingreso de cada uno de sus parlamentarios.
Considerando que son unos 15 senadores y 48 diputados, tendrías una asignación cercana
a la de un parlamentario, considerando que si bien sería alrededor de un 60% de
un sueldo parlamentario, cada uno de ellos tiene que hacer un importante aporte
a su partido”. Plantearía los aportes se hagan a través de cada partido y ya
sería cuestión de cada uno ellos si le pide a sus parlamentarios un 1% adicional
o lo obtiene de los aportes que cada uno hace a su organización y habría que
ver cómo se hace con aquellos independientes que no pertenecen a ninguno de los
partidos de IU, añadí. Además remarqué que era una iniciativa mía que aún no
había comentado con nadie, aunque estaba seguro no habría oposición al plantearlo
a mi partido, pero que sólo lo haría después que él estuviera de acuerdo.
CONFIDENCIAS A DIEZ MIL METROS DE ALTURA
Te agradezco el ofrecimiento, me dijo con voz
pausada, pero te pediría que esperes unas pocas semanas. Cuando regresemos a
Lima es posible que se haya definido una gestión para una consultoría con
horario muy flexible e ingreso mensual decoroso. Si no se concreta, podrías
hacer tu propuesta pero temo que más de uno se oponga. Para evitar eso, creo
que deberías hablar previamente con otros secretarios generales como Jorge del
Prado, Manuel Dammert y Gustavo Mohme para saber sus opiniones. Creo que no se opondrán.
Y luego de hacer un gesto de duda añadió que yo evaluara en Lima si también
debería hablar de la propuesta con Alberto Moreno “pero no con Ludovico…”. De
acuerdo, e incluso si son no 60 sino 35 o 40 parlamentarios los que aporten el
total podría ser significativo, le dije. Tú me conoces hace más de 20 años y
sabes que soy un provinciano de vida sobria, me dijo.
Efectivamente Alfonso siempre había sido austero. Además
no tenía obligaciones familiares. Su única propiedad era la pequeña casa en la
urbanización La Capullana de Surco, comprada para ser pagada en 20 años y que debido
a la inflación de los últimos ocho o diez años seguramente ya había terminado
de pagar o estaría pagando prácticamente el valor de un paquete de cigarrillos
al mes. Y eso lo sabía yo que vivía en la misma
urbanización, en una casa un poco más grande que la suya. Ese trimestre pagaría
por mi casa menos de 0.2 % de los ingresos de un solo mes
de mi esposa y míos. No voy a comentar ahora cómo construyó el segundo piso de
esa casa el antiguo amigo de la infancia de Alfonso, nacido como él en la
provincia cajamarquina de San Miguel de Pallaques, conocido como el “Panzón”
Quispe, ya que es como para toda otra crónica, en que seguramente también podré
comentar sobre el “Quemadito” apelativo del viejo Volkswagen celeste que
algunas veces manejaba Alfonso.
PROFUNDAS DIFERENCIAS EN IZQUIERDA UNIDA
Mientras el avión seguía su vuelo sin ningún
movimiento brusco, nosotros comenzamos a hablar de temas especialmente borrascosos
como las contradicciones internas de IU. En su momento sólo lo comenté con la
comisión política del PSR al regreso de ese viaje por considerarlas totalmente
reservadas. Pero muchos años después, en los primeros meses del año 2001
conversé con Guillermo Herrera, quien en 1987 era el representante alterno del
Partido Comunista Peruano en el Comité Directivo Nacional de IU. Guillermo
estaba escribiendo el libro “Izquierda Unida y el Partido Comunista”, incluso
yo fui uno de los panelistas en su presentación en julio de ese año (Ver crónica “Izquierda Unida: Testimonio de parte” del 23 de agosto de
2013). Lo que se dice en ese
libro, coincide con mi conversación en el avión y refleja lo que Barrantes
pensaba a mediados de 1987.
Antes de ese viaje, a fines de abril o principios de mayo, el PCP le
había pedido una conversación formal a Alfonso. A la reunión asistieron Jorge
del Prado, secretario general del PCP, y el propio Herrera. A menos de un mes
de su IX Congreso Nacional, el PCP quería tener una opinión directa de
Barrantes sobre la marcha de IU, considerando que entre diciembre de 1986
-cuando se oficializó la derrota en el intento de reelección para la alcaldía
de Lima por escaso margen- y marzo de 1987 Alfonso no había asistido a ninguna
reunión del Comité Directivo de IU y en abril sólo a una y por breves minutos.
En la evaluación de ese partido había discrepancias importantes, entre
Barrantes y el Partido Unificado Mariateguista, particularmente con su
secretario general Javier Diez Canseco, quien era la razón principal de las
grandes tensiones existentes.
