La ruptura entre el Partido Comunista de la Unión Soviética, PCUS, y
el Partido Comunista Chino, PCCh, se produjo en 1963 luego de públicas
discrepancias entre las dos más importantes organizaciones comunistas del
mundo, considerando que ambas estaban a cargo del gobierno de sus extensos países.
En el Perú dicho rompimiento tuvo consecuencias. A inicios de 1964 se produjo
la escisión del Partido Comunista Peruano, al crearse el Partido Comunista del
Perú de orientación maoísta, conocido como PC del P - Bandera Roja debido al
nombre de la publicación que comenzaron a editar.
Cuando llegué a Beijing en 1990, calculé que era una ciudad muy distinta a la que 25 años antes habían conocido algunos peruanos que comenzaron a viajar a la República Popular China después de aquel rompimiento. La vestimenta casi uniforme para todos, los escasos vehículos motorizados y la ausencia de cualquier símbolo que se asociaran a Occidente, era a mediados de los años 60 característica de la capital de ese inmenso país donde se inició en 1966 la “Revolución Cultural” –intenso proceso político en que el pensamiento del líder máximo Mao era tratado como dogma que no admitía discusiones- con duras luchas de facciones en el PCCh y permanente estado de alerta frente a la Unión Soviética. Sin embargo, en paralelo, la política exterior le permitió acceder al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en calidad de miembro permanente y en reemplazo de la disminuida República de China, y establecer relaciones diplomáticas con los Estados Unidos de América, inexistentes desde la fundación de la República Popular de China en 1949.
Cuando llegué a Beijing en 1990, calculé que era una ciudad muy distinta a la que 25 años antes habían conocido algunos peruanos que comenzaron a viajar a la República Popular China después de aquel rompimiento. La vestimenta casi uniforme para todos, los escasos vehículos motorizados y la ausencia de cualquier símbolo que se asociaran a Occidente, era a mediados de los años 60 característica de la capital de ese inmenso país donde se inició en 1966 la “Revolución Cultural” –intenso proceso político en que el pensamiento del líder máximo Mao era tratado como dogma que no admitía discusiones- con duras luchas de facciones en el PCCh y permanente estado de alerta frente a la Unión Soviética. Sin embargo, en paralelo, la política exterior le permitió acceder al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en calidad de miembro permanente y en reemplazo de la disminuida República de China, y establecer relaciones diplomáticas con los Estados Unidos de América, inexistentes desde la fundación de la República Popular de China en 1949.
UNA CIUDAD MODERNIZÁNDOSE
Llegamos al aeropuerto de Beijing poco después de las diez de la
mañana del 16 de octubre luego de cerca de hora y media de vuelo desde
Pyongyang, capital de la República Democrática de Corea en donde habíamos
participado de los actos por el 45 aniversario del Partido del Trabajo de ese
país (Ver crónica “¿Quién se atreve a operar al Gran Líder?” del 18 de octubre de 2013). Éramos una delegación de cuatro integrantes de la Coordinación Socialista Latinoamericana,
compuesta por Pepe Luna que encabezaba la delegación como secretario general
adjunto de la Coordinación y yo, ambos del Partido Socialista Revolucionario
del Perú. Los otros dos eran un experimentado dirigente del Partido Socialista
de Chile y César Torres un dirigente bastante joven de la Alianza Democrática
M-19 de Colombia, surgido después de la desmovilización del movimiento
guerrillero M 19 y que se insertó en la vida democrática de su país.
