jueves, 21 de julio de 2016

CLANDESTINOS PERO EN TELEVISIÓN (1978)


Aunque consideraba que no había cambiado mucho mi aspecto en los últimos 17 ó 18 días, no me sentía muy contento frente al espejo a las siete de la mañana del sábado 10 de junio de 1978. En esos días de clandestinidad me había dejado crecer el bigote y cambiado el peinado. Debía afeitarme justamente cuando ya había dejado de ser una persona que “se está dejando crecer bigote” para convertirme en una “con bigote”. Pero además debía tratar que mi cabello quedara peinado hacia atrás como lo estuvo durante casi 20 años y no intentara abrirse para mostrar la “raya” que había lucido en las últimas semanas.
El cambio que debía realizar no tenía que ver con ninguna moda. No se trataba de ninguna decisión estética sino de una decisión política…

A UNA SEMANA DE LAS ELECCIONES FLEXIBILIZAN ALGO LA REPRESIÓN

¿Qué había sucedido? Quizá presionados por la cada vez mayor concurrencia de periodistas extranjeros para cubrir las noticias sobre las elecciones de la Asamblea Constituyente, el gobierno del general Francisco Morales Bermúdez había decidido dar algunas pequeñas concesiones en medio de la situación represiva que vivía el Perú. El 8 de junio se levantó la suspensión de las garantías individuales, aunque no de todas. Se mantenía el impedimento de entrar o salir libremente del país, por lo que los deportados estaban impedidos de regresar. Tampoco había impedimento de ser detenido por lo que se continuaba buscando a los que tenían orden de deportación o a cualquier otro dirigente de partidos de oposición o de organizaciones sindicales. Ya se podía realizar mítines, pero con los líderes y candidatos deportados o con orden de deportación, para los partidos de izquierda era imposible convocarlos. Ese mismo día se suspendió el toque de queda, aunque como no se enteraron todos, en la práctica fue la noche del día siguiente que se notó que había desaparecido la restricción. También se anunció que desde el 10 de junio se reanudarían los espacios gratuitos en la televisión para los partidos que participaban en esas elecciones y que habían sido suspendidos el 20 de mayo, fecha que se dictaron una serie de medidas represivas que incluyó la deportación de dirigentes y candidatos de izquierda y la suspensión de las publicaciones no diarias.
Justamente para el 10 de junio estaban previstos los programas televisivos gratuitos para el FOCEP, el Partido Demócrata Cristiano, el Partido Socialista Revolucionario y el Partido Comunista Peruano. Veinte minutos para cada organización. El encargo de participar en el programa de televisión del PSR era la razón del cambio de aspecto que estaba realizando en el baño de un pequeñísimo departamento en el barrio limeño de Santa Beatriz, pues en un par de horas más tendría que ir a grabar a muy pocas cuadras de allí, en uno de los sets del Canal 4.

Como normalmente todas las noches de esas semanas de represión contra los partidos de izquierda coordinábamos las acciones a seguir con el secretario general del PSR, Antonio Meza Cuadra, y Rafael Roncagliolo, la noche del 8 coincidimos que tenía que ir alguno de los tres.
Lo primero que pensamos es que siendo los dos figuras más conocidas, debían presentarse alguno de ellos. Sin embargo la posibilidad que fueran detenidos era alta. Si no habían logrado capturar a Leonidas Rodríguez, presidente del PSR, pese a que se había anunciado que sería deportado, podrían hacerlo con el secretario general además la máxima figura pública del PSR en el Perú durante los quince meses que duró el exilio de Leonidas. Por otro lado Rafo había sido perseguido durante varios meses a mediados de 1976 y logrado asilarse en México donde realizó una intensa actividad de denuncia al gobierno de Morales Bermúdez. En sus casos había “sangre en el ojo” por parte de los sectores más autoritarios del gobierno. Ello llevó a considerar que fuera yo quien me presentara.

