Cincuenta y cinco
años después aún recuerdo mi primer vuelo internacional. Fue a fines de agosto
de 1964. Viajé a Europa para
participar en un seminario organizado
por la Fundación Konrad Adenauer para veinticinco dirigentes demócrata cristianos
de catorce países latinoamericanos. El seminario se inició y desarrolló
principalmente en Alemania Federal, hubo permanencias de tres o cuatro días en
Austria, Holanda, Bélgica y Luxemburgo y la semana final se desarrolló en
Italia. Si bien he contado en otras crónicas distintos aspectos de ese
viaje que duró más de mes y medio, quiero en esta oportunidad referirme a
algunas experiencias que tuve en ese primer vuelo como viajero principiante.