Según escribe Herrera en su libro refiriéndose a lo tratado en esa
reunión: “Barrantes consideraba que una gran responsabilidad de IU era definir
a muy corto plazo, si quería o no ser gobierno en 1990. <Lo fundamental,
dijo, es subordinar nuestras acciones a ese objetivo y resolver de inmediato
los problemas que dificultarían su conquista. La presencia del PUM, UNIR y
FOCEP constituyen una traba: sus posiciones políticas atemorizan a los sectores
medios.>…”
Esos mismos temas los tratamos con Alfonso en ese
vuelo, después que hablamos sobre su situación personal. En esos momentos
varios analistas consideraban a Barrantes con posibilidades importantes de
ganar las elecciones presidenciales de 1990. Pero Alfonso consideraba inviable
su candidatura sin, en primer lugar, excluir al PUM partido que a su juicio no
tenía claridad en que la vía democrática era el único camino que debía seguir
el frente. Era notorio que las diferencias con el PUM las personalizaba en su
secretario general, Javier Diez Canseco, cuyo liderazgo algunos lo veían como
alternativo a Barrantes. En el caso del FOCEP y su presidente Genaro Ledesma,
Alfonso pensaba que era prácticamente una agrupación con un único dirigente
pero cuya incontinencia verbal lo llevaba a hacer declaraciones
“ultraizquierdistas” en muchas oportunidades. Más complejo era el caso de UNIR
–Unión de Izquierda Revolucionaria- que integraban inicialmente el PC del P -
Patria Roja y tres agrupaciones menores. Luego de siete años en la práctica
sólo Patria Roja actuaba por UNIR. Y Barrantes, pese a sus buenas relaciones
personales con Alberto Moreno, secretario general de Patria Roja, así como con Rolando
Breña, consideraba que para ganar las elecciones y, principalmente para
gobernar, Patria Roja no debía quedar en IU. Se quejaba de la ausencia de
honestidad y moralidad revolucionaria en la administración de los municipios
que manejaban como “botín de presa”. Breña era presidente y Jorge Hurtado Pozo,
más conocido como “Ludovico”, secretario general de UNIR, perteneciendo ambos a
la comisión política de Patria Roja. En realidad la posición de Alfonso
Barrantes con Patria Roja variaba a menudo, pero era claro que sus mejores
interlocutores eran Moreno y Breña, en ese orden. De hecho, había escogido a
Breña como acompañante en el viaje a Bulgaria.
No era casual que me hubiese dicho que, para ver
cómo enfocar esa especie de subvención al presidente de IU que le había
planteado, hablara con del Prado, Dammert, secretario general del Partido Comunista
Revolucionario y Mohme, presidente de Acción Política Socialista. Y que hubiese
puesto en duda si también debería conversarlo con Moreno “pero no con
Ludovico…”.
Cuando el avión comenzaba a bajar, a pesar que
aun no se encendía ninguna señal, nos dijimos que era mejor regresar ya a
nuestros asientos. Al momento de avanzar, Alfonso me tomó del brazo y me dijo:
otra vez, gracias…
MUESTRA DE AUTONOMÍA FRENTE A MILES
A las cinco de esa tarde estábamos instalados en
el Hotel Vitosha de Sofia. De ocho o nueve pisos, se veía muy sólido, algo
cuadrado y con un amplio lobby que permitía que pudieran realizarse múltiples reuniones.
Juan y yo recibimos todas las indicaciones sobre el programa de una joven
traductora de nombre Svetlana. La inauguración del congreso sería en la mañana
del día siguiente y se clausuraría el sábado 16 al mediodía.
No es objeto de esta crónica comentar el Congreso
del Frente de la Patria ya que en anterior oportunidad hemos tocado el tema (Ver crónica
“Cuando no significa si y viceversa” del 23 de marzo de 2013). Sí
remarcar que en una de sus sesiones plenarias, como en alguna otra crónica
mencioné, cuando alrededor de dos mil asistentes puestos de pie saludaron
estruendosamente una representación oficial de Afganistán, quizás sólo unos
diez invitados permanecieron sentados y sin hacer ningún gesto de aprobación,
entre ellos los cuatro peruanos. Alfonso y yo estábamos sobre el escenario frente
a los delegados y Rolando Breña y Juan Borea en las primeras filas del
auditorio donde los ojos de los anfitriones se dirigían. Fue la forma en que expresamos rechazo a una
representación que no podía ser auténtica ya que los soviéticos habían invadido
a ese país.
DOS PARALIZACIONES SUCESIVAS EN LIMA
Mientras participábamos en el Congreso en Sofía, el 15 de mayo en Lima
y varias ciudades del país, se había iniciado un paro policial que incluyó
movilizaciones de cientos de efectivos en la capital realizando mítines
relámpago. Al paro fueron sumándose durante el día efectivos de distintas dependencias,
incluyendo la comandancia de Resguardo Presidencial. Los huelguistas demandaban
mejoras salariales y que no se aplique a la policía el Código de Justicia
Militar, entre otros puntos. El clima de inseguridad en el país fue total,
considerando que se vivía los años de intensa acción subversiva que sólo en el
mes anterior había sumado 113 atentados terroristas y 99 muertos producto de la
violencia. Pese a esfuerzos de dirigentes del gobiernista Partido Aprista para
buscar una solución que recogiera las demandas de los policías, la paralización
se prolongó hasta la tarde del lunes 18 en que la Comisión de Diálogo del
Personal Subalterno de las Fuerzas Policiales levantó la medida luego que el
gobierno la aceptó como representativa para el trato entre autoridades y
personal policial. Ese mismo día las Fuerzas Armadas habían asumido el control
total del orden público.