ESPACIOS EN LA TELEVISIÓN… GRATUITOS PERO CENSURADOS
En esta accidentadísima campaña electoral, desde el 8 de abril a los doce partidos oficialmente inscritos ante el Jurado Nacional de Elecciones y cuyas listas postulaban a la Asamblea Constituyente se les asignó un programa gratuito de veinte minutos cada cuatro días. Una llamada Comisión Especial de Propaganda Electoral, aparentemente vinculada al JNE pero en realidad bajo el control del poderoso ministro del Interior, general Luis Cisneros Vizquerra, se convierte en una suerte de evaluador de los programas que se trasmiten en tres distintos canales de televisión, ya que desde los primeros momentos advierte sobre la necesidad que los partidos se ciñan a hablar sobre sus propuestas para la Constituyente. Poco después de dos semanas, dicha Comisión suspende la utilización de esos espacios al FOCEP y a la Unidad Democrático Popular, UDP, por considerar que nos los está utilizando de manera “constructiva”. Hubo protesta de la mayoría de partidos hasta que dos semanas después se les restituye los programas. Pero por muy poco tiempo ya que, como señalé líneas antes, el 20 de mayo todos los partidos se quedaron sin programas gratuitos…

Después de definir que deberíamos hacer algunos planteamientos referidos a lo que debía ser la nueva constitución y además marcar nuestra posición sobre las graves condiciones en que se estaba desarrollando el proceso electoral, recordamos que en nuestros primeros programas gratuitos siempre habíamos hecho algo que llamara la atención, más allá incluso del mensaje político trasmitido. En una oportunidad, como inmediatamente antes del programa aparecía un letrero que decía “Este canal no se solidariza necesariamente con las opiniones vertidas en este programa”, nuestra trasmisión se inició con un cartel que decía “Este partido no se solidariza necesariamente con la programación de este canal”. En esta oportunidad también hay que tratar de poner algo que llame la atención, dijimos.
APROVECHAR TODA TRIBUNA PARA DENUNCIAR

Por otro lado, convinimos en que debía ir con mi cara de siempre, ya que en todo caso si se les ocurría detenerme al dejar el canal de televisión, lo harían con esa cara o con cualquier otra. Mostrar la cara daría motivo también para en algún momento hacer hincapié que nos movilizábamos sin ningún disimulo pese a la cantidad de policías que estaban tras nuestros pasos. Pero al hacerlo debía utilizar frases para demostrar que aun en los momentos más difíciles conservábamos el humor.
Pese a que el general Luis Cisneros había dejado el ministerio del Interior el 15 de mayo -debido a enfrentamientos internos dentro del Ejército, como se especuló en ese momento, lo que determinó que fuera enviado como Agregado Militar a Francia, hasta que terminó el gobierno militar- la dureza en el trato a los partidos no cejó. Si anteriormente la Comisión de Propaganda Electoral “castigaba” después de escuchar los programas, en la nueva etapa se consideró que para asegurar la “calidad técnica” los programas debían ser grabados en cada canal horas antes de su propalación. Es decir, ya no juzgaría lo que había salido al aire sino evaluaría lo que podía salir al aire. Que recuerde, ningún programa fue vetado en la semana que quedaba antes de las elecciones, pero en más de una oportunidad alguna organización denunció que algunas partes de intervenciones de sus dirigentes no se escuchaban por “desperfectos” en el audio de las grabaciones.

El día anterior coordinamos con José María Salcedo, para ir con él al canal. Como en otras oportunidades he contado el hecho que fuera el personero legal del PSR nos hacía suponer que tenía algún tipo de inmunidad y que no sería detenido. Evidentemente no era así, pero sin embargo Chema no fue detenido durante la campaña. Coordinamos también para que hablara sobre los aspectos constitucionales con Marcial Rubio, quien en esos días estaba alerta por si querían detenerlo pero ya acudía a dictar algunas clases la Universidad Católica.
CUANDO CHEMA FUE ANTONIO