Nos recibió Way Li, un funcionario con experiencia de trabajo en la
embajada en el Perú, quien nos acompañaría durante toda la visita haciendo de guía
e intérprete. Con él nos dirigimos a nuestro hotel. En el camino fuimos
observando una ciudad con buena cantidad de construcciones modernas, presencia
abrumadora de transporte en bicicleta pero donde también había transporte
motorizado y con varios edificios que tenían en su exterior las marcas de
grandes empresas occidentales. Aunque
ahora, 25 años después, estoy seguro que es una ciudad muy distinta a la que
tuve oportunidad de visitar. Cuando converso con personas que han estado en los
últimos años en China, me convenzo que en los últimos 25 años cambió muchísimo
más que en los 25 anteriores. Hay edificaciones que se multiplican sin parar,
vehículos de todas las marcas, enormes y espectaculares avisos luminosos y gran
cantidad de jóvenes ejecutivos en una sociedad de gran desarrollo tecnológico.
Llegados a nuestro alojamiento, un hotel bastante moderno y cómodo,
nos dirigimos a nuestras habitaciones quedando en reunirnos en el vestíbulo del
hotel en 45 minutos. Acomodé mis cosas en el closet mientras miraba por la
ventana de la habitación un barrio con algunas construcciones bastante
modernas. Antes de salir de la habitación me acordé que debía bajar algún
documento y como había corrido las cortinas un par de minutos antes, quise
encender la luz de la habitación pero no pude. Ni el foco de la habitación, ni
el de la lámpara de la mesa de noche, ni el de la de una mesa encendían. Muy
moderno, pero sin luz así que tendré que decirle al traductor para que avise en
recepción, me dije. Pero al abrir la puerta y con la llave en la mano vi que en
la pared a la entrada había una especie de estuche plano con un orificio con
indicaciones en chino e inglés –que para mí podía ser chino también- pero
también con una figura. Viendo el dibujo comprobé avergonzado que había que
poner allí la llave para que se activaran todas las luces y me sentí absolutamente
pueblerino recién llegado a una gran ciudad…
CONVERSACIONES PARA CONOCERNOS
Aunque tuvimos varias reuniones políticas de buen nivel, era evidente
que el PCCh no tenía una visión muy clara sobre movimientos heterodoxos como
los nuestros que habían comenzado a agruparse en América Latina. Su
enfrentamiento por décadas a PCUS lo había hecho relacionarse en nuestro
continente exclusivamente con partidos comunistas pro chinos que en algunos
casos, como el peruano, tenía importancia en el país pero también con otros
muchos que en sus países no tenían ninguna significación. Nos quedó claro que
los dirigentes chinos estaban interesados en conocer distintas otras
experiencias políticas latinoamericanas.
Nuestro primer almuerzo en Beijing, nos gustó a los cuatro -más aun
considerando que llegábamos de Pyongyang donde los almuerzos y cenas eran muy
simples- aunque en el caso de los peruanos, nos sirvió para comparar los platos con los
que se sirven en los chifas peruanos. Algún parentesco encontrábamos pero era
una sazón distinta no sólo porque el origen de la comida chino-peruana es de
Cantón y no de Beijing sino también porque no encontrábamos elementos peruanos
en su preparación. Way Li había ordenado nuestro almuerzo, consultando con
nosotros, y se retiró quedando en regresar una hora después. De hecho en
almuerzos o comidas en que no participaban dirigentes o funcionarios, nuestro
traductor se retiraba discretamente y nos dejaba a los cuatro solos. Algo
similar había pasado en Corea. Sin embargo en otros de los llamados
“países socialistas” donde había estado,
los traductores siempre acompañaban a los invitados en las comidas.
Terminado el almuerzo, en una salita de reuniones en el mismo hotel tuvimos una larga conversación de más de tres
horas con funcionarios del Departamento de Relaciones Internacionales del PCCh
con información general de la nueva política económica que incluía ya la
presencia de empresas extranjeras en China. Por nuestra parte conversamos sobre
la situación política en nuestros países y la presencia de la Coordinación en
el continente.