Aunque el ministerio de Trabajo había declarado improcedente el plazo
de huelga que le había cursado la Confederación General de Trabajadores del
Perú, CGTP, el martes 19 se realizó un paro nacional, el primero en casi dos
años de gobierno de Alan García. El ministro de Trabajo declaró que sólo la
tercera parte de los trabajadores en Lima y una cuarta parte en el país había
paralizado, mientras las agencias noticiosas internacionales hablaron de más de
50% de huelguistas y una notoria ausencia de transporte público.
ÚLTIMAS ACTIVIDADES DE BARRANTES COMO PRESIDENTE DE IU
Cuando en la mañana del día 18, luego de desayunar juntos, nos
despedimos de Barrantes y Breña que salían al aeropuerto para iniciar su viaje de
regreso a Lima., Alfonso me dijo que pasaría brevemente por Madrid. En un
aparte le dije que la siguiente semana lo buscaría para ver si se había
concretado o no la posibilidad de la consultoría y, de ser negativa esa
gestión, buscaría concretar mi propuesta de una asignación mensual para el presidente
de IU. Lo que en esos momentos ninguno sospechaba que ese era el
último viaje y una de las últimas actividades de Alfonso como presidente de
Izquierda Unida. Juan y
yo partíamos poco después para embarcarnos a Praga de donde pasaríamos, luego
de un par de días, a Berlín Este.
Alfonso Barrantes llegó a Lima el 23 de mayo. En
declaraciones a la prensa calificó como “exitoso” el paro del 19 y añadió que
era un fuerte golpe a la “soberbia gubernamental”.
Cuando poco después regresé a Lima encontré un ambiente
de crítica a la ausencia de Alfonso el día del paro nacional.
El día 26, Genaro Ledesma coordinador de turno
del Comité Directivo Nacional de IU, informó de una reunión de las bases
distritales de Lima y Callao, junto con representes de organizaciones
populares, para coordinar tareas de impulso a un mitin convocado para el 3 de
junio por IU. Dijo además que en la reunión se habían realizado críticas al CDN
de IU y especialmente a su presidente, Alfonso Barrantes. Lo que no dijo es que
en esa asamblea gente de su partido y del PUM habían planteado una moción de
censura a Barrantes por alejarse del país en víspera del paro nacional,
planteamiento que no prosperó.
El día 27, a las 7 y 15 de la noche me reuní con
Alfonso para, junto con varios otros compañeros, dirigirnos a la inauguración
del IX Congreso Nacional del PCP. El anuncio de la presencia del presidente de
IU fue recibida por una fuerte rechifla
de numerosos asistentes coreando “Izquierda es consecuencia y no vacilación”. A
pesar de los esfuerzos de dirigentes del partido anfitrión la rechifla duró
varios minutos.
El 31 de mayo Alfonso Barrantes hizo pública su renuncia
irrevocable a la presidencia de Izquierda Unida.
GESTIÓN QUE YA NO ERA POSIBLE HACER
Días después en una reunión de la comisión política del
PSR con Alfonso, en casa de Leonidas Rodríguez, hice un pequeño aparte con él.
Era evidente que seguía siendo el líder de la izquierda y el mejor candidato
posible para las elecciones presidenciales de 1990. Pero ya no era el
presidente de IU y, por tanto, resultaba inviable lo que le había propuesto en
el vuelo entre París y Bucarest. Me imagino que tenía cara de preocupación.
Antes que pronunciara alguna palabra, Alfonso me dijo: no te preocupes, ya se
concretó la consultoría que me estaban gestionando. Respiré aliviado…
Por otro lado, intuía que la de ese vuelo no
sería la última conversación de ese tipo con Alfonso. No sabía que serían dos y
ambas fuera del país…
Muy interesante. Nos acercamos a tu crónica sobre la noche de la carpa y los entretelones de los bungalows. Cuando la izquierda se unió bajo la carpa, pero no cuajó en el estrado. Saludos
ResponderBorrarepoca donde los temas ideologicos prevalecian y/o justificaban posiciones para sacar a Barrantes como candidato..la invación de la URSS a Afganistan y otras ya implicaban críticas a ello... en el fondo la luchas por el liderazgo de la izquierda ha sido y sigue siendo el principal problema. Ojala que el FA sea el punto de quiebre de esta situación. Alfredo Filomento eres un historiasdor - no solo estudioso - sino que lo viviste y fuieste y sigues siendo un actor. Excelente informacion
ResponderBorrarMuy interesante conocer el carácter moral y la consecuencia con sus ideales de vida del alcalde Alfonso Barrantes. Coincido con la opinión de los problemas de liderazgo dentro de la izquierda peruana. Ningún proyecto político puede cuajar en la lucha eterna por el poder, ni en un entrono de revolución permanente, la practica ya lo demostró hasta el cansancio.
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