A las 9 y 30 la mañana del sábado estábamos en la estación de televisión. A esa hora los estudios lucían vacíos y tuvimos que esperar una media hora. No se notaba la presencia de ningún censor sino diligentes camarógrafos, luminotécnicos y coordinadores que trataban de cumplir con la pauta de grabación que les habían dado. Pasamos los minutos tratando de encontrar alguna idea que llamara la atención, hasta que encontramos una: Antonio Meza Cuadra denunciaría que muchos dirigentes no podían hablar… Como estaba previsto que hablaríamos detrás de un podio, pedimos que para la segunda parte hubiese dos podios.
En la primera parte, Marcial desarrolló su tema demostrando no sólo conocimiento sino capacidad de explicarlo a una audiencia no compenetrada en temas jurídicos. Pero también se refirió a la falta de igualdad en el trato a los partidos partícipes del proceso electoral, ya que los de izquierda eran perseguidos. Terminada su intervención en la pantalla aparecían dos podios, en uno con iluminación estaba yo y en el otro en penumbras, se notaba la silueta de otra persona. Hice referencia un par de veces a que Meza Cuadra haría algunos planteamientos posteriormente. Insistí en las condiciones antidemocráticas del proceso electoral y cómo sus resultados podrían aparecer como fraudulentos. Plantee la necesidad que los partidos consideraran un retiro conjunto de sus listas de candidatos en rechazo a esas condiciones. No recuerdo si mencioné que el PSR estaba conversando con distintas fuerzas sobre esa posibilidad. En todo caso unos pocos días después llegaríamos a la conclusión que esa posibilidad era inviable, luego de haber conversado con el Apra, la Democracia Cristiana y el FOCEP (Ver crónica “Citas clandestinas acompañado de un desconocido” del 27 de diciembre de 2013).

En el momento final de mi intervención hice referencia con un ademán señalando el podio en penumbras, a que Meza Cuadra estaba impedido de hablar, al igual que Leonidas Rodríguez, por tener que estar permanentemente eludiendo la “cacería” desatada contra ellos. Acabé mi intervención y se prendieron las luces, al haberse terminado la grabación. En el otro podio se encontraba José María que se había subido sobre un pequeño banquito considerando que Antonio era más alto que él.
NO NOS IMAGINÁBAMOS QUE ÍBAMOS A DAR UN GOLPE DE AUDACIA

Nos quedamos unos minutos en el estudio y nos despedidos de los trabajadores. Según éstos no había aparecido ninguno de los censores. Pero para nuestra sorpresa nos enteramos también que quienes estaban a cargo de la censura aparentemente no tenía que ver con la captura. No sólo no era su encargo sino no estaban enterados quiénes eran los perseguidos. “Sólo hacen su chamba y no se preocupan de otra cosa”, nos dijeron. Esto hizo que dejáramos el local con más tranquilidad.
Marcial se despidió y quedé con él en vernos en un par de días. Estaba muy lejos de imaginarme que en esa reunión a la que también asistió Rafo, surgiría una idea que terminó convirtiéndose en uno de los actos más audaces de la campaña electoral (Ver crónica “Planeando incursión a Palacio de Gobierno” del 18 de diciembre de 2015). Con José María nos dirigimos a tomar un café al Berisso, a unas cuatro cuadras del canal donde yo había dejado el auto horas antes. Comprobamos que nadie nos siguió. Conversamos un buen rato y, como siempre, al despedirnos fijamos día, hora y lugar de nuestra siguiente reunión.

En la semana que quedaba para las elecciones no esperaba ningún cambio significativo en la situación, incluso por ratos aburrida, en vista que no se podía realizar actividades en la parte final de una campaña electoral. No nos imaginábamos que cuatro días después estaríamos en intensas coordinaciones y que el siguiente jueves yo le estaría indicando el momento que tenía que acercarse para acompañar al perseguido Leonidas Rodríguez a ingresar a Palacio de Gobierno (ver crónica “Debía estar deportado y fugó en las narices de la policía” del 22 de enero de 2016).

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