Dos días después tuvimos una reunión, más bien protocolar, con Win Jia Bao, integrante del Comité Central del
PCCh y miembro suplente de su Buro
Político. El dirigente chino remarcó sobre todo,
los progresos que estaban logrando con la nueva política económica, en ese
tránsito de una economía exclusivamente centralizada al sistema que calificaban
como “socialismo con características chinas”. Terminada la reunión dejamos el
local partidario y nos dirigimos caminando por las amplias calles del centro de
la ciudad a un restaurante. Como teníamos una media hora, caminamos despacio las tres o cuatro cuadras mientras
contemplábamos absortos las pistas con miles de ciclistas avanzando a regular
velocidad y frenando en los semáforos para que otros miles de ciclistas
cruzaran la avenida. Nosotros sospechábamos que en cualquier momento habría un
choque múltiple, pero por cierto que nunca sucedió…
TEMAS SOBRE LOS QUE NO SE PODÍA CONVERSAR
A las seis de la tarde nos esperaba en un restaurante bastante
elegante Zhu Liau, ministro del Departamento de
Enlace Internacional del Comité Central del PCCh. Y a lo largo de dos horas
disfrutamos de unos catorce platos, acompañados por té en pequeñas tazas que
los camareros llenaban constantemente. La cena estaba prevista como una reunión
cordial para conversar más informalmente, considerando que se había tenido la
conversación formal con Win Jia Bao horas antes y una larga y detallada con los
funcionarios especializados en asuntos latinoamericanos el primer día de
nuestra visita, quienes además se encontraban en dicha cena.
En ese clima informal comentamos que a mediodía habíamos estado en la
plaza Tiananmén, pero no hubo forma que se tratara de algo distinto del
significado que para los chinos había tenido la plaza en las últimas décadas.
No hubo ninguna palabra sobre lo que
había significado esa plaza para el mundo el año anterior.
Tiananmén era -y sin duda sigue actualmente siendo- el centro político
y geográfico de Beijing. Estuvo concebida como símbolo de los nuevos tiempos,
después de la fundación de la República Popular de China Quedamos impresionados
por su majestuosidad. Aunque me cuidé de decirlo, apenas llegué me acordé de la
Plaza Roja de Moscú. No era sólo su gran extensión, aunque bastante mayor, sino
por tener una explanada aparentemente dispuesta para grandes movilizaciones y
desfiles. Pero también por las dos edificaciones que la flanqueaban: el Gran
Palacio del Pueblo, donde funciona la Asamblea Popular y el Museo
Nacional de Historia y de la Revolución, ambas de indudable estilo soviético.
Al fondo se veía la Ciudad Prohibida sí típicamente china. En esa plaza se
habían realizado en las décadas anteriores grandes actos de masas y desfiles
masivos. En mi caso recordaba fotografías publicadas de decenas de miles de
dolidos ciudadanos desfilando para rendir homenaje a los restos de Chou En-lai,
a inicios de 1976, y de Mao Tse Tung, meses después en octubre. Chou había sido el primer ministro desde la
creación de la república y Mao su presidente y, sobre todo, el gran líder y
conductor de China. De hecho en la misma plaza está el Mausoleo que guarda su
cuerpo embalsamado.
Pero esa plaza en la que también circularon a mediados de los años 60 fotos
de miles jóvenes estudiantes levantando el famoso “libro rojo” con citas de
Mao, había sido escenario de movilizaciones también de miles de jóvenes entre
mediados de abril y principios de junio del año anterior. Pero en este último
caso de estudiantes e intelectuales en protesta de lo que consideraban carácter
represivo del régimen.
Curiosamente en algunos momentos, también se sumaron a las protestas trabajadores
que sentían que las reformas económicas amenazaban su forma de vida, ya que
estaban creando inflación y desempleo.
Las movilizaciones que se sucedieron varias semanas pusieron en
tensión al gobierno chino que, luego de fricciones internas muy fuertes,
terminó por decidir la represión declarando la ley marcial y sacando los
tanques a las calles para enfrentar a los manifestantes. El 4 de junio la
violenta represión causó cientos de muertos y miles de heridos y generó la
condena internacional.
Como señalé anteriormente no hubo forma que el tema de Tiananmén
pudiera estar presente en nuestras conversaciones.
PISANDO UNA DE LAS MARAVILLAS DEL MUNDO MODERNO
Lo más impresionante de nuestra permanencia en China ocurrió el día
17. Fue cuando en la mañana llegamos a la Muralla China, construida a lo largo
de cientos de años y que se extiende por más de ocho mil kilómetros y que
alguna vez leí que un astronauta había manifestado que era la única edificación
que podía identificarse desde el espacio. Subimos a uno de los innumerables
trechos habilitados para ser visitado por los turistas y que nos permitía ver
que se extendía hasta donde podía llegar nuestra vista en ambos sentidos. Caminamos
sobre ella por una extensión de casi un kilómetro sintiéndonos que la imponente construcción era una
maravilla, aunque faltaban aun casi 20 años para que fuera declarada como una
de las siete nuevas maravillas del mundo.
De regreso a Beijing pasamos por las Tumbas de la dinastía Ming donde
se encuentran enterrados trece emperadores de esa dinastía, así como
emperatrices y miembros de las cortes imperiales. Es un conjunto impresionante
de palacios, estatuas, mausoleos y jardines que se extienden por varias
hectáreas.
Para completar un día eminentemente cultural, con visitas a tan
importantes monumentos históricos, en la noche asistimos a un espectáculo
también impresionante, al Teatro de
Música y Danzas de Dinastía Ming.
El tercer día de nuestra visita, después del desayuno cuando salimos
del hotel, Way Li nos contó que iríamos a visitar una Villa Deportiva. Ante
nuestra cara de sorpresa, nos explicó unos diez días antes habían culminado los
XI Juegos Asiáticos en la ciudad, donde participaron más de seis mil
deportistas, de los 36 países miembros del Consejo Olímpico de Asia. Por cierto
que los chinos habían ganado la mayor cantidad de medallas en los 29 deportes
practicados. Way Li nos indicó que para alojar a los participantes es que se
había construido un complejo de departamentos muy cerca de los estadios donde
se practicaron los deportes.
YA INTUÍAMOS EL IMPORTANTE PAPEL CHINO EN EL FUTURO
Vimos un complejo habitacional vacío parecido en tamaño al conjunto
Residencial San Felipe en el distrito limeño de Jesús María. Nos explicaron que
en días próximos iba a ser ocupado por las familias de trabajadores de una
fábrica cercana. Además visitamos algunos de los departamentos bastante pequeños
considerando que la familia típica en esos momentos era de tres personas.
También nos mostraron ambientes para reuniones de vecinos, instalaciones para
guardería y espacios deportivos. En estos días he podido escuchar cómo en
alguna ciudad china hay hasta seis de estos conjuntos sin ocupar junto a las
instalaciones de una empresa. Al momento que se comience a trabajar, serán
llevados sus trabajadores, eventualmente incluso de otra región, con la
seguridad que viviendas y centro de labores estarán muy cerca. Tuvimos también
oportunidad de recorrer un estadio donde se habían practicado varias de las
pruebas deportivas en los mencionados Juegos que habían culminado días antes.
En el recorrido a la Villa y al estadio tuvimos oportunidad de
observar una vez más algunas edificaciones con distintivos de grandes
empresas extranjeras. Entre nosotros
conversábamos que estaba muy claro que la apertura china al mundo iba a tener
enormes consecuencias en la economía mundial. Pero en realidad estábamos
bastante lejos de imaginarnos la real dimensión de esas repercusiones…
Cuando a las 9 de la mañana
del viernes 19 llegamos al aeropuerto para viajar de regreso a Pyongyang para
desde allí embarcarnos a Lima, vía Moscú, lo hicimos convencidos del
importantísimo papel que jugaría China en el futuro. Pero aun así, yo no podía imaginar
que ese gigantesco país sería tan importante para la economía peruana en menos
de un par de décadas, al punto que una disminución en el consumo de cobre del
gigante asiático generaría graves repercusiones en la vida peruana. Tampoco
podía imaginarme que conocer Beijing y el gran cambio de la economía china, no
era la única gran sorpresa de ese viaje, ya que tres días después, me
sorprendería en Moscú con la decadencia de un sistema, una realidad bastante
distinta a la existente un par de años antes (Ver
crónica “De tránsito por un país que no existe” del 21 de febrero de 2014).
Esa escisión entre las dos potencias comunistas repercutió fuertemente en los medios universitarios. Viví de cerca en San Marcos las luchas entre "pro chinos" y pro. moscovitas". Siendo los chinos de una visión de más largo alcance, es comprensible el grado de desarrollo actual alcanzado, con relación a la Unión Soviética. Sin embargo, en el Perú, ¿cuál es el accionar actual de estas facciones nacionales comunistas?. Sólo se ve un dinamismo por la protección del medio ambiente; se han vuelto ecologistas.
ResponderBorrarESTIMADO Y RECORDADO HERNAN. SOY TAMBIÉN EXALUMNO DE LA G.U.E. RICARDO PALMA. SI MAL NO RECUERDO HEMOS ESTUDIADO EN EL MISMO SALON. ENTRE LAS CRONICAS DEL RECUERDO QUE PUBLICA ALFREDO FILOMENO, EXTRAÑO UNA QUE ESTA REFERIDA A LA REBELION QUE PROTAGONIZARON LOS ALUMNOS DE 5° SECUNDARIA COMUN, EN EL AÑO QUE ESTUVO DE INSTRUCTOR MILITAR EL TENIENTE (EP) JORGE DEACON, SI MAL NO RECUERDO. SUCEDIO QUE A INDICACION DE ESTE INSTRUCTOR (GRACIAS AL CUAL NUESTRA UNIDAD ESCOLAR GANO SUCESIVAMENTE EL SOL RADIANTE DURANTE TRES AÑOS SEGUIDOS)SE DISPUSO QUE LOS BRIGADIERES DE CADA SECCION PARA EL DESFILE EN EL CAMPO DE MARTE FUESEN LOS ALUMNOS DE MEJOR TALLA, SIN IMPORTAR EN QUE AÑO ESTUVIESEN, LO CUAL ERA CONTRARIO A LA TRADICIÓN DE QUE LOS BRIGADIRES FUESEN SOLO DE 5°SECUNDARIA COMUN. DE RESULTAS, LOS ALUMNOS DE 5° SE NEGARON A ASISTIR A LAS PRACTICAS DE LOS DESFILES DURANTE UNA O DOS SEMANAS A LO SUMO. TE ACORDARÁS QUE LAS PRACTICAS PARA LOS DESFILES CON EL TENIENTE DEACON ERAN A MORIR. ASI QUE UNA PROTESTA DE ESE GENERO QUE PARECIA INCONCEBIBLE, OCURRIO CONTRA TODOS LOS DESIGNIOS. TANTO ASI QUE TUVIERON QUE REVOCAR LA DISPOSICIÓN Y COMO RESULTADO LOS BRIGADIERES CONTINUARON SIENDO LOS DE 5° SECUNDARIA COMUN, AUNQUE FUESEN CHATOS. BUENO HERNAN ME GUSTARÍA CONVERSAR CONTIGO PERSONALMENTE SI ACaSO ESTAS EN LIMA PERU, O SINO AL MENOS POR EMAIL, EL MIO ES: samuel_morales_ch@yahoo.com ;
BorrarUN ABRAZO HERNAN,
SAMUEL MORALES
PD: ME PUEDES LEER, EN RED VOLTAIRE (PAGINAS LIBRES), EN EL BLOG: EL MIRADOR DE SAM (LA MULA.PE), O EN EL BLOG: SEÑAL DE ALERTA.